Paraísos fiscales, desigualdad económica y austeridad

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Hugo Baltasar Cruces @hugobaltasar , economista.

 

El caso de los Papeles de Panamá es clave, porque aún siendo una confirmación de lo que ya sabíamos, aporta evidencia sobre un número de posibles responsables de la evasión fiscal a gran escala. Pero incluso más importante, más allá de la polémica pasajera y los nombres concretos, es el retrato que ofrece del fraude sistemático que está en el núcleo de la crisis ‘austericida’ en Europa.

Según la estimación del recientemente afamado Gabriel Zucman, el patrimonio europeo alojado en paraísos fiscales representa el 12% (!) de toda la riqueza financiera de las familias, en torno a 2 billones de euros, una proporción que ha aumentado continuadamente en las últimas seis décadas. Esta riqueza pertenecería además al tramo más acaudalado de la sociedad, de modo que las mediciones de desigualdad económica, ya muy altas, estarían fuertemente infraestimadas.

Si bien tener patrimonio en un paraíso fiscal no es por sí mismo ilegal, con frecuencia los fines son fraudulentos. Según cálculos del mismo autor el 80% de la riqueza offshore del mundo no está declarada, y aunque lamentablemente no aporta datos específicos sobre las fortunas europeas, es razonable asumir que también su mayoría está oculta al fisco. El secreto bancario sale caro a las arcas públicas, pues es básicamente un mecanismo que permite a bancos offshore expoliar a los estados del mundo.

La recaudación cesante ocurre por varias vías. Dado que los capitales ocultos no están dormidos sino rindiendo en diferentes tipos de inversión, parte de la pérdida se debe a fraudes en el impuesto sobre la renta. Otra forma de fraude es respecto al impuesto de sucesiones, que la riqueza oculta evita satisfacer cuando cambia de manos. Además, en algunos países europeos se grava el stock de patrimonio, lo que supone una tercera forma de evasión fiscal. Pero no sólo particulares aprovechan las condiciones de los paraísos fiscales, también las multinacionales reducen su aportación al impuesto de sociedades empleando estrategias de minimización contributiva que explotan las sutilezas jurídicas y juegan con los límites de la ley. En torno a la “optimización fiscal” se ha desarrollado toda una industria de gabinetes especializados cuyos servicios sólo son accesibles a agentes con grandes recursos, lo que aún bajo la más estricta legalidad supone un ataque a la justicia del sistema impositivo.

El expolio es inaceptable. De nuevo según Zucman, 50.000 millones de euros dejaron de recaudarse en Europa debido al secreto bancario sólo durante 2013. Para ilustrar la magnitud del daño económico describe el caso francés: su deuda pública habría sido ese año un 25% menor de lo que fue (pasando del 94 al 70% del PIB). Cabe señalar que los cálculos de este investigador son significativamente más comedidos que otros anteriores tanto sobre el patrimonio total offshore (James Henry y Boston Consulting Group) como de los ingresos fiscales a su razón perdidos (Comisión Europea, FMI y Tax Justice Network). Por otra parte hay que destacar que estas cifras atienden sólo al daño fiscal, sin considerar otros perjuicios causados por el refugio que la opacidad concede a actividades como el tráfico de drogas, armas o personas, entre otros. Tampoco entran a valorar el deterioro del tejido social que produce una élite ajena a las reglas legales por las que se rige la mayoría.

El secreto bancario por un lado detrae importantes ingresos de las cuentas públicas, que al tiempo son acusadas de insostenibles, mientras por otro propicia una mayor concentración de renta y riqueza que según el FMI, la OCDE y el Banco Mundial ya ha alcanzado un nivel perjudicial para la economía.

Es necesario terminar con los paraísos fiscales para contribuir a equilibrar el presupuesto público y paliar la desigualdad. Aunque obtener los recursos perdidos posiblemente no saldaría el importante desfase actual entre gasto e ingreso de varios estados europeos, sí permitiría salir de la espiral de austeridad. La dimensión de dicho desfase es coyuntural, se debe principalmente a la débil situación económica consecuencia de la Gran Recesión; a más largo plazo la captación de los ingresos evadidos garantizaría la continuidad del estado del bienestar. No se trata de gasto excesivo, lo que compromete la viabilidad de las pensiones y la calidad de nuestros servicios públicos es el fraude sistemático cometido por parte de la élite política y económica.

