¿Qué supone desligar la economía de la inflación?

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Mónica Melle Hernández (@monicamelle) es miembro de Economistas Frente a la Crisis y Profesora Titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense

La intención del Gobierno es tratar de mantener la inflación en niveles bajos, inferiores al promedio de la zona euro. Hasta ahora, desde la puesta en marcha de la moneda única, lo habitual ha sido justo lo contrario; y nuestros socios alemanes están empeñados en que llevemos a cabo una severa devaluación interna, esto es, un empobrecimiento aún mayor de la sociedad española.

Parece lógico que según qué precios (los de los alquileres, el de la luz o el del billete de metro, por ejemplo), su actualización no esté ligada a aumentos de los precios de la cesta de todos los bienes que componen el IPC. En principio es de esperar que ello pueda contener la inflación.

Sin embargo, a falta de conocer el detalle de la Ley de desindexación de los precios públicos que prepara el Gobierno, y los índices que reemplazarán al IPC, surgen algunas cuestiones a matizar.

Esta medida se aplicará también a los salarios públicos y a las pensiones, lo que implicará una merma en la capacidad de compra de esos colectivos, y sin duda repercutirá en el ya bajo consumo y en la deprimida demanda agregada interna. ¿Es justo que los gastos de estas personas sufran un aumento según el crecimiento del IPC, y sin embargo, sus rentas no se vean repercutidas al alza en esa misma variación del coste de la vida? No lo es, y lo que refleja es un empobrecimiento.

Adicionalmente, se espera que esta medida tenga un efecto expansivo en la economía. Es decir, que la pueda aplicar también el sector privado para los salarios en las empresas. Pero ¿en qué medida los empresarios trasladan a los precios toda la reducción de costes? Porque según los datos más recientes, aún en épocas de crisis económica como la actual, las rentas empresariales siguen creciendo al tiempo que se reducen los salarios de los trabajadores. Esto significa que puede que finalmente el efecto de la desindexación en el proceso de formación de precios sea nulo o incluso de signo contrario al esperado, porque se produzca un aumento del beneficio empresarial a costa de reducir las rentas del trabajo. No debemos olvidarnos de la discrecionalidad con la que toman sus decisiones los directivos de las empresas, movidos por la búsqueda en muchos casos descarnada de su propio interés.

¿Cómo puede sostenerse que la pérdida de competitividad de nuestra economía y de nuestras empresas se deba única y exclusivamente a la indexación de los salarios de los trabajadores a las variaciones del IPC?

Lo que necesita nuestra economía para ganar competitividad es además de apostar por empleo cualificado y sectores de alto valor añadido que incorporen investigación, desarrollo e innovación, alcanzar un pacto de rentas que garantice una adecuada compensación a los diferentes stakeholders que participan en la creación de valor en las empresas, de una forma equilibrada para compensar adecuadamente la asunción de riesgos e inversiones específicas de cada uno de ellos, evitando apropiaciones indebidas de rentas.

Finalmente, después de la reducción del número de becas educativas (24.520 menos este último año) y de la necesidad de apostar por la formación para lograr el cambio de modelo productivo que permita una mayor competitividad, esperemos que la actualización de la cuantía de las becas no se incluya en la nueva ley y que su incremento siga la evolución de la inflación. Máxime considerando que las tasas universitarias han sido unos de los precios que más han subido desde que se inició la crisis (un 46,9% en los últimos cinco años) y los efectos de exclusión social en el ámbito universitario que la crisis está provocando.

2 Comments

  1. Gustavo Medina el septiembre 24, 2013 a las 9:44 pm

    ¡un soplo de aire fresco en el casposo panorama económico-intelectual español!. Daba pena leer este domingo en el EPS las opiniones de Guillermo de la Dehesa y compañía respecto a este tema. Buenas ideas y buenas intenciones frente al adocenamiento. Gracias Mónica, y mis felicitaciones

  2. W. Marín el septiembre 28, 2013 a las 9:48 pm

    Breve, pero esclarecedor este artículo de Mónica. Es cierta esa inmoral devaluación de los salarios, bajo la gran falacia de mejorar nuestra productividad, mientras se abandona la Investigación y se castiga la formación.

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