Una reforma eléctrica contra el futuro

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Jorge Fabra Utray, @JorgeFabraU, economista y doctor en Derecho, es socio fundador de Economistas Frente a la Crisis. Presidente de Red Eléctrica (REE) 1988-1997 y consejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) 2005-2011.

La fuerza de los paradigmas

Es sorprendente constatar las dificultades que encuentra la opinión informada, incluso, expertos de la economía y del derecho, para comprender la cuestión eléctrica. La razón no puede ser otra que la fuerza de los preconceptos con los que se aborda su análisis.  Apuntalados por los intereses que protegen, se revelan como paradigmas indestructibles:

El precio de la electricidad sólo puede ser uno porque toda la electricidad, sea cual sea su origen, es idéntica. Y ese precio lo fija un mercado en el que pueden concurrir todos los generadores. Un precio que debe ser el soporte de la retribución de las empresas que la producen y venden.

Este es el paradigma sobre el que ha sido construida la reforma eléctrica que el Gobierno ha aprobado el 12 de Julio de 2013. Sin duda, se trata de un paradigma muy robusto ¿Cómo puede no estarse de acuerdo con principios tan elementales?

El mercado es una construcción fundamental de nuestra sociedad, indesligable, incluso, de nuestro comportamiento como especie. El mercado nos ha permitido ser más eficientes y ha contribuido a  situarnos en la cima de la evolución. Somos el homo sapiens convertido en homo oeconomicus. No entro aquí, naturalmente, en la controversia escolástica que en torno al concepto de homo oeconomicus surgió entre las escuelas neoclásica y keynesiana que todavía persiste. Sólo quiero constatar que no disponemos de otro instrumento más eficaz para organizar nuestra economía, nuestra convivencia, al fin.

Pero no podemos llamar mercado a cualquier cosa. El mercado sólo es posible si existe libertad e información y exige, además, que todos los beneficios y perjuicios implícitos en toda transacción puedan ser apropiados o soportados por quienes la realizan.

Esta es una de las razones por la cual existen diferentes tipos de mercados. Es decir, mercados bajo diferentes diseños que responden a la diferente naturaleza de los bienes o servicios cuyas transacciones organizan, y la razón por la cual el Estado interviene para corregir los fallos que los mercados presentan cuando no existe libertad o información o generan beneficios y/o perjuicios que afectan a terceros ajenos a las transacciones.

Estoy hablando de la electricidad, no me he distraído. Sí, del mercado de la electricidad. Volvamos al paradigma que impide o dificulta la comprensión de la cuestión eléctrica y enfrentémoslo ahora, desde la electricidad, a los principios elementales que son necesarios para que el mercado despliegue toda su eficiencia:

¿Existe libertad en el mercado para producir electricidad con no importa qué tecnología? La libertad de entrada en los mercados es un elemento inherente al concepto de mercado y es la razón por la que los mercados expulsan las tecnologías caras (ineficientes) para abrir hueco a las tecnologías baratas (eficientes). Esta es una de las grandes aportaciones de los mercados al progreso. Incentivan la convergencia tecnológica sobre las tecnologías más eficientes, aquellas que presentan la mejor relación entre recursos consumidos y recursos producidos.

Sin competencia no hay mercado

Así es que, volvamos a hacer la pregunta ¿Existe libertad en el mercado de la electricidad? Obviamente no. Si esa libertad existiera, los inversores no estarían  centrando sus esfuerzos cubriendo la demanda de electricidad con diferentes tecnologías con tan diferentes ratios entre recursos consumidos y producidos. Se centrarían sólo en la tecnología más eficiente, por ejemplo, invertirían en centrales hidroeléctricas en el Duero. Pero no. No pueden. El Duero es el que es y toda su fuerza hidráulica ya está en explotación mediante concesiones administrativas. El Duero ya tiene concesionarios y no caben más. La electricidad que puede producir el Duero es poco más del 1% de la que necesitamos para cubrir la demanda de electricidad y ya nadie puede entrar en ese espacio. Es decir, no existe libertad para producir electricidad y venderla en el mercado con no importa que tecnología. No hay mayor ejemplo de monopolio natural. El Duero no es replicable.