Respecto a la insuficiencia de ingresos España es un caso paradigmático. Se ha escrito mil veces que en relación a nuestro entorno ni el gasto ni los ingresos públicos son elevados, sino al contrario. Según los últimos datos disponibles el ingreso total del gobierno español equivale al 38,6% de su PIB cuando la media de los 19 países del euro es el 46,8%. El gasto supone un 44,5% mientras en la zona euro la media es un 49,4%. Pero no todos los ingresos del estado son por vía de los impuestos, por lo que merece la pena repasar también la presión fiscal –el ratio entre la recaudación impositiva y el PIB de un país, directamente afectado por la evasión– que igualmente es en España muy inferior a la de su entorno, 34,4% frente a 41,5%[1]. La conclusión es clara, elevar la recaudación sin aumentar sustancialmente los gastos permitiría equilibrar el presupuesto público español. Debemos tener estas cifras presentes al considerar los miles de millones que Bruselas previsiblemente exigirá recortar al próximo gobierno. Después de todo, la austeridad es una propuesta ideológica disfrazada de equilibrio presupuestario que se pretende impulsar con la excusa de una crisis causada por elementos ajenos a las cuentas públicas.

Nótese que para aumentar la recaudación no es necesario subir los impuestos, bastaría con el pago de los ya vigentes. Al atacar la evasión favoreceríamos la progresividad efectiva del sistema fiscal, aliviando la carga relativa que soportan clases medias y trabajadoras.

En definitiva, los Papeles de Panamá ponen luz sobre el fraude generalizado que esconden los paraísos fiscales y a la vez descubren a una élite europea que mientras promovía reducir el gasto público era partícipe del juego offshore. La Infanta Pilar de Borbón o el ya exministro José Manuel Soria, entre otros muchos nombres que por brevedad omitimos, deberán dirimir ante la justicia sus posibles delitos fiscales. Sin embargo sería erróneo detenerse en la corrupción del poder público. En los documentos filtrados aparecen el Santander, el Sabadell y el BBVA, junto a cientos de otros bancos del mundo, como intermediarios en la ocultación de patrimonio. Los agentes que más se benefician de la evasión a gran escala son los bufetes y bancos que la canalizan; el origen descansa en el maridaje entre las élites económica y política, pero el grueso del fraude se produce en el sector privado.

Es posible e imperativo actuar contra los paraísos fiscales. Ni todo está perdido ni la batalla ya ganada. El porcentaje de riqueza alojada en ellos nunca ha sido tan grande, pero adecuadas medidas comerciales pueden revertir la rentabilidad de su secreto bancario. El único impedimento importante es la resistencia de los grupos interesados, por lo que para impulsar la voluntad política necesaria será indispensable una fuerte presión ciudadana.

[1] Una puntualización: desde algunos sectores se desdeña la presión fiscal defendiendo que lo relevante es el esfuerzo fiscal, sobre el cual abanderan el Índice de Frank, sesgado simplismo estadístico que por ese motivo no es calculado por Eurostat, Banco Mundial, BCE, OCDE ni FMI. Cuando estos organismos analizan el esfuerzo fiscal utilizan instrumentos complejos y obtienen resultados en línea con el aquí presentado.

