Patrañas típicas del modelo de la desigualdad extrema y creciente (MDEC)

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 Por Luis Molina Temboury, economista y miembro de Economistas Frente a la Crisis

A) CUESTIONAMIENTO O MINIMIZACIÓN DE LA DESIGUALDAD.

1.- “¡Qué manía con la desigualdad! Tenemos muchos otros problemas en el mundo.” Veamos. Con los datos del Global Wealth Databook 2016 de Credit Suisse, se ha elaborado el gráfico adjunto, donde figura la población ordenada según su patrimonio. El 1% de la población mundial posee el 50,8% de la riqueza total; al otro 99% le queda menos de la mitad. En el MDEC convive la propagación de la pobreza (la mitad de la población mundial sólo posee el 0,2% de la riqueza) con una intensa y aguda acumulación de la riqueza. El penúltimo decil posee el 6,8%, todavía menos del 10% que le correspondería en un reparto equitativo. Pero en el último decil, y dentro de él hacia arriba, en el último centil, la riqueza se dispara.

Esa imagen del gráfico, que mucha gente ha interiorizado gracias a eslóganes como “somos el 99%”, es en realidad poco representativa de la espeluznante desigualdad del MDEC, porque hay que saber que entre el 1% de arriba la progresión hacia la desigualdad continúa. Las posesiones del 1% van desde 744.000$ hasta ¡cien mil veces más!, lo que posee el más rico del mundo. Con setecientos cincuenta mil dólares se tiene un buen colchón para vivir holgadamente, pero de controlar la economía, poca cosa. Poseyendo unos cientos o unos miles de millones de dólares ya es otra historia. Se puede entrar en el club de los amos del mundo, los que manejan esos negocios que deciden nuestras vidas, la compra-venta de armas, los oligopolios de los medios, la industria farmacéutica, la agroindustria, el casino financiero, el petróleo… Ese denso entramado que controla y dirige el MDEC y nos regala un mundo espantoso, con cambio climático y todo para que no falte decorado.

Tres datos significativos de la irracionalidad del MDEC (cruzando los cutres datos existentes, porque para conocer el reparto de la riqueza, gran parte en paraísos fiscales, hay que acudir a folletines y banca suiza):

  • Los milmillonarios de la lista Forbes, 1.810 personas (aquí no cabe porcentaje sobre la población por ser minúsculo), poseen la misma riqueza que el 70% de la población mundial.
  • Las cien personas que más tienen poseen lo mismo que el 60% de la población mundial.
  • Entre los ocho más ricos del mundo, todos ellos hombres, tienen una riqueza equivalente a la de la mitad de la población mundial.

La desigualdad es, efectivamente, extrema, exagerada, brutal, y las decisiones sobre el modelo productivo son tomadas por una pequeña élite muy arriba. Según este reciente estudio de dos investigadores españoles, alrededor del 0,004% de la población controla el cotarro económico. Parece que la desigualdad sí es un problemilla, y se diría que prioritario.

2.- “Otros datos muestran que la desigualdad no es tal problema.” La desigualdad de rentas (lo que se gana) es menor que la desigualdad de patrimonio (lo que se tiene), pero al amo o al cacique se le distingue por lo que tiene, no por lo que gana. Se puede minimizar la desigualdad, como en este artículo, echando mano de las desigualdades de consumo, o de gasto, siempre muy inferiores, o del Índice de Gini, un tosco comparador de la desigualdad relativa para establecer ranking por países…, pero la desigualdad de la riqueza (patrimonio) es brutal en todos los países y en todo el mundo (véase el cuadro 6.5.del Global Wealth Databook 2016 de Credit Suisse). Que sea todavía mayor a escala mundial es porque los países ricos tienen mayor riqueza absoluta y los pobres mayor población, pero no hay país en el mundo que se libre de la desigualdad extrema, ni siquiera los nórdicos. El MDEC es global.

