Presupuestos 2019: ¿De verdad, alguien votará en contra?

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ANGUSTIAS:     – Afortunadamente, pronto voy a salir de este infierno

MAGDALENA: – ¡A lo mejor no sales!

La casa de Bernarda Alba. Acto II

(Federico García Lorca)

El Proyecto de Presupuestos aprobado por el Gobierno, que recoge en buena parte el contenido del acuerdo alcanzado con el grupo parlamentario de Unidos Podemos, abre una ventana para que la ciudadanía respire, tras muchos años de reclusión en un escenario económico lúgubre y opresivo como la casa de Bernarda Alba. Llevamos un lustro de crecimiento de la economía, y estas son las primeras cuentas públicas que muestran un nítido giro de prioridades en la agenda política de nuestro país en favor de un crecimiento más inclusivo y solidario.

Podrían haber sido mejores, pero el PP y Ciudadanos han preferido anteponer sus intereses electorales a los de la mayoría de la población, y con su veto en el Senado, han obligado a rebajar el objetivo de déficit del 1,8% (lo que proponía el Gobierno Socialista en su Plan Presupuestario enviado a Bruselas en el mes de noviembre) al 1,3%. Con ello, la derecha política ha hurtado 6.200 millones de euros a la sanidad, la educación, las políticas de empleo o la lucha contra la pobreza infantil, por ejemplo. Un ejercicio de patriotismo muy particular.

Son unos Presupuestos moderadamente expansivos, que es lo que necesita nuestra economía para consolidar la etapa actual de crecimiento de la actividad y el empleo. Los gastos no financieros del Estado aumentan un 4%, y el gasto social un 6,4%, el mayor aumento desde 2009. Y es aquí donde el Gobierno ha aprobado medidas muy destacables, que reflejan una evidente intención de que los Presupuestos sean percibidos como “sociales”, reparadores en parte del daño sufrido en los años de la crisis y las políticas de austeridad por millones de familias: revalorización de pensiones con el IPC y aumentos mayores para las asistenciales, eliminación progresiva del copago farmacéutico, mejora de cuantías para la atención a la dependencia (+59%), aumento de becas (+13%) y material escolar, política de vivienda (+41%) o recuperación del subsidio para mayores de 52 años; por citar algunas de las más evidentes en este ámbito.

Aunque con menor intensidad, los PGE también refuerzan partidas necesarias para redirigir nuestro modelo productivo y hacerlo más eficiente, competitivo y sostenible. Aumentan los recursos para infraestructuras (+39,9%), la I+D+i (+5,1%) y la Formación Profesional para el Empleo (+10,3%).

Por último, es importante destacar las actuaciones planteadas en tres ámbitos en los que la coyuntura actual exige no solo acrecentar esfuerzos, sino sostenerlos en el tiempo y hacerlos muy visibles socialmente, porque constituyen ejes imprescindibles para la cohesión social. Primero, la igualdad de la mujer, con el incremento de los fondos para la lucha contra la violencia de género (+10%), la progresiva equiparación de los permisos de maternidad y paternidad y la integración de la perspectiva de género de manera horizontal en los Presupuestos. Segundo, la erradicación de la pobreza infantil, acompañando por primera vez, y con carácter pionero en nuestro entorno, un riguroso Informe sobre el impacto en la infancia, en la adolescencia y la familia, y aumentando las ayudas para comedor de familias desfavorecidas en 25 millones de euros y las prestaciones por hijo a cargo (medida esta última que se prevé que saque de la pobreza a cerca de 82.000 menores). Y tercero, la integración de la inmigración, elevando un 29,6% las políticas en favor de los inmigrantes, e incluyendo por primera vez una partida de 30 millones de euros para la atención de los menores no acompañados (MENA).

Este reforzamiento efectivo de las políticas de apoyo a la igualdad de la mujer, a la infancia y a la integración de los inmigrantes supone la mejor manera de combatir los planteamientos retrógrados, xenófobos y regresivos en estas materias, frente a los que no cabe la tibieza, ni discursiva ni presupuestaria.

