UN AÑO DE ALTERNATIVAS ECONÓMICAS

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Por Natalia Fabra, profesora de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de Economistas Frente a la Crisis

(Intervención de Natalia Fabra en la mesa redonda de celebración del primer año de la Revista Alternativas Económicas)

Felicidades a Alternativas Económicas por su primer año de vida, al que esperamos sigan muchos otros.

Quería empezar mi breve intervención destacando la importancia de una tarea a la que sin duda Alternativas Económicas ha contribuido durante éste, su primer año: la defensa de una prensa independiente de los poderes económicos. Porque los poderes económicos – lo sabemos, lo hemos presenciado de forma intensa durante los últimos años – tienen una influencia determinante a través de los medios de comunicación sobre la toma de decisiones políticas y sobre la formación de opinión por parte de los lectores. La opinión publicada se confunde con la opinión pública porque la controla y por esa vía canaliza su influencia. No es otra la razón por la que los poderes económicos tienen entre sus estrategias corporativas el influir en la opinión publicada.

Esta influencia –mis compañeros de mesa lo saben mejor que yo- la ejercen con la inyección de dinero en los medios de información a través de la publicidad, que condiciona la línea editorial del medio y la elección de los artículos que se publican y también los que no se publican, y a través de contratos ocultos y opacos que en no pocas ocasiones constituyen una fuente de financiación tan importante que el renunciar a ella podría poner en peligro la viabilidad financiera del medio.

De forma destacada, esta influencia se ejerce desde sectores dominados por fuertes oligopolios, sectores clave de la economía que prestan servicios como la energía (petróleo, gas, electricidad), las telecomunicaciones o los servicios financieros…todos ellos sectores regulados en los que puede resultar determinante el que los reguladores adopten decisiones en una u otra dirección. Es importante tener esto en cuenta porque la influencia mediática se ejerce principalmente desde empresas cuyos ingresos provienen, en buena parte, de la explotación de concesiones públicas y de actividades reguladas; es decir, en última instancia, de los consumidores y de los contribuyentes.

La asimetría entre unos y otros es brutal. ¿Cuántos anuncios hemos visto de la CNMC, o de la CNMV? ¿Y cuántos anuncios de empresas como Iberdrola, Telefónica, Repsol o el Banco de Santander, por poner sólo algunos entre muchos otros ejemplos? Los precios que fijan los reguladores – cuya función es la defensa del interés general – generan ingresos a las empresas reguladas que en parte son utilizados para defender sus intereses particulares, modelando la opinión pública a través de la opinión publicada con el objeto de capturar a los reguladores. Para neutralizar esta captura, es fundamental que exista una prensa independiente de los poderes económicos, que dé voz a la opinión que en otros medios no encuentra espacio.

Por supuesto es legítimo que todos los intereses puedan encontrar su defensa en los medios de comunicación. Lo que no es legítimo es que tales intereses particulares se defiendan condicionando la viabilidad y continuidad de una prensa u otra y menos si, como decía antes, este dinero con el que se ejerce la influencia tiene un origen público.

Yo no soy periodista, pero sí académica. Y quiero dejar constancia del paralelismo que existe entre la importancia de una prensa independiente y la importancia de una academia independiente. Los poderes económicos también actúan sobre el mundo académico, porque saben de la influencia que éste ejerce sobre la formación de opinión y sobre la toma de decisiones. Esto es grave, porque a los profesores se nos presupone independencia y ausencia de conflicto de intereses. De hecho, no son pocas las revistas académicas que ya están exigiendo que sus autores desvelen las fuentes de financiación de sus proyectos. Pero esto no acaba con las vías de influencia: una buena parte del condicionamiento al mundo académico proviene de los contratos que despachos de abogados y consultoras hacen, en nombre de las empresas, a algunos académicos. A veces el objetivo no es únicamente que alcen su voz en una dirección, sino que callen…, y quien no calla, a veces sufre el boicot de esos mismos despachos o consultoras, que a su vez no quieren perder sus contratos con las empresas.

