Julio Rodriguez López, economista y Expresidente del Banco Hipotecario de España, es miembro de Economistas Frente a la Crisis.
Los últimos resultados disponibles sobre la evolución de la economía española han acentuado el perfil pesimista de dicha evolución. Por una parte, la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, relativa al primer trimestre de 2012, ha arrojado nuevas evidencias de que persiste la destrucción de empleo y el aumento del paro. En segundo lugar, el avance del INE sobre la evolución de la actividad señala la presencia de un nuevo retroceso del PIB en el mismo periodo, el -0,3%.
La caída de la actividad refleja el hundimiento de la demanda interna. Este retroceso está siendo reforzado por el perfil deflacionario de la política fiscal que suponen tanto el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, como el “Programa de Estabilidad 2012-2015 y Programa Nacional de Reformas 2012”. Este último fue aprobado en el Consejo de Ministros del pasado 27 de abril.
Los resultados de la EPA del primer trimestre de 2012 resultan un tanto descorazonadores. La pérdida de empleos en un año ha sido de 718.500, de los que todavía el sector de la construcción ha expulsado 307.300, el 42% del descenso total del empleo. Al retroceso inicial de la construcción residencial ha sucedido la caída de la construcción no residencial, explicada por el abrupto descenso de la inversión pública iniciado en 2010.
Cuando van transcurridos cuatro años y medio de crisis, la destrucción de empleo ha superado los tres millones de puestos de trabajo, la mitad de los cuales procede de la construcción. El retroceso de dicho sector también ha influido sobre el descenso de la ocupación en las actividades industriales y de servicios estrechamente ligadas a la construcción.
De forma paralela a la destrucción de empleos, la actividad productiva ha retrocedido en un -4,4% en los cuatro años transcurridos entre el primer trimestre de 2008 y el mismo periodo de 2012. La construcción ha descendido en un 35%, mientras que el resto de la actividad productiva, la no construcción, ha crecido ligeramente. A pesar de tal evidencia, el “Programa de Estabilidad 2012-2015” no vacila en atribuir la caída del empleo a “una excesiva rigidez y a un mercado (de trabajo) ineficiente”.
El gobierno rechaza tozudamente que haya desempleo keynesiano, esto es, desempleo derivado de la debilidad de la demanda. Hacía tiempo que no se sufrían en España las consecuencias de una politica económica tan ideologizada como la que ahora se está llevando a cabo, en este caso de carácter a todas luces conservador y neoliberal. La reforma del mercado de trabajo y la deflación presupuestaria son las piezas claves de dicha politica. Según el Programa citado, en España se van a perder empleos en 2012 y 2013, mientras que allá por 2014 habrá una recuperación de la ocupación, y ello gracias al fuerte tirón de las exportaciones.
La política económica española se desenvuelve dentro del marco de austeridad previsto para la Eurozona, que implica una reducción abrupta del déficit público hasta 2013. Dicha política responde a lo que Paul Krugman denomina “el gran engaño europeo”, esto es, a “la creencia de que la crisis europea se debe ante todo a la irresponsabilidad fiscal”, La deuda, excluida Grecia, solo se disparó tras la llegada de la crisis (El País de los Negocios,29.4.2012). Fue la crisis la que trajo el déficit y no al revés.
Resulta difícil en el marco europeo presente establecer en España una politica de perfil expansivo. Se trataría de establecer una politica macroeconómica más expansiva, no solo para España, sino para Europa, concretamente para la Eurozona. ”Difícilmente pasa un mes sin que tenga lugar una nueva crisis del euro, con la consiguiente imposición de mayor austeridad. Es como si Keynes nunca hubiese existido. Los países mas endeudados necesitan ciertamente reestructurar sus sectores públicos a largo plazo, pero no pueden hacer frente al pago de la deuda, a corto y a largo, cuando están en recesión. El creciente desempleo y la deprimida demanda frenan el crecimiento y no son de utilidad para nadie” (Simon Jenkins, ”Europe’s terrible blunder can be rectified. Remember 1931”, The Guardian,26.4.2012).
Un viento de duda recorre el ámbito de los Estados miembros de la Eurozona. Hasta el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, se apunta a un “pacto por el crecimiento”. Antes de conocerse el resultado de las elecciones presidenciales en Francia, el mensaje reformista del candidato Hollande ha surtido efectos positivos. En España no cabe esperar cambios en el actual Gobierno, que responde a las protestas con amenazas de más reformas del mismo signo, uno tras otro viernes. A fines de la etapa franquista, los Consejos de Ministros se clasificaron en deliberantes y decisorios. En la revista “Hermano Lobo”, Chumy Chumez clamaba “Arrepentíos, se acerca un decisorio”. Un tiempo desabrido arrastra recuerdos de otros tiempos aún más desabridos. Una vez mas, Europa puede ser la solución.
Julio Rodriguez López, economista y Expresidente del Banco Hipotecario de España, es miembro de Economistas Frente a la Crisis.
Artículo inicialmente publicado en El Siglo:
http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2012/971/971JRodriguez.pdf