3.- “El reparto del patrimonio a nadie le importa si se dispone de rentas suficientes.” Que todos tengan un nivel de rentas holgado (lo que no ocurre en España visto el nivel de renta y su reparto) no garantiza un modelo de sociedad coherente ni viable. Será mejor un estado del bienestar desarrollado como es Suecia, pero la desigualdad patrimonial tiene problemas asociados más allá del hambre y la pobreza. Un compromiso de compensación de rentas puede amortiguar temporalmente las tensiones, pero a largo plazo el MDEC no puede coexistir con un reparto de rentas que obstaculice la succión del patrimonio hacia arriba.

4.- “La desigualdad no es un problema. Lo es la pobreza.” Pretender minimizar el problema de la desigualdad aireando la pobreza es mal truco de trilero. Pobreza y riqueza son dos caras de una misma moneda, la desigualdad. Si no hubiese con quién compararse no existirían ni pobres ni ricos. En el MDEC, la miseria y desgracia de muchos es el efecto de la ambición ilimitada de unos pocos.

5.- “Aunque la pobreza fuese consecuencia de la desigualdad, la pobreza es el problema urgente y prioritario que debemos abordar.” Cuando las desigualdades son extremas y crecientes, ocuparse de las persistentes necesidades de abajo ignorando lo que ocurre por arriba es un esfuerzo estéril. Frenar y revertir el MDEC es prioritario. Evitar la absorción patológica de la riqueza es imprescindible para prevenir la extensión de la pobreza.

6.- “Pues los entendidos dicen que en pobreza vamos bien.” A primeros del milenio las cifras del hambre en el mundo eran tan escandalosas que los líderes mundiales decidieron tratar el asunto. Como referencia se estableció que la pobreza extrema significaba ingresar menos de 1,25 dólares al día. En 1990, 1.900 millones de personas ingresaban menos de esa cifra. Veinticinco años después algunos celebran que la pobreza se ha reducido porque muchos han superado ese umbral en unos céntimos. Poco serio. El hambre y la pobreza, en términos absolutos, siguen siendo vergonzantes. La pobreza relativa, por la aplicación de políticas neoliberales, ha crecido con la crisis. Y la desigualdad patrimonial, el verdadero motor del MDEC sigue progresando. Se ha establecido un límite irrisorio a lo que se debe tener que tras veinticinco años todavía no se cumple, pero no hay establecido un límite máximo a lo que se puede tener. Así nos va.

7.- “La desigualdad será un problema en los países pobres, pero no aquí.” La desigualdad es un problema en todas partes. Lo es en La India o en África, pero también lo es en EE.UU., en Europa o en Australia. En los países ricos ser pobre significa comer de la caridad, pero también ser obeso por problemas de malnutrición, pasar frío en invierno, no tener la oportunidad de estudiar, sufrir miedo, violencia o humillación social. La acción y propaganda del MDEC se hace sentir en los países ricos en forma de injusticia, marginación, autoritarismo, exclusión o xenofobia.

8.- “Aunque la desigualdad fuese extrema no es creciente.”  La desigualdad comparativa entre países ha disminuido por el formidable crecimiento de China, pero ahora que el MDEC es global la desigualdad crece como nunca, y en China más que en ningún otro sitio. En el año 2000, el 10% de la población más rica de China poseía el 48,6% de la riqueza de su país; en 2016 poseía el 73,2%. Al 1% de los chinos, los más ricos, le fue todavía mejor: en 2000, el 1% más rico de China poseía el 19% de la riqueza; en 2016 tenía nada menos que el 43,8%. La espectacular aceleración del MDEC en China, y la devastación ecológica que lleva asociada, tiene pésimas perspectivas allí. Cuando los síntomas del hundimiento sean insoportables es probable que el gobierno chino sea pionero en imponer un límite al patrimonio personal. A la fuerza ahorcan.

9.- “Siempre ha habido desigualdad y ahora estamos mejor que en el pasado.” Que algo negativo siga ocurriendo no disculpa la inacción, y pobre consuelo es compararse con lo peor. De hecho, estamos peor que cuando las hambrunas del pasado, porque entonces no había suficiente comida para todos. En el siglo XXI se tira la comida mientras muchos pasan hambre y desnutrición. No es mejor situación sino escandalosamente peor. El hambre de hoy es sangrante porque es perfectamente evitable.

