Las cifras no están claras. El gasto futuro en pensiones en España en el informe Ageing Report 2018

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La medición de la sostenibilidad y las dudas sobre las proyecciones para el futuro

La sostenibilidad es el concepto en torno al cual se concentran casi todos los debates sobre el futuro de las pensiones. Esto se deriva directamente del hecho de que el grueso de los estudios que se publican se destinan a intentar demostrar que las pensiones públicas no son sostenibles, de lo que deducen que habría que someterlas a nuevos recortes o –preferiblemente, para la mayoría de ellos- sustituirlos total o parcialmente por sistemas privados.

La insostenibilidad de las pensiones públicas se vincula habitualmente con las estimaciones de que el gasto futuro de las pensiones respecto al PIB será o bien tan elevado que requeriría destinar una proporción de recursos insoportable para la sociedad (sin que ese nivel esté definido o determinado por reglas económicas, sino más bien sujeto a debates entre diferentes opciones políticas y sociales), o bien muy superior al que destinarán a las pensiones públicas los países de nuestro entorno (aquí también el margen de lo que resultaría aceptable no está fijado con criterios objetivos sino vinculado con la subjetividad de los distintos autores).

Aparte de ello, existen, además, dudas muy razonables acerca de la solidez de realizar previsiones basadas en proyecciones de las variables internas y externas que determinarán la magnitud del gasto en pensiones sobre el PIB a lo largo de treinta, cuarenta o cincuenta años. Más allá de cinco o a lo sumo diez años, aseguran los expertos más prudentes, proyectar o imaginar la evolución de variables macroeconómicas como el PIB, el empleo y la productividad resulta ser un ejercicio relativamente poco científico y, al contrario, muy dependiente de las elecciones de los autores de esos trabajos, especialmente cuando al mismo tiempo se afirma que los cambios que están por llegar en el terreno económico son muy considerables y que el grado de incertidumbre sobre el futuro es muy elevado y muy superior al de cualquier momento pretérito.

Ageing Report, el informe europeo de referencia y sus hipótesis

Hechas las anteriores consideraciones para situar la cuestión, el objeto de estas líneas es analizar el ejercicio de prospección futura realizado por el informe más relevante, el trabajo de referencia que sobre la sostenibilidad de las pensiones (públicas) se elabora periódicamente: el realizado por las instituciones comunitarias, Ageing Report, cuya última versión ha sido publicada recientemente. La influencia y las repercusiones de este informe, especialmente porque crean opinión entre los responsables políticos y la sociedad en general (muy influenciables, tanto unos como otra, debido a una insuficiencia de conocimientos sobre la cuestión), son considerables. Los resultados del informe, por estar respaldados por las instituciones europeas, se consideran a menudo fuera de todo cuestionamiento acerca de su fiabilidad y posible sesgo.

Muy alejado desde luego de las negras y apocalípticas previsiones sobre el futuro de las pensiones en España de los estudios realizados por entidades privadas, el informe europeo se basa, sin embargo, en suposiciones e hipótesis cuya ocurrencia es, a nuestro juicio, improbable o, dicho de otra forma, depende de si se adoptan o no decisiones que cambiarían de forma sustancial los resultados que ofrece el informe. Y esas decisiones, como veremos, sorprendentemente no parecen haber sido tomadas en consideración por los autores (institucionales) del informe en la elaboración de los escenarios futuros de gasto en pensiones. En este aspecto, el informe es determinista y opta, con una insuficiente justificación y sin la debida transparencia, por la elección de determinados supuestos claramente discutibles. Intentaremos explicarlo sintéticamente, pero con los datos correspondientes.

El gasto futuro en pensiones en proporción del PIB (relación a la que se simplifica la sostenibilidad de las pensiones) depende obviamente del gasto y del PIB. La evolución de las variables que determinan el primero es bastante bien conocida o previsible: el número futuro de pensionistas (casi completamente determinado por las personas que ya han nacido y viven en España) y las condiciones institucionales de las que depende la cuantía de las pensiones que, con o sin cambios, pueden ser proyectadas hacia el futuro dando lugar a escenarios de gasto que, en este último aspecto, pueden ser muy diferentes entre sí. Aunque, sea dicho solo de paso, están surgiendo dudas de numerosos expertos acerca también de la estimación del gasto futuro en pensiones realizada por el informe.

