Los salarios sí están bajando, Sr. Montoro

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José Ignacio Pérez Infante  es economista perteneciente a la Asociación Española de Economía del Trabajo y a Economistas Frente a la Crisis

El pasado 9 de Octubre el ministro de hacienda, Sr. Montoro en una intervención en el Congreso de los Diputados afirmó que los salarios no estaban bajando, sino que estaban moderando su crecimiento. Para ello se apoyó “en la encuesta de salarios que es la que rige y la que valora y estima la evolución de los salarios”, aunque, después, ya en los pasillos del Congreso, cambió de fuente y habló del registro de convenios del Ministerio de Empleo. Pocos días después, el 12 de octubre, el ministro Sr. de Guindos declaró en defensa del Sr. Montoro que “Las estadísticas salariales están ahí, son interpretables” y explicó que cada una de ellas se basan en distintos parámetros, pero resaltó en todo caso la mejora de la competitividad (El País, 13 de octubre).

La cuestión no es baladí sino enormemente relevante y, aunque el Sr. Montoro debe de ser el único ciudadano español que defiende tan estrambótica afirmación de que los salarios no están bajando, conviene aclararla, ahora que ya han transcurrido unos días desde esas afirmaciones y el tema puede discutirse sin apasionamientos y con cierta distancia. En primer lugar, la encuesta de salarios dejó de existir el primer trimestre de 2001, al sustituirse por el Índice de Costes Laborales, que desde 2004 se denomina Encuesta Trimestral  de Coste Laboral (ETCL) y elabora el INE. En segundo lugar, la estadística de convenios colectivos proporciona información sobre los salarios pactados en los convenios colectivos, pero estos salarios no coinciden normalmente con los salarios monetarios percibidos por los trabajadores, estimados por el ETCL, y que éstos sí que están bajando. En tercer lugar, resulta paradójico y diría que preocupante que el ministro de economía diga que las estadísticas salariales son interpretables, ya que cada una de las existentes informa sobre una cuestión determinada (una sobre los salarios pactados y otra sobre los salarios percibidos), y no parece que nadie que conozca mínimamente estas estadísticas pueda plantearse duda alguna sobre su naturaleza y significado. Y, en cuarto lugar, porque, al contrario de lo que afirma el ministro de economía, no existen argumentos rotundos ni definitivos para afirmar que la reducción de los salarios nominales o monetarios impliquen necesariamente la mejora de la competitividad de la economía española, ya que lo que puede estar ocurriendo es que las empresas no trasladen la reducción de los costes laborales a los precios de exportación sino que aumenten los márgenes de ganancia de las empresas, sobre todo en los sectores en los que existe un mayor control monopolístico por parte de unas pocas empresas.

Aclaremos y expliquemos estas cuestiones (sin necesidad de pizarra y mucho menos electrónica).

La estadística de convenios colectivos, que publica mensualmente el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, es una estadística administrativa y proporciona datos relativos a los salarios pactados en los convenios, más concretamente, en la mayoría de los casos, de las tarifas salariales, que equivalen a la retribución básica de determinada categoría profesional (sueldo base, pagas extraordinarias y complementos garantizados para todos los trabajadores afectados por el convenio de una misma categoría profesional), sin tener en cuenta la remuneración de las horas extraordinarias, los complementos vinculados a las características personales o familiares del trabajador o al puesto de trabajo, las cantidades acordadas entre empresario y trabajadores al margen del convenio o por decisión unilateral de aquél ni las aportaciones empresariales a la Seguridad Social y que sí se incluyen, en cambio, en el salario bruto de los trabajadores.

Según esta estadística de convenios colectivos, los salarios pactados aumentaron en 2010 el 2,2%, en 2011 el 2,3%, en 2012 el 1,3% y en 2013 (con datos provisionales hasta el 30 de septiembre) el 0,6%. De estos datos, se deduce que los salarios pactados en los convenios colectivos en los dos últimos años están creciendo, aunque con una importante moderación en su ritmo de crecimiento. Aun así, los datos de los salarios pactados en los convenios colectivos cada vez son menos significativos de lo que realmente está ocurriendo con los salarios de los trabajadores por dos razones importantes: la primera que con la crisis y, sobre todo, con el debilitamiento de la negociación colectiva que ha supuesto la reforma laboral, cada vez es menor la cobertura e incidencia en el salario real de los trabajadores de los convenios (el número de convenios y el de empresas y trabajadores cubiertos por los mismos disminuye notablemente), y, la segunda, porque la estadística de convenios colectivos no se corrige posteriormente con los posibles descuelgues salariales por inaplicación de los convenios colectivos en materia salarial y que pueden reducir o anular el aumento salarial pactado inicialmente o incluso convertirlo en descenso.

