Entrevista al candidato a Decano, Jorge Fabra Utray

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«El Colegio de Economistas de Madrid está callado, ausente del debate social»

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La candidatura progresista encabezada por Jorge Fabra para las elecciones al Colegio de Economistas de Madrid que se celebran el próximo 3 de noviembre defiende la necesidad de que los economistas se pongan a disposición de las demandas sociales y de que contribuyan a cambiar los paradigmas dominantes.

nuevatribuna.es | | Actualizado 23 Octubre 2011 – 17:20 h.

Nuevatribuna.es | El próximo 3 de noviembre se celebran elecciones a la Junta de Gobierno del Colegio de Economistas de Madrid. Usted encabeza una candidatura junto a otros ex decanos como Juan Ignacio Bartolomé y Angel Mullor. ¿Qué les ha impulsado a dar el paso de presentarse?

Jorge Fabra | Fue un impulso moral. Por distintas razones, un grupo de economistas, echamos en falta una institución que suministrara a los economistas una plataforma independiente, solvente y rigurosa que permitiera debatir algunas cuestiones que nos preocupaban sobre la interpretación, los diagnósticos y las proposiciones que se estaban y se están haciendo desde la derecha europea sobre esta crisis que vivimos radiada y televisada en tiempo real.

A esta iniciativa también se han incorporado economistas muy jóvenes que tienen una elevada formación como, que conocen a la derecha de este país y que les preocupa, como nos preocupa a nosotros, el desplazamiento de toda posición progresista en las instituciones, sean cuales fueren estas, que están o van a estar controladas por los sectores más conservadores de nuestra sociedad, incluida, tras las próximas elecciones, la Administración General del Estado. Sobre esto no nos caben, lamentablemente, demasiadas dudas. No podíamos quedar indiferentes, mirar para otro lado.

El Colegio de Economistas de Madrid está callado, ausente del debate social

Llevamos ya más de tres años sumidos en una profunda crisis y a los economistas sólo se les oye desde instituciones como el Instituto de Estudios Económicos de la CEOE, del Banco de España, de FEDEA… no hay instituciones que den soporte a un pensamiento crítico con la política económica que se impulsa desde la instituciones europeas, abrumadoramente bajo control de gobiernos conservadores y cuyas proposiciones son pro cíclicas y, por consiguiente, contractivas. Esto nos deja perplejos. Nos parece que estas proposiciones infringen el sentido común que hemos adquirido como economistas en la Universidad y en nuestra experiencia profesional.

Y en esta perplejidad hemos reparado en que el Colegio de Economistas de Madrid, que agrupa a miles de economistas, está callado, ausente del debate social, mudo ante planteamientos económicos que la realidad está refutando, consintiendo que el pensamiento económico se invoque en vano. El Colegio es una institución muerta, sin pulso, ausente de la sociedad como si la realidad no fuera con el gobierno actual de la institución. Y habiendo reparado en que –aunque parezca mentira- el Colegio de Economistas de Madrid existe, decidimos impulsar una candidatura que intentara que el Colegio exista de verdad, que vuelva a hacer acto de presencia en la sociedad, que se constituya en una plataforma abierta a la sociedad para el debate y las propuestas.

En la actualidad muy poco se conoce en la sociedad madrileña de cuáles son las funciones del Colegio de Economistas. ¿Considera que el Colegio de Economistas de Madrid puede ser un organismo que recupere su actividad social y ser un altavoz de los debates económicos? ¿Cómo harán para abrirse a la sociedad?

