Doha: gobiernos hipócritas se juegan el futuro del clima.

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Por Jordi Ortega en La Vanguardía 8/12/12

El colonialismo tardío en el siglo XXI.

Cuando los negociadores del clima se enfrentan a escollos insalvables, la falta de voluntad, de compromisos y de ambición, aparecen los diplomáticos. “Entiendo el humor de los países desarrollados”, le decía Meena Rahma a John Vidal, corresponsal de Guardian: “es muy preocupante un texto sin referencias a finanza, reducción de emisiones, pero lleno de talleres, entrevistas y tiendas”.

“El fin de la diversión tras Copenhague”, que escribí en Cambio climático y lucha contra la pobreza, copilado por Mercedes Pardo y Maribel Rodríguez, sigue vigente. Citaba una conversación de Bernardina Castro Muller, del grupo de trabajo de cooperación a largo plazo, con John Vidal que le señalaba el Protocolo de Kyoto; “mira, artículo 4 dice deberá, esto es jurídicamente vinculante, las palabras no están por casualidad; aquí pone plenamente, ¿está diciendo ahora que no se aplican? Estas negociaciones no son serías” (http://www.guardian.co.uk/environment/2009/nov/07/climate-change-talks-2009).

Por primera vez se reconoce ayudas “por las pérdidas y daños” causado por el cambio climático. Estados Unidos evitó la palabra compensaciones, para litigios derivados de una responsabilidad. También un compromiso sin costes, pues se podrá contabilizar las ayudas a los desastres naturales. La diversión con desviación de fondos –lo que da para hacer juegos de palabras- continua.

¿Otro acuerdo a dos?

No se debería extraer conclusiones pesimistas. Algunos vieron en la cumbre Copenhague el nuevo orden del siglo XXI. En realidad fue la suma de dos debilidades: unos Estados Unidos no querían perder su poder del siglo XX y una China que no quería asumir sus responsabilidades del siglo XXI. Con una Europa en un papel de comparsa débil y dividida, en un callejón sin salida, y los más grave, sin entender que está pasando.

Occidente no entiende las claves del orden del siglo XXI. La Unión Europea no es consciente que su liderazgo no será ni demográfico, ni económico, ni político, como lo fue en el viejo mundo (post)colonial. Su fortaleza está en ser capaz de liderar la lucha contra el cambio climático, establecer una intensa cooperación tecnológica, que gracias a que los países en desarrollo sean más ambiciosos podrán ser factores de su recuperación económica.

Hoy las potencias emergentes, sobretodo China, está asumiendo, sin competencia, el liderazgo del siglo XXI. China no sustituirá a Estados Unidos en su papel de potencia dominante del siglo XX. Ha pasado de ser la fábrica a ser el banco de Europa y Estados Unidos. No serán las elecciones alemanas de 2013 lo que haga cambiar la estrategia alemán, sino que acabe rompiendo la porcelana China –tienen un tercio de su deuda para imponer una u otra política. China se centrará en la tarea de la modernización ecológica interna de su economía; como señala Joschka Fischer dejará que Estados Unidos mantenga el orden mundial –será la policía global de China (http://www.project-syndicate.org/commentary/china-as-a-superpower/spanish).

¿Es tan decepcionante Doha?

Ronald Jumeau, ex embajador en Naciones Unidas de Tanzania y negociador de la agencia Seychelles, reprochaba a Estados Unidos su estupidez: “si hubiéramos tenido ambición en reducir nuestras emisiones de CO2, no hubiéramos de haber pedido tanto dinero para la adaptación al cambio climático; si nos hubiéramos gastado ese dinero en adaptación, ahora no estaríamos buscando dinero para los daños y cubrir las pérdidas”. 50.000 millones de dólares es lo que le ha costado Sandy. Irena, 14 meses  atrás, era el huracán del siglo. Como para negar el cambio climático.

En Doha, por primera vez, se reconoce que los países pobres van a recibir “ayudas por las perdidas y los daños causados por el cambio climático” (http://unfccc.int/files/meetings/doha_nov_2012/decisions/application/pdf/cmp8_lossanddamage.pdf). Evitar cualquier referencia a compensación que suene a responsabilidades que abrieran litigios. Se asume compromisos sin costes, sin ser responsables de la falta de liderazgo en que se encuentra el mundo.

Resulta un escándalo que el Fondo Verde del Clima que tenía una dotación exprés de 30.000 millones después de cuatro años no se ha hecho aún efectiva. La ironía son los billones exprés que sirven para rescatar a la banca. ¿Puede ser el coste la excusa para una mayor ambición? Se requiere una inversión adicional de 1,6% del PIB. Ni siquiera nos sitúa en la inversión anterior a la crisis. No se trata de seguir con un modelo de inversión mal planificado (construir viviendas en primera línea de la costa para dedicar los fondos a pagar los daños y pérdidas). Invertir en eficiencia energética de edificios tiene un factor multiplicador de cuatro por cada euro, no hubiera creado el actual endeudamiento. Faltan señales de puentes entre lo público y privado para abordar el cambio climático, lo que quizá no esperan que se postule para esta tarea Goldman Sachs (http://www.goldmansachs.com/our-thinking/topics/environment-and-energy/durban-deferring.pdf).

¿Cómo sigue tras Doha?

