El fin de la recesión no implica la recuperación social

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José Moisés Martín Carretero (@jmmacmartin) es miembro de Economistas Frente a la Crisis

Salimos de la recesión pero no de la crisis. Esta frase de Mariano Rajoy bien podría resumir el momento en el que se encuentra nuestra economía y nuestra sociedad. Más allá de lo acertado de los pronósticos, el endeble crecimiento económico que se adivina para el tercer trimestre del año, basado fundamentalmente en la leve mejora de nuestra demanda externa, augura un período de muy débil crecimiento económico que tardará años en generar empleo y que arrastrará consigo numerosos problemas sociales, y, entre ellos, la persistencia de unas tasas de pobreza y exclusión social inaceptables.

Desde el inicio de la crisis, la pobreza en España se ha incrementado hasta alcanzar, según el indicador “riesgo de pobreza y exclusión social” de EUROSTAT, un 28,2% del conjunto de la población. El indicador de EUROSTAT combina una serie de factores sociales, entre los que el principal determinante es el de aquellas personas que viven con menos del 60% de la mediana de los ingresos netos anuales.

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 Una sociedad con esta tasa de riesgo de pobreza y exclusión social es una sociedad fragmentada, donde la cohesión se ve amenazada por la persistencia de bolsas de pobreza y exclusión generadoras de un sufrimiento inaceptable para una sociedad democrática.

 Aun recuperando la senda de crecimiento económico, ¿es éste condición suficiente para reducir esos niveles de pobreza? La teoría económica sugiere que existe una relación entre crecimiento económico y reducción de la pobreza a muy largo plazo, pero a corto plazo esta relación es menos directa. Si tomamos en cuenta las tasas de variación del PIB y de la tasa de pobreza monetaria (porcentaje de personas que viven con menos del 60% de los ingresos medianos anuales), podemos extraer varias conclusiones.

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La primera de ellas es que salvo en un año, las reducciones de la tasa de pobreza han venido asociadas a niveles de crecimiento económico significativo. Sin embargo, el crecimiento económico ha sido condición necesaria pero no suficiente. En ocho casos, el crecimiento económico estuvo asociado a la reducción de la tasa de pobreza. En otros seis casos, el crecimiento económico estuvo asociado a crecimientos de la tasa de pobreza. En los dos años de crecimiento económico negativo (2009 y 2011), en uno la tasa de pobreza se redujo ligeramente y en otro aumentó más de un 5%. La relación estadística es muy poco significativa en términos lineales.

En conclusión, para reducir su tasa de pobreza, España necesitará un crecimiento económico significativo, pero este crecimiento no será condición suficiente. Hará falta un esfuerzo adicional para garantizar la cohesión social.

¿Qué acciones se pueden llevar a cabo? ¿Qué modelos de desarrollo seguir para reducir esos niveles de pobreza? ¿Es la competitividad económica una condición suficiente para la reducción de las tasas de pobreza? ¿O necesitamos otro tipo de políticas?

Para responder a estas preguntas evaluaremos, sobre la base del análisis de la situación de los países de la OCDE, la relación existente entre pobreza, competitividad, desigualdad social y gasto social.

En primer lugar, y atendiendo al gráfico, podemos deducir que no existe relación significativa entre el grado de competitividad de los países de la OCDE y su tasa de pobreza. La lógica de la economía del “goteo”, por la cual un país más competitivo genera más empleo y por lo tanto tiene menor nivel de pobreza no parece tener reflejo estadístico automático si examinamos los resultados de esta regresión de corte transversal.

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En efecto, países con similares grados de competitividad medidos según uno de los índices más reconocidos, el elaborado por el World Economic Forum de Davos, pueden tener, y de hecho tienen, muy diferentes tasas de pobreza.

En segundo lugar, la pobreza aparece con una relación estadística bastante significativa con el grado de desigualdad de las sociedades OCDE. A mayor desigualdad social, medida por el coefiente de Gini[1], mayor tasa de pobreza.

4 De esta relación podríamos obtener la conclusión que países con una distribución más igualitaria de la renta tienen, por regla general, menores tasas de pobreza.

En tercer lugar, el gasto social parece tener un impacto positivo en la reducción de la desigualdad social y de las tasas de pobreza. Países con mayor gasto social sufren una menor desigualdad social y una menor tasa de pobreza.5 6 Como conclusión de este análisis muy somero, y sin dejar de abrir las puertas a una profundización, podemos afirmar que la experiencia internacional señala que los países OCDE con mayor gasto social y con mayor grado de igualdad en la distribución de la renta parecen tener menores tasas de pobreza, con independencia de sus niveles de competitividad medidos por índices como el del World Economic Forum. Relación estadística no implica causalidad, sin duda, pero todo parece indicar que, al menos en el marco de la OCDE, los niveles de competitividad no afectan a las tasas de pobreza, mientras que éstas sí son sensibles al gasto social y a sociedades con mayor grado de igualdad en la distribución de la renta.

Dicho esto, cabe preguntarse: ¿qué prioridades marcaremos a la hora de salir de la crisis? ¿Será el crecimiento económico y la mejora de la competitividad condiciones suficientes? ¿Cuál será la prioridad de la agenda española post-recesión?

