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La amenaza eléctrica

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Declaración de Economistas Frente a la Crisis sobre los precios de la electricidad

 

En un momento en el que empiezan a aflorar en España datos positivos sobre la recuperación económica, que podrían consolidar su desarrollo económico y social, aparece un súbito rebrote inflacionista que amenaza con poner en peligro esas expectativas favorables.

Se trata de un cambio brusco que viene alimentado por algunas causas coyunturales (los desajustes de la cadena de suministro provocados por la Covid) y otras, de más largo alcance, que afectan a la energía, especialmente a la electricidad por la disparatada traslación a su precio de los precios del gas en mercados internacionales afectados por una incierta presión geopolítica.

Conviene recordar que el precio medio de la electricidad -que fue 45,6 €/MWh en la década 2010-2020 y de sólo 36 €/MWh en 2020- ha superado los 300 €/MWh en los últimos días de 2021. Si se compara este precio con la media de 2010-2020, el incremento ha sido superior al 600%, y los precios de sus futuros apuntan a que en 2022 seguirán siendo más de cuatro veces superiores a los de los últimos 10 años, casi duplicando el precio medio de 2021.

Para comprender la magnitud de este aumento de precios téngase en cuenta lo siguiente: pagar la luz al precio de la cotización del futuro para 2022 supone que los consumidores eléctricos en España pagaremos, al menos, 40.000 millones de euros más, en un solo año, que lo que hubiéramos pagado con el precio medio de la década anterior. Esa es la diferencia entre la cotización del futuro para 2022 y la media de precios de 2010-2020, multiplicada por la demanda eléctrica peninsular.

Se trata de un sobrecoste tremendo y muy peligroso para la economía porque cuando suben los precios de la electricidad sube todo, desde el precio del pan (en cuyos costes pesa más la electricidad que la harina) hasta el del resto de los alimentos, las manufacturas y los servicios. La electricidad es sistémica. Está presente en todas las actividades de la sociedad.

Las causas del súbito brote inflacionista

No estamos ante una inflación por recalentamiento de la demanda. Estamos ante un aumento de la inflación en la que está presente de manera persistente una subida de los precios de la electricidad que es ajena, casi por completo, a lo que esté pasando con sus costes.

El que los precios de la electricidad hayan aumentado mucho más que los costes de su producción, se debe al defectuoso diseño del actual mercado de la electricidad. Es decir, a su regulación. Una regulación que está admitiendo que los consumidores paguen el 100% de la electricidad al precio ofertado por las centrales de gas que solo proporcionan un 15% de la energía consumida y cuando el 85% restante apenas ha visto que sus costes aumentaran.

Ante una crisis energética de semejante calibre, resulta sorprendente que las autoridades competentes españolas y europeas permanezcan paralizadas, habiendo sido ellas mismas las que han dotado a sus países y al espacio común europeo con una institución (el mercado eléctrico tal y como está diseñado) que agudiza los problemas en lugar de moderarlos. ¿Se lo puede permitir la economía española y la del resto de los Estados miembros?

Con otra regulación que tuviera en consideración los costes reales de la producción de electricidad -y no sólo el precio ofertado en el mercado por las centrales de gas- los precios se situarían actualmente en torno a 70 €/MWh, cuatro veces inferiores a los que se están verificando en estos días de diciembre de 2021.

La vicepresidenta 3ª y ministra para la Transición Ecológica, responsable desde hace tres años del sector eléctrico, ha declarado simplemente: “Es obvio que hay eléctricas que tienen ganancias excesivas”. Unas ganancias que hunden sus raíces en la reforma eléctrica de 1997, realizada por el PP, tributaria de las corrientes más sectarias y radicales del neoliberalismo de finales de los años 90.

En los barómetros del CIS los precios de la electricidad se han convertido en una de las preocupaciones predominantes de los españoles. Si la inacción permanece -sea cual sea la causa de la inacción- las consecuencias electorales para el actual Gobierno de coalición podrían ser letales.

Las diferencias con Europa

El mercado spot (mercado diario de la electricidad) es el mismo en todos los países de la UE, pero en España el precio de la central más cara se ha trasladado al precio que paga el 40% de todos los consumidores -empresas y familias acogidas al precio “regulado”- y acabará trasladándose a los precios que pagan el 60% restante -empresas y familias con contratos bilaterales- ¿O es que las empresas eléctricas verticalmente integradas o no, van a mantener -por caridad- precios inferiores a los del mercado spot, subyacente de los precios de todos los contratos?.

