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¿Cómo cuantificar la brecha laboral de género?

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La víspera de la histórica convocatoria del 8-M para denunciar la intolerable situación de las mujeres en el mundo, el diario El País volvió a sorprender con un titular de portada que sostenía que, según expertos de Fedea, un “laboratorio de ideas” financiado por empresas del IBEX, la brecha salarial de género en España es el 13%, diez puntos menos de lo que se viene manejando habitualmente. Los investigadores de Fedea se referían a datos de la agencia estadística europea, EUROSTAT, lo que revestía su argumento de seriedad.

El titular del 13% sembró el desconcierto en círculos feministas y progresistas y dio pie a que los medios, con TVE a la cabeza, abriesen el día de la huelga con esa fantástica noticia. Conclusión elemental entre líneas: si la brecha salarial está próxima al 10% ¿a qué tanto alboroto de tantas mujeres desinformadas? Pero en ocasiones los intentos de la élite por reconducir el guion de la protesta no sirven, como vimos por el éxito impresionante de la movilización. Un éxito que viene a aportar un halo de esperanza sobre el morrocotudo problema de la desigualdad, la de género o a secas, ya que son indivisibles.

Ahora con calma sería bueno que los economistas nos esforzáramos en cuantificar adecuadamente la brecha laboral, aunque hay aspectos difícilmente cuantificables, como el acoso, la falta de respeto o la exigencia de sumisión, por poner unos ejemplos. Pero vamos a los números. El dato al que se refería Fedea es de 2014, aunque ya está publicado el de 2016, cuando la cifra de España era el 14,9%. Fedea corregía esa cifra, que la consideraba “sin depurar”, y la llevaba hasta un 12,7% que daba pie al generoso titular de El País. Pero esos datos, como advierten las notas metodológicas de EUROSTAT, están calculados sobre salarios por hora brutos, pues su objetivo es comparar salarios medios hipotéticos entre países, no ingresos reales por salarios de hombres y de mujeres. Como las mujeres españolas padecen mayor tasa de temporalidad y mucho más alto porcentaje de trabajo a tiempo parcial (mayoritariamente indeseado) que los hombres, la brecha en los salarios anuales realmente percibidos alcanzaba el 23% en 2016 según la Agencia Tributaria; dato al final muy parecido al de la Encuesta de Estructura Salarial del INE, que sirve de base a los cálculos de EUROSTAT.

El problema de los medidores de brecha salarial es que ofrecen resultados muy distintos según la cocina y sus ingredientes. Por ejemplo, cocinando el salario medio anual de las mujeres respecto al de los hombres la brecha salarial es el 23%: eso es lo que ganan de menos las mujeres respecto a los hombres en España en promedio. Pero si tomamos lo que ganan de más los hombres respecto a las mujeres la brecha es el 29%. Con los mismos datos y sin trampa ni cartón sale una brecha mayor e igualmente significativa. Curioso que se tome el primer dato.

Con los ingredientes ocurre lo mismo. Si se van sumando consideraciones la brecha crece como un suflé. Según este informe  de expertos  de la UE, que calcula diferencias laborales de género y no salarios tipo, combinando la brecha del salario, las horas realmente trabajadas, el empleo y el paro la brecha de género en el mercado de trabajo en España sube desde el 15% de partida hasta el 36%. Como curiosidad también, la de Italia salta desde el 5% hasta el 44%, dato este segundo intuitivamente más coherente que el primero en el país de Berlusconi.

Pero el dato del 36% sólo tiene en cuenta aspectos cuantitativos aparentes. Son medias, y sabemos que las desviaciones en el extremo superior de los salarios, donde las mujeres brillan por su ausencia, llegan a ser estratosféricas. OXFAM Intermón, que, como se aprecia en estos informes, conoce mejor que nadie la desigualdad (ahora también el daño de un hipócrita linchamiento mediático), calcula que los altos directivos del IBEX-35 cobran de media 207 veces el sueldo mínimo de su empresa, y que su salario aumentó un 15% entre 2015 y 2016, mientras que la retribución media creció sólo un 0,3%. Aquí se puede ver ese interesante informe de OXFAM Intermon sobre la brecha salarial de los extremos y de las mujeres.

