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Las calculadoras humanas

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Después del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia 2020 es interesante reflexionar sobre el papel que han jugado las mujeres en el desarrollo de la revolución digital, con el fin de estimular que muchas mujeres y niñas que se sienten atraídas por las tecnologías digitales, pero no terminan de elegirlas como alternativa profesional, se sientan orgullosas de los que han aportado nuestras antecesoras. Esto puede parecer innecesario cuando vemos que las chicas y los chicos utilizan ordenadores, tabletas y el móvil más o menos con la misma intensidad y frecuencia y casi para las mismas cosas. Se supone que no es un problema para unas ni para otros, puesto que cuando nacieron estas tecnologías estaban ya muy difundidas. ¿Cuál es el problema entonces? A muchas adolescentes y chicas jóvenes les gustan bastante las matemáticas y se les dan muy bien, pero cuando piensan en qué harán en el futuro se ven a sí mismas como profesoras de matemáticas, pero no como ingenieras informáticas programando código ni trabajando en inteligencia artificial. Cuando hacen tareas de matemáticas o de informática en el colegio, la mayoría de las chicas creen que lo hacen peor que sus colegas del sexo masculino, incluso creen que lo hacen peor de lo que realmente hacen. Por el contrario, los chicos creen que lo hacen todo muy bien, y por supuesto mejor que las chicas, aunque esto no sea siempre verdad. Persiste esa vieja idea de que las chicas son habilidosas para las relaciones sociales, pero patosas con los ordenadores, mientras que los chicos serían habilidosos con las tecnologías y torpes en las relaciones sociales. Probablemente por eso, hay muy pocas mujeres estudiando informática o ingenierías relacionadas con lo digital, tanto en España como en la Unión Europea. Según un estudio de la Universidad de Granada (Merelo y Merelo, 2017) en algo más de 30 años en España el porcentaje de mujeres matriculadas en estudios universitarios de informática ha pasado desde el 30% en el curso 1985-86 hasta el 12 % en 2016-2017. Es decir, en la actualidad algo más de uno de cada 10 estudiantes de informática es mujer, y desde el curso 2002-2003 la tendencia es decreciente

Como hay pocas chicas estudiando Informática, hay pocas también trabajando en el sector digital. Según el informe Women in Digital de la Comisión Europea, de todas las graduadas universitarias en el conjunto de la Unión Europea, solo el 2,9% se gradúan en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de ellas solo el 0,4% trabajan en el sector, mientras que entre los hombres el 9,5 se gradúan en TIC y el 2% trabajan en el sector. Un ejemplo claro de lo que llamamos “la tubería que gotea” (leaky pipeline), es decir, la pérdida de mujeres a medida que se avanza en la carrera profesional de las tecnologías digitales es el siguiente: de todas las mujeres graduadas de menos de 30 años, el 20% trabajan en el sector TIC; entre 31 y 45 años de edad, solo lo hacen el 14,5%; con más de 45 años, solo el 9% trabajan en el sector.

La escasez de chicas y mujeres en los estudios y en las profesiones del ámbito digital constituye un problema por tres razones importantes. La primera, que son actividades con buenas posibilidades de empleos actuales y futuros, en los que hacer cosas muy interesantes y útiles, y ganar bastante dinero. La segunda, que la Informática, Internet, la Inteligencia Artificial (IA), son herramientas claves para el bienestar y el futuro de la humanidad, como por ejemplo vencer la pobreza, curar el cáncer, cuidar a todos los niños y a todos los mayores, resolver la escasez de agua potable o revertir el cambio climático.  Es imprescindible que las mujeres estemos ahí contribuyendo a resolver todos estos problemas con nuestra inteligencia y nuestro punto de vista. La tercera razón es que si las mujeres no estamos ahí, serán los hombres los que decidan qué es lo importante y qué lo accesorio, en qué hay que invertir y gastar el dinero en investigar, y ya sabemos que muchas veces no tendrán en cuenta el punto de vista de las mujeres, que siempre velan por los más necesitados, por sus hijos y sus familias, por la naturaleza y el bienestar de la humanidad.

Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg y la mayoría de los grandes nombres de las tecnologías digitales en la actualidad son hombres. Y en Silicon Valley (al sur de la Bahía de San Francisco en California), donde se concentran las empresas más innovadoras del mundo digital (Apple, Google, Facebook, Linkedin, Yahoo, Twitter, etc.) las mujeres tienen una participación muy pequeña en los empleos tecnológicos.

