Economía, ética y la subida del PIB

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Antonio León @antoleonsan es Economista colegiado y antropólogo social. Jefe de departamento en el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial

Una de las primeras cosas que se enseñan en economía es la existencia de los llamados bienes libres. Ya saben aquellos que, debido a su abundancia, escapan a las leyes económicas básicas de oferta y demanda, producción y consumo. Lo son el aire que respiramos, la luz del sol en el sur o el hielo en las zonas polares. Los bienes libres, que no tienen dueño, ni capacidad de producción, ni restricción de demanda, explican por oposición a los bienes económicos, los que forman los elementos básicos de la economía.

Lo que no suele enseñarse en las primeras clases de economía es la existencia de bienes prohibidos. Estos juegan en otra liga.

Un futuro economista estudia, lógicamente, los bienes económicos y si conoce algún modelo de mercado ilegal será en forma de fábula teórica. El crimen no es simpático así que los economistas no tratan la inelasticidad de mercados de drogas o el equilibrio de precios en lupanares. Los asuntos espinosos se suelen dejar para los abogados.

Pero, en un momento dado, alguien debió pensar que las cosas no tenían por qué ser así y que el cuadro de mandos de la política económica podría tener miras más amplias. Y qué mejor momento que una crisis económica contumaz.

Es cierto que la historia recoge actividades prohibidas -en otro tiempo plenamente legales- con una gran importancia económica. La esclavitud, por ejemplo, fue una de las atrocidades más lucrativas ocurridas durante la historia humana. Pero ¿eran los esclavos “bienes” económicos?

La economía busca la asignación óptima de los recursos escasos, recursos que se demandan y producen mediante la aplicación de capital y trabajo. Históricamente el trabajo fue realizado por las buenas a cambio de dinero o, forzosamente, mediante latigazos.

Ver juntos economía y latigazos hace pensar en ética y si la economía y la ética tienen mucho o poco que ver. Sabemos que, pese a los esfuerzos de las empresas con sus estrategias de responsabilidad social corporativa, la percepción popular relaciona inversamente la moralidad con los negocios.

Explica Fernando Savater que ética es el arte de vivir, el arte de discernir lo que nos conviene y lo que no nos conviene. Así que economía y ética compartirían casi una misma identidad: realizar las acciones correctas para nuestro bienestar y nuestra felicidad. ¿Cómo es que se perciben como conceptos antagónicos.

Sin duda el nuevo Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales (SEC-2010) que entró en vigor el pasado 1 de septiembre, no mejorará la percepción ética de la economía. El SEC-2010 es el nuevo estándar obligatorio de la UE para armonizar el cálculo de los indicadores económicos de los estados miembros. Reformulaciones normalmente discretas que saltan a los titulares por un motivo sensible: desde ahora, determinadas actividades ilegales contarán para el cálculo del PIB. En concreto, el tráfico de drogas, la prostitución y el contrabando.

Recordemos que el PIB no se calcula en sentido estricto, sino que se estima. La suma de productos, servicios y transferencias resulta de imposible cómputo real, aunque la Contabilidad Nacional reciba ese pretencioso nombre, de modo que se obtiene mediante procesos estadísticos que destilan una cifra: el Producto Interior Bruto, una cantidad tan mágica como el importe de matrícula del Colegio Hogwarts.

El PIB tiene lo suyo: es el indicador de referencia alrededor del cual giran los resultados y políticas de los gobiernos y la percepción de la marcha de la economía por los agentes económicos y los ciudadanos.

Según el INE, prostitución y tráfico de drogas supondrían un 0,87% del PIB español. La contribución estimada de estas actividades ilícitas equivale nada menos que a 8.900 millones de euros. El cambio contable del SEC -que incluye variaciones en otras partidas como la I+D, o gastos militares- hace crecer el PIB de 2013 un magnífico 2,5%.

La cosa promete. Este incremento instantáneo del PIB acercará el cumplimiento fijado para el déficit, descendiendo del 6,6% al 6,4%. El Banco de España ya ha comunicado que la deuda pública de 2013 pasa del 94,4% al 92,1% del PIB, simplemente porque el denominador es ahora mayor.

Queda un sabor amargo al leer los argumentos utilizados por las diferentes instituciones responsables de su diseño y ejecución. Según la posición “oficial”, las actividades ilegales suponen un efectivo valor monetario de productos o servicios que no debe ser ignorado en el cómputo global del PIB.