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7 Comments

  1. golpedefecto el abril 21, 2016 a las 11:24 am

    Dada la ideología del blog no me sorprende significativamente lo indicado en este post. Estoy de acuerdo en muy pocas cosas, como que mantener un capital en el exterior no es delito por si mismo o que se debe evitar el tráfico de armas, drogas o personas.
    Más allá de esto, lo indicado me parece una versión ideológicamente bastante sesgada de la situación, empezando por una simple cuestión de libertad individual, es decir, si uno tiene un capital, que es suyo, no de un estado, se estigmatiza hacer con él lo que uno estime oportuno. Y si se produce un flujo de capitales, habría que preguntarse porque las condiciones del país estimulan este flujo y porque no se crean en el país las condiciones para que no sea atractiva su deslocalización. Pero claro, eso es lo dificil, lo fácil es expropiar la riqueza a los ciudadanos.
    Naturalmente, el argumento más habitual es la necesidad de financiar un estado de bienestar, quizá sobredimensionado en muchos casos, pero que por lo menos en nuestro país, al contrario de lo que usted indica, no es por insuficiencia de financiación, sino por un despilfarro e ineficiencia abrumadora del gasto público cuando no por un robo sistemático, léase corrupción.
    Y si realmente existe una carencia de ingresos tributarios, no es debido a los bajos tipos impositivos, sino más bien a la escasa base de sujetos pasivos, lo que está condicionado por la estructura y política económica del país generada durante muchas legislaturas.
    Es decir, un pequeño porcentaje de población paga la mayoría de los impuestos en este país, de tal forma que ampliar la base de sujetos pasivos permitiría reducir los tipos impositivos y el fraude fiscal, al mismo tiempo que impulsaría la economía y la calidad de vida. Pero esto vendría de la mano de una mayor libertad individual, mayor responsabilidad personal y menos intervencionismo.
    Hace referencia también en el caso de la evasión fiscal a los impuestos de patrimonio y sucesiones, cuando el primero es confiscatorio y el segundo puede llegar a suponer un pago del 81% de lo heredado. Podrán dichos impuestos ser legales pero no justos, y la realidad los asimila en mayor medida a una estafa del estado a los ciudadanos, estafas que no quedan restringidas al ámbito de estos dos impuestos pero que sería excesivo tratarlos aquí.
    También hacen referencia al manido problema de la desigualdad, cuando lo realmente importante es la pobreza, aunque ambos parámetros están ligados, pero permítame incidir en que la desigualdad es resultado de la libertad de elección, siendo el problema la cantidad de desigualdad. Y si la igualdad presupone la falta de libertad, me quedo con la libertad.
    A pesar de estas discrepancias, les felicito por tener un blog de discusión donde las discrepancias son respetadas.