Es claro, pues, que en aquellos espacios en los que no exista libertad de entrada nada puede legitimar los beneficios privados que suministra el mercado de la electricidad a quienes los ocupan. El mercado eléctrico diseñado en 1997 por la LSE es incompatible con la ausencia de libertad de entrada presente en algunos de sus segmentos tecnológicos más determinantes. De alguna manera podríamos decir que ese mercado es pura contradicción en sus propios términos. No hay mercado si no puede haber competencia. Pues bien,  la reciente reforma eléctrica -ignorando las características del Sector Eléctrico- viene a consagrar, con el más radical de los fundamentalismos dogmáticos que podamos imaginar, el mercado que hasta ahora ha estado funcionando.

Pero naturalmente, lo del Duero era sólo un ejemplo. Un ejemplo que sirve para el Tajo, el Ebro, el Guadalquivir… en fin, para toda la fuerza hidráulica de nuestras cuencas hidrográficas, plenamente explotada mediante concesiones por concesionarios, que apenas puede cubrir el 13% de la electricidad que consumimos. No hay otra. Los que son ya están. Nadie puede disputarles sus rentas invirtiendo para competir en el mismo terreno y desde las posiciones que ostentan. Y ¡atención! esa fuerza hidráulica es un bien público explotado por empresas privadas mediante concesiones administrativas adjudicadas a cambio de una tarifa prefijada que permitía a los concesionarios la recuperación de sus inversiones y retribuir los capitales invertidos. ¿Qué fue de esas tarifas? Desde principios del siglo XX –primeros aprovechamientos hidroeléctricos- ninguna concesión ha revertido al Estado. Nadie sabe como tal cosa puede ser, pero así es.

Esas concesiones administrativas, que nunca fueron adjudicadas mediante concurso, están siendo retribuidas, de manera sobrevenida desde Junio de 2005, por los precios que fijan en el mercado las ofertas de centrales de gas y de carbón, muy superiores a los costes que en los contratos concesionales originarios la Administración Pública quedaba comprometida a cubrir. Es el paradigma actuando de manera implacable contra los consumidores: “toda la electricidad es idéntica y debe ser retribuida con el mismo precio con independencia de cómo y donde haya sido producida”. Un paradigma detrás del cual está la sobre retribución de la hidroelectricidad, una de las causas del Déficit Tarifario, seguramente por encima de los 1.500 M€ anuales.

Este mismo aserto es aplicable a las centrales nucleares. Barreras administrativas o barreras financieras infranqueables también impiden en este segmento el ejercicio de libertad de entrada -y por tanto el ejercicio de la competencia- sin el cual los mercados son ineficientes o, simplemente, no lo son. Sus costes, también inferiores al precio único que según el paradigma debe retribuir a todas las centrales, suministran a sus propietarios beneficios sobrevenidos –es decir, inesperados cuando sus propietarios decidieron y ejecutaron las correspondientes inversiones- que también están detrás de los altos precios de la electricidad en España. Beneficios sobrevenidos cuyo valor –a la espera de la tantas veces pedida auditoría regulatoria– se situarían en el entorno de los 1.700 M€.

No todos los kWh son lo mismo

¿Qué tendrá que ver la energía nuclear o hidroeléctrica con la electricidad de origen fósil o de cualquier otro origen para que los consumidores paguemos por todas un mismo precio?

Que todo sea electricidad no es más que una realidad que esconde a economistas y juristas otra realidad determinante para la economía y el derecho que el paradigma ignora: la enorme diversidad -por muy homogéneos que nos parezcan- existente detrás de cada de uno de los kWh que consumimos. Y esconde que esa diversidad, además de inevitable –porque ninguna tecnología por si misma puede cubrir toda la demanda- es también deseable para la gestión de un bien no almacenable cuyo consumo presenta una estacionalidad radical irreductible, en la que las distintas características de las distintas tecnologías pueden prestar servicios diferentes de los que el Sistema Eléctrico no puede prescindir.

