Desmontando mitos: “Los empresarios no crean empleo”

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Ignacio Muro es miembro de Economistas Frente a la Crisis

La obsesión por la competitividad de las economías encubre muchos tópicos ideológicos que los economistas suelen -solemos- pasar por alto en los análisis.

Obviamente, como ante otras trampas, no se trata de negar su importancia, hija de la necesaria eficiencia empresarial, sino denunciar cómo un exceso de foco sobre sus bondades tiene un efecto colateral: colocar en la oscuridad la razón de ser del éxito económico, que no es otra que la interrelación entre oferta y demanda. De ese simple planteamiento se deslizan los errores que sufrimos en el diagnóstico de la crisis y la evidente incapacidad para afrontarla con éxito.

La esencia del desenfoque no es inocente, tiene que ver con un “sesgo” perfectamente medido: al poner el foco en la oferta, al considerar que la crisis es una crisis de oferta, se está distorsionando su importancia hasta hacernos pensar que la economía son las empresas y no las familias, es solo oferta y no un equilibrio entre oferta y demanda. A partir de ahí es facil asumir que “las empresas son lo importante” y centrarse en sus problemas y no en los que afectan al hundimiento del consumo interior y  las rentas de las familias.  La competitividad -se insiste- nos permite ganar mercados en el exterior. Nada se dice sobre que esa mayor competitividad, que nos puede permitir arañar algunas décimas de crecimiento, se quiere construir a costa de hundir sueldos, la base del consumo  familiar, que aporta entre un 60 y un 75% del PIB de los países occidentales.

Para contrarestar esa evidencia, se vuelve a insistir en lo mismo: “las empresas son lo  importante” porque son ellas las que “crean empleo”. Aún más, dando otro pequeño paso,  es fácil deslizar ese argumento hacia otro más perverso pero igualmente asumido: “son las grandes empresas las que crean empleo” o, incluso, peor: “son los ricos los que invierten y crean empleo”, maniobra que permitirá justificar su tratamiento fiscal más favorable.

Todo mentira, pero en este post no voy a analizar a fondo esos argumentos. Prefiero limitarme a colgar un video en el que un emprendedor americano Nick Hanauer ante una audiencia de profesionales y empresarios reunidos en TED (Technology Entertainment and Design) se encarga de desmontarlos de forma sencilla y directa. Simplemente se centra en defender que el consumo interno y en particular las rentas de la clase media es la base del crecimiento.

¡Impecable! Pero mejor siga sus argumentos que comienzan con una sentencia categórica:

“Que los empresarios se atribuyan el mérito de crear empleo es como si las ardillas se atribuyeran el mérito de crear la evolución de las especies”

[http://www.youtube.com/watch?v=cLm4QF3IPdU&feature=player_embedded]

http://youtu.be/cLm4QF3IPdU

¿Ya lo vió? Pues retenga una de las ideas felices de Hanauer: el mismo concepto de “creador de empleo” es una maniobra consciente y sutil que busca ensalzar el papel del empresario hasta identificarlo subpresticiamente con “el Creador”.

Retenga tambien dos argumentos más:

“Si la familia típica americana siguiese manteniendo la misma cuota de ingresos que tenía en 1970 estaría ganando 45.000 $ más al año.  Imaginen como estaría nuestra economía.”

“Si fuera verdad que mantener bajos los impuestos de los más ricos produjese más puestos de trabajo, hoy en día estaríamos saturados de ofertas de trabajo”.

Defender ésta última tuvo sus consecuencias: no gustó a muchos de los acaudalados asistentes de TED que se negaron a que se difundiera el video. Obviamente, una razón más para su divulgación por todos los medios.

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