Miguel Puente (@CaoticaEconomia) es miembro de Economistas Frente a la Crisis
Tras la publicación por parte del Instituto Nacional de Estadística de los datos que explican el crecimiento económico del cuarto trimestre de 2014, realizamos en este artículo un repaso gráfico y analítico de la Contabilidad Nacional Trimestral. Mientras no se diga lo contrario, los datos están referidos en términos reales y desestacionalizados y las tasas de crecimiento son interanuales.
Contexto Internacional
El cuarto trimestre marca, a su vez, el final de un año convulso, donde una incipiente recuperación parecía que empezaba a vislumbrarse en los datos macroeconómicos de las economías de Europa.
Y a la vista de los datos de crecimiento interanual de los últimos trimestres, este crecimiento se mantiene y coge incluso más fuerza en países como España y Grecia que superan incluso a países como Alemania mientras países como Italia o Francia parecen mantener ciertos problemas, con tasas negativas o decrecientes. Desde luego, para la Zona Euro, los problemas persisten.
El propio Banco Central Europeo, cuyas perspectivas de inflación siguen estando por debajo del 2% anunció una nueva ronda de política expansiva, similar a los Quantitative Easing que ya hiciera la FED para el caso de los Estados Unidos. En gran parte esta evolución de las expectativas de inflación se ha fundamentado en los menores costes energéticos que se derivan de la caída en el precio de petróleo (en el último boletín, de enero, caen ya un 9,6%), si bien varios estudios revelan que esta, a su vez, se debe a cierta debilidad en la demanda mundial, que puede reflejarse también en el decrecimiento de las tasas de la inflación subyacente.
Ya sea por miedo a que una posible deflación cristalice o, simplemente, porque el BCE tiene margen de maniobra para intentar asentar la recuperación europea, 2015 será un año interesante en el que intentar analizar si todas estas maniobras financieras tienen un reflejo positivo en la evolución de la economía.
Pero antes, veamos cómo se encontraba la economía española a finales de 2014.
Evolución del PIB
En las columnas podemos ver la evolución en niveles del PIB, que lleva en una tendencia alcista desde mediados de 2013. A su vez, como podemos observar con las tasas de crecimiento, el ritmo se ha ido acelerando, hasta llegar a una tasa del 2% interanual en el último trimestre de 2014, del 0,7% intertrimestral.
Estos datos han podido empezar a generar una paulatina mejoría en el empleo, al menos en su nivel agregado, como podemos ver en el aumento de horas trabajadas. Este proceso de aumento de empleo ha empezado a frenar el avance de la productividad por un efecto composición (la reabsorción por parte del mercado de trabajadores en sectores con una menor productividad media, que fueron a su vez más propensos a ser despedidos durante la crisis).
Demanda interna y externa
Uno de los principales rasgos a los que atender durante la recuperación, partiendo de una crisis que nace, en cierto modo, de nuestro gran endeudamiento externo derivado del modelo productivo y de consumo que lo generan, parte de la evolución de nuestras exportaciones netas.
Uno de los problemas de las economía española es que nuestras importaciones varían más proporcionalmente que nuestro consumo. Esto implica que con una mínima recuperación de nuestra demanda interna aumenta nuestro nivel de importaciones mucho más, reduciendo nuestras exportaciones netas y empeorándose nuestro saldo de la balanza comercial. Esto ha hecho que ya desde finales de 2013 la aportación al crecimiento del sector externo sea negativa, recayendo gran parte de la recuperación en la evolución de la demanda interna.
Aunque también es cierto que parte de la evolución de nuestras importaciones depende a su vez de nuestra propia demanda externa (importamos para volver a exportar el producto modificado, algo que puede quizá observarse en la pareja evolución de ambas variables).
El que las importaciones aumenten a mayor ritmo de las exportaciones hacen que nuestro saldo externo se vaya reduciendo, aunque aun se mantiene positivo (en 2013 el saldo de exportaciones menos importaciones fue de 35.757 M€, mientras que en 2014 ha sido de 25.172 M€).
Las exportaciones se han podido beneficiar de una mejoría del sector turístico, que actúa como exportación de servicios, si bien las exportaciones de bienes han aumentado a menor ritmo (caen de un 5,5% interanual a un 5,3%). Aun así, tanto en este trimestre, como para los próximos, hemos podido ver una cierta mejoría derivada de la continua depreciación del euro, tendencia que puede acentuar si las políticas expansivas del BCE surgen efecto, hecho que aumenta el potencial de España para el turismo y mejora nuestros precios relativos. Además, la caída en el precio del petróleo debería notarse también, dada nuestra gran dependencia energética. Estos dos factores podrían frenar el deterioro de las cuentas externas netas.
