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Temporeros

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Cataluña tiene una larga y nefasta historia de «negreros», de comerciantes que desde el siglo XVI y hasta casi finales del siglo XIX amasaron inmensas fortunas con el tráfico de esclavos hacia las colonias americanas. Era gente considerada honorable, reconocida socialmente y amantísimos padres de familia, que practicaron lo que los historiadores llaman «acumulación primitiva de capital» de manera poco honrosa, y que blanquearon este caudal poniendo en marcha la revolución industrial en el país.

Por lo visto la tentación a acumular riqueza sobre el sudor infame de gente abusivamente explotada no se agotó por completo en los siglos anteriores. Continúa habiendo muestras evidentes en nuestros tiempos y quien más quien menos hace la vista gorda considerando que si hay trabajos exageradamente mal pagados y condiciones más que abyectas, la culpa de ello la tienen unos inmigrantes que parecen dispuestos a todo con tal de venir a nuestras tierras.

La pandemia del coronavirus y su rebrote tardío en las comarcas de Lleida ha puesto de manifiesto la situación de los miles de trabajadores temporeros que, año tras año, llegan al campo leridano a recoger la fruta. Sólo es un ejemplo. Sucede lo mismo en muchas zonas agrícolas de España. Personas abandonadas a su suerte, sin techo, sin garantías de empleo, condiciones infrahumanas y salarios que bordean el ridículo. La fruta fresca de nuestra mesa tiene un precio muy elevado que no se paga en euros, se paga con decencia, o más bien la falta de ella. Se dirá que resulta inevitable si no queremos que la fruta no se pudra en los árboles, que los paisanos no quieren doblar la espalda de sol a sol como lo hacen estos africanos o bien que es el pequeño precio a pagar para que el campo catalán o español se puedan continuar evaluando de manera romántica como se suele hacer desde la cultura urbana. Si las condiciones de trabajo y de salario fueran dignos -y no debería ser admisible que fuera de otra manera-, no se darían estas hileras y concentraciones inhumanas sobre las que nadie actúa para evitarlas, para impedir que sean necesarias.

La lógica de los precios bajos se sostiene siempre sobre costes de trabajo exageradamente misérrimos. El abuso y el maltrato de la gente que opera en ello, porque no tiene nada más, es siempre la consecuencia.

La recogida de fruta no es la única actividad en que esto ocurre. Desgraciadamente nuestra economía se sostiene sobre una cantidad ingente de actividades intensivas en el uso de mano de obra cuya lógica es justamente esta: generar flujos de mano de obra inmigrante de cara a poder pagar salarios escandalosamente bajos, paupérrimos.

Unos contingentes que son captados y atraídos específicamente para hacer la función de trabajadores dóciles y extremadamente baratos. ETTs y cooperativas de trabajo resultan instrumentos intermediarios para evitar que las empresas contratantes tengan ningún tipo de obligación respecto a trabajadores que, en ningún caso, consideran suyos y por los que no tienen ni establecen ningún tipo de vínculo ni jurídico ni emocional. Esto ocurre en todo el ciclo del sector cárnico -granjas, mataderos, despiece…-, pasa en la construcción o en una parte del sector de la hostelería y del turismo. Trabajos difícilmente tecnificables en sectores en que los márgenes de negocio son muy magros y sólo se obtienen reduciendo al mínimo los costes salariales y teniendo una flexibilidad extrema en la contratación y despido de empleados.

Para que esto sea posible, decenas de miles de personas dejadas literalmente a la intemperie, parcial o totalmente desocupadas, obligadas a vagar e ir de puerta en puerta; durmiendo en naves industriales, almacenes o textualmente al raso; ignorados por quienes han inducido su venida y muy a menudo olvidados por unas administraciones que algo deberían hacer.

Persistimos en mantener actividades productivas que no son económica y socialmente sostenibles, al menos con el enfoque que se les da hasta ahora, que continúan siendo negocio sólo en la medida en que se despreocupan de las muchas externalidades que generan y que acaban por recaer en el conjunto de la sociedad.

No es aceptable construir ninguna actividad económica o mercantil sobre la explotación de la miseria extrema de mucha gente que, para hacer un fallido intento de salir de ella, está dispuesta a todo, como tampoco derivar y exigir a las administraciones públicas hacer alguna acción paliativa sobre el desorden que otros han creado y del cual son beneficiarios. La única responsabilidad de los gobiernos en esto, aunque no menor, es la de haber aceptado que se pueda continuar practicando una economía basada en la ancestral y asentada cultura de los «negreros».

About Josep Burgaya

Decano de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad de Vic-UCC, de la cual es profesors desde 1986. Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre el 2003 y 2011, fue concejal del Ayuntamiento de Vic en representación del PSC, donde ejerció de teniente de alcalde de Economía y Hacienda y responsable de promoción económica. Autor de “El Estado de bienestar y sus detractores” (Octaedro, 2014), fue Premio Joan Fuster de ensayo por “Economia del Absurdo” (Deusto, 2015). También ha publicado "Adiós a la soberanía política" (Ediciones Invisibles, 2017), "La política malgrat tot" (EUMO, 2019) y, elúltimo, "Populismo y relato independentista en Cataluña" (El Viejo Topo, 2020). Josep Burgaya es miembro de Economistes Davant la Crisi (EFC Cataluña).

3 Comments

  1. Juan Diaz el septiembre 2, 2020 a las 4:42 pm

    La jubilación activa un negocio para la Seguridad Social y Hacienda. Me jubilé en 2009. Llevaba cotizando desde 1960. Me correspondían 1221,41.Me descuentan 305 euros mensuales. Con la jubilación activa la Seguridad Social se ha ahorrado 305 euros mensuales más revalorizaciones Cobro en 2020.: 1016 euros.. En la jubilación definitiva en Abril 2020 después de 61 años cotizados me corresponden 1404 euros. . Pero sorpresa viene Hacienda y me descuenta un 16% con lo que paso a cobrar 1180,. Hacienda se lleva 223 euros. He pasado de 1016 a 1180, subida de 163 euros después de 61 años cotizados. Los beneficios de la jubilación activa no son para el jubilado son para la Seguridad Social que ha ahorrado 305 euros mensuales durante los 12 años de jubilación activa y Hacienda que cobrará 223 euros mientras viva o cambiemos a un Gobierno que no engañe a los jubilados, prometiendo beneficios por la jubilación activa que ya se demuestran que son más falsos que Judas.

  2. pilar udo villaverde el septiembre 3, 2020 a las 1:00 pm

    Son verdades como puños.
    Siempre ha existido esa esclavitud en el medievo. Para que ahora se llevan mas de uno las manos a la cabeza asombrandose, de que aquí hay NEGROS.
    Somos ciudadanos tan longevos como la historia del Quijote, escrita por Cervantes.
    Lo que ocurre es que, es mejor invisibilizar, lo que no gusta. Si no hay notoriedad, no existe.
    Seguimos aquí y muchos de los mismos, despues de 3 y 4 generaciones.
    Sabemos pasar de puntillas. No nos ve, quien, No nos mira.

  3. Jose Antonio Martínez Porras el septiembre 3, 2020 a las 1:11 pm

    Totalmente de acuerdo y pensad siempre que podíamos ser cualquiera de nosotros quienes se vieran en esta situación de moderna esclavitud. Si se nace en cualquier sitio por casualidad nadie es ilegal

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