Cuanto más arriba en los salarios (directivos, consejeros, grandes empresas…) el poder de los hombres crece como la espuma. Pero el poder salarial no es el poder real. Por grande que sea, el poder de las rentas es efímero, son flujos, hasta que se convierten en patrimonio. Entre los patrimonios, donde la desigualdad sigue un modelo exponencial, es donde la desigualdad de género se manifiesta en todo su esplendor; en la cúspide, donde se cuentan los amos del mundo, obsesionados por acumular más poder del tipo que sea, información, tecnología, control total sobre la energía, las armas o los alimentos. Entre los mil-millonarios del mundo, por ejemplo, no hay ninguna mujer, salvo que haya heredado su fortuna de otros hombres en el pasado. Es decir que, descontado el factor de distorsión de las herencias, la brecha patrimonial de los hombres respecto a las mujeres entre los mil-millonarios del mundo no se puede calcular. Es una brecha infinita, como la ambición de esos hombres en el poder. Esto ya no parece de broma, como lo del 13%.

Entre las cumbres del poder económico puede uno darse cuenta de que el camino por recorrer en la lucha por la igualdad de género es más difícil de lo que parece, cualquiera que sea el estado de la modernidad y en cualquier país. Podrá avanzarse poco a poco cambiando hábitos educativos  y culturales, pero ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Cómo parar la desenfrenada carrera de esos machos alfa que nunca tienen bastante?

A las puertas del alucinante salto tecnológico que se viene gestando desde la aparición de Internet, que se materializará en una sociedad irreconocible en los mercados laborales, en las relaciones de poder y hasta en la propia evolución del homo sapiens, la lucha contra la desigualdad extrema y creciente será la prioridad. Habrá que diseñar soluciones a medio y largo plazo por abajo, desde luego, pero las mujeres tendrán que encontrarlas también de urgencia hacia arriba, actuar sobre ese núcleo duro del poder patrimonial donde nunca han estado, quizás porque no han querido estar, como también muchos hombres. ¿Seguirán siendo un puñado de machos con ambición desbocada, ellos y solo ellos, los que manejen el timón de la nueva sociedad que se avecina?

Pero, para que no digan que me ando por las nubes, vuelvo a los datos estadísticos con el fin de desentrañar el dato básico de partida, el del 23% de brecha salarial, que aunque sea poco representativo de la brecha laboral real es la información estadística con que se puede contar para comparar cruces de variables.

La tabla y el gráfico adjuntos contienen datos de la EPA (en este enlace) y de la Agencia Tributaria (en este otro) que sirven para medir diferencias salariales por sexo. De esas fuentes  se extrae información interesante, como que las mujeres son legión entre los bajos salarios y que su proporción disminuye conforme crece el nivel salarial (ver el gráfico con datos de la EPA). Entre el 10% de menores salarios la proporción de mujeres es el 74% (1.129.000 sobre 1.528.000). En cambio, entre el 10% con mayores salarios sólo hay un 35% de mujeres.  

También se puede observar (en la tabla) que las empresas más grandes, donde están precisamente las del Ibex, que ya es casualidad, tienen una brecha salarial mucho mayor que el 23% conjunto: el 35,7%; o que las mujeres en el conjunto de la población activa, ya sean ocupadas o paradas, tienen mayor formación que los hombres, o que la brecha entre las pensiones supera el 30%, o que hay algunos sectores en los que la brecha salarial es muy alta…

Los datos de la Agencia Tributaria dan para más análisis. Por ejemplo, es posible relacionar las brechas salariales con el distinto peso de los sectores de actividad económica por Comunidades Autónomas y provincias, de donde se infiere que el hecho de que la trabajadora esté en la industria o en otro sector no es demasiado relevante, en contra de lo que se pueda imaginar. En cambio, el grado de desarrollo sí parece ser un factor influyente (a peor).

Si se cruzan las diferencias de brechas salariales respecto a la media con las del PIB per cápita (que pueden obtenerse de esta otra fuente) por CCAA, se puede observar, además de las CCAA más o menos machistas, si existe una relación entre ambas variables (ver el segundo gráfico, en el que por desgracia no figuran Navarra ni el País Vasco por ser datos de la Agencia Tributaria).

