El retorno agresivo de la inflación. Evocación de los acuerdos de la Moncloa

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 En marzo de 2022 el índice de precios de consumo aumentó en un 3% sobre el mes precedente y en un 9,8% sobre el mismo mes del año anterior. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la electricidad, carburantes y combustibles fueron los componentes del índice que registraron los mayores crecimientos en el mes citado (Gráfico). En el mismo mes el aumento de los precios de consumo en los países de la Eurozona ascendió al 7,5%, dentro de los cuales el precio de la energía explicó más del 44,1% del aumento de dicho indicador.

 España fue el quinto país de entre los 19 estados miembros de la Unión Europea en cuanto a intensidad de las elevaciones del indicador citado, detrás de los tres países bálticos y de los Países Bajos. Destacaron asimismo las importantes variaciones de precios registradas por países tales como Alemania (7,5%), Italia (7,0%) y Francia (5,1%), según Eurostat.

  En el caso español destaca la relevancia de la electricidad, que en marzo de 2022 explicó más del 50% de aumento del IPC. Este indicador no recoge la evolución de los precios de la electricidad en el subsector de los consumidores (hogares y empresas) que tienen contratos convenidos con las empresas productoras de electricidad. Dicho componente supuso en 2021 el 60% del total de consumidores. Esta carencia debería ser corregida por el INE, a la vista de la relevancia de la electricidad en el fuerte aumento de precios del primer trimestre de 2022.

 En este último periodo la economía española parece haber mantenido un ritmo de crecimiento similar o incluso algo superior al del trimestre precedente (el 2,2%), a la vista de la evolución favorable del empleo. Sin embargo, esta evolución puede resultar afectada a la baja por el comportamiento de los precios energéticos y por el clima de incertidumbre generada por el conflicto bélico de Ucrania. La importante elevación de los precios del petróleo y del gas natural y las restricciones  posibles en algunos suministros importantes, pueden suponer una importante detracción de la renta disponible de los hogares y también afectar a la baja a los resultados empresariales, por el mayor peso en el valor de la producción de los más altos costes energéticos.

  La experiencia española de las crisis energéticas, esto es, de las elevaciones de los precios del petróleo y del gas y de la presencia de restricciones en los suministros, han sido siempre negativas. En los años setenta del pasado siglo dichas elevaciones de precios de la energía  impulsaron  una recesión, esto es, generaron  reducciones importantes del ritmo de crecimiento,  provocaron  importantes aumentos de los precios y ocasionaron  situaciones de fuerte déficit en la balanza de pagos, con el consiguiente aumento del endeudamiento exterior.

  Una situación como la descrita tuvo lugar en la segunda mitad de los años setenta del pasado siglo, coincidiendo con la etapa de la transición política española desde un régimen político dictatorial a una democracia parlamentaria. La elevación del precio del barril de petróleo desde dos dólares hasta diez dólares en el año 1973, que había sido un periodo de intenso crecimiento, provocó una fuerte desaceleración del crecimiento en 1974-75 (si no hubo crecimiento negativo en este   periodo es porque en tiempos de Franco el PIB nunca registró ”por decreto” tasas negativas de crecimiento).

La recuperación de 1976-77 resulto limitada sobre todo por los más altos precios de la energía, que dispararon la inflación y el déficit exterior, a la vez que se deprimía la inversión ante las incertidumbres que planteaba la situación política inmediatamente posterior a la muerte del dictador. En esos años la inflación se aproximó al 30% de variación interanual, en un contexto de incrementos salariales varios puntos por encima del aumento de los precios de consumo, así como de una fuerte elevación del desempleo. Se advirtió la intensa dependencia de España de los consumos de derivados del petróleo, cuyos precios se mantuvieron estables en principio mediante la disminución fiscal sobre tales combustibles, con lo que no se frenaba su consumo y se disparaba el déficit exterior

Ante los riesgos políticos que planteaba la situación, pasadas las primeras elecciones legislativas de junio de  1977, se  lograron firmar los Acuerdos de la Moncloa  en octubre de 1977 entre las principales fuerzas políticas, con el apoyo exterior del sindicato UGT, puesto que el sindicato CC. OO se distanció de los acuerdos adoptados. En el momento de la firma de los Acuerdos citados el IPC registraba un aumento interanual del 26,5%. “Técnicamente los acuerdos consistieron en un pacto para limitar el crecimiento de la masa salarial a cambio de diversos compromisos públicos y también de una cierta presencia política de la oposición y de los sindicatos” (J.V. Sevilla Segura, “El final de la transición», ”El País, 23.11.2 1985).

