El caos inexistente

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  1. Unos jinetes del apocalipsis que cabalgan sobre jumentos

            Proliferan las voces que señalan una situación de caos en la sociedad española, desorden instigado por la acción del gobierno. Un estado catatónico en el que nada parece funcionar, con invocaciones a sendos aspectos recientes: el apagón y el pretendido proceso de corrupción que afecta directamente al presidente y a su entorno familiar y político. El relato cala parcialmente, y lo hace catapultado por toda una poderosa cadena de comunicación formada por pseudo-periodistas, pseudo-sindicatos, plataformas digitales con clara orientación ultraconservadora y tabloides con una inequívoca y acrítica pátina anti-gubernamental. Esta narrativa de corte apocalíptico bebe de las fuentes de los think tank conservadores y de ultraderecha: ese proyecto 2035 nacido en poderosas –y bien regadas financieramente– instituciones ultras de Estados Unidos. Es la gran base que inspira las acciones de Donald Trump, que sigue a pie juntillas sus preceptos. Y con argumentos que indican que todo lo desplegado por las fuerzas progresistas –en el caso de Estados Unidos, por el Partido Demócrata y cualquier iniciativa que huela a transgresión conservadora, considerada woke– es una entrega al poder intelectual de la izquierda, cuya espoleta se ha de desactivar.

            Esto explica el desprecio a todo aquello que sea asimilable a intelectualidad, pensamiento crítico (nos atreveríamos a decir que, simplemente, pensamiento), incluso investigación básica y aplicada. Los ataques a las grandes universidades estadounidenses por parte de Trump; o las apuestas por pseudo-universidades privadas arrinconando la financiación de las públicas, en Madrid, constituyen muestras representativas. En España, la organización FAES se ha apresurado a hacer adaptaciones, que otras entidades vinculadas a la extrema derecha están igualmente propulsando, en direcciones concretas:

  • La tesis de la existencia de inseguridad jurídica, cosa que alimenta la incertidumbre;
  • El aumento de la delincuencia a causa de los inmigrantes, lo cual pretende enfatizar la falta de seguridad ciudadana;
  • La usurpación del empleo por parte de esos inmigrantes, generándose así xenofobia;
  • El falseamiento de datos como la afirmación de que la presión fiscal en España es de las más elevadas de Europa, cuando es todo lo contrario, según las informaciones de Eurostat, provocando la animadversión al cumplimiento tributario.

            Es la utilización torticera e interesada de las variables que, literalmente, pasan directamente a inventarse con mensajes de un simplismo insultante, sin comprobación alguna más allá de la exposición de casos puntuales. ¿Quién, entonces, está estimulando esa pretendida situación de caos?

  1. Datos que matan el relato

            Porque, en paralelo, se ignoran deliberadamente las comunicaciones publicadas por organismos como el FMI, el Banco de España, Eurostat, la OCDE, Funcas, el BBVA, que dibujan un mosaico totalmente alejado del siniestro panorama que se propala desde las organizaciones de derechas y sus correas de transmisión. Hemos aportado, en otras entregas de esta columna, datos incontestables sobre la evolución positiva de la economía española, variables procedentes de organismos públicos y privados, de toda solvencia y credibilidad: relativos a la evolución del PIB, a la tasa del paro o a la tasa de inflación, por citar tan solo tres vectores clave. Pero existen otros indicadores, que suelen pasar desapercibidos en los análisis económicos. Concretan resultados importantes, y se han publicado recientemente en el Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España:

  • El elevado ahorro de los hogares: avances en el empleo y en la remuneración por asalariado.
  • Un endeudamiento de los hogares a la baja: 67,9% (deuda/renta), 15 puntos por debajo del área del euro.
  • El crecimiento de la riqueza real de los hogares (5,1%).
  • Los pagos por intereses de la deuda se han reducido: 2,6% de la renta de los hogares (media comunitaria: 2,4%).
  • La reducción de la carga por intereses: se reducirá en 2025 (caída del Euribor, rebajas de los costes de las hipotecas).
  • En el campo de las empresas, la proporción de sus deudas sobre beneficios se mantuvo estable y a niveles reducidos en 2024.
  • La Central de Balances Trimestral del Banco de España señala que el peso de las empresas con alto endeudamiento se redujo, y el de aquellas con presión financiera elevada se mantuvo estable en 2024.

            Son siete mensajes contundentes que, al margen de las dificultades y amenazas que sacuden a la economía española, pueden contribuir a aportar mayor confianza a los agentes económicos, sociales y a los consumidores. Y a desactivar esa tesis del caos, que no se concierne con la realidad. Cinco elementos adicionales deben anotarse.