El Colegio de Economistas vive una vida introvertida, presta servicios asistenciales a sus asociados como seguros médicos, seguros de vida, fondos de pensiones, organiza los turnos de oficio para atender solicitudes periciales de los tribunales y poco más. Poco más desde el punto de vista corporativo. Esto apenas ocupa al Colegio, apenas consume los recursos que obtiene por las cuotas colegiales. Los economistas forenses, los economistas auditores, los economistas asesores fiscales tienen sus propias asociaciones nacionales a las que acceden siendo colegiados en sus respectivos colegios de economistas y poco necesitan al Colegio mas allá de cumplir con el requisito formal de la colegiación, obligatoria para estos menesteres. Los recursos del Colegio están comprometidos, casi en su totalidad, en la Escuela de Economía a través de la cual el Colegio subvenciona cursos prácticos que aumentan la empleabilidad de los economistas en paro o en situación de empleo precario. Esto está bien. Pero el colegio debe ser algo más que una academia. Y subvenciona una magnifica revista de economía “ECONOMISTAS” que es necesario mantener y fortalecer en su autonomía académica frente a la intervención de la Junta del Colegio, al mismo tiempo que se incorpore, desde su autonomía y desde la libertad de su consejo de redacción, al debate y a la reflexión sobre la crisis y sobre la política económica que nos debe sacar de esta crisis. Así lo planteamos en nuestros compromisos electorales y así haremos si ganamos las elecciones.

Bajo su presidencia y la de sus compañeros de candidatura, se pusieron en marcha la revista Economistas, la Escuela de Economía y el Registro de Auditores Economistas. ¿Qué propuestas hace usted hoy para el mejor funcionamiento de estos servicios del Colegio? ¿Propondrá la creación de alguno nuevo?

Efectivamente, todo lo que hoy es el Colegio de Economistas de Madrid –y me atrevería a decir que también otros colegios de economistas de otras circunscripciones colegiales de España- fue puesto en marcha en los años 70 (finales) y 80 , con la culminación de la recuperación democrática de los colegios de economistas. Naturalmente, sus actividades han crecido y se han desarrollado a lo largo de los años, pero no cualitativamente sino sólo cualitativamente y hoy es necesario algo más. Algo que ya iniciamos cuando fue necesario un fortalecimiento de la sociedad civil, y que, en la crisis, como si la historia se repitiera, es necesario recuperar: la presencia activa de los economistas en la sociedad, una presencia necesaria para cortar la superchería tan abundante que maltrata y manipula el pensamiento económico, que tergiversa las enseñanzas de nuestros maestros. Poner, en fin, nuestros conocimientos al servicio de la sociedad, de una sociedad que nos ha suministrado, ella misma, a través de las universidades y de la enseñanza pública, los conocimientos que los economistas tenemos.

¿Qué intereses o criterios cree que les diferencian de la actual Junta de Gobierno? ¿Cómo definiría su candidatura?

El Estado del Bienestar no es un derroche sino la propuesta de Europa al mundo

Nuestra candidatura es una candidatura progresista que considera que el estado del bienestar no es un derroche sino la propuesta de Europa al mundo. Nosotros no consideramos que el dinero siempre está mejor en manos de los individuos: el Estado tiene una función esencial en la redistribución de la riqueza y en la orientación del progreso; consideramos que el Estado debe redistribuir la renta, que redistribución y crecimiento no son conceptos antagónicos sino complementarios. No creemos en la afirmación de que antes es necesario crecer para luego distribuir. Sostenemos que sin distribución el crecimiento es de baja calidad e insostenible. La sanidad, las pensiones, desde luego, la protección social a los parados. También el cambio climático y el deterioro del medio ambiente, cuyos costes son de difícil internacilización, constituyen una responsabilidad pública que los mercados gestionan mal porque una buena gestión genera externalidades positivas que los individuos ni el mercado ni perciben ni pueden internalizar. Y es insostenible una sociedad que no apuesta decididamente por la enseñanza pública, por la investigación, por la innovación, por la educación con mayúsculas sin más. La Institución Libre de Enseñanza en nuestra memoria, lo mejor que la Historia de nuestro país nos ha dado. Ahí no puede haber recortes sino más gasto. Eso es inversión, aunque lo llamemos gasto. Es la mayor riqueza que un país puede crear. Los economistas lo tenemos que decir. No podemos quedar callados.