Por prudencia, solo contarán aquellas que no supongan un daño para las personas, pero cuesta pensar que los delitos no causen víctimas, directas o indirectas. Deben calcular que su sacrificio contribuirá a reducir la prima de riesgo. Curioso que luego se escandalicen ante las denuncias de déficit democrático en la UE o el riesgo moral en las decisiones económicas del BCE.

Esperemos que los estados sigan persiguiendo la delincuencia, esa misma que contribuirá al crecimiento del PIB de una Europa no necesariamente más rica pero ciertamente más cínica.

( Artículo publicado en el número 1 de “PLAZA”, la nueva revista de información general y económica del grupo Valencia Plaza. Noviembre 2014).

6 Comments

  1. Gustavo Medina el noviembre 14, 2014 a las 7:07 pm

    Sagaz, muy sagaz. Simpático, sencillo y, a la vez, elocuente. Y en tono de denuncia… He disfrutado mucho leyendo este artículo. Mi agradecimiento al autor.

  2. José Antonio Serrano Segura el noviembre 15, 2014 a las 8:23 pm

    Reblogueó esto en Literariay comentado:
    Ya saben aquellos que, debido a su abundancia, escapan a las leyes económicas básicas de oferta y demanda, producción y consumo. Lo son el aire que respiramos, la luz del sol en el sur o el hielo en las zonas polares. Los bienes libres, que no tienen dueño, ni capacidad de producción, ni restricción de demanda, explican por oposición a los bienes económicos, los que forman los elementos básicos de la economía.

    Lo que no suele enseñarse en las primeras clases de economía es la existencia de bienes prohibidos. Estos juegan en otra liga.

    Un futuro economista estudia, lógicamente, los bienes económicos y si conoce algún modelo de mercado ilegal será en forma de fábula teórica. El crimen no es simpático así que los economistas no tratan la inelasticidad de mercados de drogas o el equilibrio de precios en lupanares. Los asuntos espinosos se suelen dejar para los abogados.

    Pero, en un momento dado, alguien debió pensar que las cosas no tenían por qué ser así y que el cuadro de mandos de la política económica podría tener miras más amplias. Y qué mejor momento que una crisis económica contumaz.

    Es cierto que la historia recoge actividades prohibidas -en otro tiempo plenamente legales- con una gran importancia económica. La esclavitud, por ejemplo, fue una de las atrocidades más lucrativas ocurridas durante la historia humana. Pero ¿eran los esclavos “bienes” económicos?

    La economía busca la asignación óptima de los recursos escasos, recursos que se demandan y producen mediante la aplicación de capital y trabajo. Históricamente el trabajo fue realizado por las buenas a cambio de dinero o, forzosamente, mediante latigazos.

    Ver juntos economía y latigazos hace pensar en ética y si la economía y la ética tienen mucho o poco que ver. Sabemos que, pese a los esfuerzos de las empresas con sus estrategias de responsabilidad social corporativa, la percepción popular relaciona inversamente la moralidad con los negocios.

    Explica Fernando Savater que ética es el arte de vivir, el arte de discernir lo que nos conviene y lo que no nos conviene. Así que economía y ética compartirían casi una misma identidad: realizar las acciones correctas para nuestro bienestar y nuestra felicidad. ¿Cómo es que se perciben como conceptos antagónicos.

    Sin duda el nuevo Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales (SEC-2010) que entró en vigor el pasado 1 de septiembre, no mejorará la percepción ética de la economía. El SEC-2010 es el nuevo estándar obligatorio de la UE para armonizar el cálculo de los indicadores económicos de los estados miembros. Reformulaciones normalmente discretas que saltan a los titulares por un motivo sensible: desde ahora, determinadas actividades ilegales contarán para el cálculo del PIB. En concreto, el tráfico de drogas, la prostitución y el contrabando.

    Recordemos que el PIB no se calcula en sentido estricto, sino que se estima. La suma de productos, servicios y transferencias resulta de imposible cómputo real, aunque la Contabilidad Nacional reciba ese pretencioso nombre, de modo que se obtiene mediante procesos estadísticos que destilan una cifra: el Producto Interior Bruto, una cantidad tan mágica como el importe de matrícula del Colegio Hogwarts.