Para sostener financieramente este programa de gastos y continuar mejorando simultáneamente el déficit y la deuda, los Presupuestos actúan sobre los ingresos con medidas que consiguen dos cosas: de un lado, elevar la recaudación tributaria, inaceptablemente baja en nuestro país (siete puntos de PIB por debajo de la medida de la eurozona, lo que equivale a unos 85.000 millones anuales); de otro, mejorar algo la justicia (progresividad) de esa recaudación, que ahora recae de manera excesiva sobre las rentas del trabajo, y de la que escapan las rentas altas, los grandes capitales y las macroempresas. Ambas cuestiones resultan imprescindibles si se quiere garantizar un estado de bienestar digno de tal nombre y un sector público garante de unos mínimos niveles de equidad interpersonal e interterritorial.

Frente al perverso discurso conservador y socioliberal en materia de impuestos, que propone una rebaja permanente que solo beneficia a la élite económica y que conduce irremediablemente a la desaparición de un estado de bienestar digno de tal nombre, los partidos de izquierda están obligados a recuperar planteamientos que ofrezcan a la ciudadanía un modelo de impuestos más potente y estable en términos recaudatorios y más redistribuidor.

En este sentido, el esfuerzo del Proyecto de Presupuestos es notable: eleva impuestos solo para las rentas y patrimonios elevados y para las grandes empresas (era imprescindible fijar un tipo mínimo a las grandes Sociedades, como se ha hecho), crea otros nuevos (sobre Transacciones Financieras y sobre Determinados Servicios Digitales) que también recaen esencialmente sobre grandes capitales y sociedades, aumenta el de hidrocarburos en línea con las recomendaciones medioambientales, e introduce nuevas medidas de lucha contra el fraude. Por contra, reduce el tipo de Sociedades para las PYMES, rebaja el IVA de los productos de higiene femenina al tipo superreducido (4%), el de los servicios veterinarios y el libro electrónico al tipo reducido (10%). En total, prevé recaudar por estas actuaciones 5.654 millones de euros más, potenciando la capacidad redistributiva de los impuestos.

La orientación progresista de este paquete de actuaciones fiscales resalta en este momento aún más al contraponerse al contenido del reciente acuerdo de gobierno PP-Ciudadanos para Andalucía, donde la medida estrella es la eliminación de la tributación por sucesiones para quienes hereden más de un millón de euros. El contraste resulta esclarecedor.

A las medidas anteriores se suma un importante aumento de las cotizaciones sociales (+8.668 millones de euros), en parte debido a la subida del SMI a 900 euros (un 22,3%), una de las medidas más potentes adoptadas por el Ejecutivo, que ayuda a trasladar una inequívoca señal a los agentes económicos: el tiempo de la devaluación salarial ha terminado, y la competitividad empresarial debe alcanzarse por la vías de la mejora del producto y de los procesos, no de la continua rebaja de costes salariales.

Con este edificio de ingresos y gastos, los PGE señalan que el déficit en 2019 bajará al mencionado 1,3% “impuesto” por el veto del PP, algo que resulta dudoso. Corresponderá al Gobierno gestionar convenientemente la ejecución efectiva de estas cuentas para que obtengan el beneplácito de las autoridades europeas. En todo caso, conviene recordar aquí que los gobiernos de Rajoy tan solo cumplieron con sus objetivos iniciales de déficit en uno de sus seis años de mandato (en el último, 2017).