Pero todo tiene un límite. Hay veces en las que la sociedad ya no otorga, y reacciona. Medios como Alternativas Económicas, pero también Infolibre, el diario.es, La Marea o Mongolia – entre otros – surgen del mismo modo que, desde la sociedad civil, han surgido otras plataformas como Economistas Frente a la Crisis, asociación a la que pertenezco y a la que hoy aquí represento. El éxito que han tenido estas iniciativas pone de manifiesto la demanda social que hasta ahora había permanecido latente y que a partir de ahora tiene, en estos medios de información y en estas asociaciones, fuentes independientes de información y cauces también para su propia participación. Gracias a Alternativas Económicas por contribuir a ello durante este primer año de vida.

Como me decía esta mañana Andreu Missé, estas plataformas no se consideran entre sí rivales de nada, sino más bien lo contrario. Todas ellas contribuyen a un mismo objetivo, les une una motivación común, y se enfrentan a los mismos tipos de obstáculos. Y de ello surge la cooperación. Alternativas Económicas ha abierto sus páginas a varios miembros de Economistas Frente a la Crisis, entre los que me encuentro.

Y por ello, incidiendo en este cooperación, sería muy positivo el que Alternativas Económicas publicara el último manifiesto redactado por Economistas Frente a la Crisis y del que, muy brevemente, en esta sede del Parlamento Europeo, me gustaría hablar para cerrar mi intervención. “Cambiar la política económica para recuperar Europa” es la propuesta de Economistas Frente a la Crisis en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo.

En Economistas Frente a la Crisis somos profundamente europeístas, y por eso reivindicamos una Europa que después de estos años de gobierno conservador echamos en falta. Consideramos que la arquitectura institucional europea y la respuesta económica ante la crisis han sido dañinas para los ciudadanos europeos, alentando el euroescepticismo y el nacionalismo que, si no se equivocan los pronósticos, van a entrar con fuerza en el próximo Parlamento Europeo. La Unión Europea ha fallado en su objetivo de crear prosperidad, empleo, igualdad, solidaridad…y ha fallado porque ha dejado de lado su razón de ser: el Estado del Bienestar.

El Manifiesto de Economistas Frente a la Crisis es un Decálogo para Europa, que se articula en torno a tres ejes:

  1. Giro en la política económica, abandonando las políticas de austeridad que se han demostrado contraproducentes porque al disminuir la actividad han generado desempleo y destrucción de capacidad productiva. La merma de la actividad ha disminuido los ingresos públicos al tiempo que provocaba aumentos en el gasto público vía la acción de los estabilizadores automáticos, dificultando todavía más la consecución del que parece ser el único objetivo de las políticas de austeridad: la reducción del déficit y de la deuda pública.
  2. Apuesta por un nuevo modelo productivo en el que las políticas medioambientales puedan constituir una palanca de crecimiento y de competitividad de la economía europea.
  3. Reformas estructurales que favorezcan el crecimiento, y que no pasan por la desregularización a ultranza de los mercados, sino de una regulación modernaque permita que los mercados y la competencia actúen de verdad, y no sólo para unos pocos.

Les invito a que consulten estas medidas y su desarrollo detallado en la web de Economistas Frente a la Crisis y espero que pronto también en las páginas de Alternativas Económicas.

Muchas gracias

About Natalia Fabra

Catedrática de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Carlos III de Madrid, Doctora en economía por el Instituto Universitario Internacional de Florencia; Miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC; Premio European Association of Environmental and Resource Economics (EAERE); ERC Laureates (2018); Premio de Excelencia Investigadora Consejo Social, Univ. Carlos III (2015); Premio Sabadell Herrero a la Investigación Económica (2014); Premio Julián Marías para investigadores jóvenes en el área de Ciencias Sociales en la Comunidad de Madrid (2014). Natalia Fabra es investigadora principal del proyecto ERC Consolidator Electric Challenges; investigadora del Centro de Investigación de Política Económica; miembro asociado de la Escuela de Economía de Toulouse e investigadora del Grupo de Investigación de Política Energética de la Universidad de Cambridge. natalia.fabra@uc3m.es / Web personal / Google Scholar

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