[twitter-follow screen_name=’MadridEco’]
Ignacio Muro es miembro de Economistas Frente a la Crisis
¿Conocemos realmente nuestra cuál es nuestra realidad económica y social o solo una aproximación distorsionada de la realidad? Para contestar a esta pregunta le voy a introducir en un paseo rápido por algunas de las teorías de la comunicación.
- Hace casi 100 años, en 1921, el periodista liberal norteamericano Walter Lippmann afirmaba que «el mundo es demasiado vasto, demasiado complejo y demasiado fugaz para el conocimiento directo», que es necesario construir un molde que actúe como un seudoambiente de ficciones que nos aproxima a la realidad. Los medios son los constructores de esas imágenes casi-reales que conforman los mapas del mundo que orientan el comportamiento político de los ciudadanos.
- En 1972, esas tesis se incorporan a la teoría de la comunicación con el nombre de «agenda setting». Lo que dice es que la agenda ciudadana, de aquello que normalmente hablamos en bares y oficinas, lo que compartimos como agenda común, es el resultado de la agenda mediática, es decir, el menú de acontecimientos, temas, enfoques y opiniones que aparecen en las primeras planas de los periódicos, los programas matutinos o los noticieros de los medios dominantes.
- Esa agenda actúa en el día a día pero es determinante, a medio y largo plazo, en la fabricación de los consensos y en la interiorización de prioridades y valores. Noam Chomsky nos recuerda que la legitimación del poder y de sus actuaciones procede de esas ideas y de esas imágenes dominantes fabricadas por los medios, convertidas en los lugares comunes desde los que se construyen los consensos sociales.
- En la medida que los grandes grupos mediáticos forman parte del entramado de intereses económicos y estrechan sus alianzas con bancos y grandes corporaciones, esa deformación interesada de la realidad se acentúa. Como nos recuerda Ignacio Ramonet es un paso definitivo: no solo aumentan sus audiencias y su capacidad de condicionar nuestras conciencias, sino que ese mensaje se alinea, más aún, con la agenda de los poderosos, con los que mantiene conexiones directas y comparte intereses económicos.
Esto era un paseo breve, ya lo dije, sobre diferentes y solventes teorías de la comunicación. Permiten, en todo caso, resaltar una conclusión: si desconocemos la realidad-real difícil es que podamos construir aquellas opciones que permiten cambiarla.
Ahora, permítame que camine desde mi condición de profesor de periodismo a mi otra alma de economista crítico miembro del colectivo Economistas contra la Crisis. Y que utilice un caso práctico. Si le preguntaran a usted cuánta desigualdad hay en España, ¿qué diría? ¿Tendría alguna referencia fiable en su cabeza para contestarla? El vídeo que adjunto muestra la diferencia entre la realidad-percibida y la realidad-real después de que hicieran la misma pregunta a 5.000 ciudadanos americanos
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=r4yh9fzuqRE&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3Dr4yh9fzuqRE]Lo anterior se refiere a un gran tema social, la percepción de la desigualdad. Pero debo recordarle que las distorsiones arriba comentadas se realizan día a día, desenfocando, ocultando, empequeñeciendo y agrandando unas y otras noticias, creando pantallas artificiales que impiden ver qué hay detrás.
¿Cuánto déficit tuvo España en 2012? Pues nos quedará en la memoria una idea confusa que se decantará hacia el lado que los medios dominantes nos muestren. Los economistas ya sabemos que las cifras reales empeoran las del año anterior y rondan el 11% si utilizamos criterios de cálculo consistentes. Sabemos que esos criterios los han cambiado dos veces: la primera para anticipar gastos al 2011 y cargar más déficit a la gestión de ZP; la segunda, anticipando la contabilización de ingresos del 2013, para embellecer su primer año de gestión. Europa, que también lo sabe, tiende a consentir la manipulación porque si, después de los salvajes recortes impuestos el déficit público no desciende, admitirían el fracaso de sus políticas austericidas.
¿Qué cifra quedará en nuestra retina? ¿Hubo buena o mala gestión económica del PP en este año? El recuerdo se decantará hacia donde el foco mediático apunte positivamente y perjudicará a los que conciten más referencias en su contra. El plan es, pase lo que pase, seguir alimentando la idea de que la derecha gestiona bien y que la izquierda es un desastre. Ese es uno de los consensos sociales fabricados e interiorizados, impuesto a base de repetirlo aunque el análisis de los 20 años de gobiernos de izquierda diga lo contrario, es decir, aunque la realidad-real diga lo contrario.
¿Es una batalla de ideas o de comunicación? ¿Cómo aumentar nuestra potencia de emisión? ¿Cómo concentrar nuestro foco en las ideas clave? ¿Podremos contrarrestar los partidos de izquierda y los movimientos ciudadanos o desde las redes sociales y los medios minoritarios y progresistas la abismal diferencia de partida? No diga tan rápido que no y póngase a ello.
Este artículo se publicó en el diario Huffingtonpost.com