¿Qué pasos van a dar para informar a todos los colegiados y convencerles que vayan a votarles, como la mejor opción para gestionar el Colegio los próximos cuatro años?

Recuperar el prestigio de nuestros conocimientos como profesionales de la economía es nuestra tarea

El prestigio social. El prestigio, sin más. El prestigio ante la sociedad. Los economistas fallamos en los diagnósticos y en las soluciones. Pero fallamos como fallan los médicos, o los arquitectos o los ingenieros o cualquier otro colectivo especialista en cualquiera otra actividad en el diagnóstico y en las soluciones que les corresponde gestionar. Pero fallamos menos que los que carecen de los conocimientos necesarios para comprender la complejidad de los procesos económicos y sociales que gobiernan los intereses económicos que concurren en nuestra sociedad. ¿O acaso pondríamos nuestra salud en manos de curanderos y no de médicos? ¿O acaso encomendaríamos los cálculos de resistencia de los pilares de un puente a un veterinario o a un charlatán y no a un ingeniero? ¿O acaso dejaríamos que nuestro perro o nuestro gato fueran curados por un economista si dispusiéramos de un veterinario para ponerlos en sus manos? Recuperar el prestigio de nuestros conocimientos como profesionales de la economía es nuestra tarea, la tarea del Colegio, de la institución que agrupa a miles de economistas. Nuestra tarea, si los economistas nos encomiendan el gobierno del Colegio, es reconstruir una institución que dé prestigio a sus asociados y no lo contrario. Lograr que los economistas sientan que ser miembros del Colegio les aporta valor y no se lo quita. Nuestra tarea es incorporar al Colegio a los economistas cuyo prestigio prestigie al Colegio y a sus colegiados y no sólo a los que cumplan los requisitos de una burocracia corporativa y excluyente.

Y para ello, el Colegio y su gobierno tienen que estar a disposición de las demandas sociales, de las demandas de las instituciones que gobiernan los asuntos públicos, de los ciudadanos.

¿Qué opina de la Resolución de fecha 19-7-2011 del Tribunal de Defensa de la Competencia de Madrid relativos a los problemas de competencia derivados de las restricciones para el acceso a las listas del Turno de Actuación Profesional de Economistas colegiados en ámbitos distintos al del Colegio de Economistas de Madrid?

No puedo estar de acuerdo con la persistencia de restricciones corporativas y locales al ejercicio profesional de profesionales que acrediten su competencia en los asuntos de los que se trate. No me considero un experto en estas materias y es posible que alguna cuestión pueda escapárseme, pero la competencia me parece bien y la competencia es más perfecta cuanto mayor sea el ámbito del mercado. El Colegio no debe ser instrumento de privilegios corporativos.

En un reciente artículo firmado conjuntamente con Juan Ignacio Bartolomé, usted sostiene que las políticas de ajuste son una excusa de la derecha en Europa para disminuir el papel del Estado en la economía. El Gobierno español se ha subido en cierta manera a esa ola de recortes y ajustes hasta el punto de reformar la Constitución para limitar el gasto. ¿Cree que durante el último año se podrían haber hecho las cosas de otra manera?

Las tensiones financieras y la actual composición política e ideológica de los órganos de gobierno de la Unión Europea dificultan políticas distintas a las que han sido puestas en marcha. España no puede arriesgar el verse comprometida a un rescate bajo condiciones inasumibles como las que se implantan en Grecia y Portugal, y además está altamente interesada en permanecer en la zona euro. Pero, más allá del mantenimiento de las señas de identidad de la construcción europea, basada en la economía social de mercado, innecesariamente perdidas en la aplicación de una política impuesta desde una nueva mayoría conservadora europea, es cierto que pocas alternativas existen en el actual marco institucional europeo al que pertenecemos.

Esto es así. No podemos negarlo. Pero los economistas sí podemos contribuir a cambiar los paradigmas dominantes desde los que se diagnostica y gestiona la crisis porque, al fin, las crisis económicas son para los economistas una oportunidad para refutar toda proposición que se revele en abierta contradicción con la realidad.

