La Crisis de la Balanza de Pagos

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Economistas Frente a la Crisis

La cuenta financiera de la balanza de pagos muestra las entradas y salidas de capitales que, en distintas formas, registra España. El equilibrio contable de la balanza de pagos exige que el saldo de esta cuenta sea aproximadamente igual en magnitud y contrario en signo al de la cuenta corriente que, por su parte, registra entradas y salidas de bienes, servicios, rentas y transferencias en nuestro país. De este modo una cuenta corriente deficitaria, que caracteriza a un país que importa más de lo que exporta, ha de corresponderse necesariamente con una cuenta financiera superavitaria, es decir con financiación neta procedente del exterior. De ahí que los países tradicionalmente deficitarios, como es el caso de España, sean deudores frente al resto del mundo.

 

Desde 2002 la posición deudora de la economía española aumentó muy rápidamente en consonancia con la acumulación de abultados déficit por cuenta corriente, hasta llegar a deber frente al exterior el 94% de nuestro PIB en el año 2009. Desde entonces, la deuda exterior se ha estabilizado en torno al 90% del PIB, correspondiéndose esto con un considerable ajuste de nuestro déficit por cuenta corriente.

Sin embargo el ostensible cambio en la composición por instrumentos de nuestro endeudamiento frente al exterior es uno de los rasgos más preocupantes de la economía española en la actualidad. En el gráfico que representamos a continuación se observa cómo el resto del mundo ha dejado de prestarnos y no sólo eso, sino que está deshaciendo sus inversiones en España.

Tanto la inversión en cartera, que recoge las transacciones entre residentes y no residentes de activos financieros con un poder de voto inferior al 10% (normalmente acciones y bonos, con menor voluntad de permanencia en el país y por tanto más volátiles) como las otras inversiones (normalmente operaciones de depósito y de préstamo) se han desplomado en el primer trimestre del año. Esta evolución es reflejo de una falta de confianza de los inversores internacionales en la evolución de la economía española.

Ahora ya sólo nos presta el Eurosistema, el recurso al BCE al que van a refinanciarse las entidades financieras. Estos préstamos tienen que compensar las salidas de capitales y además cubrir nuestras necesidades de financiación por el déficit por cuenta corriente. El problema es que el Eurosistema nos presta porque equilibra su balance con ello, es decir hay otros países que depositan sus excesos de fondos en él y eso le permite canalizar esos fondos hacia España. Este es un hecho importante porque parece fundado pensar que las entidades financieras estarían haciendo una especie de carry trade, pidiendo prestado al BCE a unos tipos muy bajos y prestando al Tesoro español a tipos muy elevados. La composición de los inversores que acudieron a las últimas subastas de deuda pública, revela que son fundamentalmente españoles.

Podríamos inferir entonces que el recurso al Eurosistema no sólo está permitiendo que la economía española pueda financiar su déficit exterior, sino que, en cierta medida, está permitiendo que el Tesoro Público pueda seguir teniendo acceso al mercado. El problema reside en que cuando los bancos alemanes decidan poner su dinero en otro sitio que a igual riesgo ofrezca más rentabilidad, el Eurosistema no podrá prestarnos más. Nos encontraremos entonces ante una doble tensión de financiación, por una parte la necesidad de financiación de nuestro sector exterior y por otra parte nos resultará más difícil encontrar inversores institucionales que acudan a las subastas del Tesoro. La dificultad de financiación, por tanto, no sólo viene por el lado de la deuda pública sino también, sobre todo, por el lado de la deuda privada.

 

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