Economistas en su laberinto

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Por Juan Ignacio Bartolomé, vicepresidente de Economistas Frente a la Crisis (EFC)

Pensando en westerns y pianistas, en la línea abierta por Santiago Carbó (“No disparen al economista”. El País, 15-4-2015), me viene a la memoria aquella conocida escena en que el pianista aporreaba el piano del salón con un mono encaramado a su hombro. Un parroquiano le pregunta “¿sabe porque el mono mete su cola en mi whisky?” El pianista responde “no la recuerdo, pero si me la tararea…” Tal vez el parroquiano, sospechando que le están tomando el pelo, sintiera la tentación de dispararle.

Aflora un problema de comunicación. En muchas ocasiones el ciudadano adquiere la sensación de que la conversación con los economistas se convierte en un diálogo de besugos. Inmerso en una crisis profunda y duradera y aplicando las reglas de la lógica, pregunta porque se cierran multitud de empresas que tienen todas las condiciones para funcionar, -producto; instalaciones; tecnología; trabajadores; empresarios; acceso a materias primas…- cuando además existen necesidades, lo que llamamos demanda potencial de sus productos. ¿Es que no hay soluciones para evitar una situación tan absurda? La respuesta que recibe de instituciones como el Banco de España, el Ministerio de Economía o la Comisión Europea, consiste en que los detallados análisis de sus economistas demuestran que las causas son los elevados salarios y pensiones, la seguridad en el empleo y el excesivo gasto en sanidad y educación, en prestaciones sociales. Y que, por tanto, la solución evidente es atacar estas causas, ajustar, empobrecer, des-emplear.

El ciudadano constata que el sufrimiento social y el incremento de las desigualdades, asociados a estas medidas, son simultáneos al enriquecimiento de unos pocos y al ambiente opresivo de la corrupción que impregna la gestión de la economía. Y deduce, aplicando nuevamente la lógica formal, que no están contestando a sus preguntas, que los economistas dedican su tiempo a elaborar elementos teóricos que justifiquen este escenario.

Además tiene buena memoria y recuerda que estos economistas defendían insistentemente en sus artículos, informes y conferencias, que la plena libertad de los mercados financieros propiciaría la asignación eficiente de los recursos productivos, el buen funcionamiento de la economía y, con ello, la prosperidad y el bienestar. Recuerda también que sus argumentos eran acogidos complacientemente por los grandes grupos financieros, que los utilizaban como elementos de presión hacia los poderes públicos para que desregularan estos mercados. Las consecuencias son bien conocidas porque las hemos sufrido y las seguimos sufriendo. Sin reglas estrictas y eficaces entraron en una espiral especulativa que está en el origen de la crisis. Y es que la libertad de mercado requiere una regulación adecuada, como la libertad del tráfico rodado necesita un código de circulación, policías que lo hagan cumplir y semáforos. Libre mercado y regulación son complementarios no contradictorios.

Para su sorpresa, escucha a estos mismos economistas proponer la “austeridad”, entendida como medidas que agravan y alargan la crisis, que implican el desempleo, el derroche de los recursos productivos. Al parecer se mueven en un laberinto en que sus proposiciones no se encuentran con la realidad, a pesar de que sus criterios, según dicen, se apoyan en la ciencia económica. La desmedida afición a la lógica de nuestro ciudadano le lleva a la conclusión de que la ciencia económica no forma parte de la solución si no del problema.

No es fácil mostrarle que sus deducciones se refieren a una franja de economistas, numéricamente reducida, que ha adquirido un protagonismo y una influencia tan desmesurados que sus ideas han alcanzado la categoría de “pensamiento único”. Son economistas fabricados expresamente por determinadas universidades y escuelas de negocios para esta función. Tal vez, en vez de utilizar complicados argumentos el método más eficaz para convencerle sería invitarle a ver la película Inside Job. Desafortunadamente, nadie ha propuesto hacer obligatoria su proyección en los centros de enseñanza.

La profesión de economista es enormemente versátil y su labor se desarrolla en todo tipo de centros de trabajo, en las empresas privadas; en las administraciones públicas; en los hospitales; en los despachos que trabajan por cuenta propia; en la enseñanza; en la investigación… Es una labor que aporta valor al conjunto del sistema productivo. Y no es exagerado calificarla como un factor relevante del progreso de la sociedad. En tan variados espacios habita la gran mayoría de los economistas y, por supuesto, si de algo adolecen sus ideas es de excesiva diversidad, si la diversidad pudiera ser excesiva. Donde hay dos economistas aparecen cinco opiniones diferentes sobre un mismo tema. Hablar en este ámbito de “pensamiento único” es una incongruencia y más incongruente es clasificar en este apartado al conjunto de los profesionales de la economía.