Las crisis económicas son para los economistas una oportunidad

Más allá de este empeño que es el que nos corresponde a los economistas, si creo que Rodriguez Zapatero, aun acatando las directrices del Consejo Europeo a cuyo colegio y a cuya mayoría España no tiene otro remedio que someterse, podría haberse convertido en un líder europeo si hubiera mantenido un discurso de oposición a la política conservadora de la Unión Europea, movilizador de los ciudadanos europeos.

Las políticas solo pueden ser transformadas y sólo pueden ser impulsadas desde la fuerza de la movilización de la opinión ciudadana y del voto. Creo muy firmemente que nuestro Presidente debería haber hecho algo de este tipo. Su prestigio hubiera alcanzado cotas enormes, dentro y fuera de España y hubiera contribuido a moderar una política conservadora que ha tenido muy poca contestación porque la que ahora tiene, desde los movimientos del 15 M, (un movimiento positivo y estimulante), está profundamente desorientada, carente de dirigentes formados que reaccionan disparando en todas direcciones. En ocasiones con tino. En otras con desatino. Culpan a los políticos y a la política. Pero los políticos son los servidores públicos por excelencia y la política la actividad más noble y digna a la que un ciudadano pueda dedicar sus esfuerzos. No es una contestación consistente, porque aunque positiva, carece de alternativas reales y en ocasiones sirve a quienes les niegan.

¿Considera que está en peligro el Estado del Bienestar?

Sí. Claro que sí. Está en peligro su alcance y su calidad. La Comunidad de Madrid es el ejemplo de lo que digo.

De sus planteamientos también destaca (en alusión a ese mismo artículo) la necesidad de que los economistas en España no permanezcan como meros espectadores de la crisis. Usted critica el “silencio” de los Colegios de Economistas. ¿Cómo se puede revertir esta situación?

Esa situación sólo se podrá revertir si quien gobierne el Colegio abre sus puertas de par en par a la sociedad. Si “Economistas Frente a la Crisis” hubiera tenido la responsabilidad sobre el gobierno del Colegio, el Colegio se hubiera puesto a disposición del afán de entender y de comprender que derrochan los ciudadanos indignados sobre qué es lo que está pasando. No puede ser que la sociedad crea que el pensamiento económico es solo el que traslucen los economistas de FEDEA –por cierto, magníficos economistas cuyos diagnósticos no siempre se compadecen con sus propuestas- el Instituto de Estudios Económicos o el Banco de España.

En el blog de nuestra web numerosos economistas, de prestigio y solvencia fuera de toda duda, expresan otros puntos de vista. Abrir el debate a la sociedad, poner nuestros conocimientos a su disposición. Esa debe ser hoy la misión prioritaria del Colegio de Economistas de Madrid.

Por último, nos gustaría que hiciera una valoración sobre la importancia de las próximas elecciones generales del 20N en un escenario de crisis que está lejos de amainar.

Las próximas elecciones nos traerán otra vez la mantilla y la peineta con una derecha que “hará gala de lo que son, de lo que han sido y de lo que quieren ser”. No hay por qué no creer a Dolores de Cospedal. Es persona de palabra.

Así es que, ante este panorama, la recuperación de las instituciones que nutren la sociedad civil es una de las condiciones para iniciar en este país la restitución del sentido del progreso en la sociedad, en las instituciones políticas.

About Jorge Fabra Utray

Jorge Fabra Utray, Economista y Doctor en Derecho, es presidente y fundador de Economistas Frente a la Crisis. Consejero y miembro del Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear CSN (2017-19). Vocal Consejero de la Comisión Nacional de la Energía (2005-11). Presidente de Red Eléctrica de España (1988-98). Delegado del Gobierno en la Explotación del Sistema Eléctrico (1983-88). Presidente de la Oficina de Compensaciones Eléctricas OFICO (1984-87). Decano-Presidente del Colegio de Economistas de Madrid (1981-83).

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