La conclusión, según la nube de puntos y la recta de regresión, es que a mayor renta per cápita mayor brecha salarial (grosso modo, que los economistas somos menos exigentes que físicos o ingenieros con las nubes de puntos). Esa relación tal vez explique que las mujeres van sumando razones, aunque la economía vaya tan bien como dice el Gobierno, para, ahora precisamente, denunciar el machismo y la brecha salarial. Tal vez tengan mejor intuición que algunos expertos.

Es verdad que la situación de las mujeres da para mucho, y que resumirlo en la cifra de un titular es difícil, pero puestos a elegir parece más significativa la brecha laboral del 36% de los expertos de la UE que ese exiguo 13% de brecha salarial de El País. Y un último apunte, como se ve en el segundo gráfico, Madrid, la provincia donde se ubica el núcleo duro del poder político, económico y empresarial español, registra una de las brechas salariales más altas. La sombra del poder piramidal, con los hombres en la cúspide, se proyecta también sobre el territorio.

About Luis Molina Temboury

Economista especializado en el análisis estadístico de la desigualdad. Convencido de que para revertir la escalada de la desigualdad extrema tendremos que acordar un límite al patrimonio. Cuanto antes mejor. Miembro de Economistas Frente a la Crisis

18 Comments

  1. lindermatik el marzo 16, 2018 a las 11:39 am

    Con todos mis respetos este artículo es lamentable.
    Básicamente nos decidimos a negar los resultados de un artículo de 26 páginas, con citaciones de 34 artículos académicos y preparado por tres economistas trabajando en diferentes instituciones: Brindusa Anghel (Banco de España), J. Ignacio Conde-Ruiz (FEDEA & Universidad Complutense) e Ignacio Marra de Artíñano (Universidad de Oxford) Mayormente porque el artículo lo publica FEDEs…
    Se obvian que de ese artículo se pueden extractar las siguientes frases:
    «Aunque se ha producido un avance importante puesto que la brecha, controlando por
    todas las características observables (socioeconómicas y del puesto de trabajo), se ha
    reducido un 33% desde 2002, nos encontramos aún lejos del equilibrio de género en
    términos salariales y existen algunas dinámicas preocupantes.»
    «la brecha salarial es especialmente alta en la parte superior de la distribución de
    los salarios, evidencia del glass-ceiling effect en el mercado laboral español. »
    «Dados los resultados de estos trabajos,
    podríamos afirmar que las brechas salariales de género que nosotros encontramos son
    infra-estimadas, y que en realidad podrían ser incluso más altas, lo que justificaría incluso
    más la necesidad de políticas dirigidas a reducirlas.»

    • Luis Molina el marzo 16, 2018 a las 1:38 pm

      Lamentable es el titular sesgado de El País y el soporte a ese titular de tan sesudos investigadores.

      Sobre los entrecomillados: del primero, el artículo no versa sobre la posible reducción de la brecha y su porqué, sino de la cuantificación que hacen esos expertos de la brecha, que es lo que da cobertura al titular de El País, y si es tan preocupante la dinámica no veo por qué se infravalora el punto de partida; del segundo, se agradece lo del «glass-ceiling», pero como comento en el artículo hay otro techo más preocupante, menos transparente y mucho más sólido ¿podríamos llamarlo el «Steel-plated ceiling» de las grandes fortunas?; del tercero, ya se ve que las brechas de Fedea están infra-estimadas, basta con mirar datos de la EPA, de la AEAT o estudios sobre «brecha», que no sobre «salarios», de la UE, prudencia recomendable para evitar divulgar datos erróneos en medios masivos.

