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Un análisis de urgencia para las diecisiete comunidades autónomas

Por Carles Manera, Ferran Navinés y Miquel Quetglas (1)

 

“Tengo un lema que debería ser pregonado
en todos los periódicos de este país:
¡América para los americanos!
¡El Gobierno no debe interferir en los negocios!
¡Reduzcan los impuestos!”
Ellsworth Gatewood
(el banquero que va en la diligencia tras robar el dinero de su banco,
en la película , 1939)
  1. Introducción

Enfadado, el señor Ellsworth Gatewood proclamaba, en el traqueteo de la diligencia, un mensaje que ya resultaba grotesco en plena crisis de los años treinta. Hagamos caso a su soflama y averigüemos si, genéricamente, ese banquero –faro y guía por sus palabras de muchos políticos actuales– tenía razón. En este artículo, que prosigue el publicado en este mismo blog, se plantea la contrastación empírica para desmentir a los desparramados Gatewood, con representación política institucional a nivel autonómico –y también en el nacional–, siempre en el espectro ultraconservador. No se sube al cielo bajando los impuestos: esta idea, sin matices, forma parte de la fe, del dogma, de la teología económica. Por ello, para seguir con los pies en tierra, nuestro objetivo es doble: averiguar, con los números de las diecisiete comunidades autónomas, si es cierto que las regiones que menor carga fiscal imponen en sus territorios pueden justificar que esa es la clave explicativa de su éxito económico. Esta es la narrativa expuesta por dirigentes conservadores y de extrema derecha: el crecimiento económico español es imputable a las reducciones de impuestos conocidas en las regiones en las que gestionan gobiernos de derechas. Pero, como veremos a continuación, esto no es así y adelantamos que existen otras variables macroeconómicas a nivel regional que pueden ser, y de hecho lo son, mejores candidatas para explicar un mayor o menor crecimiento económico regional. También comprobaremos que, ante el dramático test de estrés que nos ha provocado la COVID, las comunidades autónomas que más han incrementado sus gastos presupuestarios son las que mejor han resistido la prueba pandémica, tomando como indicador el exceso de mortalidad de 2020 respecto el período 2016-2019.

Un apunte importante sobre las variables utilizadas. Todas las cifras macroeconómicas regionales están en la base de datos de la Contabilidad Regional del INE. La carga fiscal regionalizada proviene de los presupuestos autonómicos y se puede consultar en la Memòria del Consell Econòmic i Social sobre l’economia, el treball i la societat de les Illes Balears para los años 2010 y 2017 al 2020 (http://www.caib.es/sites/ces/ca/l/memoria_socioeconomica_i_laboral/?mcont=54.). Los datos del exceso de mortalidad se han obtenido de los fenómenos demográficos publicados por el INE. El gasto sanitario de las comunidades autónomas remite a INCLA-SNS (http://inclasns.msssi.es/main.html: Indicadores Clase Sistema Nacional de Salud), que es una fuente ministerial; al igual que los datos sobre las operaciones no financieras de las comunidades autónomas, que tienen como referente al Ministerio de Hacienda y Función Pública https://serviciostelematicosext.hacienda.gob.es/SGCIEF/PublicacionPresupuestos/aspx/inicio.aspx. Así pues, todos los fondos sistematizados son de acceso público y de carácter oficial. Otro apunte es importante: en los gráficos que seguirán, se han coloreado las comunidades autónomas en función la orientación política de sus gobiernos: rojo (izquierda), azul (derecha) y verde (nacionalistas y regionalistas).

Pasamos ahora a abordar las dos líneas de trabajo enunciadas.

 

  1. Menor carga fiscal, ¿más crecimiento?

Recuérdese que la primera idea consiste en establecer si la carga fiscal por habitante para las regiones españolas, bien sea desde la perspectiva autonómica, la local o bien la carga fiscal total, es una variable explicativa mejor o peor para justificar el crecimiento económico regional. La evidencia del hecho que no existe relación entre la carga fiscal y la variación del PIB en términos reales es que entre 2010 y 2019 la variación del PIB y la de la carga fiscal sigue un camino desacoplado, tal como muestra el siguiente gráfico:

 

FUENTE: Elaboración propia a partir de datos del INE y de las Memorias del CES de les Illes Balears.

