Crisis del coronavirus: una oportunidad para la digitalización y el teletrabajo

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La actual crisis sanitaria de la Covid-19 está teniendo y tendrá consecuencias en la forma en la que nos relacionamos. Las medidas para evitar el contagio suponen un cambio muy relevante en las relaciones sociales y las relaciones laborales.

Para las empresas es una oportunidad para potenciar el trabajo flexible a través del teletrabajo. Las empresas llevan ya tiempo implementando modelos de trabajo flexible, para que los trabajadores puedan decidir cuando y donde trabajar. Se busca ajustar mejor las necesidades de los trabajadores a las tareas a desarrollar, equilibrando sus intereses laborales con otros aspectos de su vida, como las responsabilidades familiares o personales.

Las restricciones a la movilidad de los trabajadores han llevado ineludiblemente a muchas empresas a tener que implementar el teletrabajo entre sus plantillas para que la actividad empresarial se resienta en menor medida. Los resultados de la reciente encuesta empresarial realizada por el Banco de España sobre el impacto de la crisis de la Covid-19, muestran que el teletrabajo ha sido la estrategia más relevante para afrontar la crisis por las empresas (gráfico 1). En concreto, el 80 % de las sociedades no financieras encuestadas afirma que este factor ha sido relevante o muy relevante en su reacción a la crisis, independientemente de que su actividad se haya visto o no afectada negativamente por ella.

Gráfico 1

Fuente: Banco de España (2020), “Escenarios macroeconómicos de referencia para la economía española tras el Covid-19, Boletín Económico.

¿Cuáles son los beneficios que aporta el teletrabajo?

El teletrabajo proporciona importantes beneficios en la calidad y cantidad de trabajo, lo que impacta favorablemente sobre la productividad y la eficiencia[1]. Sobre todo porque cambia la forma de evaluar el trabajo, propone un modelo más eficiente: pasa de hacerlo en función de las horas dedicadas, a medir el cumplimiento de objetivos y la consecución de resultados. Ello requiere que el empleador clarifique objetivos y supervise y controle resultados; y se vincula a la tendencia, cada vez más extendida, de establecer una parte del salario variable en función de ese cumplimiento de objetivos. Al trabajador le da autonomía para organizarse, pudiendo conciliar mejor con su vida personal y familiar, y mejorando su satisfacción y motivación.

Para las empresas supone una reducción de gastos generales por requerir menos infraestructuras físicas, y para los trabajadores, una reducción de gastos de desplazamiento. La menor circulación de vehículos contribuye además a mejoras en el medioambiente.

El teletrabajo presenta algunos riesgos[2] que deben gestionar las empresas, como la dificultad en ocasiones de coordinar y gestionar los programas de teletrabajo, los desafíos insuperables para controlar y coordinar las actividades, la dificultad del empleado para desconectar, o el riesgo de aislamiento y desvinculación de la propia empresa. De ahí que se recomiende implementar un modelo que no se base exclusivamente en el teletrabajo, sino que se combine con parte de trabajo presencial.

¿Están preparadas las empresas españolas para el teletrabajo y la digitalización?

Según Eurostat, en 2018, el 15% de las personas empleadas de 15 a 64 años en la Unión Europea trabajaban a veces desde su hogar -siendo ligeramente mayor la proporción de mujeres respecto a los hombres-. Proporción que se ha mantenido constante durante la última década.

Existen diferencias por países (gráfico 2). Mientras que en Holanda es una posibilidad que utilizan un 35,7% de los empleados, en España ese porcentaje está muy por debajo: un 7,5%. Pero, según una encuesta elaborada por Randstad, el 68,6% de los españoles quiere teletrabajar, pero su empresa no se lo permite. Sobre todo los más jóvenes, el 78% de los que tienen entre 25 y 45 años solicitan el teletrabajo y el 64% de los menores de 25 años.

Gráfico 2. Personas empleadas que trabajan a veces desde casa (en % sobre total de empleados entre 15-64 años, 2018)

Fuente: Eurostat.

La Comisión Europea elabora el Índice de la Sociedad y Economía Digital (ISED) que resume los indicadores de conectividad, capital humano, uso de internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales.

Según el ISED de 2019, España mantiene la posición 11 del ránking, ligeramente por encima de la media comunitaria (gráfico 3). Nuestro país destaca en servicios públicos digitales (cuarto puesto de la clasificación) y en conectividad (9º lugar) sobre todo por el despliegue de la fibra óptica; pero se sitúa aún por debajo de la media de la UE en los indicadores de integración de la tecnología digital (10º puesto), uso de servicios de internet (11º lugar) y capital humano (puesto 17º).

Gráfico 3

Fuente: Comisión Europea: “Digital Economy and Society Index”, Report 2019 Integration of Digital Technology.

En España existen carencias de habilidades digitales del capital humano que condicionan la digitalización de las empresas y la implementación de modelos de teletrabajo. Además, la sociedad y las empresas españolas tienen un menor uso de internet que la media europea, y aún está pendiente el reto de la digitalización por parte de muchas PYMEs y autónomos. Como refleja el indicador de integración de la tecnología digital, que se refiere a la digitalización de los negocios y al comercio electrónico (gráfico 4), las empresas españolas están ligeramente más digitalizadas que la media de la UE-28, pero muy lejos de las ubicadas en el norte de Europa.

Gráfico 4

Fuente: Comisión Europea: “Digital Economy and Society Index”, Report 2019 Integration of Digital Technology.

Mientras que las empresas danesas alcanzan un valor superior a 75 en el índice de digitalización de los negocios (que considera el porcentaje de empresas que comparten información electrónica, usan redes sociales, realizan análisis big data y usan soluciones de la nube); las españolas no llegan al valor 50 en este indicador (gráfico 6). En comercio electrónico, que incluye porcentaje de PYMEs que venden online, facturación por ventas online de las PYMEs y porcentaje de PYMEs que venden online a otros países, las PYMEs españolas están por detrás de la media europea (gráfico 5).