      • kindermatik el marzo 24, 2018 a las 6:40 am

        Que el titular de El País fuese sesgado es su opinión y no voy a entrar en ello. En tal caso no sería la primera vez ni la última. Ni es El País el único periódico que sesga titulares, aunque es cierto que siendo al periódico con mayor tirada se le puede exigir más rigor en ciertas ocasiones.
        Sobre la cuestión metodológica mucho me temo que su arguento hace aguas por todas partes. El estudio de Fedea simplemente toma los datos, los analiza estadísticamente y compara sus resultados con trabajos que documenta más que sobradamente. Por último, en la sección de conclusiones propone algunas medidas que pueden paliar los resultados encontrados en el estudio y advierte que se pueden obtener diferentes medidas utilizando otras metodologias de estudio. En realidad, el número en sí mismo importa poco en tanto en cuanto se demuesta que la discriminación existe y es significativa.
        Frente a lo cual usted toma cuatro datos, hace unas tablitas usando la técnica estadística «porque yo lo valgo» y viene a concluir que hay un contubernio judeo-masónico-liberal para esconder que existe la brecha salarial por género (incluso cuando nadie niega que la brecha salarial exista)
        Acaba usted llegando a conclusiones perfectamente compatibles con el análisis de Fedea (glass-ceilling effect) pero bajo la premisa de que ha desenmascarado a los bellacos que han pagado un estudio para rebatir tal efecto (aunque de hecho el artículo afirma encontrar evidencias de que el glass -seilling effect es real)
        Por último, ¿podría dar dos o tres artículos académicos en los que se apoya para llegar a las conclusiones a las que llega?

        • Luis Molina el marzo 25, 2018 a las 12:39 am

          Que el titular de El País, con el soporte de Fedea, fue sesgado y lamentable es claro, claro que también es claro que es mi opinión. Lo de las aguas de mi argumento, no sé, son datos de fuentes estadísticas oficiales. De la pureza de algunos informes y argumentos de Fedea, con esos patronos detrás, permítame que persista en mis dudas. Y si el número importa poco, pues estupendo, podrían haber resaltado la brecha salarial mucho mayor en esas empresas patronas del IBEX. El contubernio suena un poco antiguo y ya no se lleva. El steel-plated ceiling effect de los patrimonios es igualmente real. Y lo que usted ha leído no es un artículo académico sino de opinión, pero ya que me pide algún nombre citaré a Cristóbal Montoro y a Luis de Guindos, máximos responsables de esos datos de la Agencia Tributaria y de la EPA que saco en las tablitas que a usted tanto le perturban.

  2. jose poncela el marzo 16, 2018 a las 1:19 pm

    Recuerdo un trabajo muy bueno de la Gema De Cabo en base a logit donde descomponia los distintos components de la brecha salarial, alla a principios del la decada de los 2000 y que explicaria las cifras. Llamaba la atenci’on de aquel studio que el component de discriminacion salarial, aquel que no se explica por factores objetivos, era mayor en las mujeres de mayors ingresos (a las de ingresos muy bajos es ya mas dificil reducirles aun mas el sueldo)

    • Luis Molina el marzo 16, 2018 a las 4:21 pm

      Muchas gracias por sus enlaces pero prefiero otras lecturas, incluso de Fedea, que las tiene más sesudas que esa de la brecha salarial a que hago referencia en el artículo. Si tiene alguna sugerencia sobre el contenido de mi artículo estaré encantado de debatir. Sobre esos otros que usted referencia le confieso que no me apetece, pero en mi descargo le diré que no creo que tengan mucho que ver con los datos del INE y de la AEAT que yo comento. Pero no se crea, que he hecho el esfuerzo y he llegado hasta el final de los dos que a usted le gustan y hay una cosa en la que puedo estar de acuerdo, eso de que las mujeres no están en los puestos de poder porque no quieren estar. ¿Se imagina tener que trabajar codo con codo con Donald Trump siendo mujer? Pues eso. Aunque a lo mejor las mujeres no pueden estar porque no quieren estar porque la cúpula del poder económico, y en este caso también político, es asquerosamente machista, y entonces vuelta con el feminismo y con la burra al trigo, me temo que dirá usted. Por si quiere usted disfrutar de otras lecturas le aconsejo esta otra, aunque sea poco elegante por mi parte, ya que soy el autor: https://economistasfrentealacrisis.com/patranas-neoliberales-sobre-la-desigualdad/

      • ErMario el marzo 16, 2018 a las 4:43 pm

        No mire usted al dedo. Es la forma de interpretar los datos.
        Nadie duda de que vivamos en una sociedad machista y que haya, cada vez menos, techos de cristal y otros «inconvenientes» e «impedimentos».
        Lo que se debe juzgar con brecha salarial es igualdad de salarios a igualdad de trabajo, y en eso, los datos e interpretación de los mismos en su artículo no hace ninguna demostración válida.