Pero ya hemos señalado que el salario pactado no explica totalmente el salario bruto percibido por el trabajador por una serie de razones. A las que habría que añadir, cuando se tratan de cifras agregadas el efecto composición del salario por el cambio en la estructura del empleo que se puede estar produciendo. Y que en la situación actual de crisis económica tiene efecto positivo, eleva estadísticamente el salario medio y su variación, entre otras razones, porque la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contratos temporales) está disminuyendo, al contraerse relativamente más el empleo asalariado temporal que el empleo asalariado indefinido y corresponder al primero un salario medio muy inferior al segundo.

La estadística que estima el salario bruto percibido por cada trabajador, más concretamente el coste salarial por trabajador, es la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (que excluye, dentro de los asalariados, a los trabajadores agrarios, empleados de hogar y funcionarios no adscritos al régimen general de la Seguridad Social, como los mutualistas administrativos). Según esta estadística, el coste salarial por trabajador creció en 2010 el 0,9% y en 2011 el 1%, mientras que descendió en 2012 el 0,6% y en el primer semestre de 2013 el 1,2%. Más específicamente, con las cifras más recientes, el salario bruto percibido por trabajador disminuye consecutivamente en los tres últimos trimestres: al variar el -3,6% en el cuarto trimestre de 2012, el -1,8% en el primer trimestre de 2013 y el -0,6% en el segundo trimestre de 2013.

Por lo tanto, no hay ninguna duda de que los salarios brutos percibidos por los trabajadores están disminuyendo (los netos, al restar a los brutos la aportación del trabajador de la Seguridad Social y las retenciones por el IRPF, estarán reduciéndose, posiblemente, todavía más, por el aumento en 2012 de los tipos del IRPF y el de las bases mínimas de cotización en 2013 del 5%). Pero es que, además desde 2010, es decir, en los últimos tres años y medio, los salarios reales (salario bruto/IPC), que miden el poder adquisitivo de los trabajadores, han disminuido (si se considera la variación interanual del IPC de diciembre de cada año y la del IPC de junio en el caso del 2013) en 10,1 puntos porcentuales, lo que se convierte en un elemento depresivo fundamental del consumo privado y, por ende, del conjunto de la economía española.

Si había alguna duda, otra estadística, esta dependiente directamente del ministro Sr. Montoro, que parece desconocer y lo que es más sorprendente, si cabe, se publicó el día anterior al de sus declaraciones, la Estadística de Ventas, Empleo y Salarios de las grandes empresas de la Agencia Tributaria, que excluye a las administraciones públicas, informa sobre las retribuciones brutas por trabajador, obtenidas de las retenciones de las empresas en el IRPF. Según estos datos, y teniendo  en cuanta que se refieren exclusivamente a las grandes empresas (que son las que facturan por más de 50 millones de euro al año y que tienen una plantilla superior a 250 trabajadores), que, presumiblemente, tendrán una evolución salarial más favorable que la de las pequeñas y medianas empresas, las retribuciones brutas por trabajador aumentaron en 2010 el 0,2 y en 2011 el 1,3% y disminuyeron en 2012 el 0,3% y en 2013 (con el último dato correspondiente a agosto) el -0,1%. En este caso, el descenso ya se produjo en el tercer trimestre de 2012 (-0,2%) y en los tres últimos meses (la estadística es mensual) las disminuciones (interanuales) ascendieron al 1,1% en junio, al 0,2% en julio y al 0,3% en agosto.

El descenso del salario bruto por trabajador, a diferencia del salario pactado en los convenios colectivos, se debe a que en la actual situación de crisis económica coinciden una serie de factores que tienden a reducir el salario medio realmente percibido, como la contracción o eliminación de las horas extraordinarias, la posible disminución en muchas empresas de la jornada laboral por debajo de la pactada en el convenio (hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en 2012 de los 35.521 expedientes de regulación de empleo en 13.703 se incluía la reducción de la jornada que afectaba a 99.724 trabajadores), la bajada o supresión de determinados complementos salariales, como los relacionados con los beneficios o las ventas de las empresas, las reducciones unilaterales por las empresas de los salarios no afectados por los convenios colectivos (o que superan los pactados en el convenio colectivo) y los descuelgues o inaplicaciones de las condiciones salariales pactadas en el convenio.