10.- “Centrémonos en el crecimiento, que la desigualdad, si es que fuese un problema, ya se resolverá.” Crecer en el MDEC no es solución. Crecer para que una minoría acapare los beneficios del crecimiento empeora la situación. Un crecimiento sensato debe poner freno y límite a la acumulación de patrimonio.

B) EXALTACIÓN DE LOS RICOS Y LEGITIMACIÓN DE SU RIQUEZA. DEMONIZACIÓN DE LOS POBRES.

11.- “Los más grandes ricos han conseguido lo que todos deseamos.” Extravagante presunción, porque no todos deseamos enriquecernos sin fin, si es que tal cosa fuese lo que ellos desean. Si se pregunta a las mujeres pobres de África qué desearían es probable que contesten que una cabra para que sus hijos tomen leche todos los días antes que mucho dinero y joyas. La gente, también en occidente, sueña primero con cubrir sus necesidades. Bajo un sistema que premia la ambición infinita algunos predican que todos aspiramos a ser más ricos que nadie, pero no es cierto. Y si lo fuera, habría que contener ese deseo, tan absurdo como peligroso.

12.- “Los grandes ricos son los mejores, los héroes de nuestro tiempo.” Serían los mejores si el objetivo vital de todos fuese tener más que nadie y si cumplir tal objetivo fuese una heroicidad. Hay muchas personas, y muchos héroes anónimos, que no tienen como aspiración ser el más rico, afortunadamente.

13.- “Los grandes ricos son paladines creadores de riqueza y empleo.” Del etiquetado de los productos que venden puede uno hacerse a la idea de dónde crean ese empleo, y también imaginarse las condiciones laborales allí. Muchos de los grandes ricos incrementan su fortuna pagando bajos salarios en países pobres. Otros muchos apostando al casino financiero, a menudo con ventaja. Varios de los negocios de los grandes ricos, como las armas o el petróleo, son nauseabundos o catastróficos. Los grandes ricos, en su mayoría, han heredado su fortuna. Y si no, cuestión de tiempo. Bajo un sistema irracional, como es el MDEC, los más poderosos nunca serán los más sensatos. Pero, en todo caso, aunque hacia arriba sólo llegasen “los buenos”, el MDEC es inviable en su propia irracionalidad.

14.- “¿Por qué esa manía de azuzar a pobres contra ricos, como si éstos fuesen culpables de las desgracias ajenas?” La intención de los grandes ricos no es que otros sufran hambre y pobreza. Sólo un psicópata, que también los hay, se alegraría de algo así. El hambre y la pobreza suelen ser solamente daños colaterales de la ambición personal desmedida. Expandir la conciencia de que se deben aplicar normas sensatas para reconducir un MDEC irracional no es azuzar a nadie.

15.- “Atacar a la minoría de grandes ricos es un linchamiento injusto.” Señalar a determinados ricos por hacer lo que está permitido hacer sería injusto, pero se puede cuestionar la acumulación patrimonial exagerada, sea de quien sea. Proponer aplicar medidas para evitar los daños colaterales de una ambición desmedida de la que muchos ni siquiera son conscientes es legítimo. No se trata de señalar a personas que acumulan conforme a la ley sino de cuestionar un reparto inaceptable bajo un MDEC irracional.

16.- “Despojar a los ricos de lo que es suyo sólo genera violencia y no resuelve nada.” Repartir los beneficios de la actividad económica, exigir democráticamente un mejor reparto de rentas y patrimonio, por la fiscalidad o por cualquier otra vía legal, no es despojar a nadie y soluciona bastante. El deseo de no pagar impuestos por una minoría, por poderosa que sea, no justifica la aplicación de una política fiscal regresiva ni el sometimiento al MDEC. Las políticas sensatas que contribuyen a una mejor convivencia no debieran generar violencia, salvo en un sistema irracional.