  1. Primero, el incremento de las exportaciones españolas, del orden del 8,5% interanual –dato de marzo 2025: 34.000 millones de euros–, con superávit de más de 1.500 millones de euros con la Unión Europea y un incremento del 2,6% en las exportaciones hacia Estados Unidos (fuente: Secretaría de Estado de Comercio, a partir de estadísticas oficiales).
  2. Segundo, esto, junto a otras magnitudes, ha promovido que se eleve, desde la Comisión Europea en Bruselas, la perspectiva de crecimiento económico de España para 2025 en tres décimas, llegando así al 2,6%: cuatro veces más que la media comunitaria. Se augura un crecimiento del 2% para 2026, una inflación en la senda del 2% y una tasa de paro inferior al 10%.
  3. Tercero, el despegue de la bolsa de valores, superando los 13.500 puntos con holgura, una situación que no se conocía desde 2008.
  4. Cuarto: incremento de la productividad, reduciendo el gap con la Unión Europea (fuente: Informe Anual del Banco de España).
  5. Y quinto, las agencias de rating (Standard&Poor’s, Moody’s, Fitch) otorgan una calificación positiva (dato de mayo de 2025) a las evaluaciones para la deuda soberana de España. Esto, en síntesis, refleja la confianza en la evolución económica española, edificada sobre el crecimiento del PIB, la mejora del mercado laboral y la estabilidad fiscal, según los informes conocidos de las agencias. Esto es fundamental para determinar el coste de financiación del país y la percepción de riesgo por parte de inversores internacionales. Cabe advertir que las mismas agencias de rating han rebajado sus calificaciones a Estados Unidos, por la política que está desplegando y las preocupaciones sobre el aumento del déficit fiscal (promesas de rebajas de impuestos con un descenso de los ingresos) y la ausencia de medidas efectivas para controlar la expansión de la deuda.

 3. Política cuántica del conservadurismo económico

Estamos, pues, ante un extraño caos. Porque sin esconder –insistimos en ello– los problemas que existen (vivienda, pobreza infantil, entre otros), muchos indicadores delatan una situación económico-social totalmente alejada del precipicio, de un estado catastrófico. La búsqueda de datos que insinúen una debacle no se encuentra, de manera que se persiste en explorar argumentos que descansan, en muchísimas ocasiones, en la tergiversación y en la mentira. Ni vemos un 35% de paro y la destrucción de 900.000 empresas, ni apreciamos una huida masiva de capitales, ni la exterminación del tejido productivo, ni la presencia de críticas feroces por parte de las autoridades comunitarias, como preconizaba con aires proféticos un augur del conservadurismo económico. La propuesta: el alimento del caos, que coloca a sus promotores en una posición que podríamos calificar de “política cuántica”: criticar sin tregua lo que se hace y sus resultados, con disparos de mortero hacia el gobierno central; y, al mismo tiempo, sacar pecho ante los mismos datos que se critican –y que se han presentado en clave nacional como producto del caos– cuando se regionalizan.

            El gato de Schrödinger estaba vivo y muerto a un tiempo, en función del observador y del momento de la observación. Esto es física cuántica, y a pesar de las críticas que recibió en su momento significó un gran avance científico. Pero esta posición, que puede parecer contorsionista, no es asumible por las ciencias sociales en general y por la economía en particular. Los matices existen; las dudas también. Ese es el principio de toda ciencia que se precie. Pero en economía política resulta difícil estar con tirios y troyanos. Si se está en una situación casi terminal, de caos, eso se entiende que es extensible a todo el territorio nacional, toda vez que se apunta directamente al gobierno de la nación. Pero cuando los presidentes autonómicos conservadores comunican sus datos de empleo, de crecimiento, de inversión, se anotan en el activo esas evoluciones, sin tener en cuenta que gracias a ese pretendido caos muchos de los aspectos que remarcan en positivo han sido posibles por la acción gubernamental central. Por la acción de ese pretendido caos.

  1. Conclusión

            Persistir en la tesis del caos para describir la sociedad y la economía española constituye un atentado a la realidad tangible y observable, analizada a partir de métricas disponibles en instituciones públicas y privadas no solo nacionales, sino también de ámbito internacional. España tiene desafíos importantes y situaciones difíciles que debe encarar, y que abrazan un abanico significativo: desde el aumento en los precios de la vivienda y de los alquileres, las externalidades que genera la masificación turística, la realidad de la pobreza, el reto de la transición energética, los requerimientos de la Inteligencia Artificial y su impacto en el mercado laboral, etc. Pero, al mismo tiempo, ostenta indicadores positivos que se han expuesto en este texto y en otros que hemos ido publicando. Ningunear todo esto es, literalmente, mentir.

            Mentir a la sociedad está resultando, en muchas ocasiones, desgraciadamente gratis para los mentirosos. En economía, una ciencia en la que la política –y la psicología– intervienen de manera notoria, no se puede eludir la porosidad ideológica del economista. Pero sí se le puede exigir que se aferre a datos fiables, provenientes de instituciones solventes: números fríos que se calientan con las interpretaciones. Pero que si se observan en una tabla estadística o en un gráfico proporcionan eso: una lectura directa. Y buena parte de esos materiales numéricos no demuestran, en absoluto, que estemos en una sociedad y en una economía caóticas. Solo la manipulación interesada, distorsionadora de la realidad, conduce a tales conclusiones.

            Porque si esto fuera el caos, muchos países quisieran tenerlo.

About Carles Manera

Catedrático de Historia e Instituciones Económicas, en el departamento de Economía Aplicada de la Universitat de les Illes Balears. Doctor en Historia por la Universitat de les Illes Balears y doctor en Ciencias Económicas por la Universitat de Barcelona. Consejero del Banco de España. Consejero de Economía, Hacienda e Innovación (desde julio de 2007 hasta septiembre de 2009); y Consejero de Economía y Hacienda (desde septiembre de 2009 hasta junio de 2011), del Govern de les Illes Balears. Presidente del Consejo Económico y Social de Baleares. Miembro de Economistas Frente a la Crisis Blog: http://carlesmanera.com

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