La hora de la emoción

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José Molina Molina, sociólogo y Doctor en Economía, es Miembro de Economistas Frente a la Crisis / Murcia

Hoy se discute sobre la apertura de las instituciones, sobre las primarias de los partidos y sobre su transparencia. Desde la ciudadanía se vive un deseo de percibir que los privilegios, los derechos y las instituciones, no se perpetúen en manos de los poderosos, o de los que están bajo su dependencia.  Hoy se precisa un cambio más urgente que nunca en democracia, porque la falta de libertades y derechos  no es posible conciliarla con un Novísimo Estado Social donde hay que debatir un futuro que no permita que se eternicen las desigualdades. ¿Es posible cambiar el desgobierno actual? Sí, es posible desde la emoción de vivir ese cambio. No, si es un proyecto de  cambiar a “unos por otros”. Lo emocionante en estos momentos es participar con la intención de cambiar.

Necesitamos que los ciudadanos vibren con la emoción de un cambio porque, como decía Bergson, existir es cambiar, cambiar es madurar y madurar es seguir creándose a uno mismo sin fin.

Se precisa un primer paso de apertura en la sociedad, para dar señales de que el poder no se perpetúa, ni en personas ni en siglas, por la sencilla razón de que el poder cada día está más fragmentado en las relaciones sociales. Por eso queremos listas abiertas, cambiar la ley electoral, más transparencia, rendición de cuentas, elegir a los candidatos por procedimientos abiertos, democratizar la estructura de los partidos políticos y, por supuesto, el Estado ya no es la imagen que teníamos de su organización del siglo pasado: se ha desplazado a unas relaciones sociales dinámicas y la estructura de poder se ha quedado anquilosada. Hay que ganar espacio político, hay que superar la “religión neoliberal”, que nos ha atado con una falsa ilusión, e impulsar un cambio de las organizaciones para ser instrumentos de palanca de los ciudadanos y, nunca más, una estructura de poder que restrinja la democracia. La disidencia frente al desgobierno actual es para buscar respuestas con otra lógica, porque es evidente que no deseamos apoyar reproducciones de más de lo mismo. Con los resultados obtenidos, no parece que necesitemos de mayor justificación.

Bergson decía que existir es cambiar, cambiar es madurar, madurar es seguir creándose a uno mismo sin fin. Precisamos un cambio en ese sentido porque necesitamos que los ciudadanos vibren con la emoción de mejorar la sociedad y actúen constructivamente para desbordar a las instituciones que no se abren. No tenemos que dejar que las emociones sean un campo exclusivo de los seguidores del deporte.

Muchos ciudadanos deseamos apoyar  un proyecto de progreso con la emoción de saltar las barreras que un neoliberalismo trasnochado quiere que persistan. Para ese proyecto se precisa ir dando respuesta a las incógnitas que tiene la sociedad deprimida de hoy. Y las preguntas y las respuestas no están en los programas que nos presentan habitualmente desde los partidos políticos, que pronto se olvidan de ellos; las preguntas y las respuestas se encuentran en el camino, por lo cambiante de nuestra sociedad, motivo por el que avanzar socialmente es desarrollar una acción participativa donde se canalicen soluciones a lo que tenemos sin resolver. Preguntar al ciudadano al ritmo que caminamos es parte del proceso de cambio. No hay final de etapa, es una salida con emoción y en esta carrera abierta se precisa una participación sin trabas.

Estamos en la batalla de las ideas y una de las facetas que nos afectan en el día a día es la austeridad impuesta, la cual constituye un primer frente a derribar. No  porque sea injusta, que lo es, ni porque el número de perjudicados sea superior al de beneficiarios, que también lo es, ni porque el Estado de Bienestar sea una ruina de la democracia, que no es cierto, sino porque la austeridad a ultranza, sencillamente, no funciona. Como no funcionan otras muchas cosas que a diferentes niveles adquirieron carta de naturaleza y ahora hay que revisar. Sencillamente: no queremos que nos devore el sistema. Y para evitarlo tendremos que plantearnos cambios estructurales y políticos, sin orillar ninguno, porque son precisamente esos problemas políticos los que provocan el desapego de los ciudadanos a un sistema democrático que ya no les emociona.

*Autor del libro “Ciudadano y Gasto Público”   Editorial Aranzadi (2ª edición 2014).

