EFC: un espacio de encuentro, de debate y de construcción de alternativas

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En un entorno internacional inestable de acelerados cambios políticos y económicos, cambios también en nuestro país, con una legislatura nueva y de andadura compleja, Economistas Frente a la Crisis EFC ha abordado -como hace cada dos años- la renovación de su Junta Directiva. Un hecho que invita a reflexionar sobre su trayectoria y objetivos, constatando que EFC crece y se consolida, a pesar de haber nacido hace años, en 2011.

EFC cuenta, pues, con una trayectoria no menor -13 años y más de 100 miembros-.

El diagnóstico y los principios sobre los que estaba siendo gestionada la crisis iniciada en 2008, impulsó a un grupo de economistas a manifestar su desacuerdo.  Consideraron que el diagnóstico de la crisis y los principios desde los que esa crisis se combatía, no solo eran inadecuados, sino que, además, generaban más problemas económicos de los que se pretendían solucionar. También un enorme dolor y coste social. El nacimiento de EFC fue oportuno entonces y lo es ahora. Su nombre no podría ser más adecuado: desde que empezó el siglo XXI las crisis se suceden unas a otras.

En 2001 la explosión de la burbuja de las puntocom se abordó con políticas monetarias expansivas que inflaron la posterior y mucho más grave burbuja inmobiliaria y de las hipotecas de 2008; en 2011 empezó la Gran Recesión, y en 2014 se recuperó el PIB, pero no los salarios, ni el empleo, ni los servicios públicos, cuyo deterioro continúa hoy.  Muchos problemas sociales actuales son consecuencia de lo que se hizo y de lo que no se hizo entonces. Todo lo anterior, en un entorno de crisis sectoriales por interrupciones de las cadenas globales de valor, ya desde 2008, mucho antes de los confinamientos. En 2020 la Gran Reclusión para hacer frente a la Pandemia de la Covid-19, provocó una caída brutal del PIB, pero no del empleo. Por primera vez en España el empleo no cayó tanto como en crisis anteriores, gracias a los mecanismos protectores que se aplicaron -ERTES, ayudas a empresas y autónomos- entre otros.

A la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética, la inflación y la respuesta canónica de elevación de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal Norteamericana y el Banco Central Europeo, se añade ahora el agravamiento del conflicto en Palestina y la inseguridad general en Oriente Medio, que afecta de manera drástica al transporte de mercancías y tendrá consecuencias inmediatas sobre la inflación. La guinda a este terrible entorno económico, político y humanitario, la pone la incertidumbre que introducen los cambios que tecnologías exponenciales, como la Inteligencia Artificial, acarrearán, sin duda, sobre nuestra forma de trabajar, de vivir y de relacionarnos. Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional estima que un 60% de los empleos se verán afectados de una u otra forma por la IA[1]. Un auténtico reto económico, social y político y, sobre todo, humano.

El objetivo inicial de EFC fue plantear alternativas a las medidas anticrisis que, basadas en la mal llamada austeridad expansiva, estaban siendo aplicadas para hacer frente a la Gran Recesión. Unas medidas que implicaban el debilitamiento del Estado como actor económico, la desregulación de sectores y actividades económicas, la privatización de servicios y prestaciones sociales esenciales. Y aunque no se apreció con la misma fuerza por parte de los economista ni de la opinión pública, las políticas regresivas puestas en marcha arrastraban, tambien, un intento de que las mujeres volvieran al hogar, de forma total o parcial, para hacerse cargo precisamente de aquellas tareas de cuidados que se dejaban de prestar por parte de servicios públicos intencionadamente debilitados, lo que alimentó la gran crisis de los cuidados. Intento en gran medida fracasado porque las mujeres españolas, ante el crecimiento del desempleo masculino, aumentaron su tasa de actividad en porcentajes importantes en plena crisis y se convirtieron en sustentadoras de sus hogares[2], añadiendo a la carga ya muy abultada de tareas que soportaban, unos empleos esporádicos, temporales, a jornada parcial.

Andando este camino, EFC se ha resistido a la colonización del pensamiento progresista por parte de las políticas privatizadoras y desreguladoras, que aplicaron con soltura Bill Clinton, Tony Blair y, ya en la primera década del siglo XXI, el propio Barak Obama, como nos cuenta Gary Gerstle en su obra Auge y caída del orden neoliberal [3].