En todo caso, la cuestión es claramente distinta respecto al denominador de ese cociente, el PIB. El valor futuro de este depende, esencialmente, del crecimiento mayor o menor del empleo y de la productividad. Dejando esta última al margen en este momento (y dando con ello por buena la previsión del informe), hemos intentado analizar las hipótesis que subyacen a la evolución del empleo señalada en el Ageing Report, con la intención de conocer la fiabilidad de que los valores resultantes del PIB sean esos u otros mayores o menores.

El discutible escenario de empleo elegido por el informe europeo

En el contexto demográfico actual (en el que ya están presentes las generaciones que serán pensionistas a lo largo de las próximas décadas y las que estarán trabajando en esos años), la evolución futura del empleo, suponiendo que las condiciones económicas endógenas y exógenas no cambiaran (lo cual, como es fácil de comprender, es mucho suponer), es dependiente de las restricciones derivadas de una población en edad de trabajar decreciente (debido al relevo generacional de una cohorte muy grande por una subsiguiente muy pequeña), de la tasa de actividad, cuya tendencia consolidada es creciente, y de la tasa de paro. La población en edad de trabajar, aunque –como se ha dicho- limitada en el futuro por el tamaño relativo de las generaciones que salen y entran en la edad laboral, está también determinada, y en estas condiciones podemos decir que decisivamente, por los flujos migratorios.

Así pues, una de las dos magnitudes de las que depende el denominador de la relación gasto/PIB, de la que a su vez se hace depender la cuestionada sostenibilidad futura de las pensiones, está sometida a la evolución de un buen número de variables, lo que determina múltiples escenarios hipotéticos futuros. Pero, entre los cuales, el informe europeo ha escogido un grupo de ellos muy similares entre sí, excluyendo los restantes.

Las características básicas de esos escenarios son, respecto a las variables que inciden en la evolución del empleo, las siguientes: 1) unos flujos migratorios netos basado en entradas muy inferiores a las registradas durante las últimas décadas en España y muy inferiores asimismo a las estimadas en el propio informe para las grandes economías europeas en situación demográfica similar, 2) una tasa de actividad creciente, en línea con su tendencia de fondo, y 3) una tasa de paro que, contra la tendencia actual, apenas se reduce, y que durante los próximos treinta años continuaría manteniéndose –contemporáneamente incluso con caídas progresivas del volumen de empleo- en un nivel superior al del resto de las economías europeas.

Con estos condicionantes, las conclusiones de los escenarios resultantes son directas: el empleo caerá (porque caerá la población en edad de trabajar y porque, incomprensiblemente, se mantendrán elevados los niveles de paro) y, al caer uno de los componentes de los que depende el PIB, este se contraerá y la proporción del gasto en pensiones será mucho más elevado de lo que sería en circunstancias en las que nada de esto ocurriera.

Resulta fácil, pues, percibir que, en estos escenarios elegidos por el informe europeo, el empleo se hace depender decisivamente de los (bajos) flujos migratorios y de la (alta) tasa de paro, por lo que puede ser muy ilustrativo comprobar qué sucede con el empleo (y con el PIB y con el gasto en pensiones en porcentaje del mismo) cuando se varían las hipótesis de esas dos variables.

Unos flujos migratorios anormalmente bajos…

Como hemos señalado, los autores del informe europeo han elegido unos flujos migratorios anormalmente bajos, muy inferiores a su tendencia en las últimas décadas, lo cual puede constatarse fácilmente con un vistazo a las tablas I.1.5 y I.1.6 del informe:

Si los flujos netos de entrada en España fueron de una media anual de 63.000 personas entre 1981 y 2000, y ascendieron a 312.000 anuales entre 2001 y 2015, el informe supone que se reducirán a tan solo 51.200 anuales entre 2016 y 2030. Justo cuando caerá, por la sustitución de generaciones de diferente tamaño, la población en edad de trabajar y mientras que en Alemania crecerán en 327.000 anuales, en 251.200 en Reino Unido, en 161.200 en Italia, y hasta en 77.000 en Francia, donde la tasa de natalidad es mucho más alta que la nuestra.