Siendo diversas las tecnologías, los combustibles y las energías primarias que nos suministran electricidad, aparecen otras cuestiones esenciales para que el diseño de su mercado sea eficiente o no lo sea: los beneficios y/o perjuicios inherentes a cada tecnología que afectan a terceros ajenos a las transacciones. Son lo que los economistas llamamos externalidades. Externalidades que no son otra cosa que un tipo de beneficios  o de perjuicios que no pueden ser apropiados  ni son soportados por quienes participan en la transacción. Son cosas tales como la contaminación, el empleo, la tecnología, el tejido industrial, la dependencia  exterior… en fin, valores negativos y positivos invisibles para el mercado a los que, por esa razón, no puede poner precio y que justifican la intervención del Estado. Es decir, la regulación.

El paradigma sobre el que ha sido construida la reforma eléctrica, nada sabe de esto. Y, seguramente, ni Soria, ni Nadal ni nadie en el Gobierno tampoco lo saben, o no tienen diagnóstico, o no tienen modelo, o están presos de un paradigma que, apuntalado por los intereses que protege, les impide comprender que es lo qué tienen entre sus manos. Y la electricidad no puede ser tratada como cualquier cosa, simplemente, porque es muy rara. Rara, en el sentido de escaso. Escasos son los sectores económicos que presentan singularidades tan especiales como las que la electricidad presenta.

No es economía, es ideología

Así, desde una posición ideológica que les impide enfrentarse científicamente a la singular realidad de la electricidad, han dejado indemnes las causas del Déficit Tarifario y de su alto coste para los consumidores. Sacralizan el precio del mercado que diseñó la Ley de 1997 y, perdidos en el laberinto de la estrambótica contabilidad regulatoria del Sector Eléctrico y sus procedimientos, han concebido una reforma que nada reforma por insistir en que la causa de  los problemas se encuentra en los mal llamados peajes bajo cuyo nombre se agrupan los costes regulados –como si en el Sector Eléctrico hubiera algo no regulado- y no en un mal diseño de mercados, mercadillos y chiringuitos que a través de un precio único sobre retribuyen a las centrales históricas, típicamente hidroeléctricas y nucleares, malgastando por el camino otras retribuciones en agentes que nada aportan. En conjunto más de 5.000 M€ que sin legitimidad económica alguna cargan los costes que soportan los consumidores.

Con las orejeras del paradigma puestas, sin poder mirar mas allá de lo que el laberinto de la contabilidad regulatoria les permite, el Gobierno ha convertido la retribución de la distribución, del transporte y de las energías renovables en objeto de lo único que puede ser tocado. Pero la realidad es que los 4.000 M€, que efectivamente es necesario quitar de los costes reconocidos de la electricidad para restablecer la sostenibilidad económica del Sector en la economía del país, son muchos para unas actividades cuyos precios no han sido establecidos por ninguna mano oscura o invisible sino por el propio Gobierno. Así, la no-reforma tiene que recurrir también a los consumidores y a los contribuyentes, subiendo las tarifas eléctricas y buscando financiación en los presupuestos del Estado.

¿No tenía la electricidad un coste insoportable, el más alto de Europa? ¿No era la disminución del Déficit Público el objetivo de la política económica de este Gobierno al que todo ha de someterse?

El paradigma mercadísta no sólo queda intacto sino también reforzado y, bajo un aparente reparto salomónico de los costes que deben dejar de ser reconocidos, la no-reforma mata al niño. No lo mató el Rey Salomón, que sólo amenazó con el disparate para averiguar la verdad. Aquí no ha habido un esfuerzo de diagnóstico sino sólo inercia, nada ha sido reformado, se ha seguido con lo mismo. Ni tampoco modelo. La política energética ha quedado abandonada al designio de mercados ineficientes y opacos, y el Déficit Tarifario generado por las centrales históricas será pagado por consumidores, contribuyentes y renovables. Las empresas eléctricas de generación integradas en UNESA quedan blindadas y sus matrices sólo se verán afectadas en la parte que más habría que cuidar: la distribución, de la que pende la calidad del suministro a los consumidores.

En definitiva, la no-reforma eléctrica, con técnicas regulatorias primitivas e ineficientes (regulación de rentas ¡qué cosa tan antigua!), dejan las causas del Déficit Tarifario indemnes porque consolidan el particular diseño del mercado eléctrico existente desde 1997 y los instrumentos regulatorios que han hecho de la electricidad española la más cara de Europa.

