Por Economistas Frente a la Crisis EFC
La recuperación del crecimiento –no cualquier tipo de crecimiento, como defendemos en el punto anterior– es la condición imprescindible para superar los graves desequilibrios que arrastra España, en particular el altísimo desempleo, pero asimismo para reducir los elevados niveles de endeudamiento y déficit público. Dos son los requisitos para que el crecimiento se mantenga en los próximos años:
- Primero, que la reducción del déficit se acomode a la evolución del crecimiento y no al contrario, evitando repetir los errores del pasado cuando la aplicación de políticas de gasto fuertemente contractivas hundió la economía en la recesión y dificultó de forma notable el objetivo que supuestamente decía perseguir (la reducción del déficit) al tiempo que provocó un enorme incremento del paro.
- Segundo, se precisa adoptar una política de aumento notable de los ingresos públicos. Los impuestos son en la práctica ahorro forzoso, y como tal, ofrecen una larga serie de ventajas o potencialidades en la situación actual cuando se destinan a inversión pública (aumentar las dotaciones de capital físico, capital humano y capital tecnológico):
- permiten, a corto plazo, aumentar el nivel del gasto público productivo sin deteriorar los equilibrios presupuestarios y con ello elevar, más que proporcionalmente, el crecimiento económico a través del multiplicador del gasto;
- permiten también obtener impulsos de la demanda no sujetos a las incertidumbres económicas, que son especialmente considerables en este momento;
- presentan, en comparación con la inversión de las empresas, una reducida propensión a las importaciones, lo cual es especialmente importante en el momento actual, en el que aminorar nuestro altísimo nivel de endeudamiento exterior depende de la consecución de superávit exteriores;
- bien dirigida la inversión, logra elevar el PIB potencial, a través de un aumento de la eficiencia de la economía, incrementando la productividad y mejorando la competitividad del sistema, lo que garantiza un mayor crecimiento futuro y mayores niveles de renta y bienestar;
- puede tener efectos selectivos sobre los diferentes sectores económicos y sobre la asignación de recursos, lo que constituye una importante herramienta de política económica e industrial; y
- no expulsa la inversión privada, porque en las circunstancias actuales –falta de demanda efectiva, sobrecapacidad empresarial instalada, elevadas incertidumbres- esta se mantiene en niveles inferiores a los deseables.
Bajo estos presupuestos, una política basada en la inversión pública permitiría alcanzar un crecimiento menos dependiente de las fluctuaciones e incertidumbres de la economía mundial, y de forma compatible con el equilibrio exterior. A su vez, el mayor crecimiento permitirá reducir más rápidamente el desempleo y el gasto asociado al mismo, aumentar los ingresos tributarios y de la Seguridad Social, y aprovechar los márgenes derivados del crecimiento para mejorar, entre otras, las políticas de empleo, tan esenciales en este momento.