Cómo es posible que se piense que tal hipótesis (que hace caer los flujos netos por debajo incluso de la tendencia de los flujos de entrada durante la crisis) es realista, resulta un misterio. Pero sus consecuencias en términos de aminoración del volumen futuro de empleo y del crecimiento y tamaño del PIB son decisivas.

Lo podemos ver en los gráficos siguientes, en los que hemos comparado los flujos migratorios tendenciales (utilizando como referencia de base el más conservador de los supuestos: las entradas durante el periodo de crisis) con varias hipótesis sobre el futuro: la del informe europeo, y otras tres que reflejan (H0) un crecimiento ligeramente más bajo que la tendencia del periodo de crisis, (H1) un crecimiento claramente más bajo que este pero superior al del informe Ageing, y (H3) el crecimiento de los flujos necesario para que la población en edad de trabajar no descienda en las próximas décadas.

Dado que la hipótesis que utiliza el informe europeo reduce los flujos de migración drásticamente desde la actualidad hasta 2030 y luego los incrementa (aunque sin llegar nunca a las entradas del periodo de crisis y mucho menos al anterior a la misma), las caídas más fuertes en las entradas acumuladas se producen respecto a las otras hipótesis (ver gráfico posterior derecho) desde ahora hasta 2040.

Y dado que ese periodo es en el que se concentran más las caídas de la población en edad de trabajar como resultado de la sustitución de cohortes grandes por otras mucho menores, la ‘periodificación’ de los flujos en la hipótesis del informe tiene, como veremos a continuación, una incidencia muy intensa sobre la aminoración de los niveles de población en edad de trabajar y de población activa, y por ende en los de empleo y PIB en los veinticinco próximos años. (periodo en el que, por otro lado, se concentra el aumento en el número de pensionistas). En estas condiciones, el escenario de dificultades para la sostenibilidad de las pensiones parece haber sido preparado.

… que dan lugar a una profunda caída de la población activa

En los siguientes gráficos se puede comprobar la considerable incidencia de la hipótesis migratoria del informe europeo (respecto a las restantes hipótesis alternativas) sobre la evolución futura de la población activa. Se mantienen en todos los casos la misma hipótesis sobre la evolución de las tasas de actividad contenida en el informe europeo.

Como resultado del tamaño tan diferente de las generaciones en relevo, la evolución del volumen de población activa (aplicando a la población en edad de trabajar siempre la misma hipótesis de evolución de la tasa de actividad) es muy dispar según se supongan diferentes comportamientos de los flujos de migración.

En la hipótesis del informe europeo, la población activa se hunde entre 2020 y 2050, pasando de 22,8 millones de personas en 2020 a 19,8 en 2050, tres millones menos. En las hipótesis alternativas H0 y H1 (entradas netas de 200.000 y 150.000 personas /año), la caída de la población activa en el mismo periodo se aminora hasta los 1,1 y 2,2 millones respectivamente. En la hipótesis H2 de mantenimiento de la población en edad de trabajar, la población activa no se reduce e incluso crece levemente en medio millón de personas.

A lo que se añade una negra evolución del paro…

La aplicación de la hipótesis del informe Ageing para la tasa de paro ennegrece aún más el panorama, porque al mantener elevado el número de desempleados en el contexto de una población activa intensamente decreciente, comprime como resultado el volumen disponible de ocupados a lo largo de las próximas décadas.

Independientemente de la metodología utilizada, la hipótesis del informe va mucho más allá de la prudencia y prácticamente incurre en el absurdo. En esta etapa de recuperación, la tasa de paro se reduce a una media anual de 2,2 puntos. Mantener una tasa de paro del 14% en 2030 significa que durante trece largos años solo se podría reducir en tres puntos, y ello con la población en edad de trabajar en caída libre (según la hipótesis respectiva del informe europeo). Estos resultados solo serían coherentes con una casi permanente crisis económica. Y puede (aunque ojalá no) que esto suceda, nadie lo sabe, pero lo que no puede justificar es que este sea el escenario único.

