La cuestión territorial

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José Candela Ochotorena es Doctor en Economía y miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC

Se acaban de celebrar las elecciones catalanas y el conflicto sigue abierto. ¿Oportunidad para la democracia, o tragedia para el país, que debe afrontar unas elecciones generales donde se juegan graves problemas de Estado, al que la actual situación de “tablas” en Catalunya obliga a redefinir?

Primero unas disquisiciones, que creo necesarias para concretar el momento y huir de los tópicos: Estado y país, lo cual rima con pertenencia y fronteras, dos conceptos imprescindibles para concretar el ámbito de la acción pública. Y dos conceptos contra los que se estrelló la socialdemocracia en 1914, y, hoy, 2015, son sabiamente manipulados por la derecha neoliberal europea para construir su proyecto europeo, insolidario y mercantil.

El territorio define el ámbito de decisión para políticas de importancia en la vida de las personas. Eso plantea un primer problema. Si bien la administración de los recursos necesarios para las políticas es territorial, tomando esta palabra por cercano al ciudadano, las decisiones sobre disposición de recursos para cada política, se alejan de los ámbitos territoriales tradicionales, y si hablamos de la “jerarquía de necesidades” en un contexto de recursos escasos[1], lo cual es el elemento central de acción pública, aún se aleja mas el ámbito territorial de convivencia del centro de decisión, o lo que es lo mismo, la política del ciudadano. Ese es el contexto, la Unión Europea y el Euro, en el que creo hay que analizar el actual conflicto territorial, sin despreciar el contenido histórico que, en mi opinión, es secundario respecto a éste.

Para el proceso del proyecto europeo, dentro de su complejidad, la derecha ha creado una senda de desarrollo crítica, cuyo trazado busca hurtar al control democrático los centros de decisión sobre las políticas económicas y sociales. Políticas que se convierten en una negociación cerrada entre lobbies y tecnócratas, supervisados por los enviados alemanes y británicos. Un ejemplo, muy actual, el TTIP (tratado de libre comercio UE-USA). Otro, las decisiones de austeridad tomadas en la U.E. durante los últimos siete años, incluidos los informes solicitados por la Comisión a los expertos de Bruselas, como la “reforma laboral española”. En eso, la UE sigue las guías de la globalización anglosajona: las corporaciones desarrollan su poder al margen del control de los estados, aprovechan la competencia entre ellos por atraer recursos, y crean división entre naciones. El actual presidente de la Comisión ganó prestigio como gran político cuando convirtió a su pequeño país en un “paraíso fiscal para grandes corporaciones”.

Paralelo al deterioro democrático, crece la xenofobia. Se observa en la cobertura propagandística que exacerba el nacionalismo chovinista alemán y nórdico. Propaganda que cala hondamente en esos países que, sin embargo, no están compuestos de masas ignorantes y depauperadas. El nacionalismo de los ricos se extiende por toda Europa, alimentando el fascismo de los pobres.

Sin embargo, el autogobierno supone una necesidad de los tiempos globales actuales, cuando los presupuestos públicos de los países del norte superan el 40% del PIB, y el 30 % en el resto de Europa, pero también una oportunidad para el expolio del bien común. Por eso los estados federales se desempeñan mejor que los descentralizados. En los primeros actúa un sentimiento de pertenencia nacional, que, al crear solidaridad, favorece los controles democráticos. Pero,.. favorecer no implica necesariamente funcionar…. Los controles democráticos son instituciones y, cuando no hay una implicación democrática popular, son creación de las elites, las cuales las configuran para su propio disfrute y beneficio. Por eso Mas se dispuso a ponerse al frente del descontento popular catalán contra el Estado Central, obtuvo con ello el perdón popular para su partido, y CDC ha conferido al proceso catalán ese perfil de “rebelión de los ricos” que tan antipático resulta al resto.

Después del largo preámbulo, quiero reflexionar sobre los fenómenos independentistas serios en la Europa actual: el conflicto territorial en Bélgica; Italia; España, que tienen relación con la debilitación de los lazos de solidaridad nacional entre territorios con diferentes grados de desarrollo, y con la pérdida de competencias de los Estados-nación a favor de la UE, la OCDE y otras instituciones supranacionales, y no controladas democráticamente. En países donde convivían nacionalidades, o viejos territorios separados por conflictos religiosos, lingüísticas y de desarrollo desigual, el conflicto se ha trasformado en: ¿Quién paga manos impuestos y recibe mas trasferencias públicas?. Con una clase trabajadora industrial con altos salarios en las regiones separatistas, y un salariado precario o en paro en amplias zonas del resto. Cuando la crisis crea problemas a los trabajadores de las zonas ricas, las elites aprovechan y exacerban los sentimientos diferenciadores.

Regiones que se saben mas ricas y desarrolladas, conviven en el mismo estado con territorios cuya evolución ha sido bloqueada por la globalización, cristalizando en un esquema de relaciones basadas en “subvenciones”, con orígenes muy diversos, y estancamiento: altos niveles de paro, desarrollo de sectores de servicios con bajo valor añadido, una juventud sin perspectivas de empleo. Circunstancias comunes al Sur de España, Sur de Italia y que empiezan a notarse tras la crisis industrial secular en la zona Valona. El choque de la City con Escocia, cuestión reclamo de los nacionalistas independentistas, tiene mas que ver con la relación con la Unión Europea, y no puede ilustrar los casos catalán o vasco.

La política territorial penetra incluso la lucha laboral; en los casos donde, como en Catalunya y Euzkadi, coexisten diferenciación por desarrollo y nacionalismo, las instituciones de la clase obrera industrial han sido profundamente penetradas por el nacionalismo chovinista, lo cual define lo profundo de la crisis: los padres, trabajadores emigrantes, los hijos, en paro, votan independencia.

