Clima-Océano: Un círculo vicioso

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La importancia de la interacción entre océano y clima ha ido ocupando una creciente atención por parte de la comunidad científica, y, en fecha más reciente, en el ámbito de las Naciones Unidas.

En el último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) se ha dedicado, por primera vez, un capítulo de cierta extensión a esta materia.

Los expertos han constatado la creciente acidificación de las aguas del océano, como consecuencia del calentamiento global: una alteración que afecta a muchas especies marinas -especialmente vulnerables aquéllas que se protegen dentro de conchas, así como todo tipo de corales-.

La evolución de la acidificación del océano constituye una de las amenazas ecológicas definidas como “limites planetarios” en los estudios del Instituto Internacional sobre Resiliencia de Estocolmo; es decir, se trata de un proceso que, a partir de un cierto punto de no retorno, comporta graves consecuencias irreversibles y en gran medida desconocidas.

El aumento de las temperaturas está además reduciendo la capacidad del océano de actuar como gran sumidero de CO2 – actualmente almacena el 25% de las emisiones GEI, al tiempo que genera aproximadamente la mitad del oxígeno que respiramos- así como su función de mitigación del propio incremento del calor residual provocado por el cambio climático. Por el contrario, a causa del calentamiento global, el océano se ha convertido ya en el origen de buena parte de los fenómenos meteorológicos extremos (huracanes, inundaciones, tornados…) que cada vez impactan con mayor intensidad y frecuencia todas las regiones litorales o isleñas del globo.

En el océano se ponen también en evidencia cambios inesperados en el comportamiento de importantes corrientes marinas, que condicionan significativamente el clima de numerosos países, así como el deshielo de los casquetes polares y la subida del nivel del mar, a una velocidad muy superior a la estimada hace pocos años por el propio IPCC.

Una interacción, por lo tanto, que agrava los efectos del cambio climático y que supone riesgos crecientes para las poblaciones de zonas costeras y para todos los ecosistemas marinos- imprescindibles, entre otras cosas, para garantizar la seguridad alimentaria de la mayoría de los habitantes del planeta-.

El evento “Because the ocean” ha sido una magnífica oportunidad para dar a conocer los avances en el conocimiento de dicha interacción, así como los compromisos que todos los gobiernos han asumido al adoptar, en la Asamblea de Naciones Unidas, la preservación del océano como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ( ODS), en el marco de la Agenda 2030.

Igual que sucede en relación con otros desafíos ambientales, existe ya suficiente conocimiento científico como para considerar urgente una auténtica gobernanza global del océano, que detenga su progresivo declive; y ello es compatible con la indudable necesidad de seguir investigando también en este ámbito, para poder adoptar las soluciones más idóneas. España cuenta por cierto con una merecida reputación en materia de oceanografía: es precisamente un biólogo marino español, Enric Sala, quien está desarrollando un amplio programa: de National Geographic Society, para identificar y preservar los espacios vírgenes de nuestro océano, los denominados “mares prístinos”; y otro biólogo marino, Carlos Duarte, dirigió la primera expedición española al Ártico, y ha llevado también a cabo una expedición marítima alrededor del globo, siguiendo la ruta de Malaspina, para estudiar las características de la “piel del océano”, donde se concentra el mayor porcentaje de la vida marina. Ambos, lamentablemente, han tenido que irse de España por la actual ausencia de suficiente apoyo público a la investigación. Paradójicamente, el Gobierno español es uno de los que reclama mayor dedicación del IPCC a las cuestiones relativas a la relación entre el clima y el océano…

El establecimiento de un ODS específico para la preservación del océano es una de las propuestas formuladas por la Global Ocean Commission (GOC) en el informe que presentamos en 2014: se trata de dar al océano la visibilidad (que merece en la agenda política internacional, promoviendo compromisos concretos y ambiciosos, antes de que sea demasiado tarde.

Actualmente, la Comisión Estadística de Naciones Unidas está elaborando – con la participación de todos los países – los indicadores que serán utilizados para medir el avance (o el retroceso) en la consecución de cada uno de los ODS. Solo se puede actuar sobre aquello que se puede medir: y, por lo tanto, la calidad de esos indicadores condicionará la calidad de los mecanismos de rendición de cuentas de cada uno de los Gobiernos que han subscrito la Agenda 2030.

La preservación del océano se integrará, a partir de la Cumbre de París, en la hoja de ruta que debería conducir a un escenario climático combatible con la garantía de una vida digna y segura para el conjunto de la humanidad. Su adecuada conservación -mediante el establecimiento de áreas marinas protegidas, la reducción de la contaminación, el freno a la pesca ilegal y a las practicas insostenibles…- permitirá aumentar la resiliencia del planeta y de las poblaciones más vulnerables ante el cambio climático; la opinión pública debe conocer, por lo tanto, las importantes funciones que cumple el océano – muy similares a las que cumplen los bosques– , para exigir el establecimiento de las medidas pertinentes por parte de Gobiernos y de empresas.

Por último, el evento “Because the ocean” se ha celebrado tres semanas antes del debate en la Asamblea de las Naciones Unidas sobre una resolución que plantea la convocatoria, cada tres años, de una Conferencia mundial sobre el estado del océano, que permita evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos para su preservación. Se trata de una iniciativa promovida por más de treinta países – entre ellos, España-, para garantizar la periódica rendición de cuentas respecto de este ODS.

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Tribuna de Cristina Narbona* para CDO (Creadores de Opinión Verde) en la blogosfera de EFE verde con motivo del comienzo de la COP21 del clima en París

About Cristina Narbona

Economista. Ministra de Medio Ambiente (2004-2008). Embajadora ante la OCDE (2008-2011). Presidenta del PSOE. Vicepresidenta primera del Senado. Miembro de Economistas Frente a la Crisis

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