 

La lectura es clara: se da el caso de comunidades autónomas con un descenso de la carga fiscal, que presentan crecimientos económicos semejantes a otras que la incrementaron en ese mismo periodo. Análogamente, se han dado variaciones elevadas del PIB en esta década para regiones que han expandido la carga fiscal. Con este dibujo, se obtiene una recta de regresión que enfatiza la falta de correlación lineal entre estas dos magnitudes. Es más, dicha recta es ligeramente ascendente, con lo que, en el caso de rebajar las exigencias en el nivel de evidencia, la balanza se decantaría por mostrar mayor crecimiento en los territorios que aumentaron la carga fiscal.

Paralelamente a este ejercicio gráfico, también se ha llevado a cabo el análisis con el nivel de la carga fiscal, en lugar de utilizar la variación. Podría pensarse que es el nivel de impuestos actual el que actúa sobre el crecimiento, en vez de la evolución de los mismos. Pero el resultado obtenido es muy semejante, incluso con un coeficiente de determinación (0,0054) inferior al del análisis anterior. En vez de utilizar la carga fiscal por habitante, también se ha observado la presión fiscal (el peso de la carga fiscal sobre el PIB de la región), para contemplar el caso que fuese ésta la magnitud relacionada con el crecimiento de un territorio. El ajuste se incrementa ligeramente (R2=0,0438), pero queda lejos de ser significativo y, como se ha comentado anteriormente, persiste el signo positivo en el coeficiente de correlación, invitando a plantear más bien una relación contraria a la de los postulados de los Gatewood.

Por otro lado, para reafirmar las conclusiones anteriores, se ha medido la asociación del crecimiento económico, que tuvo cada comunidad autónoma entre los años 2010 y 2019, frente otras variables macroeconómicas, y comparar esta asociación con la de la carga fiscal. Así, se han tomado como referencias alternativas la Remuneración de los Asalariados (RA), el Excedente Bruto de Explotación (EBE), la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) y la participación de la Formación Bruta de Capital Fijo sobre el PIB. También se han incluido en el análisis otras variables relativas al mercado de trabajo, como el empleo total, el empleo asalariado, las horas totales trabajadas y las horas trabajadas de los asalariados. Para valorar el grado de asociación entre el crecimiento regional y las candidatas a variables explicativas se han utilizado tres estadísticos:

  • El coeficiente de correlación de Pearson, que mide la relación lineal entre dos variables cuantitativas y es ampliamente aplicado en estadística.
  • El coeficiente de Spearman, que evalúa la relación monótona, esto es, la relación en la jerarquía sin considerar las intensidades. Este indicador permite reducir la influencia de observaciones atípicas y ofrece una visión más ordinal.
  • El tercer estadístico utilizado en la comparativa se ha denominado “distancia jerárquica” y se obtiene como la suma de las distancias absolutas entre las jerarquías de las comunidades autónomas. El mínimo valor es 0, que indicaría que en ambas magnitudes el orden de las comunidades autónomas es exactamente el mismo. El valor máximo en este caso se alcanzaría en el 144, cuando las regiones presentarían la ordenación contraria a la del crecimiento económico.

Leamos los datos. Como se puede comprobar en la tabla adjunta, las variables que más se alejan de poder dar una explicación plausible del crecimiento regional son las relativas a las cargas fiscales por habitante, sean estas autonómicas, locales, o de la carga fiscal total. En los tres casos, la distancia jerárquica es igual o superior a 70, mientras que en las otras magnitudes se mantiene por debajo. Esta conclusión queda apuntalada con los coeficientes de correlación, que presentan los menores valores para los indicadores de la carga fiscal. Únicamente la carga fiscal de la administración local tiene un signo acorde a las tesis de los Gatewood, pero nuevamente queda lejos de resultar significativo. Un aumento de la carga fiscal del resto de administraciones (autonómica y estatal) estaría más alineada con incrementos del PIB.