  3. pau el marzo 18, 2018 a las 9:01 pm

    Que sepa, Fedea no ha sesgado ningún dato y desde un primer momento ha explicado que el trabajo se basaba por hora trabajada por el mismo puesto y profesión, lo que le da más valor a lo que llamamos brecha.
    El trabajo de FEDEA es absolutamente técnico y nos puede servir, mucho mejor que este, para conocer el problema y tratarlo. No pretende explicar la moral del problema sino mostrar un análisis.
    El trabajo de Fedea, junto los datos expuestos por Gestha, muestran el alcance real del problema y su mecánica. Somos nosotros, los responsables de los programas económicos de los partidos políticos, los que hemos de utilizarlos para corregirlo. Y con visceralidad jamás lo conseguiremos

    • Luis Molina el marzo 19, 2018 a las 1:20 pm

      Gracias Pau, por sus comentarios, aunque me dejan un tanto desconcertado. Empezando por el final, porque yo no pertenezco a ese “nosotros” al que usted alude. Hasta ahora no he participado en la elaboración de ningún programa económico de ningún partido. ¿Usted sí?, ¿de cuál, por curiosidad? Escribo representándome a mí mismo en EFC defendiendo aquello en lo que creo, que básicamente es que la desigualdad extrema es mal negocio en el corto, en el medio y en el largo plazo y que sería bueno ponernos de acuerdo para encontrarle solución. También a la desigualdad de género.
      Empezaba y terminaba mi artículo de opinión sobre ese titular la víspera de la histórica movilización de las mujeres: un gigantesco 13% en la portada de El País y la alusión, también destacada, al informe de Fedea. Y digo yo ¿no había una cifra mejor que destacar ese día? ¿Y no tienen nada mejor que hacer en Fedea que investigar hacia abajo en vez de hacerlo hacia arriba, que es hacia donde hay que tirar, según los expertos de la UE? Porque si la brecha laboral, teniendo en cuenta (además de los parámetros salariales por hora) los salarios anuales percibidos, la actividad, el empleo y el paro, salta en España desde el 15% hasta el 36% (como salta en Italia desde el 5% hasta el 44%) y si tenemos en cuenta que en ese medidor no se está valorando el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, gigantescos y ejercidos muy mayoritariamente por las mujeres ¿no sería mejor abrir una línea investigativa hacia esa amplia banda desconocida de arriba que empeñarse en ese ajuste fino de las horas trabajadas hacia abajo, en absoluto representativo de la brecha laboral? A lo mejor es que si en Fedea hicieran lo primero se encontrarían con cosas que a sus patronos ¡qué bonito nombre! no les iba a gustar, como la brecha salarial en las grandes empresas.
      La supuesta pureza técnica de Fedea me la tengo muy vista, en prensa, en televisión, en las instituciones y hasta en la sopa, y estoy un poco cansado (es verdad que me sale la visceralidad por ahí) de que sus matemáticas conclusiones carguen sistemáticamente la culpa de las consecuencias de la desigualdad que promueven o ningunean sus patronos sobre las propias víctimas de la desigualdad (la falta de formación de los parados, la falta de previsión de los jubilados, el necesario ajuste salarial para mejorar la competitividad… y ahora también la casi inexistente brecha de género). En fin, que no me creo, por mucha técnica que haya detrás, que las investigaciones de Fedea, pagadas por quien están, sean tan independientes. Los humanos somos, además de otras cosas, ideología ambulante. Y no estaría mal que (visto que hay millones de españoles a los que no les alcanza para pagar las medicinas que necesitan o para encender la calefacción para calentar su casa en invierno, o que tenemos niveles de pobreza infantil dignos de la posguerra) los investigadores de Fedea desarrollasen en sus informes una visión menos técnica y un poco más moral. Seguro que eso facilitaría el necesario consenso para salir del grave problema de desigualdad que tiene nuestro país. Siempre mi opinión personal.