  Después de los Acuerdos de la Moncloa se pasó a establecer aumentos salariales en función no de la inflación pasada, sino en función de la inflación prevista para el año siguiente, con cláusulas de revisión salarial semestrales si los precios crecían por encima de lo previsto. En dichos pactos se estableció que los precios energéticos evolucionarían en línea con las modificaciones de los precios de origen de la energía. Los Acuerdos de la Moncloa tuvieron un papel estabilizador importante, lo que permitió sacar adelante la Constitución de 1978. El resto de los Acuerdos incluyó abundantes medidas de reforma de los instrumentos de la política económica, destacando entre los mismos la extensión de seguro de desempleo y la creación del Impuesto sobre la Renta de las ‘Personas Físicas.

De la etapa analizada se pueden sacar algunas consideraciones para el momento presente. En el último paquete de medidas de política económica recientemente establecidas lo más relevante es el establecimiento de un tope al precio del gas natural que entra en la producción de electricidad, actuación pendiente de confirmación por parte de la Comisión Europea. Con dicha medida puede lograrse una estabilización del precio de la electricidad, que tan decisiva ha sido en las elevaciones de precios del primer trimestre del año en curso. Importa tambien el tope del 2% impuesto a las elevaciones del precio del alquiler..

El contexto actual se caracteriza por la elevada incertidumbre derivada sobre todo de la duración y alcance del conflicto bélico de Ucrania. Ante la posible espiral de precios-salarios que puede tener lugar, será conveniente establecer acuerdos en línea no solo con la pauta establecida en los citados Acuerdos de la Moncloa, sino también con los acuerdos interconfederales que sucedieron a dichos Acuerdos, que en su día resultaron superados por la intensa elevación de los precios del petróleo en 1979, tras el cambio político en Irán.

La España de 2022 difiere en bastantes aspectos de la de 1977. Destaca sobre todo la actual pertenencia de España a la Unión Europea y la sustitución de la peseta por el euro, que es una divisa de amplia implantación internacional, lo que reduce la dependencia de los niveles de reservas de divisas, que en la etapa de los Acuerdos de la Moncloa eran un factor limitativo del crecimiento, sin olvidar ña trascendencia de la deuda exterior.

  La reducción de la tasa de inflación y, sobre todo, de la brecha inflacionista respecto del resto de Europa, requerirá de medidas adicionales y, sobre todo, de acuerdos entre los agentes sociales y el gobierno. Una reducción generalizada de impuestos no ayudaría a frenar la inflación. Es preciso atacar la inflación para impedir el freno al crecimiento que pueden provocar los elevados precios de la energía y también para sacar adelante las importantes  reformas necesarias para la transformación de la economía española.

 

Una versión más reducida del presente trabajo se publicó en la revista semanal El Siglo de Europa de 8 de abril de 2022

About Julio Rodríguez Lopez

Doctor en Ciencias Económicas, Estadístico Facultativo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis, es Vocal del Consejo Superior de Estadística. Ha sido Vocal, hasta su desaparición, del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid, expresidente del Banco Hipotecario y de Caja Granada.