Así es que, el victimismo con el que se manifiestan las empresas UNESA, grandes ganadoras en esta reforma, es pura estrategia de comunicación… pero esto no puede acabar aquí porque si alguna reforma estructural existe que nos pueda montar en el progreso y traernos bienestar, esa es, precisamente, la que no se ha hecho en el Sector Eléctrico.

Normas retroactivas  dificultan el futuro

Si la retribución de las primeras inversiones en Energías Renovables no son respetadas ¿por qué los nuevos inversores van a confiar en arriesgar sus capitales en las siguientes inversiones que siempre serán más caras que las que en periodos sucesivos se hagan?… La retroactividad inconstitucional que impregna toda la reforma daña la seguridad jurídica de España que más pronto que tarde tendrá que ser restablecida, aunque sólo sea porque un futuro renovable es imprescindible para la competitividad y el cambio de modelo económico.

Y el futuro es necesariamente renovable porque gracias a las inversiones realizadas en las tecnologías renovables de primera generación, ha sido desencadenada una espectacular curva de aprendizaje que permitirá bajar en el medio plazo los costes de la electricidad. Su superioridad desde una perspectiva económica privada para los consumidores es evidente. Pero si eso es ya evidente, su superioridad desde una perspectiva económica social es espectacular: crean empleo de calidad, tejido industrial y empresarial; fomentan la innovación tecnológica; utilizan recursos limpios y autóctonos disponibles de manera ilimitada; sustituyen importaciones de materias primas fósiles con la consiguiente mejora de nuestra balanza comercial; y son el más eficaz instrumento para la gestión del cambio climático. Son, en definitiva, una contribución nada despreciable para una salida sostenible y duradera de la crisis, una contribución al nuevo modelo productivo que España necesita.

Este fue el sueño que tuvimos cuando empezamos a ver que el niño crecía. No podemos consentir que Salomón lo mate.

About Jorge Fabra Utray

Jorge Fabra Utray, Economista y Doctor en Derecho, es presidente y fundador de Economistas Frente a la Crisis. Consejero y miembro del Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear CSN (2017-19). Vocal Consejero de la Comisión Nacional de la Energía (2005-11). Presidente de Red Eléctrica de España (1988-98). Delegado del Gobierno en la Explotación del Sistema Eléctrico (1983-88). Presidente de la Oficina de Compensaciones Eléctricas OFICO (1984-87). Decano-Presidente del Colegio de Economistas de Madrid (1981-83).

14 Comments

  1. Jorge Llanos el julio 18, 2013 a las 11:59 am

    Una vez más le felicito por su artículo que es extraordinariamente clarificador sobre la situación de nuestro sector eléctrico. Habla usted de un futuro necesariamente renovable, en lo que estoy de acuerdo, aunque con el matiz evidente que para que ese futuro sea posible nuestro modelo económico de crecimiento ilimitado (que identifica bienestar y crecimiento de manera axiomática) debe sufrir una profunda transformación. Al fin y al cabo, la electricidad es un vector («carrier») y no una fuente de energía, como su artículo deja bien claro cuando habla de las distintas fuentes de exergía de las que disponemos y que provocan sus correspondientes externalidades. Creo que es necesaria una mayor electrificación de la economía, en la medida de lo posible con la tecnología disponible, que no es el caballero blanco que siempre nos rescata, ese factor mágico de los modelos neoclásicos. Esa electrificación requiere de un mercado que funcione y retribuya a los factores en función de lo que aportan y no por su capacidad de captura del regulador y de obtener windfall profits de ese dominio. Por desgracia, nuestro diseño institucional es tan deficiente que hay pocas esperanzas de que eso pueda cambiar a mejor en el corto o medio plazo, de hecho, está empeorando. Finalmente aclarar que me refiero a exergía y no energía, porque la exergía es la capacidad de realizar trabajo útil que es lo que no interesa, y que en términos físicos no existe consumo energético, eso sería contrario al primer principio de la termodinámica, lo que hay es un aprovechamiento de las fuentes de baja entropía, esencialmente el sol (una fuente muy caliente sobre un fondo muy frio) y marginalmente elementos generados en estrellas supermasivas (uranio…) que después emitimos al espacio en forma de fotones de baja energía (mayor entropia), de lo contrario en poco tiempo seriamos un horno, no haría falta esperar al calentamiento global.

