Juan Ignacio Bartolomé es miembro de ECONOMISTAS FRENTE A LA CRISIS
Economistas Frente a la Crisis, desde su primer manifiesto, hace ya muchos meses, ha insistido en que el problema de la deuda no reside en las cuentas públicas sino en el sistema financiero privado. Era consecuencia del exceso de endeudamiento y las malas prácticas de las entidades financieras españolas, al amparo de la amplia oferta de fondos prestables en los mercados internacionales y los consiguientemente reducidos tipos de interés, durante los años centrales de la década del 2000.
Sin embargo, las autoridades de la UE se empecinaban en centrar los focos sobre el Déficit Publico Español a pesar de que eran plenamente conscientes de que la deuda de nuestras Administraciones Públicas se mantenía en niveles perfectamente soportables y resistía ventajosamente cualquier comparación con los países de nuestro entorno.
Sus exigencias de reducir el déficit al 3% en 2013 ha llevado a recortes drásticos del gasto público con consecuencias dramáticas sobre el PIB, sobre el empleo, sobre las prestaciones sociales y sobre nuestras posibilidades de ocupar en el futuro una posición adecuada en el reparto internacional del trabajo.
Al parecer, ahora se dan cuenta de que el verdadero problema es la solvencia del sistema financiero. Y se dan cuenta cuando peligra su capacidad para hacer frente a sus compromisos con entidades exteriores. Pero las cosas han estado siempre muy claras. Hay motivos sólidos para pensar que su autentico propósito era reducir «innecesariamente» las prestaciones sociales y convertir a España en un Estado dependiente.
Las medidas que ahora se adoptan van dirigidas a rescatar la banca privada pero con un mecanismo perverso. El crédito se concede al Estado Español para que éste lo dirija hacia las entidades financieras. Estamos a la espera de conocer las condiciones de este rescate pero, ahora sí, la solvencia de la deuda pública quedará afectada y nuestra debilidad frente a los poderes dominantes en la UE se agravará.
¿Es casualidad?