Por otra parte, la hipótesis del informe se completa con un suelo de la tasa de paro del 7,9% (que se alcanzaría en… algo más de treinta años). Probablemente se pretende justificar que en ese nivel se localiza teóricamente el suelo estructural de la tasa de paro debido a las observaciones del pasado. Pero esas observaciones se corresponden con un contexto de constante e intenso crecimiento de la población activa (de hecho, el más elevado de la UE) y resulta difícil defender que en otro contexto caracterizado por lo contrario, por una caída continuada de la fuerza de trabajo y del empleo se mantenga al mismo tiempo un porcentaje relativamente alto de activos en paro que buscan empleo y están disponibles para ocuparlo.

En consecuencia, hemos supuesto una hipótesis alternativa que, supone una reducción anual lenta y muy prudente de la tasa de paro, lo que por pequeña que sea nos lleva en los próximos diez años al 5%, nivel en el que suponemos el suelo de nuestra tasa de paro.

Con ambos supuestos se reduce la población desempleada, de forma que, incluso teniendo en cuenta la menor población activa del informe europeo derivada de la hipótesis sobre los flujos de migración más escasos, la población desempleada estimada en el informe Ageing es superior a los escenarios alternativos que estamos contemplando en unos dos millones en 2030, en 1,1 millones en 2040, entre 400 y 500.000 en 2050 y alrededor de medio millón en 2060.

El perfil temporal decreciente de tales diferencias viene determinado sobre todo por las diferencias en la evolución de la tasa de paro, que en el caso del informe europeo presenta una reducción muy lenta al principio, pero poco a poco se va aproximando al suelo que consideramos en la hipótesis alternativa.

… que dan como resultado un crecimiento nulo y hasta negativo del empleo…

De estos resultados en cuanto a la evolución de los desempleados y los anteriores relativos a la población activa se derivan los correspondientes a la población ocupada, donde las diferencias suman las dos grandes divergencias consideradas hasta ahora: el mayor número de activos de las hipótesis alternativas (debido a los mayores flujos migratorios) respecto al informe europeo y el menor número de desempleados (debido a una hipótesis de mayor y más rápida reducción de la tasa de paro).

Los resultados se muestran en los gráficos anteriores. Entre el momento actual y 2030 las diferencias en el volumen de ocupados serían considerables y crecientes en las hipótesis alternativas en una cifra que llegaría a alcanzar entre 3 y 3,5 millones de ocupados respecto al escenario del informe Ageing.

Tras ese momento las diferencias se invierten y se reducen en el caso de las hipótesis alternativas H0 y H1, dado que, por un lado, estas suponen un flujo fijo de migración anual mientras que en la hipótesis del informe Ageing este es inferior pero creciente (las diferencias son pues mayores al comienzo del periodo, como hemos visto), y por otro, porque las diferencias en la reducción de la tasa de paro se atenúan con el paso del tiempo, como también se ha mencionado.

En el caso de la hipótesis alternativa H2, la evolución es algo distinta: las diferencias crecen fuertemente, como en los casos anteriores, hasta 2030, más moderadamente después y a partir de 2040 se estabilizan, reduciéndose a partir de 2050 cuando la evolución prevista de la población en edad de trabajar del informe europeo comienza a crecer.

Con estos datos ya resulta posible calcular las diferencias en el crecimiento del empleo y del PIB de acuerdo con las hipótesis adoptadas en el informe europeo y las alternativas que hemos definido en este trabajo.

… un PIB deprimido y un (artificialmente) elevado gasto en pensiones

Como dijimos al comienzo, la evolución del PIB, el denominador de la ecuación con la que a menudo se mide la sostenibilidad del gasto futuro en pensiones, es el resultado de la suma de los crecimientos de la productividad y del empleo.

Con las hipótesis del informe Ageing, la evolución del empleo da como resultado un crecimiento próximo a cero o negativo a lo largo de los próximos cuarenta años, dado que, aunque la economía creciera, no habrá oferta de trabajo (trabajadores disponibles) para poder atender la demanda de empleo derivada de ese crecimiento debido al efecto combinado de unos flujos migratorios jibarizados y de una tasa de paro que no se reduce como debería.