Publicado en el diario La Verdad (Murcia) el 22/2/2014

About José Molina Molina

Doctor en Economía y Sociólogo, es Presidente del Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia y miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC

9 Comments

  1. Manuel Lumbreras el marzo 3, 2014 a las 9:25 am

    Una refexión afectiva que rompe el molde frio de los análisis economicistas de la gran mayoría de comentaristas que escriben en este blog. Gracias

  2. La hora de la emoción | commonomia | Sco... el marzo 3, 2014 a las 11:56 am

    […] Necesitamos que los ciudadanos vibren con la emoción de un cambio porque, como decía Bergson, existir es cambiar, cambiar es madurar y madurar es seguir creándose a uno mismo sin fin.  […]

  3. Jose Candela Ochotorena el marzo 3, 2014 a las 12:30 pm

    El problema es que las ideas tienen que cuajar en opciones políticas, y Europa es una realidad muy vulnerable en la realidad actual globalizada. Hace un mes, un artículo sobre las elecciones europeas me sugirió esta reflexión:
    Hoy, el problema para el ciudadano es orientarse en la maraña de intereses y ruido en que están envueltas los discursos, y sobre todo para el ciudadano de izquierdas y europeista.
    No conozco a nadie que tenga, ante las elecciones europeas, las tres condiciones que lo convierten en una opción, y que además constituyen un conjunto no fraccionable:
    1.- Una idea de Europa respetuosa con todas las vivencias y culturas políticas progresistas del oeste y este de Europa. Y una implantación en todos los estados importantes de la Unión.
    2 .- Una posición de partida con posibilidades de convertirse en una fuerza de peso en el Parlamento Europeo.
    3 .- Una visión de Europa en clave Europea, no excesivamente contaminada por las expectativas, a corto plazo, de su política nacional.
    La Socialdemocracia no cumple la tercera condición. Los Verde no cumplen la segunda. Los excomunistas democráticos no cumplen la primera.
    Compartiendo los criterios de que estas elecciones son muy importantes, creo que la única oportunidad que ofrecen es para que cada quien empiece a pensar en clave de largo plazo, lo cual excluye la voluntad de la mayoría del electorado.
    Me gustaría que alguien me convenciese de que tengo que votarle, y con criterios basados en los próximos cuatro años, pero…. ¡Me temo que nadie está en condiciones de hacerlo!

    • josemolinamol el marzo 3, 2014 a las 10:33 pm

      Tienes razón. Pero hay que intentarlo. Tus tres puntos son la clave. Un saludo

    • krisiskekrisis el marzo 5, 2014 a las 8:27 am

      Nos dicen que hay que romper las barreras establecidas y el círculo vicioso, … y respondemos «¿a quien voto?».

      No se trata de escoger entre lo malo y lo menos malo, sino de aspirar a lo mejor. Especialmente, cuando lo que viene son las elecciones a un parlamento europeo (sí, lo escribo en minúscula) que no tiene ningún poder efectivo.

      En una Europa antidemocrática donde todo lo deciden órganos no electos (BCE, comisión, FMI, …) y controlados por los grandes poderes económicos, la alternativa no puede ser rebuscar entre los cadáveres de los viejos partidos. Tampoco fundar un nuevo partido para hacer lo mismo que los existentes.

      El único cambio posible por el momento es el cambio cultural. Si dejamos de usar la cadena de favores como medio de promoción personal, si empezamos a valorar a la gente por sus convicciones y comportamiento y no por si son o no de «los nuestros», si nos comprometemos todas las mañanas con la lucha por la igualdad a todos los niveles, si no nos callamos nunca cuando oímos un comentario racista o chovinista, si dejamos de respetar a las religiones monoteístas o a la seudociencia, si proclamamos el valor del pensamiento racional y de la empatía, si nos ponemos siempre de parte de los débiles … entonces asociarse y formar uniones de personas éticas y solidarias será algo normal y no una cosa de bichos raros como ahora.