Una explicación de estas posibilidades (véase el artículo del autor “Los salarios ante la crisis económica”, publicado en este blog y en la Asociación Española de Economía del Trabajo, Tribuna Abierta, y en el blog de alternativaseconomicas.com) y, por consiguiente, de la reducción del salario nominal estaría en la pérdida de la capacidad negociadora de los trabajadores que supone la destrucción de más de tres millones setecientos mil empleos netos a lo largo de la crisis. A ello habría que añadir las políticas arbitradas por el Gobierno en teoría para salir de la crisis, como la política de austeridad o de ajuste fiscal (iniciada en mayo de 2010 por el Gobierno socialista y acentuada desde los inicios de 2012 por el Gobierno del PP), que afecta directamente a los salarios de los empleados públicos (congelándolos en los distintos presupuestos desde 2010 y disminuyéndolos directamente en el verano de 2010 y en 2012 por la supresión de la paga extraordinaria de Navidad) y que indirectamente influye en el resto de los trabajadores por la agravación de la crisis que supone esa política de austeridad. Además, la reforma laboral desempeña un papel muy relevante en la pérdida de la capacidad de negociar los trabajadores sus condiciones de trabajo y, en particular, salariales, ya que esa reforma laboral representa un sustancial, por no decir radical, cambio en las relaciones laborales y de poder entre empresarios y trabajadores, en detrimento de estos últimos y de sus representantes, entre otras razones por el debilitamiento de la negociación colectiva que supone.

Pero es que, además, el salario bruto percibido por trabajador medido por el coste salarial por trabajador estimado por la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, puede sobrevalorar el valor real del salario, por lo que la disminución real del salario percibido sería mayor todavía, por el ya citado efecto composición del salario al disminuir la tasa de temporalidad (y, en consecuencia, aumentar el porcentaje del empleo asalariado indefinido) por el efecto de la crisis en la  reducción de los empleos temporales, en particular los del sector de la construcción e industrias auxiliares. Este descenso de la tasa de temporalidad supone que el salario medio aumentará estadísticamente, ya que el salario de los trabajadores temporales, según la Encuesta Anual de Estructura Salarial de 2011 (la ETCL no facilita esta diferencia), la última disponible, es el 67,2% (un 32,8% menos, casi la tercera parte) del de los trabajadores indefinidos. Con estos datos y teniendo en cuenta que la tasa de temporalidad derivada de la EPA ha disminuido en media anual del 25,3% en 2011, al 23,6% en 2012 y al 22,6% en el primer semestre de 2013, el efecto estadístico (y no real) del efecto composición positivo del empleo en el salario sería de seis décimas en 2012 y de cuatro décimas en el primer semestre de 2013, por lo que se podría estimar (con la hipótesis de la diferencia salarial de la Encuesta de Estructura Salarial de 2011) que el descenso “real” del salario bruto percibido por trabajador disminuiría en 2012 el 1,2% (-0,6-0,6), en vez del 0,6%, y en el primer semestre de  2013 el 1,6% (-1,2-0,4), en vez del 1,2%

En consecuencia con todo lo expuesto en este artículo, los salarios brutos nominales o  monetarios (los salarios que perciben los trabajadores), y no sólo los salarios reales, indicadores del poder adquisitivo de los trabajadores, han disminuido en 2012 y está disminuyendo en 2013, con la consecuencia negativa del retroceso del consumo privado y de la demanda nacional, no contrarrestada suficientemente por el aumento de las exportaciones, tanto por la situación económica de los países receptores de las exportaciones españoles como porque la reducción de los salarios, por el elevado grado de monopolio en muchos sectores y por el poder económico de las grandes empresas, no siempre significa una mejora de la competitividad de las empresas españolas, específicamente de las exportadoras. En muchos caso, las empresas, en vez de trasladar la caída de los salarios a los precios, aumentan el margen empresarial o de ganancia, como explico en otro artículo (Crisis, reformas laborales y devaluación salarial en Relaciones Laborales, n 10, 2013)  y como señala el Informe del Fondo Monetario Internacional, conocido el 8 de octubre, un día antes de las declaraciones del Señor Montoro, y refiriéndose a Grecia, Irlanda, Portugal y, “hasta cierto punto” , a España, “el ajuste de los costes están teniendo un efecto “modesto” en la competitividad debido a que…. los márgenes de las exportaciones (precios con relación a los costes laborales) han crecido desde la crisis”.

1 Comments

  1. dani...él el octubre 21, 2013 a las 10:51 am

    Lo que sí es cierto que aquellos salarios que dependen de decisiones del gobierno del que forma parte este ministro Montoro, deflactados, están bajando sustancialmente. El salario de los funcionarios que en su mayoría tienen costes implícitos de transporte para acceder a su puesto de trabajo cae. Podría Montoro empezar a reclamar la aproximación de sus puestos de trabajo a los hogares o los hogares a los lugares de trabajo. Tanto da si Mahoma va a la montaña o la montaña a Mahoma. La cuestión es que no tengan que enfrentarse los trabajadores del sector público a costosos desplazamientos para prestar algún servicio. Una formula que también reduce la jornada laboral de manera indirecta. En el sector privado mucha falta hace reducirla y repartir las horas sobrantes a quienes Montoro tiene que pagar subsidios.

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