17.- “Pretender que los ricos paguen más es cosa de comunistas o envidiosos.” Algunos envidian a los ricos. Otros no. Que sean más o menos los envidiosos poco importa. Lo importante es resolver el grave problema del MDEC. Cuestionar el MDEC y tratar de encontrar un modelo económico viable no es de comunistas sino de gente sensata.

18.- “Obstaculizar la acción de los exitosos ricos nos conduce a una sociedad de mediocres.” Una sociedad donde imperan los intereses de las grandes fortunas es una sociedad de mediocres, porque la igualdad de oportunidades no se da por generación espontánea. Quien no sabe si va a comer al día siguiente no puede demostrar a la sociedad lo que vale. Algunos ricos, muy pocos, han llegado a lo más alto desde lo más bajo, pero eso no es lo habitual. Muchos pobres realizarían admirables proyectos en favor de la colectividad si tuviesen ocasión, pero en el MDEC la igualdad de oportunidades es accidental.

19.- “Pretender arrancar de las esforzadas manos de los ricos lo que es suyo para entregárselo a vagos o poco emprendedores pobres es insensato.” Los millones de pobres que trabajan largas jornadas por un sueldo de miseria son, como mínimo, tan esforzados como los grandes ricos propietarios de las empresas en que trabajan. Pretender que los pocos grandes ricos llevan una vida más esforzada que los millones de pobres es ridículo, y proclamar la culpa de los pobres por su situación es una cruel injusticia. Generalizar que el rico y el pobre se lo tienen merecido en una de las grandes mentiras del MDEC.

20.- “La culpa de la situación de los pobres es suya porque se reproducen como conejos.” El aumento de la población en los países pobres es consecuencia de la pobreza, y la pobreza es consecuencia de la extrema desigualdad. Cuando los países salen de la pobreza, automáticamente se frena el crecimiento de la población y se revierte. Estigmatizar a los pobres por el crecimiento demográfico es volcar más injusticia sobre la injusticia. Quien no tiene futuro tiene derecho al menos a soñar que los suyos, si sobreviven, lo tendrán, y que entre todos podrán salir adelante.

21.- “Pretender que no tenemos un problema demográfico por culpa de los pobres es irresponsable.” Lo tenemos, pero para solucionarlo debemos actuar sobre sus causas. La forma coherente de solucionar el problema demográfico es acabar con la pobreza y, por tanto, actuar sobre la desigualdad. La planificación y asesoramiento familiar en condiciones dignas es mejor receta que la esterilización forzada de pobres y hambrientos. La desigualdad no es culpa de los pobres.

22.- “Señalar a los de arriba como corruptos o delincuentes es una grave irresponsabilidad.” Claro está. Nadie debe señalar a las personas más que por sus actos. Que muchos grandes ricos eludan o evadan el pago de sus impuestos no es sólo su responsabilidad, sino también de los políticos que les facilitan, consienten, amparan y cobijan. Pero se debe mencionar que el MDEC aúpa hacia la cúspide del poder a los más arribistas, también a corruptos y delincuentes, y que eso es indeseable y peligroso. Cuestionar un modelo que impulsa y promueve la ambición exagerada, señalando o sin señalar, no debiera molestar.

23.- “Los grandes ricos son gente corriente. Alguna manzana podrida habrá pero no más que en otras partes.” Nadie es inmensamente rico sin querer, y las manzanas podridas con mucho poder son más peligrosas. En un modelo en el que es posible enriquecerse sin límite es normal que entre quienes llegan a lo más alto algunos sigan en el empeño, porque dinero llama a dinero, y dinero llama a poder para tener más dinero y poder (Putin y Trump). El MDEC es síntoma de que los de más arriba nunca tienen bastante. Y esa intención no nos sale gratis al resto, cualquiera que sea nuestra intención. En todo caso, ventilar si la vida de los multimillonarios es más o menos ejemplar aporta poco a la solución de un MDEC que es un problema en sí mismo. Por si los malos, lo que es más probable, o con los buenos, si se diera esa casualidad, la acumulación de poder económico personal debiera estar limitada como lo está, o al menos pretende estar, la del poder político.

C) CAPITALISMO Y ECONOMÍA. TECNOCRATISMO FRENTE A LOS IGNORANTES.