    • Hugo Baltasar el abril 25, 2016 a las 5:23 pm

      Hola Golpedefecto, y gracias por tu comentario.
      Entiendo que justificas el fraude que esconde el secreto bancario en base a rechazar el pago de impuestos en sí. Si se considera el cobro de impuestos indeseable, defiéndase que se eliminen o reduzcan para toda la sociedad, pero no que los agentes más aventajados de la economía burlen la ley por la que se rige la mayoría. Podemos debatir lo deseable, eficiente o justo del sistema fiscal y cómo cambiarlo, pero en ningún caso que se aplique selectivamente. Por esto, amén del refugio que concede a actividades criminales, el secreto bancario es injustificable. Rechazar el cobro de impuestos, y con ello el papel del estado en la economía, es una posición ideológica válida –que no comparto–, pero ajena al delito fiscal que con frecuencia está detrás de una cuenta en un paraíso fiscal.
      El sesgo ideológico es inherente al análisis económico. Es una limitación que no puede eliminarse, sólo reducirse. Reducirlo, favoreciendo así el rigor, es lo que intento al emplear fuentes reputadas de amplio espectro ideológico. Tu calificación de “versión ideológicamente bastante sesgada” es plausible, pero no rebates los datos que presento ni la interpretación que hago de ellos. Lo interesante no es mencionarlo sino demostrarlo. Estaría bien que, por ejemplo, al negar que en España la recaudación fiscal es escasa se responda a las cifras de Eurostat. De hecho, que los ingresos de las cuentas españolas son reducidos respecto a su entorno es algo publicado hasta en Nada es Gratis (http://nadaesgratis.es/j-ignacio-conde-ruiz/se-pagan-muchos-impuestos-en-espana-2).
      De forma curiosa, tras negar que los ingresos son insuficientes das una explicación a que sí lo sean, rechazando además una causa que no se le atribuyó en este texto: bajos tipos impositivos (incluso hay un párrafo dedicado exclusivamente a señalar que para aumentar la recaudación no es necesario subir los impuestos). Para más inri, esa explicación, basada en que un pequeño porcentaje de la población paga la mayoría de los impuestos, es falsa. Según el Ministerio de Hacienda los declarantes con una renta anual de hasta 42.000 euros suponen el 92% del total de contribuyentes al IRPF (17,5 millones de un total de 19), aportando más del 70% del total recaudado por ese tributo. Es decir, las clases trabajadora y media soportan el grueso del impuesto sobre la renta, que por recaudación es el más importante (http://www.minhap.gob.es/es-ES/GobiernoAbierto/Transparencia/Paginas/Memorias%20de%20la%20Administracion%20Tributaria.aspx). Respecto al impuesto de sociedades, las pymes (que representan la práctica totalidad de las empresas en España) enfrentan de media un tipo casi tres veces superior al de grandes empresas y multinacionales, según el sindicato de técnicos de hacienda Gestha.
      Igualmente, insisto en que el gasto público tampoco es elevado, lo que descarta de plano la posibilidad de un estado del bienestar sobredimensionado. Estamos de acuerdo en que la corrupción en España es un problema grave, pero hago hincapié en que no limitado al poder público. Que la corrupción y el fraude excedan los límites de la administración sugiere que su causa no viene por la intervención estatal, y su magnitud apunta hacia el desequilibrio de poderes de negociación, desequilibrio en gran medida conducido por la desigualdad.
      Lo que comentas sobre desigualdad contrasta con la literatura existente. Es un problema de vigencia absoluta y nada indica que haya dejado de empeorar, las principales organizaciones internacionales así lo publicaban hace apenas unos meses. Las múltiples dimensiones de la pobreza son importantes (ya Adam Smith hablaba del lastre que supone la pobreza relativa con su famoso ejemplo de la camisa de lino), pero no quitan relevancia alguna a la desigualdad. La desigualdad económica no es sin más consecuencia de la libertad de elección, existe consenso acerca de que es el resultado conjunto de la desigualdad de esfuerzo (moralmente aceptable y económicamente eficiente) y la desigualdad de oportunidades (indeseable e ineficiente). Por último, la equidad no va en contra de la libertad, muy al contrario: existe evidencia de que la desigualdad deteriora la libertad política (http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract?fromPage=online&aid=9354310&fileId=S1537592714001595) y económica (https://www.aeaweb.org/articles?id=10.1257/jep.27.3.79).

