Politica de defensa: ¿comprar avión de combate?

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Mariano Nava es economista y miembro de Economistas Frente a la Crisis

¿Debemos dedicar un buen capítulo presupuestario a renovar la flota de aviones de combate? Cierto que La Defensa es una actividad vital para garantizar la tranquilidad de los ciudadanos, también de reconocimiento internacional, para tejer alianzas y ser influyente entre los países que comparten nuestros valores democráticos.

Las decisiones respecto a gastos y estrategias de Política de Defensa deben poseer principios, metodología y didáctica que muestren a los ciudadanos nuestro contexto y significado de la Defensa Común, pero además hay que contar con la capacidad y la oportunidad de gasto.

El Ministerio de Defensa está trabajando en la sustitución de los aviones de combate F-18, de McDonnell comprados en el año 1982 y que forman la base de la estructura de defensa aérea de España. Aquella compra fue una ocasión perdida, en el primer momento, para posicionar a España en el primer nivel de la industria aeronáutica europea y formar parte del proyecto AIRBUS, el más importante proyecto de cooperación empresarial europeo de generación de capacidades industriales y tecnológicas nunca antes abordado.

Nos incorporamos posteriormente con sobrecostes y se consiguieron generar muchos puestos de trabajo, nuevas inversiones públicas y privadas y una apuesta decidida por desarrollos tecnológicos ciertos para España.

Hubo opiniones negativas sobre la compra, se tomaba sin contar con las capacidades que España podía aportar al proyecto europeo y conseguir ventajas industriales y capacidades tecnológicas concretas. Primó la dependencia del Gobierno respecto al estamento militar y otros intereses que condicionaron la decisión; fue una mala opción, para el propio posicionamiento estratégico y tecnológico de España y para la Política Europea de Defensa.

Con la participación en los programas europeos y las compensaciones, se desarrollaron nuevas capacidades industriales, hoy la industria española de aeronáutica de defensa, participa con alta capacidad tecnológica y suministra a otros grandes consorcios. Algunas empresas gozan del máximo reconocimiento internacional para suministrar con las mas altas exigencias de acreditación y excelencia garantizando la capacidad de suministro y el mantenimiento de unos altos niveles de empleo y especialización.

En la elección del nuevo avión de combate para la Fuerza Aérea y La Marina española en sustitución de los F-18 y los Harrier de despegue vertical, los candidatos son el nuevo Eurofighter de AIRBUS, el F-35 Lightning II de Lockheed Martin o el nuevo F-18 Hornet de Boeing, pero nos encontramos treinta y seis años después con el mismo problema: no se debaten los intereses que España tiene en los terrenos de la Defensa, de su Desarrollo Tecnológico y de su Estrategia Internacional.

La decisión de comprar requiere: Evaluar los intereses estratégicos de España, Desarrollar una Defensa coordinada dentro de la UE, Ampliar nuestras potencialidades empresariales y tecnológicas y Participar con personalidad propia en los proyectos europeos que se generen, pero hay grupos de interés, que trabajan solo con el objetivo de comprar lo último y más caro

Los argumentos utilizados para decidir entre las diferentes opciones varían entre la obsolescencia tecnológica, las limitaciones de la única unidad naval en la que pueden embarcar por necesidad del despegue vertical (El portaaeronaves Juan Carlos I), el tipo de casco que se utilice por parte de los pilotos o incluso la conveniencia de diversificar el suministrador.

De nuevo, los argumentos no quieren contemplar futuros industriales para la transformación de España como potencia tecnológica, ni las capacidades de la Industria Aeronáutica y de Defensa española y europea y se alejan del objetivo principal que es dotar a las fuerzas armadas españolas de una infraestructura aérea que sea compatible con nuestro compromiso europeo en todos los ámbitos (Defensa, Estrategia Internacional y Cooperación Empresarial y Tecnológica,).

Desconocemos el alcance de los compromisos de Rajoy y su tropa de intereses, la transparencia no forma parte de su acción, pero dar participación al Parlamento y a la Diplomacia de Estado en las estrategias internacionales que a España y a la Defensa le interesan, tiene una importancia fundamental para nuestra cohesión y presencia exterior.

Los intereses para comprar un nuevo avión, no puede pasar por ignorar la declaración del Presidente Macron y la Primera ministra Merkel de confluir intereses del conjunto de la industria aeronáutica europea, en la que España participa, para el desarrollo de un sistema de armas común para Europa. Los volúmenes de retorno industrial y tecnológico nunca serán iguales si se participa en el desarrollo de este nuevo Sistema que con la compra de los americanos F-35 o los F-18.

La Dirección de Defensa de AIRBUS, mantiene conversaciones, con los países que están interesados, entre ellos España, para definir las prestaciones y capacidades a desarrollar para el nuevo avión dentro del Sistema de Combate Aéreo del Futuro (FACS). El momento es muy importante por la circunstancia de que Francia, Alemania y España prevén cambiar en la próxima década sus flotas de aviones de combate.

También en el diseño del FACS, se definirán y desarrollarán otros nuevos sistemas de Defensa que contarán con capacidades complementarias por definir y que ya forman parte de las estrategias de desarrollo que Europa plantea dotarse para el Futuro (aviones no tripulados, sistemas de misiles, nuevos sistemas de comunicación,.), que en el caso de un contrato de compra no se contemplarían.

Pero lo mas importante es considerar de forma pactada y transparente la estratégica decisión y las capacidades presupuestarias a disponer para todo el proceso, así como la idoneidad del gasto dentro de las prioridades de España y de nuestros ciudadanos.

Todas estas aportaciones incluida nuestra adhesión al Plan Europeo de Defensa y Programas de Cooperación para el desarrollo de Nuevas Tecnologías (PESCO), son de enorme interés para la consideración de una estrategia de defensa coordinada para Europa y sin dudarlo para las estrategias industriales y tecnológicas de última generación en las que España necesariamente debe participar.

Concluyendo, una decisión de esta envergadura presupuestaria, que está por definir, lo primero que se debe hacer es abrir un debate parlamentario que defina: La Urgencia del Gasto de Defensa y Los objetivos estratégicos para España en los terrenos del Desarrollo Industrial y Tecnológico y de la Defensa Común.

 

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