Análisis de la EPA del 4º trimestre de 2017

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Análisis de la EPA 4º trimestre 2017

 

Por Economistas Frente a la Crisis

De acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa, las tendencias del mercado laboral se mantienen.

Por una parte, continúa creciendo en términos anuales el empleo, a pesar de la caída estacional en este trimestre (en cifras desestacionalizadas se produce un ligero aumento, pero es el más bajo de un cuarto trimestre desde 2013), y la tasa de crecimiento interanual desciende ligeramente hasta el 2,65% después del repunte en los trimestres centrales del año, manteniéndose en niveles más moderados que los registrados a partir de 2014 al inicio de la etapa de recuperación del empleo.

La atenuación del crecimiento del empleo se debe a varios factores. Por una parte, la caída relativamente importante del empleo por cuenta propia en este trimestre, que alcanza unas tasas anuales de reducción del empleo de los autónomos sin asalariados cercanas ya al 5%. Por otra, la agudización creciente de las tendencias estacionales y de la inestabilidad y rotación del empleo en la economía española, como fruto de un modelo de crecimiento que está dimensionando especialmente la hostelería y las actividades turísticas, en general, así como la inestabilidad del empleo a través de la utilización inadecuada de los contratos temporales. Lo cual se comprueba en la caída del empleo en el trimestre, en la concentración del mismo en el empleo temporal, en el sector servicios (-124.300 en el trimestre) y en los territorios en los que el peso de esas actividades es mayor, así como en la reducción mayor de empleo masculino y en que el debilitamiento trimestral del empleo aumenta para los grupos de edades más jóvenes.

En términos anuales, el empleo temporal, aun con la reducción de ciento tres mil en este trimestre, crece a una tasa del 4,4%, 1,2 puntos porcentuales más elevada que la del empleo indefinido (3,2%).

Por otro lado, el empleo a tiempo parcial vuelve a aumentar este trimestre, mientras que se reduce el empleo a jornada completa tanto en el caso de las mujeres como, sobre todo, en el de los hombres.

Asimismo, el empleo cae en el sector privado mientras registra un ligero aumento en el público. Por primera vez desde 2014, la tasa de crecimiento del empleo público supera a la del sector privado, que cae hasta un 2,6%, la tasa más baja de los últimos años.

Y es importante constatar que los flujos de entrada al empleo en un cuarto trimestre son los más bajos desde 2011, en tanto que los de salida del mismo se aceleran hasta los niveles de 2014, lo cual no hace sino confirmar que la estacionalidad y la inestabilidad mueven cada vez con mayor fuerza la dinámica del empleo, debilitando la creación de empleo en los periodos de atonía de las actividades fuertemente estacionales con mucho peso en la economía, e incrementando la destrucción de empleos inestables y temporales.

La población activa, por su parte, ha caído de nuevo en este trimestre, pero con menor intensidad, lo que ha permitido que la tasa anual sea por fin positiva (aunque muy próxima a cero), tras nueve trimestres sucesivos de caída de la misma.

Como resultado de la evolución combinada del empleo, que pierde fortaleza, y de la población activa, que atenúa su descenso intertrimestral, el desempleo aumenta en el trimestre, lo que no sucedió en 2015 ni en 2016. Pero, en términos desestacionalizados, el paro presenta una reducción en el trimestre del 1,7%, más débil igualmente que la de los dos años precedentes.

La tasa de paro se eleva ligeramente hasta el 16,6%, duplicando aún la alcanzada antes del comienzo de la crisis. Y los hogares con todos sus miembros activos en paro aumentan este trimestre en 16.700, hasta alcanzar 1.210.500, una cifra que revela asimismo el nivel de gravedad social que aún mantiene el desempleo en España.

Aunque las tasas de variación no lo reflejan, debido al volumen decreciente de paro, la reducción anual del desempleo, aunque significativa, ha sido la más baja desde que comenzó la recuperación del empleo a mediados de 2014.

Lo que se complementa inseparablemente con la concentración de una proporción cada vez mayor de desempleados de larguísima duración (más de cuatro años en búsqueda activa e infructuosa de empleo), que a pesar de sus intentos están prácticamente marginados de las posibilidades de conseguir un empleo y sin ayuda por parte de unas políticas activas de empleo totalmente ineficaces.

A medida que el paro desciende se comprueba con claridad que no podemos fijarnos solo en el descenso de las cifras globales, ni sentirnos totalmente aliviados por ello. Porque, a medida que eso se produce, el paro se va componiendo de forma mayoritaria de dos grupos de desempleados: los precarios que rotan del empleo al paro, encadenando en buena medida falsos contratos temporales, y los excluidos, parados estructurales (uno de cada cuatro, según medición de BBVA-Ivie con datos de la EPA, casi un millón de los 3,8 millones de desempleados), que carentes de ayudas y prestaciones, así como de políticas eficaces de empleo, han sido marginados de la recuperación de la economía y del empleo, y constituyen una parte de la última decila de la distribución de la renta que pierde posiciones de manera continuada.

En conclusión, las tendencias del mercado de trabajo español se mantienen, si bien en este trimestre se observa una cierta acentuación de las mismas.

  • El empleo crece a menor ritmo, especialmente en el sector privado, y se reduce el empleo por cuenta propia, sobre todo en los autónomos sin asalariados.
  • La calidad del empleo creado continúa siendo muy baja. La tasa anual de crecimiento del empleo temporal es mayor que la del indefinido, y en este trimestre cae también el empleo a jornada completa.
  • Aumentan la estacionalidad y la inestabilidad del empleo, haciéndolo mucho más volátil e incrementando su rotación y las entradas y salidas del empleo al paro.
  • No hay recuperación suficiente de la población activa.
  • El desempleo continúa siendo elevado, duplicando el registrado antes de la crisis, y manteniendo una situación social muy grave para un número considerable de familias.
  • El paro, a medida que desciende, se concentra en dos grupos, ambos con problemas diferentes pero muy serios: los que provienen de la rotación continua del empleo al paro (debido al abuso de los contratos temporales) y los marginados del empleo sin prestaciones ni oportunidades, que son uno de cada cuatro desempleados.
  • Todo ello confirma que uno de los factores que empujan los altos niveles de desigualdad españoles, entre los más altos de la UE e impropios de una sociedad como la nuestra, proviene del funcionamiento del mercado de trabajo en las vertientes de la ocupación, sus características y su calidad, y del desempleo y la marginación. Cuestiones todas ellas vinculadas por supuesto con la polarización en la distribución de la renta y con las desigualdades de género.

A juicio de EFC, el mercado de trabajo español necesita importantes cambios en su regulación y en su funcionamiento, que permitan aumentar la estabilidad general del empleo, reducir la precariedad, e integrar mejor a todos los desempleados. Y junto a ello, es preciso definir y poner en pie las políticas económicas necesarias para realizar un cambio en nuestro modelo de crecimiento. La despreocupación actual de la política económica sobre el destino de la economía española conduce a una evolución sin horizontes donde priman los resultados a corto plazo y el impulso de actividades estacionales, turísticas y de servicios de bajo valor añadido, de las que no es esperable más que el mantenimiento de empleo de baja calidad y unos altos niveles de desigualdad.

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