    El PIB tiene lo suyo: es el indicador de referencia alrededor del cual giran los resultados y políticas de los gobiernos y la percepción de la marcha de la economía por los agentes económicos y los ciudadanos.

    Según el INE, prostitución y tráfico de drogas supondrían un 0,87% del PIB español. La contribución estimada de estas actividades ilícitas equivale nada menos que a 8.900 millones de euros. El cambio contable del SEC -que incluye variaciones en otras partidas como la I+D, o gastos militares- hace crecer el PIB de 2013 un magnífico 2,5%.

    La cosa promete. Este incremento instantáneo del PIB acercará el cumplimiento fijado para el déficit, descendiendo del 6,6% al 6,4%. El Banco de España ya ha comunicado que la deuda pública de 2013 pasa del 94,4% al 92,1% del PIB, simplemente porque el denominador es ahora mayor.

    Queda un sabor amargo al leer los argumentos utilizados por las diferentes instituciones responsables de su diseño y ejecución. Según la posición “oficial”, las actividades ilegales suponen un efectivo valor monetario de productos o servicios que no debe ser ignorado en el cómputo global del PIB.

    Por prudencia, solo contarán aquellas que no supongan un daño para las personas, pero cuesta pensar que los delitos no causen víctimas, directas o indirectas. Deben calcular que su sacrificio contribuirá a reducir la prima de riesgo. Curioso que luego se escandalicen ante las denuncias de déficit democrático en la UE o el riesgo moral en las decisiones económicas del BCE.

    Esperemos que los estados sigan persiguiendo la delincuencia, esa misma que contribuirá al crecimiento del PIB de una Europa no necesariamente más rica pero ciertamente más cínica.

    ( Artículo publicado en el número 1 de “PLAZA”, la nueva revista de información general y económica del grupo Valencia Plaza. Noviembre 2014).

  3. Michel Henric-Coll el noviembre 16, 2014 a las 12:06 am

    Como se dice en francés: «l’argent n’a pas d’odeur» (el dinero no tiene olor). Una pregunta: el dinero de los Gúrtel, Púnica y otras redes de cirrupción ¿también aumenta el PIB?
    Porque a vers si los partidos van a argumentar que contribuyen así al crecimiento del mismo…

  4. Economía, ética y la subida del PIB el noviembre 19, 2014 a las 10:58 pm

    […] Economía, ética y la subida del PIB […]

  5. PIB, economía y ética | ¡Vaya, qué curioso! el noviembre 19, 2014 a las 11:07 pm

    […] en economistasfrentealacrisis.com por Antonio […]

  6. Jordi Llanos el noviembre 20, 2014 a las 5:24 pm

    La cuestión esencial es que estima el PIB, como bien aclara el autor es una estimación, aunque se de la cifra como una cantidad exacta. El PIB diseñado pon Simon Kuznets estima la producción, en el sentido neoclásico del término, la valoración en unidades monetarias de una producción física realizada por los factores capital y trabajo. Desde el punto de vista teórico eso es un problema grave, de hecho es tan grave, que la cifra estimada en si misma carece de valor, más allá de una cierta tendencia estadística. Pero sin entrar en las honduras de la teoría del capital, el problema es que considera que la actividad definida como económica es de carácter positivo y de ahí que se considere al PIB como un buena señal del bienestar. Sin embargo, no lo es. El problema parte de que se considera que la economía es el todo relevante, así que a nivel agregado no crece a costa de nada, no hay coste de oportunidad, por lo tanto no tiene sentido, para la economía neoclásica hablar de los costes en el PIB donde todo suma y nada resta. Podemos sumar la descontaminación (anti-mal) de un rio que previamente hemos contaminado (mal) sin contabilizar los costes incurridos, ya que como se realizan contra el capital natural y la economía es el todo relevante que no crece a costa de nada (crece a costa de la esfera ecológica) no existen esos costes. El PIB no puede reconocer algo que es básico en economía que es la escala óptima en relación con el medio que la contiene. Por otra parte, parece claro que actividades ilegales, lo son en tanto causan un perjuicio a la sociedad, por lo tanto, volvemos a contabilizar su actividad económica, sin duda la tienen, pero a ignorar los costes asociados. http://autonomiaybienvivir.blogspot.com.es/2014/06/el-coste-interior-bruto-versus-el.html

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