24.- “El capitalismo necesita la desigualdad.” No es cierto. El capitalismo genera y tiende a la desigualdad, pero se pueden amortiguar sus efectos sin que deje de funcionar. El capitalismo puede ser más o menos igualitario, puede derivar hacia un modelo más justo y más humano o también arrastrarnos al desastre. Un modelo en el que los deseos de una élite se imponen al mínimo bienestar de la mayoría tiene pésimo pronóstico, pero el MDEC es evitable. El MDEC no es el capitalismo, sino la consecuencia de la ceguera neoliberal ante el problema de la desigualdad.

25.- “La desigualdad es condición para que el capitalismo funcione bien.” Para la fabricación en serie y para que aumente la productividad se necesita acumulación de capital empresarial, pero eso no significa que la acumulación de capital personal sea necesaria. En un primer estadio del desarrollo, la acumulación patrimonial puede facilitar la necesaria acumulación empresarial para el despegue económico. Pero un mundo tecnológico en el que una pequeña élite nada en la superabundancia mientras que miles de millones malviven en la pobreza es inaceptable. Asumir la acumulación de capital empresarial no significa que haya que aceptar la acumulación de capital personal ni el MDEC. La desigualdad patrimonial no es necesaria para que el sistema capitalista funcione bien. Sólo es la consecuencia de que las leyes sean tolerantes con los intereses de los grandes patrimonios.

26.- “Aunque el capitalismo genere desigualdad no hay otro sistema mejor.” No es que el capitalismo sea el mejor sistema, es que es el único en la práctica. El capitalismo podría ser un buen sistema, pero lleva en su raíz un problema que es necesario encauzar: tiende a la desigualdad. Moderando la desigualdad de rentas que provoca la desigualdad del capital patrimonial la sociedad podría darse por satisfecha, pero en el largo plazo es necesario actuar también sobre el reparto del patrimonio o el resultado será un MDEC como el que ahora padecemos.

27.- “Destruir el capitalismo es el mayor de los peligros.” Así enunciado no es una patraña, porque destruir el sistema económico sin tener alternativa a la vista es peligroso, pero no hay que confundir el MDEC con el capitalismo, como les pasa a algunos que se declaran anticapitalistas. El MDEC es el resultado de la aplicación al capitalismo de una doctrina radical, el neoliberalismo, que considera la desigualdad como la atmósfera natural de la sociedad. Sin embargo, aunque el capitalismo tienda a la desigualdad nada impide que sea igualitario, tanto en la distribución de rentas, la pretensión socialdemócrata, como en la de patrimonio, cuestión ahora urgente de acometer. El capitalismo debe evolucionar hacia un modelo más justo, sensato y humano o el MDEC acabará con él y con todos. Un modelo en el que la ambición de una élite siempre insatisfecha se impone al mínimo bienestar de la mayoría es irracional e inviable. Con todo, destruir un modelo económico sin tener acordado el nuevo sistema a construir es peligroso. Las reacciones descontroladas o viscerales contra el MDEC agravan el MDEC. Lo estamos viendo en Europa y en EE.UU.

28.- “La economía es cosa de expertos ¿cómo dejarla en manos de ignorantes?” Un ignorante no debe dirigir la economía, pero en democracia cualquier persona debe tener voz para decidir si desea una sociedad más o menos igualitaria. Los expertos y técnicos deben estar al servicio de los deseos de la gente, y no a la inversa. Es frecuente que los expertos neoliberales auspiciados por los grandes patrimonios apliquen políticas económicas a su medida. Siendo el resultado de esas acciones el MDEC, cualquier persona, economista o no, tiene pleno derecho a cuestionarlas. Muchos otros economistas, tan expertos y profesionales, son partidarios de amortiguar las desigualdades de renta y de patrimonio. Sus recetas se aplicaron con éxito en la posguerra mundial hasta la irrupción del neoliberalismo. Aunque el MDEC sea global no hay una única economía posible.