      • golpedefecto el abril 25, 2016 a las 9:24 pm

        Muchas gracias por tu respuesta, muy interesante. Aunque en realidad no rebates nada de lo que expongo salvo la alusión a datos concretos, que no aporté por abreviar. Ahora por tanto, me extenderé un poco más y espero que me perdones por ello.
        No comparto la idea, como indicas, de rechazar el pago de impuestos, pero si reivindico unos impuestos justos y una menor carga fiscal, estando de acuerdo en que los impuestos deben ser aplicados de forma progresiva y equitativa para todos, nunca he defendido lo contrario.
        Si estoy a favor del secreto bancario en cuanto que forma parte de la privacidad de cada uno, y es un tanto sorprendente que se defienda tanto la intimidad y después tenga que ser público lo que tienes y como lo tienes. En cierto modo es una legitimación de la presunción de culpabilidad. Y esto no es defender el fraude, sino contemplar distintas herramientas para combatirlo. Y en relación a esto, pienso que debe existir libertad de movimientos de capitales porque el dinero es de cada uno, no del estado.
        En cuanto a los ingresos fiscales, no niego que la recaudación contabilizada como presión fiscal sea menor que en otros países de la UE, pero eso no quiere decir que sea baja, puede ser que en los otros países sea excesiva, ya que según mi punto de vista tenemos el defecto de pensar que lo que hace la mayoría es lo mejor, aunque ya supongo que no estarás de acuerdo con esta afirmación. Ya que la interpretación de que una recaudación sea escasa o no, también está influenciada por el sesgo ideológico, y su valoración sujeta a muchas variables, como su interpretación como presión fiscal y esfuerzo fiscal, aunque no los considero muy buenos indicadores porque no contemplan la distribución de ingresos en la población.
        La presión fiscal puede ser baja, como en nuestro país, porque la base de sujetos pasivos es escasa, como lo demuestra la tasa de actividad y el paro, no porque los tipos impositivos en el IRPF sean bajos. Una solución podría ser elevar el IVA, pero es regresivo, pero al mismo tiempo los países que se toman como ejemplo, como Suecia y Finlandia, presentan tipos del 25-24%, y no tienen tipos reducidos http://ec.europa.eu/taxation_customs/resources/documents/taxation/vat/how_vat_works/rates/vat_rates_en.pdf. Es decir, se intuye queremos tener buenos servicios pero no pagarlos.
        Con respecto a las rentas españolas, si analizas los datos de la AEAT del 2013, último que se tienen datos de la distribución por ingresos http://www.agenciatributaria.es/AEAT/Contenidos_Comunes/La_Agencia_Tributaria/Estadisticas/Publicaciones/sites/irpf/2013/home_parcialf39a7b5a6daa51eb8423970786ed882ded06ae747.html podrás observar como la gente con ingresos entre 60.000 y 150.000, euros pagan seis veces más impuestos (en términos de cuota líquida estatal) que los que ganan entre 21.000-30.000 euros, tramo que he escogido debido a que la renta media del trabajo dicho año era de 26.000 euros http://www.datosmacro.com/mercado-laboral/salario-medio/espana, y los que ganan entre 150.000-600000 euros pagan 22 veces más. Y los de más de 500.000 152 veces más.
        Por tanto, no se trata de que estas personas pagan poco, sino de que la base de sujetos es escasa y los sueldos de miseria, debido principalmente a la devaluación competitiva, es decir, a que competimos en precio. Estando la solución en crear empleos de calidad y por tanto bien remunerados.
        Con respecto al impuesto de sociedades se tiende a sesgar los datos empleando los tipos efectivos, lo cual es una tergiversación intencionada de datos al calcularlos sobre base contable y no sobre la base liquidable, ya que los tipos se deben establecer sobre estas últimas, ya que si no se envilece el sistema al no poder deducirse pérdidas de ejercicios anteriores o también se afecta la política económica al no contemplar ciertas deducciones.
        Con respecto al tamaño del gasto público, como indicas, es ideológicamente opinable, y yo me inclino más que por el excesivo gasto, por la excesiva ineficiencia del mismo, léase CCAA, diputaciones, estructuras administrativas dimensionadas, ineficientes e inútiles que sirven de pesebre al clientelismo político, gasto sanitario fácilmente mejorable, ineficiente gasto en educación, etc…. y cuanto al desequilibrio de poderes coincido plenamente, ya que los check balances brillan por su ausencia, añadiendo además la infiltración política en todas las instituciones públicas importantes, banco de España, CNMV, CNMC, CGPJ, Fiscal general, etc… , lo cual, nos conduce a un tipo de democracia manifiestamente mejorable.
        En cuanto a la desigualdad, creo que las instituciones tienen gran parte de responsabilidad en ella, ya que si es como indicas, está en manos de la legislación tratar de buscar la equidad. Lo contrario sería un ejemplo claro de neoliberalismo, que no tiene nada que ver con el liberalismo clásico, por si alguien lo confunde. Pero aunque sea parcialmente debido a ello, la desigualdad tiene unos componentes más profundos, fundamentalmente ligados a la elevada tasa de paro, y enraizados en la globalización y desarrollo tecnológico, que reduce el poder de negociación de trabajadores y es un problema, pero que también tiene su origen en la falta de competitividad tecnológica del país, una de cuyas causas es la educación y la otra los políticos. Pero evaluar el problema de desigualdad implica también, además de los ingresos del trabajo, en la forma de reparto de riqueza en la sociedad, ya que debemos considerar todas las prestaciones que existen.
        Indudablemente la pobreza relativa puede llegar a ser un problema, pero menor que la pobreza absoluta, no siendo el problema que exista desigualdad, puesto que reitero, lo mismo que en el anterior comentario, que está asociada a la libertad. El problema es la cantidad de desigualdad , no que exista desigualdad.
        Pero estoy de acuerdo en la igualdad de oportunidades, pero no en que la desigualdad deteriora la libertad política y económica. Lo que la deteriora es la falta de educación y preparación, como en cierto modo ya indicaba en el pasado John Stuart Mill, que es el origen de esas desigualdades de ingresos, ya que la formación es esencial para gozar de independencia económica y de esta forma tener independencia y libertad de opinión.
        Interesante debate, gracias.