  4. Sandra Rubio el marzo 25, 2018 a las 7:28 pm

    Excelente artículo, Luis.
    Mire, no hay más ciego (y ciega) que el que no quiera ver. Que cada uno de esos hombres que le han respondido comience por mirar lo hacen ellos en su entorno familiar en cuanto a las horas dedicadas al trabajo doméstico y a los cuidados de personas mayores, que miren en su localidad a ver cuántos hombres tienen trabajos a media jornada porque la otra media han decidido dedicarla a la casa y a los niños (o a sus padres y madres mayores), que miren en su localidad a ver cuántos hombres son directores de lo que sea y cuántas mujeres lo son, que miren en su entorno (y voy a ir a lo fuerte, sin prejuicios) a ver cuántos hombres se prostituyen obligados por unA proxeneta para ganar unos euros miserables que luego ella les quita, o que miren a ver si quien paga por esos «servicios» es un hombre o una mujer. Es así de simple. Echar un vistazo alrededor, comenzando por uno mismo, por la familia y luego tu entorno.
    El problema del machismo es gigantesco, más de lo que creemos: desde la limpieza de la casa hasta la guerra de Libia, todo está enfrascado de ese veneno. Y mientras las mujeres no reaccionemos contra él, mal vamos, pero mal vamos todos. Y tenemos que reaccionar nosotras, las primeras. Y la verdad, aunque el día 8 de marzo me sorprendió la respuesta de muchas mujeres y también de muchos hombres (a mi lado en la manifestación había un hombre de unos 70 años acompañándonos), la gran mayoría de ellas no reacciona, se quedan tan cómodas esperando a que las mejoras se produzcan, que luego ya se aprovecharán mientras critican a las feministas, como ha hecho Inés Arrimadas o alguna otra. Simone de Beauvoir decía algo así como que «ningún opresor sería tan fuerte sino tuviera cómplices entre los propios oprimidos». Y es cierto. Entre la comodidad, la religión/es y la cultura, el machismo pervive y se transforma, y trata por todos los medios de minimizar sus consecuencias, o cuando no, ridiculizarlas tratando sucesos como el 8 de marzo como «algo exagerado de éstas, las feministas». Claro ¿se imagina lo que sucedería si ocurriera lo contrario?
    La brecha de laboral de género está ahí, como la discriminación flagrante y cruel en todos los ámbitos de la vida. Soy mujer, y salvo la violación y la prostitución, lo he vivido todo, lo sigo viviendo cada día, sucesos que no vive ningún hombre, y no me hace falta ningún dato a mayores para saber que esa brecha laboral es bastante más grande que un 13%.

    • kindermatik el marzo 27, 2018 a las 8:27 pm

      Ya puestos me voy a ganar el infierno con el comentario que voy a poner.

      Nadie de los que han escrito afirma que la brecha laboral no exista. Todos los que han escrito, salvo uno, reconocen la existencia de la brecha salarial. Incluso El País con su ignominioso titular. Hasta el artículo de Fedea, caverna de burgueses maniqueos.

      La discriminación es un hecho palpable que, aunque se ha ido reduciendo en las últimas décadas, persiste con más fuerza de lo que cabría esperar. En las sociedades occidentales que hace décadas demolieron la discriminación en las leyes y en las costumbres más obvias, persisten mecanismos y patrones que imposibilitan la igualdad en lo laboral y en lo social.

      Juntar cuatro números gruesos, por muy fiables que sean las fuentes, para demostrar que hay discriminación no es muy difícil pero puede ser tan contraproducente como la homeopatía lo es para la salud.

      Hay mucha gente que hace estudios fijándose con detalle en los datos. Poniendo el foco en áreas acotadas para poder identificar pequeños mecanismos que transmiten esas desigualdades aun reconociendo que no son más que una pieza de un puzzle más grande. Y artículos que encuentran contradicciones en otros artículos o que los complementan. Y es poniendo todos estos artículos juntos cuando se puede tener una visión de conjunto, identificar y diseñar políticas que pueden ayudar a cerrar la brecha en mayor o menor medida.

      También hay casos en los que se confunde el efecto con la causa. Se toman cuatro datos que confirman una intuición y se ensamblan con ideología para elevarlos a categoría de verdad incontestable. Y para sustentar tan complejo artificio se desprecia cualquier estudio que no corrobore de manera inequívoca lo que se intuye y se siente.

      El problema es que la realidad, en más de una ocasión, se esconde de lo evidente. Y, mientras se gritan a los cuatro vientos las verdades reveladas en números agregados de manera facilona, los sutiles mecanismos y patrones que están en la raíz del problema se mantiene y repiten para que, una generación más tarde, la discriminación y la desigualdad sigan reflejándose en el dia a dia de las personas.