29.- “Debemos dejar a los técnicos que dirijan la economía y dejarnos de experimentos con los deseos de gente poco preparada.” Cualquier política económica conlleva una ideología y una intención. Para los “tecnócratas” neoliberales ni la desigualdad ni sus efectos tienen importancia, lo que es un claro posicionamiento ideológico. No todos los economistas piensan que la desigualdad sea benéfica, accesoria o secundaria. Bajo el capitalismo, las desigualdades de renta derivadas de la desigualdad patrimonial se pueden amortiguar (modelo nórdico o Estado del Bienestar) o se pueden ignorar, como propugna el neoliberalismo, hasta derivar indefectiblemente en el MDEC.

30.- “Sin acumulación de capital no hay capitalismo ni otro sistema más que el comunismo o el caos.” El capitalismo, hoy el único sistema, requiere acumulación de capital empresarial, pero en absoluto de capital patrimonial. Al contrario, las decisiones que exigen mayor capital debieran tener mayor consenso porque demasiado poder individual conduce a indeseables oligopolios o monopolios. La acumulación empresarial es beneficiosa si, y sólo si, las decisiones empresariales responden a intereses comunitarios. La acumulación excesiva de capital personal que propugna el neoliberalismo es un obstáculo para el progreso, conduce al MDEC y hace inviable el capitalismo. La acumulación de capital personal sin límite ni control produce un orden capitalista que se asemeja al comunismo en su concentración de poder y por su cantado final.

31.- “Siempre tratando de confrontar al populacho inculto con la estabilidad del orden.” Un orden irracional muy organizado en su propaganda, acción y decisión puede ser más peligroso que cualquier desorden. Lo vimos en la Alemania nazi. El MDEC no es el pequeño contratiempo de un orden casi perfecto, sino el resultado de una pretensión irrealizable de contradicciones y tensiones crecientes. El orden político del MDEC lleva tiempo al timón de Rusia, el país con mayor desigualdad en el mundo, de largo. Ahora se estrena en EE.UU., que competirá por la corona. El orden del MDEC es inestable y muy peligroso. Por lo que dice y por lo que hace.

32.- “Bastante contribuyen los ricos al bienestar económico de todos.” No es cierto. Muchos ricos sobreactúan el pago de sus impuestos. Si pagan mucho, en valor absoluto, es porque tienen muchísimo. Los ricos, en general, pagan poco o muy poco, porque sus mandatarios en el poder les facilitan cómodos mecanismos (elusión y evasión fiscal) para que no paguen. Muchos de los competidores en la cúspide del MDEC expresan sin tapujos que los impuestos son un obstáculo en su carrera por llegar a tener más que nadie. También los hay que cumplen con sus obligaciones fiscales honradamente y conformes pero son la excepción en un modelo organizado para que los ricos no paguen.

33.- “Los ricos cumplen los deseos colectivos, porque nadie es tan tonto como para querer pagar impuestos.” El capitalismo salvaje sin impuestos es una descerebrada y violenta aventura. Eso sí que es de tontos. Bajo el capitalismo es imprescindible la redistribución de rentas y riqueza orientando la carga fiscal hacia arriba o, de otro modo, la desigualdad colapsa la economía. Se puede esquivar el MDEC con un sistema fiscal que favorezca a los de abajo y por extensión al conjunto de la sociedad.

34.- “Los paraísos fiscales son una lacra compleja de atajar.” Más que una mentira es un insulto a la inteligencia. Los paraísos fiscales son sucursales de la corrupción perfectamente localizadas en países ricos o bien en enclaves apadrinados por países ricos. Echarles el cierre se hace en un instante si se quiere. Los paraísos fiscales son la manifestación más visible del orden y el poder del MDEC.

D) LA LIBERTAD DE SER RICO HASTA EL INFINITO.

35.- “El derecho de las personas a enriquecerse hasta donde quieran es un derecho inalienable.” No existe el derecho a enriquecerse sin fin en la Carta de los Derechos Humanos. Como tampoco es aceptable anteponer ese derecho a cualquier otro derecho de los demás. Que vivamos en un modelo de desigualdad extrema y creciente no significa que debamos soportarlo como algo inevitable o natural. No se debe anteponer el derecho de unos pocos a enriquecerse sin fin al derecho de muchos a disponer de recursos mínimos. Cuestión de derechos.