  2. denis el julio 18, 2013 a las 7:37 pm

    Estimado Jorge Fabra,

    Le felicito por su articulo, que explica muy bien buena parte del problema del sector y parte de los motivos por lo cual no conseguirá acabar con el deficit, a pesar de dejar heridas de muerte las renovables en España.

    Uno de las consecuencias será el empobrecimiento de España a medio y largo plazo, y su distanciamiento de las naciones más ricas y desarrolladas. Dentro de 20 años. uno de los factores que separará los paises ricos de los demás, será el acceso a una energía barata y segura, indenpendiente de los riesgos politicos de los paises exportadores de energías fósiles y protegidas del imparable aumento de los costes de estos. El aumento imparable de los costes de los sistemas extrapeninsulares, provocado por dicho aumento, no es más que el preludio de lo que ocurrirá mañana en España al haber parado en seco su apuesta por las renovables. Dicho incremento pasa ahora mismo despaercibido para la ciudadania porque se está subvencionando ad eternam y no se está trasladando el coste correspondiente, al cargarse año tras año al deficit de tarifa. Esta situación desincentiva totalmente a Unelco, generadora dominante de las islas, para invertir en renvables que reducirían el coste de generación. ¿porque lo va a hacer, si no paga el fuel que quema para generar? Para Unelco esta inversión no es no rentable ni cómoda. Es mucho más fácil seguir utilizando las centrales de fuel existentes y seguir vendiendo la energía subvencionada a clientes que no son conscientes del coste altisimo que representa este modelo. El que escribe ha mantendio reunion con los directivos de Unelco en las que han reconocido este hecho auqnue exigiendo que no se repita.

    Pero claro, reformar el modelo de los extracostes extrapeninsulares requeriría valentia politica, por el coste electoral en Canarias y Baleares de la necesaria subida del precio de la energía en estos mercados, y valentía frente a Endesa, tan cómoda en la explotación del sistema.

  3. Alexdechiclana el julio 18, 2013 a las 11:15 pm

    Lo siento mucho….pero sigue con la misma cantinela de hace 6 años…hace mucho tiempo que las nucleares no generan los extraordinarios beneficios que sugiere…por otra parte que todo sea renovable es tan ideología como defender un mix equilibrado….le conviene a la sociedad mas un todo renovable frente a un mix equilibrado?..es técnicamente posible cubrir toda la demanda con solo renovables..a que coste? …que pasa que un mix equilibrado no mantiene puestos de trabajo de calidad?…..que posición mas cómoda la de sugerir lo imposible y no aportar nada practico a la solución de los problemas reales..que todo ha cambiado mucho..la demanda seguirá cayendo y tenemos sobrecapacidad..la lógica dice que entonces hay que administrar lo que se tiene..

  4. […] Explica Jorge Fabra que “un elemento inherente al concepto de mercado y es la razón por la que los mercados expulsan las tecnologías caras (ineficientes) para abrir hueco a las tecnologías baratas (eficientes). Esta es una de las grandes aportaciones de los mercados al progreso. Incentivan la convergencia tecnológica sobre las tecnologías más eficientes, aquellas que presentan la mejor relación entre recursos consumidos y recursos producidos” (http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/2013/07/17/una-reforma-electrica-cautiva-de-paradigm…). […]

  5. […] ¿Qué es mercado? Explica Jorge Fabra que “un elemento inherente al concepto de mercado y es la razón por la que los mercados expulsan las tecnologías caras (ineficientes) para abrir hueco a las tecnologías baratas (eficientes). Esta es una de las grandes aportaciones de los mercados al progreso. Incentivan la convergencia tecnológica sobre las tecnologías más eficientes, aquellas que presentan la mejor relación entre recursos consumidos y recursos producidos” (http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/2013/07/17/una-reforma-electrica-cautiva-de-paradigm…). […]