Sin embargo, persisten los problemas de comunicación. No estaría de más que las instituciones que representan a los economistas hicieran algo al respecto. Se echa de menos la difusión de códigos éticos sobre la gestión de la actividad económica o la orientación de los planes de estudios de economía con la visión global que estas instituciones pueden aportar, sin el peso excesivo de las técnicas puramente especulativas. Habría que insistir en que, al igual que otras ciencias, el objetivo de la ciencia económica es el bienestar de la sociedad… Si se quiere evitar que disparen al economista. Y, por su parte, el encargado del salón podría escribir en su cartel “no disparen a todos los economistas”.

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Asociación Economistas Frente a la Crisis

11 Comments

  1. ALlorens el mayo 7, 2015 a las 10:51 am

    ¿Por qué se cierran multitud de empresas que tienen todas las condiciones para funcionar, -producto; instalaciones; tecnología; trabajadores; empresarios; acceso a materias primas…- cuando además existen necesidades, lo que llamamos demanda potencial de sus productos? La respuesta es bastante sencilla: porque no tienen todas las condiciones necesarias. Tienen unas cuantas, pero no todas. En la mayoría de los casos, les falta solvencia, en otras les sobra personal y en otras no pueden soportar las cotizaciones a la SS y los impuestos de todo tipo.
    No hay contradicción alguna entre lo que dicen los economistas del Banco de España, del MInisterio de Economía o de la Comisión Europea y lo que sucede en la realidad.

    Si la “austeridad” la entiendes como medidas que agravan y alargan la crisis, que implican el desempleo y el derroche de los recursos productivos, pues efectivamente no hay nada que decir. Pero si la entiendes como ajustar los gastos a los ingresos para no aumentar el endeudamiento del Estado, pues claro que tiene sentido.
    Por lo demás, totalmente de acuerdo con la necesidad de conciliar la libertad de mercado con su regulación, pero eso se llama ordoliberalismo y no creo que los economistas que formais ese colectivo, estéis muy de acuerdo con esa filosofía.

    Un abrazo,

  2. J.I.Bartolomé el mayo 7, 2015 a las 9:22 pm

    La drástica y veloz destrucción de una parte relevante del tejido industrial no se debió a insolvencia ni a exceso de plantillas. En general fue consecuencia de una espectacular caída de la demanda efectiva ocasionada por el cierre del acceso al crédito de empresas y consumidores. Muchas empresas solventes y ajustadas experimentaron, en muy poco tiempo, reducciones de sus carteras de pedidos en porcentajes que imposibilitaron su continuidad. También, lógicamente, su capacidad para hacer frente a los impuestos que poco tiempo antes pagaban sin excesivos problemas.
    En cuanto a la llamada austeridad, su traducción al lenguaje económico es «empleo eficiente de los recursos productivos». El concepto opuesto, derroche, es «empleo ineficiente». Es derroche construir aeropuertos donde nunca llega un avión o viviendas que quedan vacías y aplicar la austeridad es evitarlo. Pero también es derroche prescindir de médicos, profesores o investigadores. Es derroche tomar medidas pro-cíclicas que incrementan el paro, porque la utilización más ineficiente de los recursos productivos es no utilizarlos. Son cuestiones bajo las que subyace un nivel de complejidad elevado, pero es normal que nuestro ciudadano, amante de la lógica, se sienta perplejo.

  3. ALlorens el mayo 8, 2015 a las 8:08 am

    Es una explicación de manual de economía keynesiana. Se nota que eres o has sido profesor de economía. Pero como dices muy bien las cosas son mucho más complejas. El problema real es que la demanda interna no puede alimentarse indefinidamente a base de aumentos continuos del crédito a empresas y consumidores financiado por la banca en el exterior. En algún momento tenía que reventar.
    Al socaire de esa demanda artificial prosperaron muchas empresas ineficientes y endeudadas a límites inauditos, que naturalmente no han sobrevivido a la crisis, ni siquiera con las enormes facilidades para la cancelación de sus pasivos que les da la ley concursal. La crisis estaba cantada, era cuestión de tiempo, y llegó. Supongo que estás en contra de todas las reformas que ha hecho este gobierno para hacer nuestra economía más flexible, más adaptable al cambio del ciclo.
    El problema de las reformas es que cuando no se hacen en la fase alcista del ciclo, hay que hacerlas, sí o sí, en la bajista, cuando operan como pro-cíclicas. Lo único que no se puede hacer es dejarlas «ad calendas graecas», perdona el latinajo.
    Sobre los investigadores, que está tan de moda. ¡Claro que hay que fomentar la investigación! Pero la seria, no las «cosas», por llamarlas algo, que se ven tan a menudo en nuestra deterioradísima universidad.