36.- “Los deseos personales deben respetarse siempre para lograr una sociedad de hombres libres.” Esto es ya delirante. Los deseos personales son inaceptables cuando son irracionales, dañinos o vulneran los derechos de otros. Que uno deseara ser esclavista, violador o explotador de niños poco tendría que ver con la libertad. Y desde luego dejar sin restringir esas libertades en poco contribuiría al bienestar de la sociedad. La libertad personal sólo es aceptable cuando no vulnera las libertades de los demás. Pretender acumular riquezas sin fin mientras gran parte de la sociedad malvive en precario es una libertad muy poco razonable.

37.- “Dejando en plena libertad al individuo alcanzaremos la sociedad ideal. Los bajos instintos son consecuencia de la represión de los estados.” Y esto es ya surrealista. Vivir en sociedad no significa sumar deseos individuales a lo loco, sino definir aspiraciones colectivas racionales y hacerlas realidad. Una sociedad con futuro establecerá normas que favorezcan los sentimientos positivos, los que van a favor de los demás (amor, solidaridad, generosidad, altruismo…) y reduzcan y confinen los negativos, los que van en contra de los demás (odio, rencor, celos, violencia, machismo…). Ambicionar riquezas sin fin mientras muchos otros malviven en la miseria es un deseo que conviene confinar.

38.- “Debemos buscar otras soluciones antes que perturbar la libertad de los demás, la de los grandes ricos o de quien sea.” No se es libre sin tener cubiertas las necesidades básicas. Quien pasa hambre o desnutrición, quien pasa frío porque no le alcanza para pagar la calefacción, los estudios de los hijos o los gastos sanitarios, tiene estándares mínimos de libertad. Lograr una sociedad menos desigual es extender la libertad a más personas. La libertad blindada de una minoría puede impedir las libertades básicas de la mayoría.

39.- “Aunque se tratase de que los pobres tuviesen más libertad, cambiar más libertad de los pobres por menos libertad para los ricos no es progresar gran cosa.” El derecho de todas y cada una de las personas a la libertad es el mismo. No es aceptable una gran libertad para grandes ricos a costa de una minúscula libertad para legiones de pobres. Satisfacer las libertades fundamentales de todos es lo prioritario.

About Luis Molina Temboury

Economista especializado en el análisis estadístico de la desigualdad. Convencido de que para revertir la escalada de la desigualdad extrema tendremos que acordar un límite al patrimonio. Cuanto antes mejor. Miembro de Economistas Frente a la Crisis

2 Comments

  1. […] En el repertorio neoliberal caben muchas patrañas referidas al individuo y la sociedad, al papel del estado y del sector público, a la educación, las pensiones, la moral, el calentamiento global, el fracking, los transgénicos, los mercados financieros, los paraísos fiscales, la deuda, el déficit, las armas y hasta la evolución humana. Cualquier cosa que distraiga la atención del MDEC, o lo justifique porque, por obvios motivos, las patrañas específicas sobre la desigualdad son las más elaboradas e insistentes. Si quiere conocer algunas de esas patrañas típicas sobre la desigualdad que sostienen el Modelo de la Desigualdad Extrema y Creciente, PULSE AQUÍ. […]

  2. […] En el repertorio neoliberal caben muchas patrañas referidas al individuo y la sociedad, al papel del estado y del sector público, a la educación, las pensiones, la moral, el calentamiento global, el fracking, los transgénicos, los mercados financieros, los paraísos fiscales, la deuda, el déficit, las armas y hasta la evolución humana. Cualquier cosa que distraiga la atención del MDEC, o lo justifique porque, por obvios motivos, las patrañas específicas sobre la desigualdad son las más elaboradas e insistentes. Si quiere conocer algunas de esas patrañas típicas sobre la desigualdad que sostienen el Modelo de la Desigualdad Extrema y Creciente, PULSE AQUÍ. […]

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