Global Gender Gap, 2020, WEF. https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=wef+global+gender+gap+report+2019

Pero las cosas no eran así cuando empezó la informática. Eran exactamente al revés. Las pioneras de la informática, quienes programaron los primeros ordenadores digitales, eran mujeres. El antecedente fue la condesa Ada Byron Lovelace, que en 1843 escribió el primer algoritmo de la historia, para hacer funcionar la Máquina Analítica de Charles Babbage. Mientras los hombres se centraban en la puesta a punto de las máquinas de calcular -lo que hoy denominamos hardware, considerado como una proeza de la ingeniería- las mujeres se fueron centrando en la elaboración de las instrucciones para que las máquinas funcionases- lo que hoy llamamos software, entonces considerado de menor importancia, cosa de secretarias- y así ellas fueron inventando los lenguajes de programación.

Entre finales del siglo XIX y primera mitad del XX, mujeres con formación académica y que realizaban los cálculos mejor que los hombres, eran contratadas como “calculadoras humanas” por empresas y centros de investigación ante la creciente necesidad de capacidad de cálculo por el acelerado proceso de generación de invenciones y aplicaciones tecnológicas (electricidad, teléfono, automóvil). Destacan algunos nombres, como Joan Clarke, que trabajó en el proyecto Enigma, que descifró el sistema secreto de comunicaciones del ejército Nazi. La actriz Hedy Lamarr inventó, junto con el pianista George Antheil, un método de saltos de frecuencia de comunicación por radio que, además de evitar que los nazis controlaran de antemano las trayectorias de los torpedos lanzados por los Aliados, permitió posteriormente implantar la comunicación de datos que utilizamos hoy en día para Wi-fi, GPS, Bluetooth y teléfono móvil.

En 1944 el primer ordenador digital de propósito único, 17.500 tubos de vacío, 3 Tm y 200 m2 para realizar 5.000 sumas y trescientas multiplicaciones por minuto, el ENIAC, era programado por seis mujeres, de profesión matemáticas y lógicas, que escribían las instrucciones, las aplicaban, detectaban los errores (buggs) y los depuraban.

Grace Hopper, matemática y almirante de la marina norteamericana, se dió cuenta de que los ordenadores eran inaccesibles para la mayoría de la población porque utilizaban solamente código binario (ceros y unos) y para resolverlo, en 1957 escribió el primer compilador, FLOWMATIC, un programa que permitía traducir instrucciones escritas en inglés a un lenguaje de programación.

Detrás de cada avance de la carrera espacial hay mujeres imprescindibles. Margaret Hamilton, una joven matemática que trabajaba en el software del proyecto Apolo, se dedicó a lo que nadie consideraba importante: qué hacer en el caso de que la misión se abortase. Le preocupaba que los astronautas cometieran errores como por ejemplo seleccionar “aterrizaje” en medio del recorrido. Por ello desarrolló un programa que permitiese evitar el colapso haciendo que el ordenador se centrase en la tarea prioritaria y cerrara todas las accesorias. Cuando en el descenso hacia la Luna empezó a sonar la alarma avisando de que el ordenador de abordo empezaba a cancelar tareas accesorias, y Neil Amstrong pudo pisar la Luna.

Respecto a la creación de Internet, las contribuciones femeninas son también claves. Entre ellas, destaquemos que a principios de los 70, Pam Hardt-English creó una red informática, Resource One, para conectar las bibliotecas de la Bahía de San Francisco, que se considera uno de los primeros prototipos de Internet y todavía está en uso. Elizabeth Feinler creó el primer directorio de recursos para la red ARPANET, antecedente de INTERNET, con un servidor provisto de un directorio que permitía recuperar información relevante sobre personas y entidades en la red.

Sin embargo, en los años 80 las cosas cambiaron y el número de mujeres en ciencias de la computación se redujo, para continuar cayendo hasta los niveles actuales de no más del 15%. La llegada de las consolas de videojuegos y los ordenadores personales a los hogares a mediados de los años 80 y su configuración como juguete compartido en exclusiva por los padres y los hijos de sexo masculino hizo cambiar las cosas. Los niños llegaban a los colegios y universidades con una experiencia de programación que las chicas no tenían. La informática se configuró como actividad masculina y empezó a caer la matrícula de femenina en los estudios universitarios de informática. En España este proceso comenzó en los años 90 del siglo pasado.

