La gestión del asunto Bankia y la solvencia de España

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 A la espera de que se hagan públicos los informes sobre necesidades de capitalización del sistema financiero español, uno preparado por el FMI, que se publicará el 11 de junio, y otro elaborado por las dos auditorías externas, que se hará público a finales de este mes, la mayoría de las estimaciones realizadas, según filtraciones que no mencionan sus fuentes, parecen encontrar consenso en que las necesidades de la banca española se mueven en torno a los 50.000 millones de euros.

Despejar dudas sobre el volumen total de los fondos que finalmente requerirá el sistema financiero es fundamental para evitar que las especulaciones sobre su cuantía genere incertidumbre en los mercados, primer paso hacia la estabilidad del sistema financiero. Sobre esta cuestión no pueden caber dudas.

Sin embargo, con el plácet del Banco de España y del Ministerio de Economía (otra cosa sería inimaginable por grave), el Presidente Ejecutivo de Bankia, el Sr. Goirigolzarri, cifró las necesidades de Bankia para sanear su balance en 19.000 millones de euros adicionales a los 4.500 ya aportados a su capital por el FROB. Teniendo en cuenta la dimensión financiera relativa de Bankia en el conjunto del sistema bancario español (en torno al 10%) los 23.500 millones de euros supuestamente necesarios para restablecer los desfases contables de Bankia, aportan dudas sobre la suficiencia de los 50.000 millones de euros que según parece bastarían para cubrir las necesidades totales de saneamiento de la banca española.

Estas dudas están detrás de la alarma que ha llevado a los mercados a situar la prima de riesgo de la deuda soberana española en 500 puntos básicos  que situarían la rentabilidad exigida a los bonos españoles en el secundario , cinco veces por encima de los precios a los que se financian economías como la de EE.UU o de Alemania. La alarma no es otra que la sencilla constatación de que a esos precios la deuda española, no obstante ser mucho más baja en términos relativos que la de estos países, se revelaría completamente insostenible.

Esta cuestión nos conduce a plantearnos la siguiente pregunta ¿Y si la cantidad destinada a la recapitalización de Bankia -23.500 millones de euros- no fuera la estrictamente la necesaria para el saneamiento de Bankia, como ya se planteó Economistas Frente a la Crisis, y fuera inferior?

Ante las críticas a las que se ha visto sometida esta posible excesiva recapitalización de Bankia, en el sentido de que conculcaría las más elementales normas de la competencia al conferirle ventajas competitivas, es importante señalar que ese sería, en el actual contexto de vértigo, un problema menor en el corto plazo aunque sí sea una grave cuestión, desde luego, en el largo.

La  sobrevaloración, si así estuviera siendo, y no fuera corregida (como en recientes declaraciones el Ministro de Economía, Sr. de Guindos, no parece querer corregir sino confirmar como una cifra ajustada), implicará que el probable rescate financiero que tendrá que solicitar el Gobierno en las próximas semanas sería mayor del necesario y por tanto podría arrastrar una condicionalidad macro  (pensiones, IVA, empleo público y salarios de los funcionarios…) adicional a la que España ya está sufriendo en aplicación de los pactos de estabilidad europeos que pretenden una consolidación fiscal en torno a un déficit público del 3% en el próximo año 2013.

Así, una sobre valoración de las necesidades de saneamiento de Bankia, pudiera estar detrás de una sobre reacción de los mercados en forma de elevadas primas de riesgo para la deuda soberana española. Si así estuviera siendo, cuestión nada sorprendente si nos atenemos a los antecedentes de ambición y oportunismo personal del nuevo gestor de Bankia, la gestión del asunto Bankia ya no sería sólo un problema estrictamente financiero o de ventaja competitiva sino un problema que habría implicado irresponsablemente a la economía real y a la solvencia del Estado. Es decir, una cuestión significativamente más grave que un problema de competencia.

En definitiva, es preciso aportar ahora, además de la perspectiva que desde la competencia esgrime la banca,  otro punto de vista desde la perspectiva general macroeconómica. Una posible sobrecapitalización de Bankia puede tener implicaciones indeseables y perversas, en un contexto de información imperfecta, sobre el coste de la financiación de Estado.

Esperemos, paradójicamente, que no sea así y que los 23.500 millones de euros con los que el Sr. Goirigolzarri quiere recapitalizar Bankia correspondan a análisis rigurosos que no hayan sobre dimensionado el problema. De otra manera la responsabilidad política del Ministerio de Economía y reguladora del Banco de España sería inexcusable, con consecuencias desastrosa para la credibilidad y la confianza interior y exterior en la conducción de la economía española.

ECONOMISTAS FRENTE A LA CRISIS

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