En suma, se trata de unos Presupuestos expansivos, redistributivos y prudentes, que apoyan de manera señalada políticas que permiten marcar una diferencia respecto de los gobiernos anteriores del PP, y que merecen su mejor nota en las políticas sociales y en la defensa de derechos esenciales. También poseen aspectos mejorables: escasa revaloración (2%) del IPREM (renta básica para la determinación de prestaciones y accesos a políticas sociales); mantenimiento de los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012; innecesaria rebaja fiscal a las PYMES; regulación del tipo mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades insuficiente (debe operar en la cuota, y no en la Base Imponible); pobre atención a la política industrial (aumenta solo el 0,5%); exceso de gastos fiscales (lo que se pierde en recaudación por beneficios y exenciones en las figuras tributarias); por citar algunos.

No obstante, el saldo es positivo. Por eso conviene que estas cuentas sean aprobadas en el Parlamento. Allí, en su votación, sabremos qué grupos políticos las rechazan, pretendiendo, como la opresiva Bernarda lorquiana con sus hijas, que la mayoría social de nuestro país se vuelva a hundir “en un mar de luto”, el que han configurado las políticas de ajuste que desde 2010 han agrietado el magro estado de bienestar de nuestro país, aumentando las desigualdades y la vulnerabilidad de amplias capas de población.

About Alberto del Pozo Sen

Economista. Coordinador de Economía del Servicio de Estudios de la Confederación (SEC) UGT. Fue asesor del Ministro de Trabajo y Seguridad Social (2007-2011) y profesor asociado en la Universidad Carlos III de Madrid (1997-2007). Sus campos de análisis fundamentales son el mercado de trabajo y la política fiscal y tributaria. Miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC. @adelpozos

7 Comments

  1. FELIPE MARTINEZ el enero 21, 2019 a las 3:39 pm

    Parado de 55 años, con «37 años cotizados» me deniegan el subsidio de 426.-€ al menos hasta que consiga volver a trabajar, y si no lo consigo, no tendré derecho ni siquiera a la pensión mínima de jubilación cuando llegue a la edad.
    Los que no han cotizado nunca o muy poco, ya tenían ayudas, lo mismo con la derecha que con la izquierda.
    Ser honrado y cotizar ¿Para qué?

  2. Carles puig el enero 22, 2019 a las 1:34 pm

    En mi opinion este razonamiento es totalmente erróneo. Claro que todo depende del cristal con que se mire.

  3. Pablo Abadias el enero 22, 2019 a las 1:36 pm

    Jaja, si claro

  4. cesar el enero 22, 2019 a las 4:44 pm

    Pues lo que veas, hay mucho cretino pobre que se cree rico

  5. Maria Aurora Varo Solís. el enero 22, 2019 a las 11:49 pm

    Espero que el Pp y sus nuevos socios no lleguen a la Monclo, porque se cumplirá el dicho de otro vendrá
    que bueno te hará..¿En qué consiste el patriotismo de esta gente, en hacer la vida imposible a la gente que menos gana y amparar a los que el dinero ya les sale por las orejas? Qué vergüenza de país. Y lo malo es que seguirán votando a esos partidos.¡Qué pena!
    ,

  6. Pilar el enero 23, 2019 a las 10:36 am

    Un artículo de necesaria lectura para muchos votantes que afirman que «» todos los políticos ( se refieren a las políticas) son iguales».
    La rebaja a las PYMES quizá sea debida a las presiones de este sector y responda a un guiño como potencial votante; votos muy necesarios en un país de PYMES.

  7. c el enero 23, 2019 a las 4:29 pm

    PPa$.e, ls trileros de la mafia-PP
    ¿ qé ls costaba hacer las cosas ya bien y controlar la esPPeculacion d ls alquileres ,
    cumplir el acuerdo cn Podemos ( han incumplido 11 puntos )
    no bajar impuestos a las socimo fondos buitre dl alquiler ?
    como siempre solo piensan en lavar su imagen neoliberal

    estos son ls que pactaron antes cn C$ qe con Podemos que tenia mas votos
    ls del art 135 qe ns puso d rodiullas ante la troika y recortes-Pprivatizaciones
    ls que en la mocion censura d Podemos sea bstuvieron para que ganara la suya
    etc etc etc etc etc etc

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