La pregunta ha sido claramente contestada por la sociedad española. Tomando como datos las encuestas periódicas del Centro de Investigaciones Sociológicas, y respondiendo a cuáles serían las principales prioridades de España, los encuestados, que tradicionalmente habían situado la lucha contra las desigualdades sociales como prioridad sobre la mejora de la competitividad, dieron un giro radical y en 2010 –último año con registro de esta pregunta en el CIS- situaron la mejora de la competitividad hasta casi 30 puntos por encima de la lucha contra las desigualdades sociales. Es interesante fijarse en los años 1992-1995, años también de crisis, y en los que ambas prioridades merecían la misma atención para la opinión pública.7

Como conclusión a este breve post: quien escribe estas líneas tiene serias dudas de que una salida de la crisis basada en la necesaria mejora de la competitividad vaya a tener demasiados efectos, en sí misma, en la reducción de las altísimas tasas de pobreza generadas durante la crisis, si no viene acompañada con una mejor distribución de la renta y un mayor gasto social.

Lamentablemente, y como muestra el dramático cambio operado en la opinión pública, el orden de prioridades sitúa a la competitividad por encima de la lucha contra la desigualdad –después del empleo, y que es la gran prioridad, y que no aparece en el gráfico. Este vuelco hacia la competitividad como prioridad nacional puede traer consigo el silenciamiento del enorme coste social que se cebará con aquellos que corren el riesgo de no coger el tren de la tan aclamada y esperada, y por otro lado, hipotética “recuperación” de la economía española.

Cualquier programa socioeconómico que se tome en serio la inaceptable situación de pobreza y exclusión social en la que viven cientos de miles de personas en España debe tener estos aspectos en cuenta. No basta con crecer: hay que hacerlo desde un fuerte compromiso con la igualdad y la reducción de la pobreza.


[1] El índice de Gini es un indicador estándar de medición de la desigualdad de ingreso, el cual relaciona los cuantiles poblacionales con su participación en la distribución de la renta. Un índice de Gini de 1 equivaldría a una sociedad perfectamente desigual donde una persona obtiene toda la renta y el resto ninguna, y un Índice de Gini de 0 equivaldría a una sociedad perfectamente igualitaria donde cada individuo tiene exactamente la misma renta.

4 Comments

  1. VICENTE el octubre 27, 2013 a las 8:43 pm

    No cabe duda de que las políticas económicas actuales, no solo no van por ese camino, al contrario, me preocupa tremendamente que vayan por el camino totalmente contrario. Ya no solo es la exclusión social, es la sanitaria (disminuirá la esperanza de vida) y la educativa (es el camino directo a la esclavitud). La precariedad laboral, la irresponsabilidad calculada de los medios de comunicación, en manos de auténticos gansters, el monopolio del poder económico y la total y absoluta indiferencia de gran parte de la población ante los problemas hacen que las perspectivas de solución pacífica sean nulas. El capitalismo quiere salvarse o alargar su agonía con la sangre de los pueblos y las naciones, con tal de disminuir la población mundial. ¿Habrá respuesta a esta situación que parece de ciencia ficción pero no lo es? ¿Alguien puede pensar que esto que expongo son fantasías?. Puede ser, pero lo cierto es que los ideólogos del neoliberalismo, como auténticos criminales, sin conciencia solo miran el dinero, la macroeconomía, el pueblo, el paro, el hambre son daños colaterales que les importan un carajo, y no hay mejor política que la que no pueden hacer los muertos. Yo creo en el ser humano, en el que ha existido, el que existe y el que existirá. Esta maravillosa especie capaz de las mayores atrocidades, también es capaz de componer las más bellas sinfonías, y las más bellas poesías. Es la hora de escribir nuestra estrofa como diría Walt Whitman, ese gran poeta norteamericano, empecemos a hacerlo, este es nuestro mundo, no el de las bestias que ahora lo gobiernan y lo dominan. Ha llegado la hora del triunfo del hombre, de la HUMANIDAD. Solo depende de nosotros
    la gente buena, nuestro silencio es el triunfo de los malos, Gritemos BASTA YA.

  2. nbeltranaraguas el octubre 28, 2013 a las 12:37 am

    Reblogueó esto en Aún se puede decir algo másy comentado:
    Es triste tener que dejar la patria porque en la patria no hay un orden justo donde puedan encontrar trabajo (Mn Romero).
    y «los países OCDE con mayor gasto social y con mayor grado de igualdad en la distribución de la renta parecen tener menores tasas de pobreza «

  3. John el octubre 29, 2013 a las 12:10 pm

    Podrías hacer una comparativa de niveles de produccion y mano de obra necesaria con una proyeccion de unos 10 años hacia delante y desde principios de siglo XX? Es seguro muy interesante ver como las dos curvas se separan cada vez más, casi al final de los 10/20 años de la proyeccion no será necesaria la mano de obra (debido al desarroyo tecnológico). Me pregunto quien comprará entonces los bienes que producimos con tanta rapidez y facilidad…

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