Economía Social: otra visión de la economía

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Otra manera de enseñar economía en la Universidad

Eloi Serrano y Robles, Doctor en Economia y miembro de Economistes Davant la Crisi EFC, es Director de la Cátedra de Economía Social del Tecnocampus (Universidad Pompeu Fabra)

La universidad es una institución pensada para crear y difundir conocimiento. Inherente a ella se encuentra el espíritu crítico, el racionalismo y el método científico. Con un especial ímpetu en los últimos cuarenta años, las ciencias sociales han ido quedando cautivas de un cierto dogmatismo y visión que ha depreciado aquellas corrientes de pensamiento que no siguen el mainstream dominante. Es sorprendente, por ejemplo, que en las facultades de economía y empresa cada vez se mencione menos autores como Keynes o que hayan desaparecido de los temarios pensadores como Marx y o Pierre-Joseph Proudhon.

Tenemos estudiantes que pueden salir de la facultad y que nunca se les haya explicado, por ejemplo, la teoría de la plus-valía, y los profesores que indirectamente la cuentan no lo explicitan (la teoría de la plus-valía se puede ver incluso en contabilidad, cuando se les explica que la cuenta 7 debe ser mayor que el 6 para obtener unos beneficios que reporten al grupo 1).

Los problemas -parecen entender alumnos y un buen puñado de profesores- se solucionan básicamente desde la economía y bajo un determinado prisma e interpretación; sitúan la economía en el eje de la organización de nuestra sociedad bajo una determinada visión que entiende y concibe como natural la preminencia de la competencia sobre la cooperación, el beneficio individual sobre el bien común, que encuentra lógico que el ecosistema genere ganadores y perdedores. Además, esta visión de la economía también está interesada en su deshumanización.

Preocupada más por estructurar su propia coherencia interna que por tratar de interpretar y entender la realidad que nos rodea, estas corrientes tratan de situar la economía como una ciencia exacta y no como una ciencia social. El papel dado al análisis matemático por encima del histórico, social o político; la obsesión por concretar y modelizar la complejidad del mundo o el empeño para dar verdades universales a partir de modelos cargados de supuestos, ha conducido la economía hacia una descapitalización intelectual alarmante. Es pertinente señalar, como han hecho autores como Antón Costas, o incluso premios Nobel con orígenes en universidades de agua dulce como Stiglitz, que una de las razones que nos llevó a la crisis y la manera como estamos saliendo de ella (incremento de las desigualdades, reducción de prestaciones sociales..) tiene que ver con esta visión predominante de la economía que padecemos hoy en día.

Incluso la reina de Inglaterra, en el acto de apertura del curso académico 2008 de la London School of Economics, preguntó al claustro de profesores como era posible que no hubieran previsto la crisis. Simplemente no lo podían prever porque habían despreciado durante años las herramientas necesarias para identificar lo que nos venía encima. Como exponían Besley y Hennesy 2009 «algunas de las mejores mentes de nuestro país se dedicaban al análisis matemático de la posición financiera, pero con frecuencia perdían de vista el cuadro general”. Steve Keen ha articulado toda esta crítica en un libro riguroso titulado «La economía desenmascarada» que acaba calificando a los economistas neoclásicos (firmes representantes de esta interpretación de la economía) como fanáticos.

Por la naturaleza de su metodología, esta corriente entiende el análisis básicamente desde la perspectiva cuantitativa. Números concretos, porcentajes, desviaciones, correlaciones… son los elementos fundamentales en su comprensión económica. Tienden a asimilar indicadores absolutos como herramienta interpretativa de una realidad compleja. ¿Han incrementado los beneficios? buena gestión; ¿ha mejorado el rendimiento financiero? buena gestión; ¿hay una reducción del gasto público? buena gestión; ¿ha incrementado el déficit público? gestión deficiente; ¿ha disminuido la productividad del trabajo? gestión deficiente. Estos economistas rara vez se preocuparán por la cuestión cualitativa. Básicamente porque consideran que incorporar el análisis cualitativo supone introducir subjetividad e interpretación, y eso para ellos supone alejarse de la concepción de ciencias puras que tratan de dar a la economía. Conceptos como rentabilidad o productividad, por ejemplo, son despojados de cualquier análisis cualitativo que permitan analizar y considerar la cifra en aspectos más allá que los propiamente numéricos.

Estos economistas tratan de definir la gestión como algo objetivo, vacío de toda interpretación subjetiva. La economía es una ciencia social que existe para administrar recursos que son escasos.  Y quizás aquí radica uno de los factores más relevantes. La gestión de los recursos escasos implica priorización, y la priorización depende del sistema de valores. La separación de la economía de la política es intencionada.

El hecho de que esta interpretación de la economía sea la dominante no debe significar que sea la que predomine en la universidad actual. Hay una demanda para ampliar el conocimiento interpretativo de la economía que vaya más allá de lo establecido. De hecho empieza a crecer una corriente que piensa que hay que dotar de mayor interdisciplinariedad el estudio de la economía e incorporar más y nuevas visiones. La economía de la empresa, básicamente enseña una única manera de entender las organizaciones y se obvian otras formas de gestión.

