Menos empleo y mas precariedad en la Legislatura
Análisis de la EPA del tercer trimestre de Economistas Frente a la Crisis
Hay que cambiar de rumbo económico y laboral
La EPA del tercer trimestre del año ha reflejado un aumento trimestral del empleo de 182.200 personas y una caída del desempleo de casi 300.000 (298.200). Este importante descenso del paro en términos cuantitativos (el mayor de la serie homogénea que ofrece el INE), mucho mayor que el aumento del empleo, viene en gran parte determinado por el importante descenso del número de activos (-116.000, el tercero mayor de la serie). Como resultado de todo ello, la tasa de paro desciende 1,2 puntos, hasta situarse en el 21,18%.
Hay que tener en cuenta que los terceros trimestres suelen ser muy positivos en términos de empleo debido a sus características estacionales, puesto que recoge el tirón estival de actividades como el turismo y la hostelería, muy intensivas en empleo. Por eso tradicionalmente la EPA de este período refleja buenos resultados. Sin embargo, sí resulta sorprendente (y un tanto incoherente con ello) el fuerte descenso de la población activa comentado, puesto que es en este trimestre cuando más personas se suelen incorporar al mercado laboral para realizar en muchos casos trabajos esporádicos o de temporada. El descenso de los activos en esta ocasión, en consecuencia, constituye un dato anómalo que determina y matiza mucho los resultados, ciertamente favorables, en términos de reducción del número de desempleados y de la tasa de paro.
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— Economistas Frente a la Crisis EFC (@EcoEFC) October 22, 2015
Por lo que se refiere a la tasa anual de crecimiento del empleo, aumenta una décima respecto del trimestre anterior, situándose en el 3,1%. Se trata de un ritmo muy notable de aumento del empleo, coherente con la fase de expansión de la actividad que atraviesa la economía española, impulsada por tres factores externos clave: los bajos precios del petróleo, la inyección monetaria del Banco Central Europeo y la depreciación del euro frente al dólar. A esto se añade el tirón estacional de actividades tradicionales muy intensivas en empleo (y especialmente en este trimestre el turismo, que ha obtenido excelentes resultados el pasado verano).
El carácter fuertemente unido a la temporada de los datos trimestrales se refleja en el hecho de que todo el empleo asalariado creado ha sido de carácter temporal (205.500 más) mientras que el de carácter indefinido se ha reducido (-18.900).
Este aumento de la temporalidad no es un resultado ajeno a la tendencia general del mercado laboral. La reforma laboral de 2012, y sus sucesivas vueltas de tuerca, no han servido para mejorar la traslación de la actividad al empleo en términos globales, pero sí ha impulsado la utilización de empleo de baja calidad, con condiciones laborales deterioradas y bajos salarios. Un empleo en definitiva más precario, menos productivo, y también menos resistente a los vaivenes del ciclo económico. Lejos de impulsar un modelo de crecimiento económico más equilibrado y sólido, los cambios acometidos en las condiciones de trabajo en esta legislatura han reforzado las debilidades de nuestro modelo tradicional, enquistando la precariedad y aumentando además las desigualdades.
Esta EPA es, además, la última que conoceremos antes de las elecciones generales, y por tanto la adecuada para hacer un balance en materia de empleo de esta legislatura. En el cuadro adjunto se muestra la evolución de algunas de las variables esenciales del mercado laboral, comparando los datos del tercer trimestre de 2015 con los referidos al cuarto trimestre de 2011, último atribuible a la gestión del gobierno anterior.
Los resultados son muy decepcionantes, y en algunos casos extremadamente preocupantes:
- El empleo ha caído en 104.000 personas
- Hay nada más y nada menos que 540.800 activos menos, y la tasa de actividad retrocede ocho décimas.
- El desempleo cae en 436.000 personas, con lo cual es íntegramente atribuible al descenso en el número de activos, de personas en edad de trabajar con disposición a hacerlo. Hay menos parados porque han salido personas del mercado laboral y nuestras capacidades productivas son, en consecuencia, más reducidas que en 2011. Por eso también la tasa de paro ha caído 1,4 puntos, no porque se haya aumentado el empleo (al contrario, se ha reducido).
- Hay 300.000 parados de larga duración más (más de un año buscando empleo), y son ya el 60% del total (2.942.000). Pero, siendo eso grave, aún lo es más que ese paro se está convirtiendo en estructural, puesto que el de muy larga duración (los que lleva más de dos años sin empleo) ha crecido en 728.000 personas, alcanzando los 2.159.000 (el 44,5% del total de parados). Sin embargo, en esta legislatura los presupuestos para políticas activas de empleo se han reducido incomprensiblemente un 35%, 2.500 millones de euros.
Fuente: EFC a partir de EPA. INE
- Los asalariados con contrato indefinido se han reducido en 354.000, mientras que los que tienen contrato temporal han crecido en 153.000. La tasa de temporalidad ha aumentado 1,1 puntos porcentuales, alcanzando el 26,1%, la más elevada desde el cuarto trimestre de 2008.
- Se ha producido un intercambio entre empleo a tiempo completo (que se ha reducido en 402.000 personas) y a tiempo parcial (que ha crecido en casi 300.000). Un empleo a tiempo parcial que, además, es mayoritariamente involuntario, aceptado por los trabajadores porque no encuentran uno a jornada completa (6 de cada 10 trabajadores a tiempo parcial están en esa situación).
En conjunto, lo que se observa es que el desempleo se está cronificando, y que el empleo creado es de muy baja calidad. Es decir, que estamos promoviendo el mismo tipo de empleo precario y temporal que alimentó la burbuja de la anterior fase expansiva, con los desastrosos resultados por todos conocidos.
Por eso, hay que acabar con el modelo de crecimiento empobrecedor, basado en malas condiciones de trabajo y bajos salarios, por el que se ha apostado en esta legislatura. Y para ello es preciso realizar un cambio de rumbo a la política económica, abandonando la austeridad extrema e irracional de los últimos años, y también de las políticas de empleo aplicadas, revirtiendo plenamente los cambios normativos en materia laboral adoptados unilateralmente por este gobierno para devolver equilibrio y racionalidad a las relaciones laborales en nuestro país, que ahora están absolutamente dislocadas.
Es necesario, en suma, un cambio de estrategia económica y política que ponga en el centro de sus actuaciones el aumento de la calidad del empleo y la reducción de las desigualdades y la pobreza como motores imprescindibles para el desarrollo económico y social del país.
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