En la mayoría de los países de la UE, los precios de la electricidad responden a circunstancias diversas a la de España. El mercado spot, por ejemplo, se limita, por lo general en los Estados de la UE, a efectuar ajustes residuales con una limitada traslación de sus precios a los precios finales que pagan los consumidores, aunque tarde o temprano y ante la ausencia de reformas, también los consumidores europeos acabarán viendo como sus precios se disparan.  Pero la diferencias entre países van más allá: unos países tienen nucleares, otro no, unos tienen todavía carbón, o un mayor o menor peso del gas, también menor generación hidroeléctrica y diferente capacidad de regulación en sus aprovechamientos hidroeléctricos… La composición del parque de generación de cada país determina que la brecha entre costes y precios de la electricidad sea mayor o menor en unos u otros países, afectando a la magnitud de las transferencias de los consumidores a las empresas eléctricas. En España, donde la mitad de la generación eléctrica proviene de fuentes renovables y un tercio de nucleares y generación de “alta eficiencia”, es – seguramente con Francia- uno de los países europeos donde la magnitud de tal transferencia de rentas es mayor, con la diferencia de que, si bien en Francia esas rentas acaban en las arcas de una empresa pública, en España acaban en las cuentas de resultados de empresas 100% privadas.  En cualquier caso, en Francia, nada menos que 100.000 GWh nucleares tienen un precio regulado en torno a 40 €/MWh, muy cercano a su coste medio, que está, y siempre estará, amortiguando el impacto del precio del gas en el precio de la electricidad francesa.

Todo esto explica en parte la diferente percepción existente en España en relación con el resto de los países de la UE. Las comparaciones internacionales pueden conducir a conclusiones erróneas. No en todos los países de la UE está pasando lo mismo que pasa en España.

El conflicto principal es entre las eléctricas y el conjunto de las empresas

Entre tanto, un intolerable silencio cómplice de la CEOE ampara a las empresas eléctricas mientras clama, sin embargo, contra las subidas del SMI o de las cotizaciones sociales.

Es reconocida la enorme influencia política de las grandes empresas eléctricas, tanto a nivel nacional como comunitario. No se trata de un problema de corrupción de las instituciones. Se trata de la capacidad de persuasión que las empresas desarrollan frente a unas instituciones carentes de los recursos económicos, humanos y de conocimiento de los que ellas disponen sin límite: medios de comunicación, consultoras, cátedras, bufetes de abogados… Esa capacidad proviene de su poder económico, derivado de un elevado grado de concentración oligopólica, con centrales eléctricas de gran tamaño, muchas de ellas no “replicables” (todas las nucleares e hidroeléctricas no compiten con nuevos inversores porque la posibilidad de nuevas inversiones en esos segmentos está agotada desde hace más de 30 años) lo que dificulta y pone en cuestión la existencia misma del mercado y, desde luego, también la existencia de una competencia efectiva que de serlo revelaría los costes de producción y no sólo los costes de oportunidad de las centrales de gas.

Pero es imposible para el Gobierno -a pesar de la inexplicable pasividad y ausencia en el debate público de la CNMC- ignorar los efectos sociales y políticos de la presión que sobre la inflación actual ejercen los precios de la electricidad. Cada mañana de cada día se pone en marcha un mecanismo que transfiere indebidamente a las empresas eléctricas unos 40 millones de euros (o el doble o triple, según el mercado spot de estos días). Esa transferencia la pagan los consumidores domésticos, pero también las PYMES y otras empresas de mayor tamaño que ven disminuir sus márgenes y sus beneficios, poniendo incluso en juego su propia viabilidad.

Esta situación enfrenta a un puñado de compañías -tres o cuatro- con tres millones de empresas a las que el alto precio eléctrico lastra sus mejores posibilidades de competir en la economía interior y global. Sus márgenes se minoran y las rentas disponibles de las familias merman en detrimento de otros consumos. Mientras la CEOE calla.