    Saludos,

  4. Pauet el mayo 8, 2015 a las 6:16 pm

    Creo que lo que de verdad transmite el articulo es cierto deseo de exculparse de un economista (o de toda una corriente de pensamiento económico) por lo que parafraseando el titulo de Anisi podríamos llamar el viaje del bienestar al miedo de nuestras sociedades en las últimas décadas (claramente no se está refiriendo exclusivamente a España, lo que nos presenta es una visión global).

    El autor se lamenta especialmente del papel de ideólogos y aveces ejecutores de muchos economistas en este proceso y llega incluso a hablar de «economistas fabricados expresamente por determinadas universidades y escuelas de negocios para esta función».

    Finalmente viene a decir que no todos los economistas son iguales y que por favor no les metamos a todos en le mismo saco, que pueden ser parte de la solución y no del problema.

    A todo esto si lo he entendido bien yo le contesto que entendido, que algunos lo entendemos pero que no se canse de repetir el mensaje porque el peligro que corre como «pianista-economista» no es que le disparen desde el publico sino que
    no le permitan tener audiencia para que su musica se pierda para siempre

  5. J.I.Bartolomé el mayo 9, 2015 a las 1:53 am

    Totalmente de acuerdo, amigo ALLORENS, en que «la demanda interna no puede alimentarse indefinidamente a base de crédito….. ….financiado por la banca en el exterior». Precisamente a eso se refiere mi alusión a la necesidad de combinar la libertad de mercado con la regulación. Sobre todo en sectores que afectan al conjunto del sistema como el financiero.
    Es obvio que soy contrario a las reformas que se han hecho. Creo que sus objetivos no han sido los que expresas sino, simplemente, la defensa de intereses que sustentan al gobierno que las ha aplicado. Es necesario hacer reformas, muchas, pero no se puede ignorar que no suelen ser neutrales.
    Un abrazo.

  6. J.I.Bartolomé el mayo 9, 2015 a las 2:13 am

    Por otra parte, no te equivocas al suponer que he sido profesor de economía. Pero al inicio de la crisis presidía el comité de industria de la confederación española de empresas del metal, que agrupa a unos cientos de miles de empresas. Puedo asegurarte que es un buen observatorio.

  7. ALlorens el mayo 10, 2015 a las 9:34 am

    No entiendo como puedes decir que el objetivo de las reformas ha sido la defensa de los intereses que sustentan al gobierno. Es verdad que las reformas no suelen ser neutrales, aunque algunas lo son. Lo que es seguro que siempre son incomprendidas. ¿Recuerdas la fortísima contestación sindical a las reformas del primer gobierno socialista? Las reformas actuales han sido exigidas y bendecidas por la Unión Europea, que es socialdemocrata (art. 3 del Tratado de Lisboa).
    Los alemanes son los inventores del ordoliberalismo y de la economia social de mercado, es decir, de la socialdemocracia.
    Volviendo al tema que ha dado lugar a este para mí interesente minidebate, creo que son muchos los economistas que se crean su propio laberinto por razones puramente ideológicas.

  8. J.I.Bartolomé el mayo 11, 2015 a las 1:43 am

    Es cierto que a veces las reformas son incomprendidas, pero no siempre. En este caso creo que se entienden bastante bien. Resulta difícil calificar de socialdemócratas la reforma laboral o la disminución de las partidas asistenciales en los presupuestos, que han provocado un alarmante aumento de los índices de desigualdad. Por cierto, recomiendo la lectura de un reciente informe de la OCDE, cuya conclusión es que la relación entre crecimiento y desigualdad es inversa, es decir, a mayor desigualdad menor crecimiento. Sin entrar en el debate sobre quién inventó qué, ni Alemania ni, bajo su influencia, la Comisión Europea han sido socialdemócratas durante los largos años de crisis. Alemania ha perseguido, como es lógico, su propio interés. A título de ejemplo, hay bastante literatura que constata el enorme flujo de fondos desde los países del sur de Europa hacia la banca alemana, como consecuencia del pánico financiero provocado en esos países. Estos flujos la han salvado de sus posiciones en activos tóxicos que el regulador del sistema financiero alemán valoraba en más de 800.000 millones de euros en 2009.
    También me resulta interesante este «minidebate» y coincido en que las propuestas económicas están impregnadas de ideología. Al fin y al cabo, la economía es política concentrada.