Cómo es posible que se imagine que un país cualquiera, máxime un país europeo como el nuestro, va a permitir que se hunda el empleo por falta de personas disponibles y capaces de trabajar, es otro misterio.

De lo que no cabe duda es de que las hipótesis escogidas en la versión más reciente del informe Ageing dan lugar al práctico estancamiento del empleo durante nada menos que cuatro décadas y, coherentemente con ello, a un bajísimo crecimiento del PIB, que prácticamente solo crecería por impulso de la productividad.

Como resultado de ese PIB artificialmente más bajo, cualquier nivel de gasto en pensiones con el que este se compare derivará en un nivel mucho más elevado del que resulta de utilizar otras hipótesis que conlleven otra evolución del empleo. Y esto dejando a un lado que del menor empleo se derivan unos inferiores ingresos por cotizaciones sociales, que son la primera fuente de financiación de las pensiones.

En los gráficos siguientes se puede observar la magnitud de las diferencias en millones y en puntos porcentuales de incremento (y por ende del PIB) en el crecimiento de la población ocupada, respecto al informe Ageing, cuando se utilizan las hipótesis alternativas de flujo de migración y de tasa de paro que hemos venido planteando.

Especialmente entre este momento y 2030 el empleo llegaría a ser entre 3 y 3,4 millones de personas superior, y el PIB crecería por encima de un 15% más que con la hipótesis del informe europeo. A partir de ese año, de las hipótesis alternativas resultan niveles de empleo y de PIB superiores, pero menores que en el periodo anterior a medida que las hipótesis del informe Ageing van haciendo crecer el flujo migratorio y descender la tasa de paro. No obstante, el volumen de empleo se mantiene superior con las tres hipótesis alternativas en rangos de entre 2,4 y 4,2 millones en 2040, entre 1,6 y 4,2 en 2050, y entre 1,5 y 3,1 en 2060.

El crecimiento del PIB, a su vez, por efecto del crecimiento del empleo, que ya se dicho que sería un 15% mayor del previsto en el informe Ageing para 2030, será superior en los rangos siguientes: entre un 13 y un 22% en 2040, entre un 9 y un 22% en 2050, y entre un 7 y un 16% en 2060, según las hipótesis con las que se compare.

Dado un determinado gasto en pensiones (como el que estima el informe Ageing, por ejemplo), las cifras que dé como resultado en relación al PIB se verían así reducidas en las proporciones que acaban de ser señaladas (ver tabla siguiente).

Manteniendo todo lo demás del informe europeo sin cambios, es decir, el gasto total en pensiones (el numerador), así como las hipótesis de tasa de actividad y de la evolución de la productividad, y realizando hipótesis alternativas (permítasenos decir, más razonables) en cuanto a la evolución de los flujos migratorios y a la evolución de la tasa de paro, lo que determina resultados superiores en materia de empleo a lo largo de todo el periodo, y con ello un PIB mayor, el gasto en pensiones se ve reducido en proporción a este.

Finalizado el ejercicio, corresponde realizar cinco constataciones breves y directas:

  1. Las cifras y resultados del Ageing Report 2018 en cuanto al gasto futuro en pensiones no están claras.
  2. Sea cual sea la metodología utilizada, los resultados de las proyecciones de las diferentes variables han de ser consistentes y lógicos.
  3. Sería conveniente que, a la hora de realizar las proyecciones, se utilizaran diversos escenarios y se debatiera sobre la probabilidad de los mismos.
  4. Entretanto esto no suceda, parece razonable poner en cuarentena los resultados del informe europeo y abrir el debate sobre las hipótesis utilizadas.
  5. De acuerdo con las hipótesis alternativas que hemos utilizado, a nuestro entender más razonables, el gasto en pensiones se mantendría (dejando todos los demás cálculos de ese informe por el momento fuera de la discusión) en niveles claramente moderados y sostenibles.