3 Comments

  1. JORGE ARAGON MEDINA el abril 17, 2022 a las 8:56 pm

    Me parece que el artículo es una opinión que no contribuye al análisis de la compleja situación actual ni a abrir un marco de debate común en la izquierda, tan necesario hoy.
    Nada peor que realizar análisis sectarios e indocumentados.
    Poco tienen que ver los Pactos de la Moncloa, en un proceso de transición de la dictadura franquista a la democracia (merece leerse el documento completo de la Pactos de la Moncloa) con los retos geopolíticos y socioeconómicos a los que nos enfrentamos hoy.
    También se afirma, entre otras cosas que “pasadas las primeras elecciones legislativas de junio de 1977, se lograron firmar los Acuerdos de la Moncloa en octubre de 1977 entre las principales fuerzas políticas, con el apoyo exterior del sindicato UGT, puesto que el sindicato CCOO se distanció de los acuerdos adoptados”. No fue así, y se pueden consultar fuentes tan solventes como los trabajos de Mercedes Cabrera, Nicolas Sartorius, o incluso Vazquez Montalban. Lo dejo ahí para no alargarme.
    Siento haber perdido parte de mi tarde de domingo para escribir estas letras, pero me sigue cabreando el sectarismo y dogmatismo de una parte de la izquierda.
    Saludos y salud,
    Jorge Aragón

    • Economistas Frente a la Crisis el abril 19, 2022 a las 11:47 pm

      Estimado Jorge, creo que te has pasado tres pueblos descalificando a Julio Rodriguez de sectario y dogmático. Por el contrario, Julio no sólo no es tal cosa sino persona muy respetable, documentada y abierta a toda posición progresista más allá de cualquier posición partidista. Ojalá toda la izquierda fuera como él y no sólo una parte. En los pactos de la Moncloa yo era delegado de CCOO y presidente del Comité de Empresa de una empresa pública. Podríamos discutir e interpretar cual fue la posición de CC.OO en aquellas circunstancias, pero te aseguro -digan lo que digan las citas de autoridad que mencionas- no fue tan clara como parece que tu afirmas… con independencia de que los Pactos de la Moncloa sí puedan y pueden traerse al momento presente como una referencia. También entonces, como hoy, este país se enfrentó a retos sociales y políticos de enorme envergadura. La Historia no se repite, pero sí nos suministra enseñanzas que no deben desdeñarse.
      En cualquier caso, con la hipersensibilidad que has puesto de manifiesto en tu comentario -tan hostil- difícil sería abrir un marco de debate común en la izquierda. Pero no. Seguro que será muy fácil. Las descalificaciones totales por tan poca cosa solamente anidan en reductos de alcance insignificante.
      Saludos, Jorge Fabra Utray

  2. Julio Rodriguez López el abril 19, 2022 a las 10:25 pm

    La situación política de 1977 si que era muy diferente de la actual, pero la situación económica tenia elementos similares, como son los que provoca una inflación de costes derivada de una elevación intensa de los precios de la energía. En aquel momento se advirtió que no podía continuar una política de indiciación intensa de los salarios, apremiando entonces mas que ahora el fuerte déficit de balanza de pagos. Este problema ya ha empezado a advertirse en este momento, como lo confirman los elevados déficits de balanza de pagos de enero y febrero de 2022. De practicarse ahora una indiciación salarial plena la inflación se reforzaría, por lo que es necesario llegar a algún tipo de acuerdo como mínimo entre los agentes sociales. La idea del articulo es que debe de conseguirse algún tipo de acuerdo, que ahora parece mas posible entre los agentes sociales que entre los partidos políticos, a la vista sobre todo de la posición de defensa a ultranza de una rebaja sustancial de impuestos como la del Partido Popular.
    Conozco las opiniones favorables a los Acuerdos de la Moncloa de los lideres citados en el comentario, pero en el momento de la firma no estaba tan clara una posición neta favorable de CC OO al contenido de los Acuerdos. Estos últimos tenían bastante contenido, pero lo que apremiaba en el otoño de 1977 eran la inflación y la perdida de divisas que generaban los déficits exteriores, y algo de eso también sucede ahora. Por cierto, lo que recogían los Acuerdos en materia de urbanismo y vivienda sigue siendo por completo vigente en este momento: poco se ha avanzado en este terreno, a pesar de haber transcurrido casi 45 años desde la firma de los Acuerdos.
    Siento haberle hecho perder el tiempo. En mi opinión cuenta el haber formado parte del equipo negociador de los acuerdos, sección de coyuntura, por parte del PSOE, equipo que trabajó bajo la coordinación de Joaquin Leguina.

    Saludos cordiales y salud
    Julio Rodriguez

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