¡Que no nos roben las palabras! No es economía, es ideología.
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Economistas Frente a la Crisis (EFC) es el resultado de un impulso moral.
En estos momentos de grave crisis económica los economistas no podíamos permanecer insensibles ante la invocación en vano del pensamiento económico, ante la utilización del pensamiento económico para promover políticas económicas contrarias a los intereses generales.
Nosotros, Economistas Frente a la Crisis, nos hemos formado en la universidad y hemos crecido como profesionales en la creencia de que la economía es una ciencia que debe servir para mejorar la vida de las personas.
Europa resurgió de las cenizas de la segunda guerra mundial construyendo un nuevo modelo de convivencia social: el Estado de Bienestar, la propuesta de Europa a los europeos y al mundo.
La desregulación financiera y detrás de ella, la desregulación también de sectores con alcance sistémico sobre la eficiencia de la economía (como es la desregulación del mercado de trabajo o de la energía), no es liberalización. Es, simplemente, mala regulación, porque regulación y liberalización no son conceptos excluyentes sino complementarios.
No comprender esta cuestión, bajo la intoxicación de los que quieren ganar en las crisis, está también en la causa de la propia crisis.
La crisis no es el argumento de las políticas contractivas que emanan desde la mayoría conservadora que gobierna Europa y sus instituciones, sino la coartada para cambiar el modelo de convivencia social, para deteriorar los parámetros en los que ha ido asentándose el Estado de Bienestar.
Políticas contractivas, procíclicas, que recortan el gasto público en la educación, en la sanidad, en la investigación, en las prestaciones sociales, en las infraestructuras públicas que contribuyen a los equilibrios territoriales, agudizan la crisis. Detrás no hay economistas incompetentes. Detrás hay ideología.
No es economía, es ideología. Una ideología que no se compadece con los intereses de la ciudadanía. Y el asunto empieza a no tener ya gracia. En juego está el Estado de Bienestar, la Europa del progreso.
EFC no está contra las políticas de austeridad. ¡Cómo vamos a estar a favor del despilfarro y del derroche! Defendemos las políticas de estabilidad fiscal. ¡Quién puede defender la inestabilidad!
Pero políticas de austeridad que aumentan el paro, que subutilizan —porque recortan— la capacidad de nuestros investigadores, que dejan la capacidad industrial infrautilizada, que constriñen aún más los recursos del sistema sanitario más eficiente de Europa, no son políticas de austeridad, son políticas que despilfarran los recursos productivos.
Políticas de estabilidad fiscal que contraen la economía y con la contracción elevan las primas de riesgo, no son políticas de estabilidad. Y no lo son porque aumentan el gasto público financiero improductivo y agudizan la crisis.
Los economistas no podemos dejar que nos roben las palabras.
Reformas estructurales que desregulan —cuando es precisamente la desregulación la que nos ha traído esta crisis— no son reformas estructurales. Son contrarreformas.
Los economistas no podemos dejar que nos roben las palabras, porque si nos las roban nos quedaremos mudos.
EFC se ha constituido en asociación para encuadrar sus actividades. En ella cabrán no sólo los economistas, sino todos quienes compartan sus preocupaciones. Porque Economistas Frente a la Crisis son también los médicos, los docentes, los investigadores, los juristas, los ingenieros… y todo ciudadano que considere que la ciencia sólo es ciencia si contribuye al progreso.
EFC es independiente de toda organización política o sindical, pero no ignora que los cuellos de botella para que fluya el progreso se encuentran en la política. Y en la política queremos influir para contribuir a quebrar el predominio neoliberal que ha seducido y asfixia a nuestros políticos.
Pero EFC es, por encima de todo, un esfuerzo para contribuir a que la sociedad civil esté presente en el debate y en las decisiones que se adopten en esta sociedad democrática.
No es economía, es ideología, en las librerías desde el 23 de Octubre de 2012
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Tienes toda la razón del mundo, la economía en general no debe ser considerada como el diablo que ha causado todos los problemas en Europa, en España con la creciente deuda, el aumento de la prima de riesgo.
Hay muchos más elementos que han provocado la situación actual, como bien indicas en el cuatro párrafo hay otros componentes y no es «solo» la economía y economistas.
Un Saludo.
Seguid así.
Cada uno debe ser consciente que esto nos lleva al suicidio colectivo y por tanto actuar en consecuencia.
Todo lo que afirman es cierto, tan cierto como que nada va a conseguir que la clase politica
dominante y sus inductores continúen con su objetivo hasta su consecución, por lo tanto no
queda mas remedio que asumir la responsabilidad que a la sociedad civil nos corresponde,
Tenemos que ser conscientes de que el trabajo de la recuperación de la dignidad y la cor-
dura económica y social lo debemos hacer nosotros, los politicos están inhabilitados para
presentar alternativas, deben demasiado dinero y favores a los estamentos financieros.
Ya es hora de dejar de evidenciar lo evidente y de constituir una opción alternativa que
esté formada por gentes de la ciencia, la cultura y por el ciudadano de la calle. La crítica y
la protesta son muy legítimas,pero no hay nada tan eficaz como el trabajo para cambiar las
cosas, si algo no te gusta, planteate empezar a cambiarlo tu mismo.
Me extraña y mucho que no se defienda como SOLUCIÓN al PARO la experiencia Francesa de reducción de jornada laboral. Todos los economistas sabemos que no sólo acabó con el paro, sino que el incremento de demanda ocasionado por el pleno empleo más las expectativas de que nunca más habrá desempleo pues se volverá a reducir la jornada hicieron que ese incremento de demanda interna obligase a subir la jornada otra vez a 40h.
Yo en España mañana mismo pondría una jornada de 30h con el mismo sueldo que la actual de 40 y obligatoriedad de contratar un trabajador nuevo por cada 3 preexistentes, junto con un límite de subida de precios relacionado con el porcentaje de costes salariales de los últimos balances de la empresa / sector, más el aplazamiento optativo del la cuota de SS durante el primer trimestre a repartir en los siguientes 12 mensualidades.
Con pleno empleo y una inflación puntual controlada LA DEMANDA INTERNA subiría, la jornada media subiría en el corto plazo a 35h, la competitividad subiría – las sociedades con salarios máa altos son, paradógimanete, más competitivas – y sólo algunas pocas empresas exportadoras de biene baratos que aún no se hayan relocalizado necesitaría alguna ayuda o reestructuración.
Y en la parte de «venta» política el lema lemas TRABAJO PARA TODOS, REPARTO DEL TRABAJO, jornada de 30h para conseguir el PLENO EMPLEO lo entiende cualquiera.
PS. Aunque IU lo lleva en su programa, no creo que lo defiendan como se debe o siquiera entiendan de la vital importancia de su defensa en estos momentos.
Y por supuesto que están aprovechando la ocasión para robar más aún a un estado construido con el esfuerzo de varias generaciones, el estado vendió las telecomunicaciones, su banca, sus líneas aéreas, sus aguas, su energía, las Televisiónes, las radios los colegios y ahora los hospitales a oligopolios que luego los contratan como asesores pagando los servicios prestados, y muy pocos protestan con su voto siendo PP CiU PNV CC+PSOE aún los que reciben el grueso de los votos.
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[…] la que nos ha traído esta crisis— no son reformas estructurales. Son contrarreformas.” En ¡Que no nos roben las palabras! No es economía, es ideología por Economistas frente a la crisis. Both Coase and Krugman bemoan the neglect of their profession’s patrimony – a tradition dating […]