La mejora del empleo en el tercer trimestre: Tímida y exclusivamente estacional

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José Ignacio Pérez Infante es economista, miembro de la Asociación Española de Economía del Trabajo y de Economistas Frente a la Crisis

Pese a la previsible salida de la recesión de la economía española (la tasa de variación intertrimestral del tercer trimestre será positiva, después de nueve trimestres de ser negativa, según anticipa el Banco de España), la favorable situación estacional del verano, el inusitado auge del turismo (en parte, por circunstancias exógenas, como la situación política de Egipto) y el triunfalismo del Gobierno sobre la situación económica española presente y futura, la mejora del empleo, según las estimaciones del tercer trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA), ha sido tímida y muy insuficiente.

En efecto, el aumento intertrimestral de la población ocupada (en relación con el trimestre anterior) ha sido de 39.500 personas, lo que ha  supuesto en términos relativos un escaso avance del 0,2% y ha permitido que la tasa de ocupación (porcentaje del empleo en relación con la población de 16 y más años) se eleve en el trimestre en dos décimas porcentuales, desde el 43,9% en el segundo trimestre hasta el 44,1%. Es cierto que la evolución del empleo en el tercer trimestre de 2013 es mucho más favorable que la de los terceros trimestres de 2011 y 2012, que fueron períodos de recesión económica y en los que el empleo se contrajo intensamente (en 146.300 y 96.900 personas, respectivamente), aunque también es cierto que esa evolución del empleo es mucho menos favorable que la del tercer trimestre de 2010, período que ya había superado la situación de recesión económica (la primera recesión de esta crisis había finalizado en el cuarto trimestre de 2009) y en el que el empleo aumentó en 69.900 personas.

Como, además la población activa ha disminuido en 33.300 personas, siguiendo la estela de los tres trimestres anteriores, aunque con menor intensidad que en esos trimestres, el paro ha caído más que el aumento del empleo, al hacerlo en 72.800 personas, el 1,2% en términos relativos. Con este descenso del paro, el número de personas paradas se sitúa en 5.904.700 y la tasa de paro (porcentaje de la población activa desempleada) asciende al 26%, tres décimas menos que el trimestre precedente. Aun así, la cifra de personas paradas del trimestre supera en 126.700 personas la de un año antes y la tasa de paro es un punto porcentual mayor que la del mismo trimestre de 2012. Si la comparación del paro del tercer trimestre de 2013 se efectúa con el del mismo trimestre de seis años antes, de 2007, antes del inicio de la crisis, el aumento del paro asciende a más de cuatro millones cien mil personas (4.112.800) y el avance de la tasa de paro a 18 puntos porcentuales, lo que es sintomático de la gravedad de la situación del mercado de trabajo español y del enorme y excepcional esfuerzo que tendrá que hacer la economía española para volver al nivel anterior a la crisis, puesto que con el descenso del paro de este tercer trimestre, estacionalmente positivo, dicho nivel no se alcanzaría hasta el año 2027.

Pero es que, además, como se acaba de señalar, las cifras originales de la EPA del tercer trimestre de cada año están influidas por la favorable situación económica relacionada con la temporada turística, con el verano, que este último año, como ya se ha indicado, ha sido excepcionalmente positiva. Por ello, para un análisis más riguroso del mercado de trabajo y para una comparación más objetiva con los trimestres anteriores habría que desestacionalizar los datos, eliminando los factores estacionales que en este tercer trimestre, normalmente, son muy favorables y que afectan al alza al empleo y a la baja al paro. Afortunadamente, el INE publica desde el primer trimestre de este año datos desestacionalizados de la EPA, pero sólo lo hace para las tasas de variación intertrimestral del conjunto del empleo y el paro, sin hacerlo para otras variables, como la población activa, ni para las distintas desagregaciones de las variables consideradas. Tampoco desestacionaliza el INE los valores absolutos de las variables, por lo que no es posible calcular las variaciones intertrimestrales del empleo y el paro en número de personas, lo que limita notablemente el análisis desestacionalizado del mercado de trabajo.