En España existe margen de actuación

La formación de precios en un mercado tan inadecuadamente diseñado es compatible, sin embargo, con un ajuste de las retribuciones en liquidaciones posteriores que complementarían la retribución de cada central eléctrica con la diferencia (en + o en -) entre el precio reconocido y el precio de mercado. Un ajuste que permitiría devolver a los consumidores rentas excesivas e injustificadas obtenidas por las empresas eléctricas e, incluso, restituirles pérdidas insostenibles si los precios se hundieran. De esta manera la retribución de los diferentes tipos de energía se aproximaría a sus costes y los consumidores pagarían el coste medio de la electricidad que consumen… no otros superiores. En fin, un modo de resolver con pragmatismo los múltiples fallos presentes en el “particular” mercado de la electricidad del que las instituciones reguladoras nos han dotado.

Este planteamiento respeta la formación de los precios en el mercado mayorista, no trata de forma discriminatoria a ninguna tecnología del mercado, sirve a un fin de interés general (devolver al consumidor las rentas no justificadas de las empresas), y respeta la confianza legítima al no alterar las expectativas de las empresas propietarias de las centrales en el momento de la inversión.

La normativa UE no entraría en conflicto con mecanismos de esta naturaleza. Una vez fijado el precio marginal en el mercado, los precios seguirían siendo la referencia para los intercambios internacionales, los mercados de futuros y para la casación óptima de las diferentes centrales.

En esta línea se ha actuado ya en otros países europeos y también en España al ajustar la retribución renovable en 2014 y en la detracción de los derechos de CO2 para la retribución de las centrales no emisoras que fue avalada por sentencia del TJUE. Incluso, las subastas a largo plazo realizadas en España en 2021 para fijar la retribución de la electricidad que producirán más de 6.300 MW renovables, está ya acogida a un mecanismo de liquidaciones semejante. No es muy distinto tampoco del mecanismo que opera en Francia en relación con parte de su parque nuclear.

El Gobierno debería actuar de forma inmediata. Son competencias que no pueden ser objetadas por la Comisión Europea y no lo serán si se adoptan con decisión y con los sólidos argumentos que asisten a España, bien cimentados en las características de su parque nuclear e hidroeléctrico y en la historia regulatoria, económica y financiera de estas centrales y de sus empresas propietarias.

La amenaza eléctrica sobre nuestra economía tiene que ser reducida hasta su desaparición. Es una responsabilidad ineludible del Gobierno y de las instituciones reguladoras españolas y comunitarias. Una responsabilidad ineludible e indeclinable.

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Asociación Economistas Frente a la Crisis

2 Comments

  1. Cecilio Silveira Juarez el abril 22, 2022 a las 7:58 am

    No entiendo la propuesta . No se que significa » un ajuste de retribuciones en liquidaciones posteriores». Creo imprescindible una aclaración y un ejemplo.
    ¿Por qué Francia puede establecer un precio para la energia de origen nuclear y España no pude hacerlo?. ¿Por qué no puede pagarse cada energia según su coste?.
    Me gustaría obtener respuestas. Gracias.

    • Economistas Frente a la Crisis el noviembre 8, 2022 a las 7:12 pm

      Esas mismas respuestas son las que llevamos pidiendo desde hace más de 20 años. Y EFC desde que se fundo en 2011.
      ¿Qué significa un ajuste en liquidaciones posteriores? Significa que a cada central perciba una retribución que remunere sus costes medios, ni más ni menos. Por ejemplo: si una central tiene un costes de 22€ MWh y en el mercado percibe un precio de 222€ MWh, a sus ingresos se le detraerían en la correspondiente liquidación de sus ingresos, 200€ MWh que se devolverían al sistema tarifario. Si por el contrario, la central en cuestión tiene un coste de 242€, el sistema traifario le compensaría con 20€.

      En cualquier caso, el artículo lo dice muy claro:

      «La formación de precios en un mercado tan inadecuadamente diseñado es compatible, sin embargo, con un ajuste de las retribuciones en liquidaciones posteriores que complementarían la retribución de cada central eléctrica con la diferencia (en + o en -) entre el precio reconocido y el precio de mercado. Un ajuste que permitiría devolver a los consumidores rentas excesivas e injustificadas obtenidas por las empresas eléctricas e, incluso, restituirles pérdidas insostenibles si los precios se hundieran. De esta manera la retribución de los diferentes tipos de energía se aproximaría a sus costes y los consumidores pagarían el coste medio de la electricidad que consumen… no otros superiores. En fin, un modo de resolver con pragmatismo los múltiples fallos presentes en el “particular” mercado de la electricidad del que las instituciones reguladoras nos han dotado.»

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