Hablar de “prorroga” del protocolo de Kyoto no es adecuado. Se aprueba una enmienda del anexo I, según el artículo 3.9. No caduca  Kyoto sino sólo el anexo I (http://unfccc.int/resource/docs/2012/cmp8/spa/l09s.pdf). En paralelo, antes de 2015, se ha de abordar Durban Platform -se trata de una lanzadera, más que una plataforma, para las acciones del clima en múltiples direcciones. Se equivocaron los que daban por muerto el Protocolo de Kyoto.

Nicolas Stern ofreció una visión del cambio climático como una ecuación de costes y beneficios. Tuvo la virtud de situar el cambio climático en la política de Estado. No contó con que los jefes de estados son igual que elefantes en una chatarrería. Hermann Scheer criticó este enfoque de las negociaciones, que favorece la estrategia del polizón: aprovecharse del bolsillo de los demás -que pagan el pasaje- y evitar rascase el propio bolsillo. En lugar de abordar el problema con un enfoque ambicioso, realista y pragmático capaz de olfatear las oportunidades del cambio climático.

Si es una oportunidad, ¿por qué marcarse objetivos mínimos, en lugar de buscar objetivos cada vez más ambiciosos? La tarea de Doha son: (i) segundo periodo de cumplimiento, (ii) desarrollar la plataforma Durba para un acuerdo global antes de 2015, (iii) medidas de cooperación para iniciar la reducción de las emisiones globales (iv) discutir la brecha entre los dos grados y los compromisos, (v) Entendimiento común para abordar problemas globales con equidad.

La novedad de Doha es que la aparición de países dispuestos a ir más allá de los compromisos. Mientras el negociador de estados Unidos Tood Stern, ha puesto en duda el objetivo de 2 grados y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas (http://www.fes-sustainability.org/esp/foco-cop-18).

El pelotón de los escapados, frente la mayoría de los dóciles.

Jürgen Trittin, ex ministro de medio ambiente alemán, acusaba en Frankfurt Rundschau la alianza de los gobiernos hipócritas que frenan cualquier avance de las negociaciones. Angela Merkel combate las energías renovables por formar parte de la denostada política roji-verde. Una alianza entre los países pioneros “tiene que proporcionar beneficios a sus participantes… esta alianza permite distribuir las inversiones necesarias entre más hombros, y compartir entro todos los beneficios y ahorros en las importaciones de materias primas, generar miles de puestos de trabajo y favorecer las transferencias de tecnologías entre ese club de países, colaborando sus investigadores y favoreciendo las sinergias de proyectos conjuntos en sectores de energía y transporte ( http://www.fr-online.de/meinung/gastbeitrag-es-geht-um-die-transformation-der-wirtschaft,1472602,21043066.html).

El SPD y Los Verdes presentaron una resolución en el Bundestagque insta al gobierno establecer una alianza de los países pioneros a través de una cooperación -frente la parálisis de los hipócritas. Si la Unión Europea no acaba de pasar del 20% al 30% sus objetivos de reducción de CO2, o restringe el uso del arrastre de los permisos de emisiones, se hundiría el comercio de carbono. Esto compromete todas las políticas vinculadas a este, por ejemplo el programa alemán de eficiencia energética de edificios con financiación de un banco público (http://www.marco-buelow.de/uploads/media/Antrag_SPD_Gruene_Doha_01.pdf).

La transición energética no es sólo un desafío tecnológico, es un desafío político y democrático. ”La lucha contra el calentamiento global va integrándose progresivamente en la exigencia ciudadana de otro modelo de desarrollo, de otra forma de hacer política para garantizar más seguridad y más bienestar de forma duradera, con menores desigualdades” -escribía Cristina Narbona (http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20121208/54356193870/cristina-narbonamas-alla-doha.html).

Países en desarrollo pioneros. 

Ivonne Bakin defendió en Doha la Iniciativa Yasuní de Ecuador, una tasa sobre el barril de petróleo para un fondo de mitigación, compensación y adaptación, y un mecanismo de compensación de emisiones netas evitadas. En Doha la iniciativa Yasuní -preservar la biodiversidad al no extraer el petróleo- contó con el respaldo financiero de Qatar, Arabia Saudíta, Francia, Finlandia, Italia, Gran Bretaña y Achim Steiner del PNUMA. Resulta irónico que mientras Estados Unidos quiere explotar los combustibles no convencionales para seguir con su adicción a los combustibles fósiles.

La arquitectura de las negociaciones del cambio climático ha adquirido una enorme complejidad. En paralelo han tenido lugar la conferencia de las partes de la convención (COP 18), la reunión de miembros de Protocolo (MOP 8), las reuniones de los grupos de trabajo (AWG-LCA 15.2 y AWG-KP 17.2), los organismos subsidiarios (OSE 37, OSACT 37), etc. Más que un Kyoto II o un post Kyoto habríamos de esperar algo mucho más modesto, no tanto una segunda parte de Kyoto como un nuevo capítulo. Y a partir de 2015. No hay un punto final, sino un punto y seguido de unas negociaciones qeu debe ser la lanzadera (Platform) de nuevas acciones.

Naciones Unidas descarga las tareas de una política interna del clima global a los estados individuales. La tara es construir esa arquitectura para una gobernanza común basada en una amplia cooperación de abajo arriba, estructuras horizontales, etc.  Es oportuna la propuesta de una alianza de los pioneros; la forma de tirar del pelotón de los rezagados. Más cuando el cambio climático está cargado de enormes oportunidades.

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