A vueltas con el Quantitative Easing. Notas aclaratorias sobre el papel de las reservas

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Por José Moisés Martín Carretero, miembro de Economistas Frente a la Crisis

El pasado día 22 de enero, quien escribe estas líneas publicó en Agenda Pública una explicación sobre el funcionamiento del Quatitative Easing, su efectos, y posibles resultados. A la luz del mismo, se ha generado un debate sobre el uso de la expansión de las reservas bancarias y su efecto en la generación de nuevo crédito en la economía real. El presente post tiene como objetivo ofrecer unas notas aclaratorias sobre el funcionamiento del QE y sobre el papel de las reservas en el mismo. Para quien quiera conocer un poco más sobre el QE y sus efectos, le ruego se dirija al post principal.

El objetivo del QE no es dar crédito a la economía real, sino incrementar las expectativas de crecimiento económico e inflación, bajando los tipos de interés a largo plazo. Pero el medio para logar ese crecimiento es la generación de nuevo crédito. Para ello utiliza las reservas bancarias en el BCE.

El Banco Central Europeo mantiene en sus balances depósitos de los bancos privados. Estos depósitos tienen una naturaleza obligatoria –para mantener cierto grado de liquidez- y también voluntaria, esto es, dinero que los bancos privados no quieren o no pueden invertir. En la actualidad, el Banco Central Europeo tiene una remuneración negativa para dichas reservas, intentando estimular así que los bancos utilicen ese dinero en dar nuevos préstamos e inversiones.

El Banco Central crea “dinero electrónico” y lo sitúa en sus reservas bancarias. Luego compra bonos a los bancos privados a cambio de incrementar las reservas de dicho bancos con el nuevo dinero creado. El banco que ha vendido los bonos se encuentra con un incremento de su cash y de sus reservas en el BCE, que le están rentando negativamente, y compra, con ese dinero, nuevos títulos a una empresa. Al comprar nuevos títulos (e incrementar de esta manera la demanda de títulos) sube el precio de los mismos, baja su rentabilidad, y arrastra los tipos de interés a la baja. La empresa que vende los títulos recibe el dinero en una cuenta bancaria en otro banco, y los bancos “compensan” ese pago a través de las reservas bancarias. Es decir, el Banco A hace una transferencia a la empresa en la cuenta del Banco B a través de compensar sus reservas en el Banco Central. Esa operación es normal en la compensación interbancaria y es uno de las funciones principales de los Bancos Centrales.

Posteriormente, y por terminar el ciclo, la empresa invierte en nueva maquinaria el dinero que ha obtenido con los nuevos títulos, y paga a través de una transferencia bancaria de su cuenta en el banco B a la cuenta del proveedor en el banco C. En la compensación interbancaria, el Banco B le entrega el dinero al Banco C a través de las reservas bancarias.

El esquema es el siguiente:

QEmovimiento

El resultado de estos movimientos es que el Banco A ha cambiado sus bonos –que vendió al Banco Central- por nuevos títulos, el banco B queda como estaba, y el Banco C tiene ahora las reservas del Banco Central y un nuevo depósito a nombre del proveedor. La empresa ha conseguido más crédito a través de los bonos –unos en manos del Banco Central y otros en manos del Banco A- y ha podido invertir en más maquinaria (incremento de la inversión y de la demanda) y el Banco Central ha ampliado su balance incrementando su tenencia de Bonos en el activo y sus reservas en el pasivo (reservas que han servido de compensación de pagos entre los bancos A, B, y C). En términos macro, se incrementa el crédito a largo plazo, bajan los tipos, sube la inversión y la demanda, y las expectativas de inflación.

Hasta aquí, y es donde surge la polémica, es que este movimiento generado por el QE se podría haber logrado sin las reservas, que son inútiles para el movimiento bancario aquí descrito. Esta es la principal controversia generada, ya que el Banco A podría haber comprado directamente los bonos a condición de que el dinero se hubiera quedado en un depósito suyo. De hecho, los bancos ya tienen suficientes reservas en el BCE para realizar estas operaciones de compensación.

La clave para entender el uso de las reservas del BCE en el QE no es la liquidez –para eso existen otros instrumentos del Banco-, sino el papel que juegan las reservas bancarias en el BCE en la solvencia del sector bancario.

Como sabemos, los bancos están sometidos a determinados requisitos de solvencia, que son examinados por el BCE en los Stress Test. Supongamos –de nuevo un caso simplificado- que un banco tiene un capital del 10% de sus activos ponderados por riesgo. Si presta más dinero sin acudir al QE, es decir, sin vender los bonos que tiene en su balance, su balance se incrementará, tanto en el activo como en el pasivo –creará dinero- pero su ratio de capital empeorará.