    • Carbonario el marzo 5, 2014 a las 10:41 pm

      ¿De dónde saca este señor que los excomunistas no cumplen el primer requisito?
      El único que no respeta todas las vivencias y culturas políticas progresistas es él que no respeta a un partido que en España luchó por la libertad y por los pueblos más que nadie hasta el punto que por lo que consideró el bien de los españoles traicionó sus políticas y a muchos de sus militantes en 1978. Es un insulto y demuestra una enorme ignorancia esta afirmación llena de prejuicios, tópicos y mala intención. Y no me venga con el cuento de Stalin, porque ese señor es para la mayoría de los comunistas un traidor a sus ideas. No sea tansimple de quedarse con el comunismo delo años treinta. Los comunistas lucharon más que nadie contra la Dictadura en España y contra los nazifascismos en Alemania, Italia y Francia. Respetaron a sus contrincantes lo mismo que ellos fueron respetados. Ni más ni menos y defendieron su posición política frente a la socialdemocracia que, como se está demostrando, traicionaba a todos los progresistas.¿Acaso no fue el PC el primero que inició el diálogo con los cristianos cuando el PSOE era una pandilla de comecuras, aunque ahora Zapatero le haya dado a Rouco más que nunca nadie le dio a la Iglesia? El PC defendió la República que, no lo olvidemos, fue derribada por el golpe socialista de Casado, que asesinó a cientos de comunistas antes de que lo hiciese Franco y facilitó el camino represivo de Franco. Mas recientemente, el PC, fue, frente a un PSOE felipista, amoral y entregado al capitalismo más salvaje, el defensor de una Europa social y de los pueblos. ¿Qué hizo el mayoritario PSOE y la socialdemocracia europea por una Europa social? Nada, absolutamente nada. Aceptar, cuando era dominante, las crecientes políticas neoliberales. No se olvide que quien introdujo tales políticas en España fue el PSOE y no el PP, que simplemente aprovechó el camino abierto por el PSOE en las fuerzas obreras que, cándidamente pensaron que el PSOE las defendía, cuando en realidad, las estaba vendiendo al capital. De aquellos barros vinieron estos lodos. Si hoy el PP hegemoniza culturalmente el País es gracias a que la idea de «es lo que hay» la difundió el PSOE. Éste es el partido peligroso para los progresistas. Un partido españolista que, como se encarga de recordarle todos los días el PP, hizo una política de derechas tan de derechas que a cada barbaridad que comete el PP, cuando ahora el PSOE se lo reprocha, puede decirle sin mentir: «Pero si esto es lo que tú hiciste cuando gobernabas».
      Para terminar, si los ecologistas no le valen, el PSOE tampoco y el PC, lagarto, lagarto ¿Qué nos queda? ¿La izquierda de la democracia cristiana? ¿Algún grupo asambleario? ¿Los anarquistas que fueron los que más barbaridades cometieron durante la guerra civil y que se limitaron a ir a lo suyo? No soy capaz de comprender su posición. Sólo veo el antipartidismo típico que la derecha ha logrado introducir en la ciudadanía y que es la mejor baza de los burócratas y los tecnócratas privilegiados de Bruselas y la mayor felicidad del PP que tiene ocho millones de interesados que le dan el voto haga las burradas que haga.
      Que conste que soy de los que piensan que el comunismo, nacido en la ola revolucionaria surgida al calor de la lucha contra la guerra del 14, ha perdido su razón de ser. Si los comunistas hubiesen vuelto a la casa madre del PSOE, ese partido no sería lo que es: un partido renqueante y postrero. Pero esto ya es historia ficción, así que dejémoslo así.

      • Carbonario el marzo 5, 2014 a las 10:45 pm

        Corrijo el refrán que cito: es de estos polvos y no de estos barros de donde vinieron los lodos actuales. Perdón por el lapsus y por alguna que otra errata. Gracias.

  4. Lagartiho Andaluz el marzo 3, 2014 a las 10:52 pm

    Hagamos entre todos el esfuerzo necesario para cambiar este mundo libre parásitos , pillos y rufianes que hoy día ocupa el poder político. Menuda tarea , el pozo es profundo , salir de el un esfuerzo gigantesco.

  5. eulalio el marzo 27, 2014 a las 9:41 am

    Me gusta escuchar y leer que los cambios son necesarios, evidentemente, nunca en palabras de la jerarquizada politica economica institucional que tenemos, si ustedes no se han dado cuenta,que lo dudo, siempre bebemos del mismo vaso y las palabras tan ansiadamente esperadas de cambios se convierten en palabras que se lleva el viento incluso escritas en papel cuché, ¿por que? sin muchos preambulos, el sistema no funciona, esta caduco y habrá que buscar entre todos de alguna manera algo que funcione ¿como? sin duda con solidaridad, miras de futuro y lo mas importante desaprendiendo lo que hasta ahora hemos aprendido ¿dificil? si y mucho ¿otra posibilidad? creo que no.
    El inmovilismo es el arma mas grande que tiene el sistema actual, por eso siempre ganan.

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