  6. Jorge Fabra Utray el julio 21, 2013 a las 9:57 pm

    Gracias Alex, pero no es la misma cantinela, es coherencia. Y además no mantengo mis posiciones desde hace 6 años, sino desde hace muchos más. En 1997 ya advertí al Secretario de Estado de Energía, en un documento que me pidió que coordinara, de la inadecuada e ineficiente reforma que estaba preparando. Ese documento, realizado por un grupo de expertos de primer nivel, dio lugar, finalmente, al libro que publiqué en 2004 “Un mercado para la electricidad” Ed. Marcial Pons, como en el mismo libro explico. Pero no sólo son 16 años los que llevo planteando que el mercado de la electricidad debe ser diseñado tomando en consideración la diversidad de tecnologías que son necesarias para producir un bien uniforme como es la electricidad. Son muchos más. En 1989 expuse parecidos planteamientos en el Parlamento Europeo, entonces deslumbrado por las reformas que estaban empezando a cuajar en la Inglaterra de Thatcher. Así es que no son 6 ni 16 años, son 24 años intentando ser coherente. Podría tratarse desde luego, de un empecinamiento en el error, pero resulta que ahora Inglaterra –en este caso la de Cameron- está planteando una tercera reforma, después de la segunda que ya cuestionó la primera de Thatcher, sobre principios equivalentes a los que podrás leer en el libro que publique hace ya 9 años.
    Pero en fin, a la vista están los resultados de lo que se ha hecho en España: los precios más altos de Europa y una Deuda Eléctrica de más de 30.000 M€ de la que todavía falta por amortizar unos 26.000 M€.
    ¿A qué llamas mix equilibrado? ¿Por qué supones que el mix que propongo no es gestionable? Por ahí mal vas. De mi vida profesional, he dedicado 21 años, directa o indirectamente, a que la operación de Sistema Eléctrico fuera óptima y segura y de ellos he tenido la máxima responsabilidad en la Operación del Sistema y del Mercado español de electricidad durante 15 años, 6 desde la Administración pública y 9 cómo Presidente de Red Eléctrica (REE).
    Respecto a las centrales nucleares olvidas una cuestión básica. Los Windfall Profits están generados por el conjunto de los activos históricos de generación, lo cual es completamente compatible con que entre esos activos algunos estén todavía en proceso de amortización. Pero está cuestión no la digo yo. Simplemente me limito a reproducir lo que dicen los documentos de la CNE –anteriores a mi periodo como consejero de la CNE- a lo que dice el Libro Blanco y a lo que admitieron todas las empresas UNESA en el protocolo de 1996. Hay que tener cuidado en no confundir la contabilidad de las empresas con la realidad de los procesos económicos.
    Y considero que el futuro es renovable porque desde ya, tanto desde una perspectiva económica privada cómo social, su competitividad frente a toda otra alternativa está fuera de discusión… aún teniendo en cuenta la sobrecapacidad existente por el exceso de inversión en Ciclos Combinados de Gas Natural y por la caída de la demanda. Y esto no es ideología, es, simplemente, economía.
    En cualquier caso, muchas gracias por tu comentario.

  7. Nexer Renovables el julio 22, 2013 a las 5:09 pm

    Enhorabuena por el artículo. Por remontarse a parte de la génesis de todo este problema. Por intentar explicar las pecualiaridades que el Mercado Eléctrico tiene y que tan díficiles son de comprender para la sociedad, medios de comunicación y políticos en general. Y enhorabuena en general por toso los artículos sobre el sector enrgético que nosotros seguimos desde hace tiempo.

    Nos gustaría pedirles que por favor, desde Economistas Frente a la Crisis, se redactara un artículo sobre el Autoconsumo energético. Modalidad que existe en muchos (varias decenas) de países por todo el Mundo y que esta Reforma Energética perjudica de forma irracional e injustificada. España es el único país del Mundo donde el Autoconsumo sea demonizado de tal forma. Y para más inri, con una dependiendia energética del 80%.

    Por qué no dejar a los consumidores que generen y produzcan su propia energía? Acaso un consumidor no lo puede hacer por ejemplo con el agua, recogiendo agua de lluvia por ejemplo para su autoconsumo? o también van a cobrar peajes o impuestos por ello? Es que vamos a poner peajes a los recursos naturales? es que son acaso del Gobierno o, como en el caso del Sol y del sector eléctrico, de las centrales térmicas a las que pretende ir este peaje? para que sirve entonces el peaje que pagamos todos los consumidores de electricidad por el acceso a la red y que, ahora, en su mayor parte será una tarifa fija a pagar en el término de potencia?