Es cierto que, con base en las tasas de variación intertrimestral del INE, la Dirección General de Análisis Macroeconómico y Economía Internacional del Ministerio de Economía y Competitividad complementa (en la Síntesis de Indicadores Económicos) con otras variables, como la población activa, y otras desagregaciones las desestacionalizaciones del INE, pero limitándose a las tasas de variación intertrimestral y dejando de publicar las de las cifras absolutas, que sí publicaba con anterioridad al primer trimestre de 2013.

Con estas cifras desestacionalizadas, en el tercer trimestre de 2013 el empleo, en vez de aumentar como se desprendía de las cifras originales, disminuye el 0,4% y el paro, en vez de disminuir, aumenta el 0,2%. Asimismo, estas tasas de variación intertrimestral desestacionalizadas son más negativas que las del segundo trimestre del año, en el que el empleo descendía algo menos, el 0,3%, y el paro llegaba a retroceder el 0,8%. De estas tasas de variación (siempre teniendo en cuenta que la EPA es una encuesta y que está sometida a errores de muestreo condicionados por el tamaño de la muestra) se deduce que la tímida mejora del mercado de trabajo, que se derivaba de las cifras originales de la EPA, es claramente insuficiente y que es en su totalidad de carácter estacional, ya que con las cifras desestacionalizadas el mercado de trabajo empeora en el tercer trimestre de 2013, en vez de mejorar, y su situación es ligeramente más desfavorable que la del trimestre previo. Por otra parte, según las citadas desestacionalizaciones complementarias del Ministerio de Economía, la tasa de ocupación retrocedió en el tercer trimestre en una décima, del 43,9% al 43,8%, y la tasa de paro aumentó en dos décimas, del 26,3% al 26,5%, al contrario de lo que ocurre con las cifras originales de la EPA, con las que la primera tasa sube y la segunda baja.

Resulta sorprendente que la nota de prensa que el Ministerio de Economía y Competitividad publicó en su página web, un poco después de la distribución del INE de los datos de la EPA el pasado día 24 de octubre, no hiciera referencia alguna a los datos desestacionalizados y sólo se refiriera a los datos originales de la EPA. Ello contrasta con lo que ocurrió en el segundo trimestre en el que la nota de prensa del ministerio insistía en los datos desestacionalizados, aunque los que utilizaba eran diametralmente diferentes a los calculados por el INE, el órgano oficial de estadística del gobierno encargado de elaborar la EPA y dependiente del Ministerio de Economía, ya que, mientras que con los datos del ministerio la evolución del mercado de trabajo era favorable, con los del INE era desfavorable. Esta contradicción con los datos del Instituto Nacional de Estadística y el alboroto que se organizó obligó al ministerio a renunciar a sus propias desestacionalizaciones y a utilizar las oficiales de ese Instituto, aunque las declaraciones del ministro De Guindos ya se habían realizado con los datos más favorables del ministerio (véase el artículo del autor “Desestacionalizado, el empleo cae”).

Volviendo a las cifras originales de la EPA y utilizando variaciones intertrimestrales en cifras absolutas, el ligero aumento del empleo en el tercer trimestre de 2013 (39.500 personas ocupadas más) se explica en mayor medida por el empleo de los hombres (24.700 empleos más) que por el de las mujeres (14.800 empleos más) y mucho más por el de los nativos (99.500 empleos más) que por el de los extranjeros, que disminuye notablemente (60.000 empleos menos). Por otra parte, por grandes sectores de actividad económica, el empleo desciende en todos, salvo en los servicios, lo que es coherente con que todo el aumento del empleo es de carácter estacional,  debido a la temporada veraniega, llegando el descenso intertrimestral en cifras desestacionalizadas (que publica el Ministerio de Economía en la mencionada Síntesis de Indicadores Económicos) a alcanzar el 1,6% en la industria y el 1,4% en la construcción. En este sentido, hay que tener en cuenta que, cuando la tasa de variación interanual del conjunto del empleo se sitúa en el tercer trimestre en el -2,9%, la de la construcción asciende al -10,8% y la de la industria al -6,5%, lo que es indicativo del mantenimiento de un elevado ritmo de destrucción del empleo en estos dos sectores, que en el caso de la industria es claramente creciente.