About Antonio González

Antonio González, economista y miembro de Economistas Frente a la Crisis (EFC), fue Secretario General de Empleo en el periodo 2006 – 2008 @AntonioGnlzG

6 Comments

  1. juan el agosto 22, 2018 a las 10:13 am

    Yo no veo tan desencaminado el informe. España, aparte del envejecimiento tiene otro factor de crecimiento del gasto en pensiones y es que el incremento de la tasa de actividad total (por la incorporación masiva de la mujer al trabajo) aún no se ha reflejado en las clases pasivas, algo que si sucede en el resto de países, donde generaciones que se jubilan tienen tasas de actividad similares a las de las generaciones que se incorporan al mercado laboral.

    Nuestra mejor tasa de paro ha sido un 8% con una economía sobrecalentada a base de dinero del futuro (deuda) y construyendo 700-800.000 viviendas al año (más que los Alemania y Francia juntas en aquellos años). Por tanto, viendo que no se ha generado ningún nuevo modelo productivo, viendo que los sectores fiscalmente beneficiados son los inmobiliarios (SOCIMIs, desgravación a rentas del alquiler, etc) nada parece atisbar que mejore significativamente el empleo en cantidad. Tampoco parece que la calidad en términos de salarios y cotizaciones vaya a mejorar si no hay un cambio de modelo productivo.

    Para mi es un error cuestionar el informe para seguir negando el problema y sobretodo para seguir pegados a un modelo de pensiones injusto, cuya contributividad es una lotería (las contribuciones al final cuentan y las del principio no) en vez de ir a fórmulas más equitativas, que incrementen las mínimas, las hagan más igualitarias (mejor Gini pensional) y favorezcan mecanismos más flexibles de jubilación temprana más ligados a criterios actuariales que no a los coeficientes de descuento arbitrarios existentes en la actualidad.

  2. antonio illescas asenjo el agosto 22, 2018 a las 3:14 pm

    dejando aparte el debate sobre la viabilidad de las pensiones,cualquier informe que provenga de la

    llamada comunidad europea que de comunidad cada vez tiene menos y mas bien se parece a un club

    privado que gobierna ,sin ser elegido, a beneficio de multinacionales,grandes fortunas y bancos.

    Cualquier anàlisis que de allì provenga,es sospechoso de escorar a lo ideològico mas que a lo cientìfico.

  3. Elías el agosto 22, 2018 a las 4:40 pm

    Aparte de lo curioso que resulta hacer previsiones deterministas a veinte años -como si no hubiera incertidumbre-, me pregunto qué significa sostenible / insostenible en este tema.
    A modo de ejemplo, las ratios que publica Eurostat (http://ec.europa.eu/eurostat/tgm/table.do?tab=table&init=1&language=en&pcode=tps00103&plugin=1 , gasto en pensiones / PIB en 2015) para los países de la UE con más de 40 millones de habitantes son:
    Alemania 11,8 %
    España 12,6 %
    Francia 15,0 %
    Italia 16,5 %
    Reino Unido 11,4 %
    y para la Eurozona, 13,4 %.

    En cuanto a su hipotética sustitución por planes privados, no debemos olvidar que su rentabilidad nominal es muy pequeña: sólo 4 de los 356 planes con 15 ó más años de historia superaron al IBEX-35, y 47 al bono del Estado a 15 años (Pablo Fernández y otros, en Social Science Research Network, SSRN-id3114149.pdf).

    • juan el agosto 23, 2018 a las 9:34 am

      Yo creo que en ningún caso se habla de sustituir el sistema de reparto por un sistema privado (de hecho hasta el informe de la consultora privada KPMG lo desaconsejaba para España), simplemente que exista un complemento.

      Respecto a la rentabilidad, en mi opinión la opción progresista sería ligar el diferimiento (no desgravación) fiscal a que los fondos de pensiones invirtiesen una parte en Venture Capital (indirectamente) y en fondos de energías renovables (ahora que son rentables), esto permitiría financiar un nuevo modelo productivo y a la vez mejorar los rendimientos a largo plazo de los planes.

      Es poco eficiente que el dinero que hay en planes de pensiones esté centrado en deuda pública y acciones adquiridas en el mercado secundario, cuando si se inyectasen «primariamente» generarían nueva economía desde el día 1.