Gráfico 5                                                        Gráfico 6

Fuente: Comisión Europea: “Digital Economy and Society Index”, Report 2019 Integration of Digital Technology.

Existen diferencias por sectores. Los más digitalizados son el de las TIC, las agencias de viajes y el sector de los medios de comunicación (gráfico 7).

Gráfico 7

Fuente: Comisión Europea: “Digital Economy and Society Index”, Report 2019 Integration of Digital Technology.

También hay diferencias en la adopción de tecnologías digitales según el tamaño de las empresas (gráfico 8). Aún muchas áreas de las PYMEs pueden explotar las oportunidades que ofrece la digitalización.

Gráfico 8

Fuente: Comisión Europea: “Digital Economy and Society Index”, Report 2019 Integration of Digital Technology.

El reto de la digitalización

La fase de reactivación económica, tras la contención de la pandemia, ofrece una oportunidad para impulsar un proceso acelerado de digitalización de las empresas y la economía española. Dicho proceso, al menos, ha de centrarse en las siguientes tres actuaciones:

  1. Formación de capital humano en habilidades digitales. El cuadro 1 presenta la proporción de jóvenes y adultos españoles con competencias en tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), según nivel de estudios, y la situación de los desempleados. La proporción de personas con estudios de Educación Primaria que tienen competencias TIC en alguna de las tareas analizadas es tan sólo del 28,4%. Cuando se dispone de mayor nivel de estudios, las competencias TIC mejoran. A medida que las tareas requieren mayores competencias técnicas, existe bastante margen de mejora. Así como en el colectivo de personas paradas, para el que estar formados en estas habilidades mejora sus oportunidades de empleabilidad[3].

Cuadro 1. Proporción de jóvenes y adultos con competencias TIC

Adultos y jóvenes (16 a 74 años) que en los últimos 12 meses han utilizado alguna de las habilidades informáticas recogidas (en número de personas y porcentaje)

Con Educación Primaria Con Educación SecundariaCon FP Grado SuperiorCon Licenciatura universitaria o másterActivos parados
Total2.367.8178.241.1383.733.6164.277.1063.956.230
Alguna de las tareas investigadas (en %)28,476,684,593,962,7
Copiar o mover ficheros o carpetas (en %)23,469,279,789,054,3
Usar un procesador de texto (en %)18,561,471,587,645,9
Crear presentaciones o documentos que integren texto, imágenes, tablas o gráficos (en %)11,045,756,872,032,9
Usar hojas de cálculo en general (en %)9,845,256,169,526,2
Usar funciones avanzadas en hojas de cálculo (en %)4,028,337,950,112,9
Usar software para editar fotos, video o archivos de audio (en %)12,147,851,662,334,0
Programar en un lenguaje de programación (en %)2,67,912,810,44,5

Fuente: INE, Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los hogares 2019.

  1. Mejora de infraestructuras digitales. Numerosos estudios reconocen que el despliegue físico de infraestructura de telecomunicaciones y la oferta de capacidad de transmisión son parte esencial del desarrollo sectorial y digital[4], ya que éstos son un prerrequisito para que el cliente final tenga acceso a las redes y use los servicios.

Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de TIC en los hogares de 2019, el 91,4% de los hogares españoles tenían conexión a internet y el 91,4% tenían conexión de banda ancha; lo que representa en ambos casos un incremento del 5% respecto del año anterior. Estas cifras se deben tomar con cierta cautela por los errores estándar relativos de muestro que el propio INE refleja, y que son mayores en las CC.AA. más despobladas.

En el ámbito rural la conectividad es todavía vía satélite, lo que dificulta la realización de actividades digitales. Incluso en muchas ciudades aún está pendiente la extensión de la fibra óptica para garantizar una adecuada conexión, con fiabilidad y continuidad del servicio.

  1. Inversiones en recursos informáticos, tanto hardware como software e inteligencia artificial, en las propias empresas, especialmente en las PYMEs. En España el tejido empresarial está formado básicamente por microempresas de menos de 10 empleados (3.213.557 empresas, un 95,55% del total, según el DIRCE de 2019). En esas microempresas existen aún muchas carencias de equipamiento informático –sólo el 5,8% realizan ventas online y el 20% no disponen de ordenadores (cuadro 2)-.

Cuadro 2

Fuente: INE, Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas 2019.

El futuro fondo de recuperación europeo, de financiación pública-privada, puede convertirse en oportunidad para acelerar el proceso de digitalización necesario en España. Financiando proyectos de formación de capital humano en competencias digitales, infraestructuras públicas digitales y proyectos de digitalización de las propias empresas.

[1] Ceridian, 2000), “The boundaryless workforce”, available www.ceridian.com; Ryan, J. (2000), “The Business Strategy behind Teleworking”, Applied Technologies Group, Natick, MA; Kazekami, S. (2019): “Mechanisms to improve labor productivity by performing telework”, Telecommunications Policy, 44.

[2] Huws, U. (1991), “Telework: projections”, Futures, Vol. 23, pp. 19-30.

[3] Sorko, S.R.; Rabel, B.; Richter, H.M. y Joanneum, F.H. (2016): “The future of employment – challenges in human resources through digitalization”, International Scientific Journal “Industry 4.0”, year I, Issue 2, pp. 128-131.

[4] Katz, R. y Koutroumpis, P. (2013): Measuring digitization: A growth and welfare multiplier, Technovation, vol. 33, pp. 314–319

About Monica Melle Hernandez

Mónica Melle Hernández es Profesora Titular de Economía Financiera de la UCM y miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC

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