Sin embargo, la estrategia del QE es eliminar riesgo del balance de los bancos: al cambiar bonos por reservas, el riesgo total del banco baja (las reservas en el Banco Central tienen un riesgo mínimo, son como tener dinero efectivo) y puede volver a prestar sin incrementar riesgo y, por lo tanto, puede volver a prestar sin que se deteriore su ratio capital/activos de riesgo. En la figura realizamos un ejemplo cuantitativo para explicarlo mejor.

movimientoQE2

En conclusión, y por clarificar este aspecto, en la QE diseñada por el Banco Central Europeo, el uso de reservas sí está vinculado a la capacidad de generar nuevas inversiones –fundamentalmente a través de títulos negociables, eso sí, y no tanto a PYMES o particulares- a través de la ampliación de balances y el mantenimiento de los perfiles de riesgo. Que funcione o no, tal y como se recoge en la entrada en Agenda Pública, dependerá de otros factores.

De hecho, el propio Mario Draghi reconocía en su rueda de prensa posterior a la decisión del QE ambos efectos: el reequilibrio de la cartera de inversiones de los bancos, al cambiar bonos –más riesgo- por dinero –menos riesgo- y el incentivo al uso de las reservas en nuevas operaciones de crédito. El contenido de la entrevista puede verse aquí.

About José Moisés Martín Carretero

Economista y consultor internacional. Dirige una firma de consultoría especializada en políticas públicas y desarrollo económico y social. Autor del libro: "España 2030: Gobernar el futuro". Miembro de Economistas Frente a la Crisis

3 Comments

  1. Gonzalo García Abad el enero 30, 2015 a las 11:45 am

    Un artículo muy didáctico. Las reservas tienen menos riesgo que los bonos, lo que permite a la banca reducir sus riesgos, y si lo considera oportuno, aumentarlos a continuación prestando más. Pero está claro que la desconfianza continúa. ¿Una medida como el QE no puede contribuir a aplazar las soluciones a la desconfianza sobre si existe solvencia suficiente?

    Un cordial saludo.

  2. joaco el febrero 5, 2015 a las 7:48 pm

    La solvencia en el dinero es un asunto de fe», y por ello se le denomina «dinero fiat». La tarea a que se dedica el sector financiero – la estimación de la fe (quiero decir, de la solvencia y su imagen especular, el riesgo) – no es pequeña, y dado que su monoteísmo no les ha provisto de racionalidad infinita, el cálculo fideísta se torna un asunto diabólico; como tratamos las (des)variaciones con repetición de cinco sectores, tomados de cinco en cinco (ciudadanos, estados, bancoscentrales, bancos comerciales y empresas), pero a su vez microatomizados e interrelacionados (ciudadanos que son soberandos de estados y dueños de bancos centrales, y algunos son dueños de bancos y empresas, que se prestan y se venden y se remuneran entre ellas y a ellos, y se detraen impuestos que gastan mejor o peor, o desvian fondos a paraísos fiscales), el aquilatar las sucesivas derivaciones de la desconfianza/solvencia que deposita un elemento en otro y sus sucesivas iteraciones en regresiones y correlaciones, se vuelve una tarea incalculable, incluso inabarcable hasta para las privilegiadas cabezas que gobiernan las entidades financieras públicas y privadas.
    El que la actividad financiera es un asunto de fe lo demuestra la misma «relajación cuantitativa»: los bancos centrales propiedad de individuos vulgarmente solventes/insolventes se inventan un dinero que, entregado a los bancos comerciales «genera automáticamente» un aumento de la solvencia del sistema: fascinante anatema para los monetaristas! (dado que la solvencia la genera una entidad pública, en vez del sector privado).
    Si esto funciona así, no veo por qué no se puede actuar de forma racional elevando la solvencia hasta el máximo posible (cosa que quita el sueño a muchos, e incrementa el interés a muchos otros); o sea, incrementar la relajación cuantitativa hasta que cubra el total de los préstamos de la banca, exigiendo simultáneamente a ese aumento, un incremento de su «core capital» en el mismo porcentaje.
    De esta forma, obtendríamos la mayor solvencia posible, en el momento en el que el core capital exigible a los bancos para sus operaciones de préstamo fuera del 100%. Evidentemente, no cabría mayor solvencia. Teóricamente no supondría ningún aumento/disminución de la masa monetaria, pero probablemente dejaría sin trabajo a parte de la banca (especialmente la banca especulativa), en una obsolescencia sobrevenida (que se ve venir).
    Esto se llama crédito mutuo.

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