  9. ALlorens el mayo 12, 2015 a las 3:45 am

    La pregunta es: ¿la legislación laboral española tras la última reforma es mucho menos tuitiva de los derechos de los trabajadores que la legislación de los países nórdicos o centroeuropeos, que son la cuna de la socialdemocracia? Hasta donde yo se, la respuesta es no.
    ¿Se han reducido las partidas asistenciales en proporciones suficientes para causar un aumento grave e irreversible de la desigualdad? Hasta donde yo se, no.
    Puede ser que las cosas no sean como yo creo que son. No tendría ningún problema para reconocer mi error, siempre que se me demuestre con cifras serias, para entendernos, del INE, del BdeE, o similares, no con estudios hechos por ONGs que hacen un trabajo muy importante en su campo, pero que en temas económicos no tienen la menor idea.
    Para poder dar validez a un trabajo económico, tiene que basarse en fuentes de datos fiables, seguir una metodología rigurosa y plantearse desde una perspectiva de imparcialidad y objetividad estrictas. Es decir, que las conclusiones sean el resultado del trabajo y no al revés, que el trabajo sea el resultado de las conclusiones que se quieren obtener «a priori».
    Con un poco de suerte, al final va a resultar que estamos de acuerdo en casi todo.

  10. J.I.Bartolomé el mayo 13, 2015 a las 10:51 pm

    Si estás interesado en el análisis comparado del mercado de trabajo en la UE, te recomiendo el artículo de Antonio González : «MItos del mercado de trabajo español», que puedes encontrar en esta misma web. Si te interesa la evolución de los índices de la desigualdad, la OCDE ha publicado varios informes, mostrando que la desigualdad en España ha experimentado el mayor crecimiento de los países de la OCDE. Te será fácil dar con ellos
    Son análisis basados en datos solventes. La verdad es que no suelo manejar informes de ONGs, con todo mi respeto para estas organizaciones.

  11. ALlorens el mayo 14, 2015 a las 5:59 pm

    No conocía el artículo de Antonio González, pero sí los informes de la OCDE.

    Te resumo lo que dijo la OCDE sobre la reforma laboral española del año 2012 en Diciembre de 2013.

    La reforma ha promovido la flexibilidad interna en las empresas… y ha reducido los costes ligados al despido para los trabajadores indefinidos. La reforma ha contribuido a una significativa moderación salarial… y a un aumento de la contratación indefinida… incluso aunque, con anterioridad al cambio legislativo efectuado en agosto de 2013, también derivará en un descenso de los despidos colectivos. La reforma tiene potencial para impulsar el crecimiento de la productividad y la competitividad… pero debería ir acompañada de esfuerzos adicionales para promover una mayor competencia en los mercados de bienes y unas políticas de activación eficientes. Si bien se trata de un avance importante, podrían contemplarse medidas adicionales.

    Los párrafos anteriores son textuales, son los que encabezan los sucesivos párrafos del informe ejecutivo.

    Es evidente que la opinión de la OCDE no es ni mucho menos negativa. Que la última reforma podía haber se hecho mejor? Pues claro, como todo. Pero de ahí a decir que es una barbaridad hay un trecho enorme.

    Respecto a los informes de la OCDE sobre la desigualdad, lo que dice en el informe titulado «PANORAMA DE LA SOCIEDAD 2014. RESULTADOS CLAVE: ESPAÑA. LA CRISIS Y SUS CONSECUENCIAS» es que el índice de paro pasó de un 8 % antes de la crisis a un 26,5 % después de la crisis, que el índice de Gini pasó de un 0,309 a un 0,338 y que la brecha entre el 10 % más rico y el 10 % más pobre paso de 8,7 a 13,1.

    El índice de Gini después de la crisis está en España a un nivel similar al del Reino Unido (0,341), Portugal (0,344), Israel (0,376), United States (0,380), Canada (0,320), Australia (0,334), Japón (0,336).
    Como es evidente el índice de Gini va a mejorar sustancialmente a medida que crezca el empleo. El problema es que en España los medios de comunicación solamente publicaron el aumento de la brecha entre ricos y pobres porque es la más llamativa, y es que no tienen remedio.

    Conclusión: estamos terminando de salir de una crisis monumental que ha sido terrible, pero no lo hemos hecho tan mal. Por el contrario, creo que lo hemos hecho mucho mejor que otros países. ¿Que ahora navegamos a favor del viento? Pues, perfecto. Pero los experimentos con gaseosa. Por otra parte, mientras estemos en la UE la política económica va a seguir siendo la misma, gobierne quien gobierne porque los tratados europeos dicen lo que dicen. Alemania se limita a recordar los tratados cuando alguien llega con ideas originales.

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