Consumo
El consumo se destaca como de los principales motores de la recuperación. En el caso de los hogares, la tasa interanual asciende a un 3,4%, un crecimiento que se explica en gran parte por el aumento de las rentas salariales (del 2,4%) que se derivan del aumento del empleo. Estamos pues en una pequeña fase expansiva donde el crecimiento empieza a retroalimentarse, (recordemos: a mayor demanda, mayor creación de empleo, que se traduce en una mayor renta, cerrando el ciclo a través de una mayor demanda) y que parece acelerarse también con una continua caída en la tasa de ahorro de los hogares. El consumo aumenta más que los salarios, por lo que el endeudamiento tiende a crecer. Esto ha hecho que la senda de ajuste de los desequilibrios privados de la deuda se haya frenado con fuerza en los últimos trimestres y será importante ver si en los próximos años volvemos a alimentar nuestro crecimiento en una base tan perjudicial a medio plazo como el endeudamiento.
Por su parte, el sector público vuelve a perjudicar la evolución conjunta de la demanda, al entrar el consumo público en terreno negativo de nuevo (de hecho, se han revisado muy negativamente los datos de trimestres anteriores, se esperaba en torno al 0,7% de crecimiento para todo el año 2014 y ah sido del 0,1%). Solo podemos suponer que las medidas de ajuste en el consumo público se han vuelto a intensificar para mantener a raya la consecución del objetivo de déficit, algo que puede no perjudicar seriamente la recuperación si en verdad hemos entrado en una fase expansiva, pero que desde luego no ayuda a mejorar la paulatina evolución de una economía que sigue necesitando mucho recorrido para volver a un estado “normal” de la economía, en donde la tasa de paro al menos no sea tan vergonzosamente alta. Si dejamos todo el impulso en manos de las propuestas del BCE (es decir, sin una batería de medidas fiscales que apoyen a las monetarias) puede que lo único que se consiga sea alimentar la brecha de la desigualdad.
Inversión
El otro factor que mejora en nuestra economía es la inversión. Motivada por la caída en los tipos de interés y las mejores perspectivas de la economía española (según el índice de confianza empresarial que hace el INE, ha habido un aumento continuo durante todo el año 2014, si bien durante el último trimestre y el primero de 2015 el aumento ha sido casi inexistente, y de hecho el número de respuestas optimistas ha caído).
Así, la inversión ha seguido aumentando su ritmo de crecimiento hasta un 5,1% interanual. Si disgregamos los datos podemos ver que toda la mejora se ha dado por la inversión en construcción, si bien la inversión en bienes de equipo ha aumentado en torno al 10,3%, y no ha caído tanto como podría esperarse dada la tendencia iniciada en el trimestre anterior y a la luz del empeoramiento de la confianza empresarial.
Y cómo ya habíamos podido adelantar en los anteriores trimestres, el sector de la construcción consigue ascender hasta tasas de crecimiento positivas y elevarse hasta un 2,4%. El sector de la construcción parece haber dejado de ajustarse, si bien el gasto en inversión de viviendas sigue cayendo y es la variable de otras construcciones la que empieza a destacar más positivamente en los últimos trimestres.
Sectores productivos
El único sector que va a contracorriente y con tendencia negativa es el sector agrario. Si bien es un sector de poco peso en la economía por lo que no afecta mucho a la evolución del PIB. Por su parte, tanto la industria (2%) como el sector servicios (2,3%) mantienen su tendencia alcista (potenciada por el aumento de nuestro sector por excelencia: Comercio, transporte y hostelería, que aumenta un 3,7%, actividad inmobiliarias, que aumentan un 2,3% potenciadas por el avance de la propia construcción, y actividades profesionales que aumentan un 4,8%.
De nuevo, el sector de la construcción destaca, aumentando ya más que el propio PIB, un 3,4%. Quizá en los próximos trimestres veamos un cierto rebote del sector, o el hecho de que las elecciones estén a la vuelta de la esquina haya empezado a potenciar la obra pública.
Conclusiones
Los datos del Instituto Nacional de Estadística vuelven a reflejar que la economía Española está en fase de expansión económica, con crecimientos del Producto Interior Bruto muy por encima de la media Europea. Este crecimiento se explica, sobre todo, por la mejoría en el consumo de las familias, constituyéndose como la base de una fase expansiva que se retroalimenta y el repunte en la inversión y el sector de la construcción, que ha dejado atrás su fase de ajuste.
No obstante, la confianza de los empresarios parece haberse estancado y esto podría afectar a la inversión en bienes de equipo de los próximos trimestres, si bien la mejor perspectiva del sector exterior puede ayudar a mejorar las expectativas de crecimiento.
En el lado de las contribuciones negativas, el sector público, que en anteriores trimestres había dado muestras de apoyar la recuperación económica, ha mostrado una cara bastante más negativa. La mejora del ciclo y este menos consumo estructural debería valer para que el déficit en 2014 haya estado ajustado a las directrices europeas. Algo que podremos analizar, junto a la evolución de los déficits del resto de sectores, con las balanzas sectoriales.