EPA: El Mercado de Trabajo en el III Trimestre

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 Los datos de la última EPA describen un panorama inadmisible. Es hora de cambiar una política económica que solo agrava una situación ya insostenible

Las cifras de la Encuesta de Población Activa correspondientes al tercer trimestre del año presentan un cuadro que evidencia el innegable fracaso de las políticas económicas que se están aplicando desde mediados de 2010, basadas en la austeridad a ultranza.

La persistencia en la destrucción de empleo y el volumen de desempleo alcanzado (ya muy cerca de los 5,8 millones de personas, el 25% de la población activa, reflejando ambos datos los máximos históricos de desempleo que ha alcanzado nunca la economía española) hacen de este trimestre uno de los peores terceros trimestres desde el inicio de la crisis en lo relativo al comportamiento del mercado de trabajo.

Un trimestre desastroso para el empleo

Esto se hace más evidente si se analizan (como técnicamente es lo más correcto) las cifras desestacionalizadas: en efecto, la pérdida de 97.000 empleos en la serie original se eleva hasta 175.000 perdidos en el trimestre. Por su parte, el aumento de 85.000 parados de los datos de la serie original asciende en realidad a casi doscientos mil (195.300) con la corrección de variaciones estacionales.

Pero el peor dato, y el más grave desde el punto de vista económico, en tanto que es el que mejor refleja la respuesta del sistema productivo a las decisiones de política económica que se están adoptando, lo constituye la ingente destrucción de empleo asalariado.

En este tercer trimestre la economía española ha destruido 164.200 empleos asalariados. Una cifra que realmente es de 231.700 empleos asalariados destruidos cuando se corrige de las variaciones estacionales.

Los últimos doce meses reflejan un hundimiento del empleo que resulta ya de una entidad casi tan importante como la que se registró en el peor momento de esta crisis, en 2009

El dato, efectivamente, se agrava cuando se analizan las variaciones interanuales. En los últimos doce meses, se han perdido 946.300 empleos asalariados, lo cual hace que la caída del empleo asalariado alcance una tasa interanual negativa del -6,2%, la peor desde el tercer trimestre de 2009, en el peor momento de la crisis en cuanto a destrucción de empleo.

Asimismo, la disminución del número de asalariados con contrato indefinido es la más elevada en cualquier trimestre desde el inicio de la crisis: 417.500 personas. Lo cual viene a sumarse a la continuada caída del empleo temporal medida en términos interanuales, que es de 528.600 personas.

Por otro lado, el descenso del empleo indefinido se está registrando más entre el empleo público, que no está teniendo el comportamiento anticíclico de crisis anteriores y que es consecuencia directa de la política de recortes del gasto público que está aplicando el Gobierno y las restantes Administraciones Públicas, y que se ha venido acentuando a lo largo de este ejercicio, lo que ha empeorado el deterioro general del mercado de trabajo.

Ante esta evolución, los incrementos de la población que trabaja por cuenta propia apenas palian levemente la dramática situación de la ocupación. Y en realidad parecen reflejar, como en crisis anteriores, un cierto efecto refugio de una parte de la población asalariada que, ante la falta de perspectivas de encontrar un contrato de trabajo, ensaya la posibilidad de encontrar ingresos mediante la realización de alguna actividad, más o menos informal, por cuenta propia.

La situación social se agrava hasta niveles dramáticos debido al desempleo

La cifra de hogares en los que todos sus miembros están en paro, aunque no aumenta significativamente en el trimestre, es un dato demoledor, 1.738.000. Una cifra que ilustra la magnitud de la parte de la población que está sufriendo los efectos atroces de la crisis.

Sobre ellos se está produciendo una de las peores lacras de esta situación, como son los desahucios de sus viviendas, que se convierten en el reflejo de las insoportables contradicciones que se pretende que la ciudadanía acepte: personas que son privadas de su hogar, sin atender a las circunstancias que en muchos casos agravan una situación ya de por sí dramática.

Algo que, de otro lado, pone de manifiesto un fuerte contraste con las preocupaciones que parecen centrar la acción del gobierno: todo el dinero público es poco para ayudar a las entidades financieras que, sin embargo, desalojan a las personas de sus hogares.

No parece haber, sin embargo, ningún recurso público para ayudar a los que se van a quedar literalmente en la calle. Esta situación de infamia ya ha afectado a centenares de miles de familias y no parece llegar el momento en que el Gobierno y los poderes públicos se decidan a ponerle freno.

Conclusión

En resumidas cuentas, el tercer trimestre muestra una profundización en el deterioro del empleo como consecuencia de la acentuación de la pérdida de empleo asalariado, ya que a la destrucción de empleo en el sector privado, se ha unido la del empleo público como resultado de las políticas de drásticos recortes.

Con ello a lo largo de este año la intensificación de la pérdida de empleos asalariados con contrato indefinido se suma a la pérdida de empleo temporal.

Así, el mercado de trabajo español ha alcanzado, con unas pérdidas de más de tres millones de empleos en el conjunto de la crisis, y un volumen ya lamentablemente cercano a los seis millones de desempleados, y la tasa de paro más elevada de la historia, una situación verdaderamente dramática e insostenible.

Economistas Frente a la Crisis quiere, en este contexto, hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas y sociales para que exijan, contribuyan e impulsen un cambio inmediato de política económica que restituya la racionalidad, suprima las políticas basadas en la austeridad a ultranza que están hundiendo por completo la economía y el empleo, y devuelva a nuestro país a la senda del crecimiento y la recuperación del empleo y reconozca la dignidad de los ciudadanos, de todos los ciudadanos.

Es preciso detener este desastre inmediatamente: No es economía, es ideología lo que está detrás de las actuales políticas que están llevando a la destrucción del tejido productivo y social.

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