 

          Correlaciones del crecimiento económico entre los años 2010 y 2019

 

 

VAB respecto…

 

 

Distancia jerárquicaCoeficiente correlación SpearmanCoeficiente correlación Pearson
Remuneración de los asalariados (RA)320,8750,871
Excedente de explotación bruto / Renta mixta bruta (EBE)*620,4340,550
Formación bruta de capital fijo (FBCF)340,8160,787
Empleo total380,8460,817
Empleo asalariado400,8330,807
Horas totales360,8480,848
Horas asalariadas400,8280,828
Participación FBCF sobre PIB380,7670,704
Total carga fiscal por habitante700,4510,161
Carga fiscal autonómica700,3380,258
Carga fiscal administración local96-0,017-0,103
Carga fiscal administración autonómica y local760,3010,213

                                            * Correlaciones entre 2016 y 2019

FUENTE: Elaboración propia a partir de datos del INE y de las Memorias del CES de les Illes Balears.

 

  1. Gasto público y…¿mayor o menor bienestar social?

La segunda idea del trabajo consiste en analizar si son las regiones que menos han crecido en sus presupuestos públicos de gasto las que más han padecido los efectos nefastos de la COVID, valorados éstos por el exceso de mortalidad. Para ello, se ha establecido un análisis estadístico y gráfico que pasamos a explicitar sucintamente.

Se ha planteado la hipótesis que el exceso de defunciones en 2020 puede deberse a una reducción o a una desaceleración del gasto sanitario. Para ello, se ha considerado el gasto sanitario público por habitante, gestionado por las comunidades autónomas, y se ha comparado con el exceso de mortalidad. Los resultados conducen a la conclusión que no hay una relación lineal entre las dos magnitudes y que el exceso de muertes no tiene que ver con la evolución del gasto sanitario (coeficiente de determinación no significativo).

 

FUENTE: Elaboración propia a partir de datos del INE y de INCLA-SNS.

 

El carácter sorpresivo del resultado anterior abre la puerta a tener una visión más global de la situación. Esto es, hay que considerar otros gastos sociales junto con el sanitario, así como las inversiones públicas realizadas. Así, cuando se ha establecido, como variable explicativa del exceso de mortalidad, la tasa de crecimiento de la totalidad de las operaciones no financieras de las comunidades autónomas, se llega a una regresión con pendiente negativa y significativa. Ello implica que las regiones que menos han incrementado dicho gasto, han padecido un mayor exceso de mortalidad, tal como muestra el siguiente gráfico.

 

FUENTE: Elaboración propia a partir de datos del INE y del Ministerio de Hacienda y Función Pública.

 

Estos datos son congruentes con los estudios sobre la importancia que tienen las condiciones sociales y de bienestar general de la población sobre la esperanza de vida, como comentaremos a continuación para el caso de Madrid, por ser quizás uno de los más llamativos en las regiones de Europa. El sentido es meridiano: el gasto sanitario propio, la esperanza de vida o el exceso de mortalidad, son variables que dependen más del Estado de Bienestar general de la población que se pueda estimar para tramos de renda, que se correspondan con una determinada estratificación social territorializada por distritos municipales. Y es evidente que estas condiciones generales de vida para las clases más populares dependen, directamente, de las prestaciones básicas del Estado del bienestar, salud, educación y servicios sociales, que en buena parte se inscriben en el gasto público que administran las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

De nuevo, se impone la lectura de los números. Madrid sale, con diferencia, como la región con más exceso de mortalidad; este es un hecho al que no se le ha dado publicidad suficiente, si se tiene en cuenta que para 2020 ha sido la región europea con más exceso de mortalidad (véase European Union, Regional and Local Barometer, 2021, p. 86). Todavía menos importancia se le ha concedido al hecho que es la región con exceso de mortalidad que más se aleja de la diagonal, en la que se debería situar por su gasto presupuestario (tal como muestra el gráfico). Este es un indicador infalible de una falta de eficiencia relativa de su sistema sociosanitario (el exceso de mortalidad también incluye la mortalidad que se ha producido en las residencias de mayores). Todo respecto al resto de regiones, por un lado; y, por otro, por su gran inequidad social, tal como se demuestra por las cifras que delatan el impacto de la COVID en la esperanza de vida, donde se concentra un porcentaje muy importante de su población, Madrid capital: aquí la diferencia por distritos municipales entre los barrios más ricos y los más populares es muy significativa. De hecho, se aprecia la existencia de un clúster de problemas de supervivencia al sur de la ciudad. Esa zona es la que ostenta más dificultades, además de en indicadores del nivel de salud, en los de condiciones de vida (véase: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911121001424).