Lo anterior ha sido posible gracias a que EFC posee unas características y una forma de trabajar peculiares, que ayudan a su continuidad y a los buenos resultados.

En primer lugar, el lema de EFC: “Poner la economía al servicio de la ciudadanía”, en el bien entendido de que la verdadera eficiencia económica y social no se alcanza sin el soporte de servicios públicos, y del propio Estado liderando estrategias de progreso económico y social. De manera que su misión es actualizar los ejes del progreso social con argumentos y con datos. Pero también con la necesaria pedagogía. A la pregunta de un periodista sobre cómo se concreta esto de la economía al servicio de la ciudadanía, Carles Manera respondía: “Sobre todo, hablando claro. Los economistas solemos ser oscuros cuando no podemos ser profundos. En este caso, se trata de ser profundos y dar mensajes claros, con contenido, que se traduzcan en políticas públicas”[4].

En segundo lugar, la independencia de partidos políticos e instituciones públicas o privadas, integrando las perspectivas socialistas y las distintas alternativas de la izquierda y las organizaciones progresistas. Independencia que no significa neutralidad, sino que, muy al contrario, permite a EFC no ser neutral ante los conflictos económicos y sociales que afectan al interés general y al bienestar de la ciudadanía. De hecho, EFC está siempre abierta a las peticiones de opinión y consejo que se le plantean desde partidos, sindicatos y organizaciones progresistas.

La tercera característica de EFC integra tres valores indispensables para sus propósitos: diversidad, multidisciplinariedad y experiencia.

Diversidad porque en EFC confluyen expertas y expertos en problemáticas que parecen alejadas entre sí, como la energía, el mercado de trabajo, la igualdad de género, las sanidad, las pensiones, la vivienda, el medioambiente, las tecnologías digitales o la demografía, y muchas más, que tienen un origen común en el modelo de capitalismo neoliberal en que vivimos y requieren ser abordadas de forma sistémica, desde un marco que considere sus interrelaciones y cómo los cambios en un ámbito afectan a todos los demás y al conjunto.

Multidisciplinariedad porque no solo incorpora EFC economistas críticos, mujeres y hombres, sino también demógrafos, estadísticos, juristas, ingenieras, sociólogas, politólogos, lo que nos permite aportar una perspectiva multidisciplinar y una visión holística de los problemas que ofrezca soluciones desde la complejidad, no desde la unilateralidad. EFC no acepta el enfoque de los problemas y de la realidad misma basado en las típicas dicotomías entre producción y bienestar; lo económico y lo social; el individuo y la comunidad; lo cuantitativo y lo cualitativo; las ciencias y las humanidades; lo global y lo local. Dicotomías, además, en las que al segundo término normalmente se le concede menos importancia que al primero. Las propuestas de EFC tienen en consideración el carácter fluido de los procesos de cambio, propio del funcionamiento de la realidad económica y social, así como de los problemas a cuya resolución aporta propuestas sin dejarse epatar por los hitos, por la excepcional obtención de algún dato o resultado espectacular, que no es una meta que culmine la tarea sino una muestra de que probablemente el camino escogido es el adecuado.

EFC aporta experiencia tanto en el campo de la investigación -con un buen número de académicas/os e investigadoras/es- y también experiencia de gestión en responsabilidades públicas de alto nivel, tanto técnicas como políticas. Sus miembros estan bien preparados para realizar aportaciones al diseño y a la ejecución de las tres transiciones: digital, verde y la tercera transición, trilliza de las dos anteriores, la transición de los cuidados y la igualdad de género. EFC es alternativa a otros planteamientos y plataformas ideológicas apoyados por importantes lobbies económicos y políticos, y también, por qué no decirlo, a muchas fake news que se difunden en las redes. El primer libro de EFC “No es economía, es ideología”, publicado por la Editorial Deusto en 2012, dejaba clara la denuncia de esas falsas doctrinas y la apuesta de EFC por la claridad y el rigor.

La cuarta herramienta es la proactividad de EFC para difundir las opiniones y trabajos de sus miembros y de la propia asociación de manera que lleguen a sus destinatarios últimos, la ciudadanía, mediante la participación continuada de sus asociadas y asociados en el debate público en los medios de comunicación escritos, audiovisuales -radio, televisión- y en las redes sociales. El Blog de Economistas Frente a la Crisis cuenta con más de 1.500 artículos publicados (73 en 2022 y 64 en 2023), más de tres millones de visitas y en 2015 recibió el Premio Bitácora como Mejor Blog Económico.

