¿Recuperación económica? De los datos objetivos al relato electoral

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Ignacio Muro Benayas (@imuroben) es miembro de Economistas Frente a la Crisis

Pasadas las elecciones catalanas nos adentramos en el tercer y definitivo proceso electoral del año. Y con él vuelve “la economía” y la (¿percibida? ¿supuesta?) superación de la crisis como marco deseado del gobierno para la defensa de su gestión.

Aunque se aprecia un contexto internacional de desaceleración y más sensible a los riesgos financieros, existe consenso en que esa percepción no va a afectar decisivamente a las buenas previsiones para 2015 y 2016. FUNCAS sigue esperando un crecimiento para 2015 en torno al 3,2%, una décima porcentual menos que en las anteriores previsiones y ajusta también a la baja las previsiones del PIB para 2016 hasta el 2,8%.

El empleo sigue creciendo fuertemente a una tasa similar a la del PIB, en torno al 2,9% en 2015 y un 2,5% en 2016. Por un lado, significa, según FUNCAS, alrededor de 500.000 nuevos empleos anuales medidos en sus equivalentes a tiempo completo; por otro, que la productividad permanece plana, con un ascenso insignificante del 0,2% en 2015 y del 0,1% en 2016

Hasta aquí los hechos más relevantes que los expertos despliegan en sus múltiples facetas. Es obvio que la mejora se ve impulsada por un cambio de coyuntura excepcional (inyección permanente de dinero por el BCE que mantiene bajos los tipos de interés y fuerte descenso de los precios del petróleo, especialmente). También, que responde a la forma histórica de proceder de la economía española: más elástica que ninguna ante los cambios de ciclo, con sus ajustes siempre volcados en el empleo, capaz de hundirse en el paro antes que nadie pero también de crear empleo con más vigor, cuando el ciclo cambia.

Pero nada de eso importa realmente ante un escenario electoral. Fuera de los análisis de fondo, al margen de la “razón económica”, lo que importa es el relato que se impone ante los ciudadanos. En esencia, si “los sacrificios” merecían la pena, si los ajustes eran necesarios, si el gobierno nos ha salvado de la crisis o si, por el contrario, solo ha navegado sobre ella por el camino más cómodo para los poderosos y más duro para los ciudadanos; si ha aprovechado para hacer las verdaderas reformas que España necesitaba o se ha limitado, realmente, a provocar por todos los medios la devaluación de los salarios.

El relato de la austeridad necesaria

Paul Krugman resalta que la victoria de Cameron en las elecciones celebradas en el Reino Unido hace unos meses fue, simplemente, una consecuencia directa del éxito del relato de la austeridad necesaria, interiorizada como certeza por la ciudadanía, y que los socialdemócratas no quisieron o supieron combatir.

El mismo relato lo sufren ahora, con la insistencia repetitiva del que el mainstream mediático sea capaz, los ciudadanos de Portugal y España. Noticias y comentarios, debates y titulares, insistirán que los Gobiernos socialistas que dirigieron esos países hasta 2010 y 2011 fueron irresponsables al gastar mucho más de lo recaudado. Ese derroche fiscal provocó la crisis económica de 2008-2009 y obligó a los conservadores Cameron, Passo Coello y Rajoy a imponer medidas de austeridad y grandes sacrificios que han fabricado el crecimiento actual.

Obviamente, ya casi nadie recuerda que antes de la crisis no había en esos países derroche fiscal ni el tamaño de la deuda y el déficit eran un problema. Fue la crisis, un fenómeno mundial generado por bancos privados sin control, y la entrada de funcionamiento de los llamados estabilizadores automáticos, (seguro de desempleo, descenso de ingresos públicos por hundimiento de la actividad) y no las políticas discrecionales de gasto, los que provocaron los desequilibrios de las cuentas públicas. Y, del mismo modo, si la austeridad no era la respuesta a los vicios públicos, la recuperación no se ha producido como consecuencia de esas políticas sino, justamente, porque se han aliviado o interrumpido.

Efectivamente, el gobierno no está aplicando ahora políticas de austeridad. En lo que va de año el gasto público ha aumentado un 1,8% empujado por el relajamiento fiscal y los contratos vinculados al ciclo electoral. Por ello, la mayoría de los participantes en el panel de previsiones que sintetiza FUNCAS considera que la política fiscal es expansiva en relación a la situación de la economía española y que, a pesar del incremento en los ingresos, se incumplirán los objetivos de déficit. Y es por ello, que en el Programa de Estabilidad remitido por el gobierno a Bruselas, se acentúan las medidas de austeridad y recortes desde 2016.  

Es verdad que crece el empleo, casi un 3,7% en el segundo trimestre, pero la remuneración por asalariado se redujo un 2,3%. En ese contexto, el tirón que experimenta el consumo, un 3,7%, sólo puede deberse al incremento de la renta disponible que está provocando el descenso del precio del petróleo.

Al tiempo, la deuda pública sigue creciendo y, como destaca el Mº de Economía en una reciente publicación, también crece la deuda exterior publico-privada del país (85.500 millones en 2014, después de que en 2013 lo hiciera en 50.600 millones). Y lo peor es que aumenta tambien en términos relativos con el PIB alcanzando el 106% del PIB, lo que indica que para generar una unidad de PIB necesitamos endeudarnos en una cifra superior o, lo que es lo mismo, que el dinero que se pide prestado se gasta en destinos no suficientemente productivos, lo que ya pasaba en el reciente periodo de la burbuja.

Motivos hay, por tanto, para dudar del éxito de la política económica del gobierno. Por ello, lo preocupante es cómo ese “relato económico victorioso”de la austeridad se impone. O, en palabras de Krugman, cómo se impone “el triunfo de lo irreflexivo”, en todo el mundo.

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Este artículo fue publicado originalmente en www.bez.es y se reproduce aquí con la autorización del autor.

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Asociación Economistas Frente a la Crisis

2 Comments

  1. UN LECTOR el octubre 12, 2015 a las 4:23 pm

    Buenas tardes:

    Cuando se habla de “creación de empleo”, “tantos puestos de trabajo”, etc., me gustaría conocer, y supongo que a muchos, qué se define hoy por empleo. Esto es, cuántas horas trabajadas a la semana se consideran “puesto de trabajo” y pasan a la estadística.

    Nos podremos creer la cuadratura del círculo, por supuesto, sin problemas, puesto que parece que no nos preocupa continuar siendo esa parte del cuerpo donde la espalda pierde su buen nombre dentro de lo que se define como europa. Va con minúscula porque aún no es más que un complejo económico incompleto donde no se valora a la persona como lo que debería ser: el centro de todo.

  2. Jose A el octubre 13, 2015 a las 6:37 pm

    La austeridad es al parecer lo que Europa ha decidido. Frente a ello en EEUU se realizaron otras medidas mucho Mas rápidas que sacaron de la crisis en Menos tiempos. Además habría que explicar que está crisis surgió por la explosión de la burbuja inmobiliaria y se generó por los excesos hipotecarios de una época donde todo era el ladrillo. Y la solución que tomó EEUU fue mucho menos dolorosa y sobre todo capaz de sacar de la crisis. Europa debería aprender de esto y solucionar mediante estímulos del BCE y estímulos al crecimiento y Fomento de la exportación que es una importante solución de América.

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