  1. Conclusiones

4.1. La idea que bajar los impuestos augmenta el crecimiento económico de una región, argumento repetido por las opciones políticas conservadoras y ultras machaconamente, queda totalmente desmentida por los datos de las comunidades autónomas. A su vez, las cifras tampoco sostienen que las regiones con menor presión fiscal sean las que mayor incremento del PIB presentan.

4.2. La incidencia del gasto corriente y de las inversiones públicas en el bienestar social ha ayudado a la contención del exceso de mortalidad que provocó la COVID-19. En esta relación, Madrid es un caso particular, puesto que tuvo una ratio de defunciones muy superior al resto del territorio español. Además, la inequidad social entre diferentes barrios de la ciudad conduce a diferencias en la esperanza de vida y otros indicadores de bienestar.

4.3. Cuando políticos de derecha y extrema derecha dicen que el éxito del crecimiento económico se debe a una menor carga fiscal, estamos ante una afirmación falsa. Esta no se ajusta en absoluto a un análisis de la realidad, que siempre es más compleja que una simple aseveración vacía de contenido, formulado para un consumo electoralista. Y que, además, responde más a una propaganda populista para desviar el foco de la discusión de los problemas reales que preocupan a la ciudadanía (como es el caso de los aspectos sanitarios, que hemos apuntado). Por ejemplo, se aprecia como en gobiernos regionales que, a lo largo del período 2010-2019, han estado siempre en manos del PP –Madrid, Murcia, Galicia, Castilla-León–, una variación mínima del crecimiento de la carga fiscal entre ellas de 4,9 puntos, por ejemplo entre Madrid (5,5%) y Murcia (0,6%), da lugar a diferencias muy notables en el crecimiento regional: más de 13 puntos (Madrid, 17,39%) frente a Castilla-León con sólo un 4,1%. Por tanto, podríamos decir que Madrid ha crecido más que Castilla-León gracias a que ha incrementado más su carga fiscal. No digamos ya si el ejemplo lo añadimos con las Islas Baleares, que es la que más crece con un 18,6% y es la que más ha incrementado la carga fiscal con un 9,2%, sólo superada por Islas Canarias (36,3%) y País Vasco (26,2%). 4.4. El corolario final es este: hay que rehuir, como ya hemos demostrado, de análisis simplistas y populistas de la realidad socioeconómica. El desarrollo sostenible es un proceso holístico que requiere diferentes dimensiones de análisis que exceden al crecimiento del PIB, adoptado siempre como un mito indiscutible. Para saber si estamos dentro de una senda de crecimiento sostenible, como proponen las Agendas 2030 y los ODS, es necesario disponer no sólo de indicadores crematísticos, sino también de calidad del trabajo, sociales, medioambientales y de buen gobierno con bajas tasas de corrupción, entre otros.

Es así como el señor Ellsworth Gatewood se apea, molesto, de la diligencia: sin que tenga la anuencia que, ardientemente, espera.

(1)

Carles Manera, es Catedrático de Historia de la Instituciones Económicas en la UIB y Consejero del B de E

Ferran Navinés, economista, es miembro del CES de Islas Baleares

Miquel Quetglas, matemático y economista, es estadístico en el Instituto Balear de Estadística

 

About Carles Manera

Catedrático de Historia e Instituciones Económicas, en el departamento de Economía Aplicada de la Universitat de les Illes Balears. Doctor en Historia por la Universitat de les Illes Balears y doctor en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona. Consejero del Banco de España. Consejero de Economía, Hacienda e Innovación (desde julio de 2007 hasta septiembre de 2009); y Consejero de Economía y Hacienda (desde septiembre de 2009 hasta junio de 2011), del Govern de les Illes Balears. Presidente del Consejo Económico y Social de Baleares. Miembro de Economistas Frente a la Crisis Blog: http://carlesmanera.com

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