EFC nació para dar respuesta a la crisis de 2008 y hoy ofrece visiones alternativas, rigurosas, fundamentadas en datos, pero siempre poniendo a las personas en el centro, a los principales retos del contexto actual: la crisis medioambiental, climática, energética, la crisis demográfica, la crisis de los cuidados, la incertidumbre ante los impactos de la Inteligencia Artificial sobre el empleo. Pero la realidad cambia, y EFC es también una realidad en permanente transformación, incorporando savia nueva, nuevas personas, personas más jóvenes.

En el momento actual el objetivo de EFC se centra en contribuir a definir los nuevos perfiles del progreso social ante los renovados retos tecnológicos, ecológicos, demográficos, de igualdad económica, social y de género. Nuestro nombre, EFC, vincula al capitalismo realmente existente con la crisis permanente, porque capitalismo y crisis van de la mano, lo que hace necesario regulaciones, intervenciones y liderazgo económico del Estado. Frente al paradigma de la austeridad expansiva, la historia económica reciente nos está dando la razón porque para hacer frente a la crisis pandémica, la guerra en Europa, la crisis energética, la inflación, han sido y son clave las propuestas que EFC ha defendido desde sus orígenes:

    1. Recuperar la idea de lo público como el instrumento central de la política económica.
    2. El Estado como locomotora económica en tiempos de crisis económica, paro, precariedad, desafección.
    3. La comunidad, lo público, lo colectivo como ámbitos de resolución de los problemas y los conflictos.
    4. La colaboración pública/privada como eje de la gobernanza de la economía.
    5. La buena gestión y la transparencia tanto en el ámbito privado como en el público.

En este momento y contexto específicos, el libro de EFC “Economía, política y ciudadanía. Reformas estructurales para una década de progreso” (Libros de la Catarata 2023), que será presentado en un acto público próximo, reafirma la vocación de EFC de contribuir a consolidar los importantes avances de la legislatura anterior.

En la introducción del libro se explica que “la economía española, a pesar de los acontecimientos extraordinarios que han supeditado la acción del Gobierno y lo han obligado a realizar acciones paliativas y compensatorias, pero también a plantear reformas estructurales necesarias,  manifiesta un dinamismo superior a los países de referencia, más avanzados, Europeos, con datos de empleo, crecimiento, inflación, saldo exterior, etc. muy alejados de los pronósticos catastrofistas de las fuerzas conservadoras”. Se trata de consolidar los avances realizados; neutralizar las resistencias al cambio; recuperar el valor de lo público y del trabajo de las empresas y las instituciones; replantear los esquemas regulatorios, a veces tan intensos que impiden actuar y otras veces tan leves que se convierten en inoperantes. Reequilibrar, en definitiva, el papel del Estado respecto al mercado; del trabajo frente al capital; recuperar el equilibrio entre la democracia y los poderes económicos; entre el desarrollo y el medioambiente; entre el progreso económico y la igualdad social y de género.

Ante el reto del reforzamiento de la desinformación -sobre todo si asistiéramos al ascenso de la ultraderecha en las elecciones al Parlamento Europeo en 2024 y a una victoria de Trump en las próximas elecciones de los Estados Unidos- EFC parece más necesaria que nunca. Somos un espacio de encuentro, de compromiso, de resiliencia, de creación de alternativas, de aprendizaje y de amistad. Cuando parece que los problemas son insuperables y que vamos hacia el desastre, nunca olvidemos el valor de la unidad que nos transmiten las palabras de Mario Benedetti: “en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos”.

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[1] IMF (2023) “Gen-AI: Artificial Intelligence and the Future of Works Report” en WEF. The Future of Jobs Report 2023

[2] Cecilia Castaño (Dir.) (2015) Las mujeres en la Gran Recesión, Ediciones Cátedra.

[3] Gary Gerstle (2022) The Rise and Fall of the Neoliberal Order, Oxford University Press

[4] Entrevista a Carles Manera en Diario de Mallorca, 29 de enero 2024, página 14

[4] Entrevista a Carles Manera en Diario de Mallorca, 29 de enero 2024, página 14

About Cecilia Castaño

Cecilia Castaño es catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y Vicepresidenta de Economistas Frente a la Crisis.

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