Para los pusilánimes de la modernidad, que reniegan de la historia económica, social y política, como gran e imprescindible libro en el que buscar claves para entender cualquier sociedad humana, el recurso al pasado es, cuanto menos, anacrónico.
Para ellos, la continua transformación instrumental/tecnológica, del capitalismo moderno es tal que transmuta, y disuelve las esencias de los conflictos de las sociedades humanas, situándolos lejos de las dinámicas de hace un siglo. Los modernos son así, cambian impuestos directos, por indirectos, liberalizan hasta el paroxismo las actividades de los adinerados, o emprendedores, como les gusta a ellos denominar. Se empeñan en hacernos creer, – y es el caso que lo consiguen para amplias mayorías sociales – que son mejores los “sistemas fiscales a la africana”, esos, en los que los capitalistas, plutócratas, o corporaciones transnacionales no pagan impuestos, o pagan muy pocos.
Un capitalismo que en sus esencias, mantiene las mismas inercias morales, y sentimentales de hace más de un siglo: la lógica ancestral, y salvaje, del poder del más fuerte, de la violencia económica. La vigencia y actualidad del pasado se constata con la lectura, de un coetáneo de Keynes, que con un excelente rigor intelectual, nos expone en la: Economía Política del Pleno Empleo, del polaco Michal Kalecki, la insólita conducta agregada – de clase – que practicaban, y practican ahora mismo, los empresarios, que colectivamente, a través de sus organizaciones patronales, se reclaman y defiende las políticas de devaluación social y laboral, en radical paradoja, y contradicción con sus intereses como individuales como empresarios. Está escrito en 1943, pero como verán los que se animen a leerlo es de rabiosa vigencia.
Volviendo al hilo del titulo de este articulo, para el entender el presente de la Unión Europea, proliferan las pistas sobre el valor de los análisis del pasado. La brillante Rosa Luxemburg, en su estupendo libro: La crisis de la socialdemocracia alemana, escrito hace la friolera de 95 años, nos da muestras al inicio de su capítulo: “IV. La expansión imperialista alemana”, de una reveladora alusión, llena de vigencia: “Turquía se convirtió en el campo de operaciones más importante del imperialismo alemán; su guía fue el Deutsche Bank y sus gigantescos negocios en Asia, que se encuentran en el centro de la política alemana en el Oriente”. Larga es la sombra del pasado. Hoy como hace 150 años, las oligarquías industriales y financieras están determinando la política de los estados democráticos, apostando por la devaluación laboral, y de la UE Social, solidario, defendiendo la “chinificacion” de las economías europeas.
Algunos “modernos tecnócratas” se esconden tras el autismo político e histórico, en un ejercicio de negación de la influencia e importancia del conocimiento del pasado para entender la sociedad actual. Esos mismos “modernos”, sean neoliberales, o social-liberales, no tienen empaño en reivindicar rebajas fiscales para los poseedores del capital, no les duelen prendas en reivindicar la potencialidad de los sistemas fiscales a la africana, aquellos en los que plutócratas adinerados, y sus fantasmas jurídicos empresariales: grandes empresas multinacionales, (o en palabras del mas reciente expresidente del Gobierno: campeones nacionales) no pagan impuestos, porque de esa manera, nos explican tendrán mas estímulos para crear riqueza, invertir sus capitales y generar empleos. !! Que viejunos son estos modernos neoliberales !!.
Eduardo Gutiérrez
Es miembro de Economistas Frente a la Crisis.
http://www.economistasfrentealacrisis.com/
Viernes, 03 de febrero de 2012