Primero el “statut” creó malestar, mas tarde, la cuestión fiscal acabó de encender los ánimos. Los ciudadanos pagamos impuestos y, teóricamente, deberíamos poder saber a donde van. Una parte de la imposición catalana va a pagar el gasto común del estado, y otra se dirige a las políticas de solidaridad interterritorial. La otra, la mas importante, revierte en el gasto público catalán. ¿Se discute de la administración eficaz, o de la solidaridad interterritorial?

Con el discurso de “España nos roba”, se persigue escamotear a la opinión pública, y se consigue, que los estados del bienestar, con mas de un 30% del producto nacional administrado por organismos públicos, suponen un suculento negocio en disputa entre las elites autonómicas y el estado Central. Como estamos viendo, por los sonidos que se cuelan, entre los pocos silencios que dejan los discursos de las banderas, la rentabilidad financiera derivada de la gestión de esos presupuestos es superior a la proporcionada por los debilitados mercados de dinero… (3%). Por esos vericuetos se dirigen enormes cantidades de dinero, que alimentan, en cada una de las administraciones, el conjunto del negocio. ¿Desaparece el espolio porque sean las elites catalanas las que gestionen,…? ¿No serían necesarias reformas profundas en todas partes, antes de sentenciar a otros para salvar a tus ladrones?

Porqué se ha enquistado el conflicto, y eso pide ser explicado. Rajoy no puede enviar a los tanques estando en la U.E… Evidente! Aunque su franquismo sociológico le impide otro tipo de soluciones, y por lo tanto se paraliza y tensa la situación, esperando que las amenazas funciones. Pero también, ha contribuido a enconar el debate territorial, porque diluye los conflictos sociales y encubre la corrupción y el clientelismo. Se pretende, con el choque de ambos nacionalismos (español y catalán), mantener oculta la persistencia de las redes clientelares franquistas, incluidas los herederos de la vieja “Lliga”, en las administraciones locales y provinciales, en algunos altos funcionarios y magistrados. Los lobbies no declarados que, desde las altas empresas y entidades financieras, han penetrado varios partidos políticos. La red periférica de empresas públicas, fundaciones y patronatos, satélite de las administraciones autonómicas. Red que permite eliminar los controles públicos, ya de por si débiles, a las decisiones de gasto, que esas redes trasforman en negocio para unos pocos.

Y, mientras, el factor Europa sigue ahí, manteniendo factores de estancamiento y bloqueo político del Estado español, que el PSOE ya ha sufrido, y que está experimentando el PP, que van a hacer muy difícil dar salida a la crisis abierta por Cataluña, y condicionaran las elecciones de diciembre; entre ellos, no menor, la política fiscal, que al venir marcada desde Bruselas, prácticamente no deja resquicio.

Pero, tras el plebiscito, que todos han perdido, la democracia, si es algo mas que una palabra, ha salido ganando: Los resultados de Cataluña mantienen muy abierta la crisis del estado, lo cual es muy positivo,.. porque se abre la oportunidad para un cambio constitucional, en cuyo proceso discursivo se permita la visualización de los problemas. Pero no es menos cierto que no hay un relato coherente para la situación, una propuesta de “hogar público”; de reforma para democratizar las instituciones y hacerlas mas trasparentes y eficientes, y esto último es muy negativo…..

[1] Malinowsky

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Asociación Economistas Frente a la Crisis

3 Comments

  1. ALlorens el octubre 4, 2015 a las 3:02 pm

    Resulta harto difícil llegar a unas conclusiones objetivas, sin dejar a un lado la ideología sectaria -lo siento pero es así-, que exhibe José Candela. Si se parte de la premisa de que Rajoy es un franquista sociológico, pues apaga y vamonos.

  2. Josep el octubre 5, 2015 a las 7:25 pm

    Una visión bastante superficial (comentar lo del mal llamado por el autor «statut» en menos de una linea…) y haciendo recurso a afirmaciones impropias y anecdóticas («España nos roba»). Perdón popular para CDC no ha habido, entre otras cosas porque ese partido no se ha presentado como tal a las últimas elecciones. Todo ello aderezado con unos toques ideológicos para definir el proceso catalán como una «rebelión de los ricos», se supone que para desacreditarlo, que demuestra haber entendido poco de lo que pasa en Cataluña desde hace más de un quinquenio o querer analizarlo sólo bajo una clave partidista y sectaria. Comentarios sobre Europa discutibles o erróneos (el Sr. Juncker no ganó precisamente prestigio al saberse su gestión fiscal en Luxemburgo). Francamente decepcionante en su conjunto.

    • jose Candela el octubre 13, 2015 a las 10:15 am

      No entiendo tu crítica, que puede venir alimentada por la tensión creada desde ambos gobiernos.
      No de habla del statut, no porque no sea relevante, sino porque ya es sabido. La falta de sensibilidad del PP y otros partidos (PSOE andaluz) ante los problemas catalán y vasco son casi de cuaderno escolar.
      Mi interés es llamar la atención de algo que considero mas peligroso, EN MI OPINIÓN, que serefiere al carácter europeo del fenómeno del renacer nacionalista, SI, como nacionalismos de los ricos. Ante la globalización, los nacionalismos históricos, en las regiones mas desarrolladas, crean el espejismo de que es posible, en la Europa actual, el SALVESE QUIEN PUEDA.
      Solo pretendo que, como europeos, pongamos el acento en el ámbito principal de la resolución de los conflictos.

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