  2. enrique rodriguez el abril 25, 2016 a las 11:28 am

    Efectivamente tener el capital en un País extranjero, no es delito. El problema es que normalmente se hace para evadir impuestos y eso, aparte de insolidario si que es DELITO

  3. Miguel el abril 26, 2016 a las 7:51 am

    Efectivamente tener el dinero fuera de España no es en si mismo ilegal no obstante, tenerlo en un paraíso fiscal se debe considerar como mínimo una planificación fiscal agresiva tal como lo contempla la OCEDE o la UE con Proyecto BEPS.
    El IP debería ser orientado hacia el control y no a la recaudación.
    El impuesto de sucesiones si tiene un fundamento conceptual, sin entrar en razones de justicia social, que justifica su aplicación: El heredero , un sujeto pasivo independiente del causante, recibe una renta/patrimonio (además sin ser una contraprestación por una actividad económica).
    Por ultimo, es completamente subjetivo calificar al sistema fiscal como confiscatorio.Lo que habría que analizar es la utilidad de la estructura del gasto publico para la economía del bienestar la cual, en mi opinion, ha permitido superar muchos conflictos sociales

    • golpedefecto el abril 26, 2016 a las 11:42 am

      Simplemente una contestación por alusiones referentes al carácter confiscatorio del impuesto de patrimonio (IP). Desde mi punto de vista no tiene nada de subjetividad. El IRPF ya grava los rendimientos de dicho patrimonio, por lo tanto se trata de una doble imposición, pero aún así este cálculo podría ser rentable para el ciudadano. Lo que actualmente no ocurre, ya que si comprobamos la rentabilidad libre de riesgo de los bonos del estado a 3 o 5 años, es respectivamente de 0,11 y 0,569% respectivamente (http://www.tesoro.es/deuda-publica/subastas/resultado-ultimas-subastas/bonos-del-estado), mientras que los tipos marginales del IP a partir de una base liquidable de 167.129 euros se paga el 0,2%,y a partir de 334.246 el 0,5%. Si se considera que los rendimientos de los bonos están sometidos a rendimientos de capital mobiliario, el rendimiento neto se encuentra por debajo del gravamen del IP. Y ello sin considerar la pérdida de valor adquisitivo como consecuencia de la inflación.
      Pero aún hay más, ya que se gravan bienes que no tienen un rendimiento, pero por los que se ha pagado por los rendimientos necesarios para adquirirlos en IRPF, y se ha pagado en la transmisión (IVA o ITP). Cuando por ejemplo también existen rendimientos presuntos de inmuebles, aquellos que son ficticios pero que gravan inmuebles en renta que no tienen ingresos pero si gastos como los de comunidad, seguros o IBI, que es otro impuesto. Pero además, estos inmuebles se pueden ver gravados adicionalmente en el IP. Cuando no es válida la afirmación de que la solución está en alquilar los inmuebles, una cosa es querer y otra poder.
      Estas son algunas de las estafas de los impuestos, y hay muchas más, pero es una falacia bastante obvia que los impuestos son justos.

  4. Dora el abril 28, 2016 a las 6:10 pm

    That’s an inventive answer to an inireesttng question

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