      En relación a un comentario anterior (aprovechando que pasaba por aquí) No son ministras, pero alguna pestaña se han dejado en estos temas:
      Sara de la Rica, Virginia Sánchez, Almudena Sevilla, Barbara Petrongolo, Irma Clots, Nezih Guner,
      Ezgi Kaya y muchas otras más. E incluso algún hombre, pero no se trata de hacer un directorio de nombres.

      • Luis Molina el marzo 28, 2018 a las 6:10 pm

        No creo que exista el infierno pero si existiera debe ser muy parecido a un discurso interminable sobre la pureza no ideológica de la patroneada Fedea.
        Que la brecha laboral existe está bien reconocerlo, pero entre el 13% y la brecha infinita de las grandes fortunas (no heredadas) hay cierto margen.
        Comparto plenamente su tercer párrafo y también el penúltimo, salvo en una misma y única letra. Sustituya la “e” de patrones por una segunda “o” y entonces perfecto: PATRONOS, como los de Fedea. Así quedan ambos párrafos muy certeros.
        ¿No hay que hacer caso de las fuentes muy fiables? ¿Demostrar que hay discriminación puede ser contraproducente? ¿Hay que buscar fuentes complejas y poco fiables, como las de Fedea se refiere usted? Todo esto ya me descoloca. Y lo de la homeopatía… además de adalid de Fedea, ¿es usted representante de la industria farmacéutica? Perdone, pero todavía no he dicho ni pío sobre ese tema.
        Siendo algo evidente, como la desigualdad de género ¿hay que poner el foco en identificar pequeños mecanismos a ver si la desinflamos y desaparece? Investigar muchas hormigas y juntar todas esas investigaciones ¿nos da idea de lo que es un hormiguero? ¿No hay que mirar el todo, aunque sea evidente, sino fijarse en las piececitas? ¿Quién lo manda, Fedea? A ver si juntando artículos en Fedea llegan por fin a esa brecha infinita de la cúpula del poder económico y descubren algo más interesante que lo del 13%.
        Créame, la intuición de todas esas mujeres que salieron a la calle el 8 de marzo supera con creces la sesgada irrealidad de Fedea. Y tanta insistencia en la NO ideología de los investigadores de Fedea cuando, que yo sepa, todo ser humano la tiene, y definirlos de paso como “caverna de burgueses maniqueos”, no sé, ya resulta hasta sospechoso ¿trabaja usted contra Fedea?
        Estoy seguro de que todas esas mujeres que usted cita son excelentes investigadoras, como los hombres que usted no cita, y merecen todo mi respeto. No sé si todas ellas respaldan todos sus comentarios o si me estoy dirigiendo al comentario de todo ese colectivo de mujeres, pero, de verdad, la brecha de género existe y es algo más del 13%. No lo digo sólo yo. Y si ustedes no lo creen, pues no pasa nada.

        • kindermatik el marzo 30, 2018 a las 1:47 pm

          Empiezo a creer que a usted lo que no le gusta es Fedea. Para su tranquilidad le diré que no trabajo para ni contra Fedea.

          Las autoras que citaba, y los autores que no citaba, no solo publican artículos en Fedea. De hecho, ninguna de las autoras, salvo Sara de la Rica, ha escrito sobre el tema en Fedea. Es más, puede usted ignorar el artículo de Fedea y el argumento se mantiene intacto. Que usted desconfíe de Fedea le define a usted, no a los demás.

          Que la brecha existe está fuera de toda discusión y que es mayor que el 13% tampoco. Haga usted el favor de leer las conclusiones del trabajo de Anghel, Conde-Ruiz y Artíñano en (no de) Fedea donde dice:

          «Dados los resultados de estos trabajos,
          podríamos afirmar que las brechas salariales de género que nosotros encontramos son infra-estimadas, y que en realidad podrían ser incluso más altas, lo que justificaría incluso
          más la necesidad de políticas dirigidas a reducirlas»

          Los trabajos a los que se refieren los autores son los de Guner et al., 2014 y Olivetti y Petrongolo 2008.