Pese a la menor presencia de mujeres, todos los días, semanas, meses y años hay aportaciones de mujeres clave para que la revolución digital contribuya a resolver los grandes problemas de la humanidad. En la era de la Cuarta Revolución Industrial una de las principales expertas mundiales en Inteligencia Artificial, la española Nuria Oliver, nos recomienda fomentar una mayor diversidad de género en las tecnologías digitales mediante la introducción de Pensamiento Computacional como asignatura troncal, lo que contribuiría a reducir la brecha de género en las carreras tecnológicas ya que chicas y chicos adquirirían con naturalidad competencias tecnológicas tan necesarias hoy y en el inmediato futuro.

Merelo Guervós, Jesús, y Merelo Molina, Cecilia (2017) Evolución de la matrícula femenina en el grado de Informática en universidades públicas españolas

DOI: 10.13140/RG.2.2.19608.08969  Informe Proyecto Género en estudios de informática, GeNeura, Universidad de Granada

About Cecilia Castaño

Cecilia Castaño es catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y Vicepresidenta de Economistas Frente a la Crisis.

4 Comments

  1. Luis M. Domínguez Muñoz el febrero 13, 2020 a las 3:02 pm

    «Cuando hacen tareas de matemáticas o de informática en el colegio, la mayoría de las chicas creen que lo hacen peor que sus colegas del sexo masculino, incluso creen que lo hacen peor de lo que realmente hacen. Por el contrario, los chicos creen que lo hacen todo muy bien, y por supuesto mejor que las chicas, aunque esto no sea siempre verdad. Persiste esa vieja idea de que las chicas son habilidosas para las relaciones sociales, pero patosas con los ordenadores, mientras que los chicos serían habilidosos con las tecnologías y torpes en las relaciones sociales.»

    Por favor, un poco más de rigor y menos «creencia». Mira lo que dice una neurocientífica sobre el asunto, quizá te sirva para enfocar la cuestión con mejores argumentos:

    https://www.youtube.com/watch?v=U969XkI0Bog
    https://www.youtube.com/watch?v=dyKU_5Kriws
    Salud y suerte!

    • CECILIA CASTAÑO COLLADO el febrero 14, 2020 a las 8:33 pm

      Luis Miguel
      Las afirmaciones que te han inquietado son rigurosas y no creencias. De hecho se basan en los resultados de análisis longitudinales de grupos de estudiantes de secundaria en colegios españoles sobre la autopercepción de las y los estudiantes respecto a sus habilidades en matemáticas e informática, realizados por el Grupo de Investigación GENTIC de la UOC, y basados en los trabajos de Jacqueline Eccles, catedrática de Psicología Social de la Universidad de Irvine, realizados en los Estados Unidos. Eccles es una de las principales expertas en autopercepción, elección de carrera y género, que colabora habitualmente con nosotros. Se trata de factores sociales, familiares, del entorno, que influyen en la autopercepción y se constatan mediante cuestionarios a una población de bastante tamaño. Tenemos algún artículo publicado sobre esto en la pretigiosísima revista Sex Roles, Quartil 1 en Psicología, con un índice de impacto de 3,17.
      No tiene nada que ver con las diferencias entre el cerebro masculino y femenino ni con una incapacidad natural o cognitiva de las mujeres. De hecho, otros neurocientíficos nos dicen que la variabilidad entre los cerebros femeninos o masculinos puede ser mayor dentro de cada sexo que entre uno y otro sexo.
      Espero que esta respuesta te deje más tranquilo.
      Saludos

  2. AROA PADRINO el mayo 3, 2020 a las 10:52 pm

    Hola, Cecilia. Qué buena presentación de la participación de las mujeres en la tecnología, muchísimas gracias. Con lo del teletrabajo por motivo del confinamiento se está hablando mucho de lo que va a cambiar la tecnología la rutina de trabajo cuando esto pase, que por lo visto es algo que llega para quedarse… Lo digital envuelve el mundo que conocemos, prácticamente, aunque no en todos los países ni de la misma manera, claro está. Estamos cocinando la brutal brecha de género que habrá en el empleo del mañana, con todas las desigualdades que se derivarán… Gracias por invitar a reflexionar sobre este problema. Saludos.

    • Cecilia Castaño el mayo 8, 2020 a las 11:12 am

      Gracias, Aroa, por tu comentario. Es importante que las mujeres volvamos a estar donde estábamos desde el principio y contribuyamos a que la sociedad digital sea una sociedad en igualdad de género y que al mismo tiempo las herramientas digitales contribuyan a la igualdad de género.
      Saludos

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