Esta situación de estacionalidad es la que explica también que, dentro del empleo asalariado, el indefinido se reduzca en el trimestre en 146.300 personas mientras que el temporal crezca en 169.500, lo que implica un aumento de la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contratos temporales) en 1,2 puntos porcentuales hasta el 24,3%, tasa que supera en tres décimas a la de un año antes. Esta evolución es indicativa de que la reforma laboral de 2012, aparte de que haya sido incapaz de modificar el comportamiento negativo del empleo, no está sirviendo para reducir su precariedad si no para acentuarla, como consecuencia de la mayor facilidad y abaratamiento del despido que supuso esa reforma laboral, lo que se confirma con el descenso del empleo asalariado indefinido, que en variaciones interanuales (en relación con el mismo trimestre del año anterior) ascendíó en el tercer trimestre de 2013 a 406.200 ocupados, descenso mucho mayor que el del empleo asalariado temporal, que fue de 79.300 ocupados.

También, dentro de los asalariados, la evolución del empleo es muy diferente si se distingue el empleo privado del público, ya que en el tercer trimestre el primero aumentó, en relación con el trimestre anterior, en 35.700 ocupados y el segundo descendió en 11.600. Este descenso del empleo asalariado público, que acumula, como consecuencia de la política fiscal de intensa austeridad, un total de 390.900 empleos menos desde el cuarto trimestre de 2011, significa un retroceso interanual de este tipo de empleo en el tercer trimestre de 2013 del 5,4%, bastante superior ya al descenso interanual del empleo asalariado privado, que se sitúa en el mismo trimestre en el 3,4%.

Por otro lado, el retroceso intertrimestral de la población activa de 33.300 personas en el tercer trimestre, muy inferior al de los tres trimestres anteriores (-176.000 en el cuarto de 2012, -85.000 en el primero de 2013 y -76.100 en el segundo de este año) se justifica más por el descenso de la población de 16 y más años (sobre todo, por la salida de extranjeros), que disminuye en el trimestre en 86.200 personas, que por la evolución de la tasa de actividad (porcentaje de activos respecto de la población de 16 y más años), que, incluso, aumenta en el trimestre en una décima, del 59,5% al 59,6%. El descenso de la población activa se explica en su totalidad por el de la población activa femenina (-53.900) y por el de la población activa extranjera (-38.600), ya que la población activa masculina y la nativa aumentan (+20.500 y +5.200, respectivamente).

Por último, el descenso del paro intertrimestral con las cifras originales (72.800 personas menos) está más relacionado con la disminución del paro de las mujeres (-68.700) que con la del paro de los hombres (-4.100) y con el descenso del paro de los nacionales (-94.200), que contrasta con el aumento del paro de los extranjeros (+21.400). La mejor evolución del paro femenino en relación con el masculino, se explicaría por el mayor descenso de la población activa de las mujeres, que contrarresta el menor crecimiento en cifras absolutas del empleo femenino, y la peor evolución del paro de los extranjeros en relación con la de los nativos por el fuerte retroceso del empleo del colectivo de extranjeros, que, incluso, neutraliza la mayor disminución de la población activa de ese colectivo como consecuencia del retorno o emigración a otro país extranjero.

A pesar del descenso del paro con las cifras originales de la EPA, el paro de larga duración (parados que llevan buscando empleo, al menos, un año) asciende en el tercer trimestre al 58,6%, dos décimas porcentuales más que el trimestre anterior y 6,1 puntos más que un año antes, lo que supone que casi tres millones y medio de personas (3.476.400) son parados de larga duración y casi dos millones doscientos mil personas (2.176.600) son parados de muy larga duración (que llevan buscando empleo, al menos, dos años), colectivo este último, que, con una tendencia claramente creciente, representa en el tercer trimestre de 2013 el 36,9% del total de las personas paradas.

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