          Y por supuesto que los autores que cito tendrán ideología. Cada uno la suya y hasta es posible que alguno de ellos coincida con la de otros. Pero la manera de refutar las conclusiones de un artículo con un análisis estadístico es o bien demostrando que el análisis es defectuoso, o con otro análisis de mejor calidad que demuestre los contrario. Y usted no ha hecho ni lo ni lo otro. Y aunque no se lo crea, ninguno de los datos que usted muestra refuta el artículo que critica.

          Por último. Las manifestaciones del 8 de marzo son muy respetables y desde luego que responden a una causa real (como demuestran diversos artículos académicos, incluido los publicados por Fedea) Pero el hecho de que haya una manifestación no demuestra que haya discriminación ni el grado de la misma. De la misma manera que las manifestaciones religiosas no demuestran que dios exista. No obstante, y para que conste, la discriminación laboral existe.

          A modo de coda. Coincido con usted en que las autoras que citaba son buenas investigadoras. No tengo el gusto de conocerlas personalmente y mucho me temo que ni suscriben ni rechazan mis argumentos, simplemente ignoran que existan.

          • ErMario el marzo 30, 2018 a las 5:32 pm

            Conciso y objetivo. Coincido con usted.



          • Luis Molina el marzo 30, 2018 a las 8:46 pm

            Esto ya es un bucle absurdo. Usted insiste en que aunque en Fedea airean a los cuatro vientos lo del 13% en realidad lo que quieren expresar es que la brecha es bastante mayor, pero como es un misterio misterioso no se atreven a decir cuánto mayor. Y aunque los datos de la EPA del INE y de la Agencia Tributaria ofrecen como dato estadístico una brecha salarial anual del 23%, el dato que yo comento, a usted no le parece analítico ni fiable, como tampoco el del 36% (sin contabilizar los trabajos no remunerados) del informe de la UE. Pues nada, ánimo con su argumento, que a lo mejor le dan un premio, ya sabe dónde. Lo de comparar las manifestaciones de las mujeres con el fanatismo religioso, en fin, usted mismo. Pero al menos me deja mucho más tranquilo que sus comentarios no los suscriban todas esas mujeres que citaba.



  5. kindermatik el marzo 31, 2018 a las 7:14 am

    Por zanjar el bucle absurdo en el que se está convirtiendo esto. En lo que yo insisto es en que toma usted un estudio de tres académicos en Fedea y, en vez de comentar sus contenidos, los critica por porque publican el trabajo en Fedea.

    Me acusa de comparar las manifestaciones de mujeres con el fanatismo religioso cuando, sencillamente, no es verdad.

    Por último. Dejo enlaces de artículos de algunas de las autoras. No son artículos académicos sino de divulgación pero por ello pueden ser más relevantes para adivinar su opinión sobre el tema. Cierto es que todos los artículos que tomo son de Nada es Gratis y eso las descalifica a ellas por escribir donde escriben y a mi por leer donde leo (anticipo su comentario para que lo pueda negar). Sin embargo, no olvide que detrás del servidor hay varias mujeres que son buenas investigadoras.

    Sobre el cálculo de la brecha salarial:
    Sara de la Rica: http://nadaesgratis.es/sara-de-la-rica/la-brecha-salarial-de-genero-en-espana-algunas-aclaraciones
    Libertad González: http://nadaesgratis.es/admin/salarios-empleo-y-genero
    Almidena Sevilla: http://nadaesgratis.es/admin/brechas-salariales-entre-hombres-y-mujeres

    Sobre lo complicado y contraintuitivo que puede llegar a ser, a veces, la realidad:
    Irma Clots-Figueras: http://nadaesgratis.es/irma-clots/the-good-wife
    Libertad González: http://nadaesgratis.es/admin/cuantificando-la-incidencia-del-acoso-y-el-abuso-sexual-en-europa

    • Luis Molina el marzo 31, 2018 a las 8:23 pm

      Tomo nota de su opinión de que los artículos de Fedea no se deben criticar sino sólo comentar. En todo caso, mi intención no era centrarme en ese artículo ni juzgar a sus autores (aunque la suya me parece que es exaltarlos) sino comentar la oportuna publicación en el tiempo y en el espacio (eso es también ideología) etc, etc., etc. Y gracias por los enlaces de fuentes tan variadas. No veo nada incompatible en ellos con lo que explico en mi artículo.

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