    Muchas gracias de antemano por sus reflexiones sobre este asunto.

    Un cordial saludo,

    De una PyME española del sector renovable que desde hace años ha tenido que salir fuera de este país, a otros donde las cosas cosas son algo más racionales, para no morir en el intento.

  8. Angelina L. Estes el julio 25, 2013 a las 4:51 am

    El sector eléctrico español está bastante concentrado, pues esos cinco grandes grupos dominan la generación de electricidad convencional (61,6% en 2011), la distribución a los consumidores finales (95%) y la comercialización (70,7%). Esa concentración ha suscitado en ocasiones dudas sobre el grado de competencia efectiva.

  9. Eduardo Gutierrez Benito. Economista el julio 25, 2013 a las 9:14 am

    Estimado Jorge, como las buenas novelas, tus conocimiento energéticos, politicos y teoricos son cada vez mas brillantes, y excelentes. Haznos un gran favor, no dejes de compartir con todos nosotros tus conocimientos y aportaciones. Una gran satisfaccion leerte y tenerte al frente de EFC. Abrazos. Eduardo Gutierrez

  10. Silver Price el agosto 1, 2013 a las 1:35 pm

    7. Los derechos políticos correspondientes a las acciones u otros valores que posean las personas que participen en el capital de la sociedad matriz Red Eléctrica Corporación, S.A., que excedan los límites máximos señalados en esta disposición, quedarán en suspenso desde la entrada en vigor del real decreto-ley por el que se transponen directivas en materia de mercados interiores de electricidad y gas natural y en materia de comunicaciones electrónicas, en tanto no se adecuen a dichos límites.

  11. gold price el agosto 2, 2013 a las 6:27 am

    Además, el mercado también precisa de su propio operador, el operador del mercado. Pensemos en que tenemos electricidad las 24 horas de los 365 días del año, por lo que el mercado tiene que dar servicio a esas 8.760 horas anuales. Esto se logra mediante un mercado diario en el que se negocia la electricidad a vender en cada una de las horas del día siguiente. También hay mercados intradiarios en los que los agentes pueden “afinar” sus posiciones y donde interviene el operador del sistema aplicando las restricciones técnicas que considere necesarias. A su vez, existe un mercado a plazo donde los generadores pueden vender electricidad con varios meses de antelación.

  12. Una reforma eléctrica cautiva de paradig... el agosto 9, 2013 a las 7:01 pm

    […] Jorge Fabra Utray, economista y doctor en Derecho, es socio fundador de Economistas Frente a la Crisis. Presidente de Red Eléctrica (REE) 1988-1997 y consejero de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) 2005-2011. ¿No tenía la electricidad un coste insoportable, el más alto de Europa? ¿No era la disminución del Déficit Público el objetivo de la política económica de este Gobierno al que todo ha de someterse? En definitiva, la no-reforma eléctrica, con técnicas regulatorias primitivas e ineficientes (regulación de rentas ¡qué cosa tan antigua!), dejan las causas del Déficit Tarifario indemnes porque consolidan el particular diseño del mercado eléctrico existente desde 1997 y los instrumentos regulatorios que han hecho de la electricidad española la más cara de Europa. Así es que, el victimismo con el que se manifiestan las empresas UNESA, grandes ganadoras en esta reforma, es pura estrategia de comunicación… pero esto no puede acabar aquí porque si alguna reforma estructural existe que nos pueda montar en el progreso y traernos bienestar, esa es, precisamente, la que no se ha hecho en el Sector Eléctrico. Si la retribución de las primeras inversiones en Energías Renovables no son respetadas ¿por qué los nuevos inversores van a confiar en arriesgar sus capitales en las siguientes inversiones que siempre serán más caras que las que en periodos sucesivos se hagan?… La retroactividad inconstitucional que impregna toda la reforma daña la seguridad jurídica de España que más pronto que tarde tendrá que ser restablecida, aunque sólo sea porque un futuro renovable es imprescindible para la competitividad y el cambio de modelo económico. Y el futuro es necesariamente renovable porque gracias a las inversiones realizadas en las tecnologías renovables de primera generación, ha sido desencadenada una espectacular curva de aprendizaje que permitirá bajar en el medio plazo los costes de la electricidad. Su superioridad desde una perspectiva económica privada para los consumidores es evidente. Pero si eso es ya evidente, su superioridad desde una perspectiva económica social es espectacular: crean empleo de calidad, tejido industrial y empresarial; fomentan la innovación tecnológica; utilizan recursos limpios y autóctonos disponibles de manera ilimitada; sustituyen importaciones de materias primas fósiles con la consiguiente mejora de nuestra balanza comercial; y son el más eficaz instrumento para la gestión del cambio climático. Son, en definitiva, una contribución nada despreciable para una salida sostenible y duradera de la crisis, una contribución al nuevo modelo productivo que España necesita.  […]