  4. Demetrio Vert el agosto 22, 2018 a las 6:57 pm

    No acabo de entender cómo en ninguna de los sesudos estudios de los economistas, y menos los de los «técnicos» bruselianos, no se habla (ni se considera, por lo tanto) el factor de productividad añadida que producen las nuevas tecnologías. Entiendo que es algo difícil de pronosticar, pero no más que el resto de factores que se pronostican. Si a alguién de hace solo cincuenta años se le hubiese dicho que el progreso tecnológico iba a hacer inecesario la cantidad de trabajo humano para producir lo mismo, se hubiera echado a reir. Lo que quiero decir es que nadie habla de que inexorablemente (si no ocurre una catástrofe mundial) la robotización y el desarrollo de las TI está reduciendo dráticamente la necesidad de trabajo humano, y lo va a seguir haciendo exponencialmente (ya veremos cual es el factor potencia), por lo que lo importante no es prever el paro (trabajando 40 horas semanales habar a millones. Por cierto lla jornada de ocho horas se introdujo en España en los años 40), asunto que no se puede hacer, sino distribuir el trabajo necesario para producir un PIB que sustente un estado moderno y repatir adecuadamente ese PIB. El problema que están teniendo los países avanzados a día de hoy es cómo ingresar, es decir que no se le escapen los tributos vía la ingenieria fiscal y los paraísos fiscales. Y a pesar de que ya lo tienen no se hace nada al respecto, y solo entran al trapo cuando los escapes fiscales de las multinacionales se convierten en un gran escándalo público. Se pagarán las pensiones (es decir, se repartirá la riqueza) si los estados, o una futura UE social y fiscal, encuentran el medio de cobrar a las empresas «vaporosas», y no lo apuestan todo a cobrarle al trabajo humano, pues es evidente que cada vez hay, y va a haber menos. Y de ello deberíamos congratularnos, pues el progreso debe significar la liberación del mismo, al menos hasta la parte que sea precisa. Parece ser que el ochenta por ciento del empleo en Europa lo cubre el sector servicios, lo que quiere decir que la producción material se hace cada vez con menos empleo, y de momento se está fingiendo que se aguanta el sistema a través del sector del ocio. Es cierto que en el sector servicios está la sanidad y la escuela (que deberíamos incrementar), y la administración y la burocracia, entre otros, pero tambien está la dependencia y las pensiones. Prever cuánto trabajo humano se va a necesitar para producir un PIB Social, es prácticamentye imposible. Lo que si se puede hacer es blindar una proporción mínima y suficiente del PIB para el gasto social.

  5. E. López el septiembre 19, 2018 a las 6:50 pm

    Según la Intervención General de la Administración del Estado, a mitad del presente ejercicio las necesidades de financiación del Sistema de la Seguridad Social se elevan a 7.426 millones. A día de hoy está claro que, en el corto plazo, el Sistema la Seguridad deberá incurrir en déficits de cuantías importantes (ampliación en https://elgorgojorojo.wordpress.com/2018/09/15/pensiones-y-estabilidad-presupuestaria-situacion-a-corto-plazo/).
    Al margen de las propuestas para aumentar los ingresos del Sistema (elevar los topes en las bases de cotización y eliminar las reducciones en la cotizaciones sociales -las bonificaciones son a cargo del SEPE-) y la implantación de nuevas fuentes de recursos (impuesto finalista a las entidades financieras) o las medidas focalizadas en la reasignación de gastos (asunción por la Admon. Central de las retribuciones del personal o de las pensiones de viudedad, orfandad, ..), creo que, en primer lugar, cabría defender que el Estado y las CCAA debieran transferir al Sistema de la Seguridad Social la parte de la recaudación por IRPF que tiene su causa en pensiones contributivas.
    El razonamiento justificativo de lo indicado (al que, por supuesto, se le pueden hacer matizaciones) es que, si lo recaudado por cotizaciones sociales tiene como destino prioritario -establecido por ley- la financiación de prestaciones contributivas, la parte de aquéllas que, tras el pago al pensionista/beneficiario, acaba en otros subsectores de las Administraciones Públicas en concepto de IRPF debiera transferirse nuevamente a la Seguridad Social para su aplicación a su fin originario (cubrir el gasto por prestaciones contributivas).
    Estimo que la cantidad que aportaría al Sistema las transferencias comentadas estaría por encima de los 6.500 millones.

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