El estudio y enseñanza de la economía social concreta una de estas demandas; con su estudio, conceptos como beneficio, rentabilidad o productividad tienen una acepción mucho más amplia. También el hecho de situar a la persona en el eje por encima del capital representa un cambio muy profundo en el paradigma. Entender que las organizaciones generan una huella en la sociedad y que su comportamiento contribuye de forma decidida a la configuración de las relaciones y estructuración del funcionamiento de nuestro mundo, es otra característica que implica la conciencia de que una empresa es algo más que una mera función de producción que recompensa el capital invertido.

En el Tecnocampus y en concreto en la Escuela Superior de Ciencias Sociales y de la Empresa de la Universidad Pompeu Fabra hemos intentado empezar a dar respuesta a esta demanda y queremos dar a nuestros estudiantes una visión ecléctica de la economía y la administración de empresas. Por eso somos el único centro del Estado que incorpora una asignatura obligatoria de Economía Social en los estudios de empresa. Así nuestros alumnos conocen con cierta profundidad otras formas de constitución de organizaciones que van más allá de las sociedades mercantiles, más preceptos de gobernanza y modos de gestión. Estudian la gestión inclusiva y democrática y mediante casos reales observan que no está reñida con la innovación, el emprendimiento, la calidad y la viabilidad. Con ello, pensamos que contribuimos a ampliar el marco generalmente aceptado de análisis y concepción para que nuestros estudiantes puedan hacer una lectura heterodoxa y amplia de la economía. Después como personas libres y responsables elegirán su trayectoria profesional, vital y personal, las opciones que consideren; pero nunca podrán decir aquello de «a mí no me lo contaron».

Esta visión heterodoxa y de impulso científico fue uno de los motores que impulsó la creación de la Cátedra de Economía Social, pero también lo fue la necesidad de contribuir a equilibrar la relevancia del sector dentro del mundo académico. En los diferentes foros y encuentros de académicos llegábamos a la conclusión de la baja correspondencia entre el peso que tiene esta economía en nuestro país y su relevancia científica. Humildemente queremos contribuir a reducir este desfase. Nos ha alentado como los diversos agentes que configuran la Economía Social nos han apoyado y han tenido una actitud activa y cómplice en impulsar y consolidar la Cátedra. Cabe mencionar que el primer convenio de colaboración que firmamos fue con la Fundación Roca y Galés. Compartimos valores y la necesidad de consolidar, estudiar y proyectar la Economía Social, sin duda el salto cualitativo que nos ha dado la estrecha relación con la Fundación es una de las claves del éxito de la Cátedra. Las sinergias, la experiencia, el acompañamiento y compromiso que hemos encontrado en la Fundación Roca y Galés supone uno de los activos principales de nuestro proyecto y esperamos ser igual de valiosos para ella.

La Cátedra, de momento la única que hay en Cataluña, se articula en base a tres grandes bloques. El primero hace referencia a la docencia. Concretado en la asignatura que hemos explicado unas líneas más arriba, la Cátedra también es responsable del Postgrado en Gestión de Cooperativas y Empresas de Economía Social, financiado por el programa ARACOOP de la Generalitat de Catalunya. Estamos ya en la segunda edición, con veinte plazas completamente becadas. Contribuimos de forma concreta a la formación de profesionales en la gestión de este tipo de organizaciones. El segundo bloque de la Cátedra se refiere a la difusión de la Economía Social; participamos, con financiación de la Diputación de Barcelona a la organización de la Semana de la Economía Social de Mataró y formamos parte del conjunto de entidades que gestiona el Ateneo Cooperativo del Maresme (donde nos responsabilizamos de un plan de mentoraje para las cooperativas de nueva creación). El tercer bloque se centra en el estudio de la Economía Social y la transferencia de conocimiento; en este ámbito tenemos un convenio firmado con Caja de Ingenieros y hemos realizado un estudio pionero sobre la penetración de las herramientas TIC en las cooperativas, actualmente estamos elaborando el libro sobre la historia de la entidad. La Fundación Roca y Galés nos ha permitido elaborar un trabajo orientado a elaborar un mapa del cooperativismo catalán y su evolución en función de los diferentes ciclos económicos. Estamos a punto de publicar un doble manual teórico – práctico sobre la gestión de empresas de Economía Social. Recientemente hemos firmado un convenio con el Consejo Económico y Social de Baleares.

La Cátedra, que se constituyó hace dos años; ha organizado conferencias donde han pasado más de 40 ponentes, por el posgrado se han formado 20 personas y 23 más lo están haciendo este año; para las asignaturas de grado han pasado más de 200 alumnos, hemos elaborado 2 estudios, 2 libros y estamos confeccionando otro. Tratamos de tejer complicidades con organizaciones y colaborando activamente con el sector público para difundir y estudiar la Economía Social.

Artículo publicado en la Revista Cooperació Catalana, nº 423

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Asociación Economistas Frente a la Crisis

1 Comment

  1. Mariano el octubre 31, 2018 a las 10:37 pm

    Buenas noches,
    He leido con interés el artículo. Pero, y puede ser falta de información previa, al final no se cual es la alternativa propuesta.
    Se menciona la “economía social” pero no he encontrado una explicación al respecto. ¿En qué consiste?
    Se insiste en que la economía se puede enfocar de otro modo, ¿pero de qué modo? Entiendo que si a la economía se la despoja de los números estaremos entonces hablando de otra cosa (¿política?)
    Respecto a Keynes y Marx (no desde la argumentación, sino desde mi desconocimiento), en qué entornos han funcionado sus modelos para mejorar la vida de la gente?
    Gracias
    Mariano

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