  13. Antonio el agosto 19, 2013 a las 10:43 am

    Clarificador artículo, no sólo por lo que dice, sino también por quien es su autor.

    Quizás lo que a partir de ahora sería conveniente es averiguar el por qué se toman estas decisiones legislativas con total connivencia de los dos partidos políticos que gobiernan este país desde hace más de 30 años, independientemente de que ambos hagan el paripé de la pseudodiscrepancia cuando están en la oposición.

    Por supuesto, no somos ingenuos y más o menos nos hacemos una idea de lo que viene pasando. Pero estaría bien que se pusiese negro sobre blanco y expresado con la claridad de este artículo, cuál es la maraña de intereses entre la alta clase política y las empresas privatizadas que un día fueron estatales, principalmente en el sector energético y el de telecomunicaciones. Porque lo que parece, por la poca información que trasciende dentro de este mundo opaco, que además, debido a su poderío económico ya el propio sector con la inestimable ayuda de muchos comunicadores se encarga de oscurecer aún más. Pero lo que parece, digo, es uno de los mayores escándalos de este país, desde los reyes católicos. Y es que lo que se deduce de lo que está pasando es que al igual que en las desamortizaciones del siglo XIX de los bienes comunales se quedaron con ellos muchas de las personas que entonces formaban las élites del poder, ahora al “privatizarse” dichas empresas anteriormente estatales, todo indica que ha ocurrido lo mismo. Si no como se justifica que tantísimos ex_altos cargos políticos disfruten de tan dorado retiro, o que dichas empresas sean una insuperable agencia de colocación de sus familiares, sin ir más lejos p. e. ¿Dónde están los cónyuges respectivos del presidente y vicepresidenta del gobierno? ¿Cuánto ganan con ello?

    También podríamos añadir, tal y como ha reconocido en más de una ocasión el exsecretario general de Alianza Popular Jorge Vestringe que también son una fuente de financiación de los propios partidos, lo cual hace más inteligible toda la escandalera mediática de hace unos años entre Endesa, Eon y Enel…..

    Así que lo que podemos deducir de toda la información anterior, que haría falta complementar con cifras y nombres, no es como dicen algunos que el gobierno legisle influenciado por las grandes empresas del sector, sino que los gobernantes legislan en provecho propio, puesto que dichas empresas en realidad son sus empresas, en definitiva y a mi modo de ver, esto es lo que se quiere decir cuando se utiliza el concepto de puerta giratoria. Y así como el legislador está en realidad defendiendo su propio negocio incluso llega a la desvergüenza de penalizar y perseguir el autoconsumo.

  14. Daniel Rodriguez el agosto 19, 2013 a las 5:06 pm

    Yo planteo otra pregunta, ¿un barril de petróleo de Arabia Saudí es igual que uno del Golfo de Méjico? ¿Por qué se paga lo mismo cuando el coste de estracciés es un 80% más caro en el Golfo que en Arabia? ¿Se pueden abrir más pozos en Arabia? ¿No existen acaso barreras de entrada ahí también?… El mercado gusta o no gusta, pero la organización siempre es la misma, casación de oferta y demanda. Otra cosa es que queramos montar un modelo regulado de generación, que seguramente provocaría otros problemas. Pero el mercado es algo muy sencillo, no se complique usted señor Fabra.

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