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Impulsar con recursos y políticas públicas la Economía de los Cuidados

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Este post sobre «la Economía de los Cuidados» en España -coordinado por Cecilia Castaño– corresponde al séptimo capitulo del documento de Economistas Frente a la Crisis «CUATRO AÑOS MÁS DE GOBIERNO PROGRESISTA PARA DAR UN SALTO EN LA MODERNIZACIÓN DE NUESTRA ECONOMIA»

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1- La crisis de los cuidados

La incorporación masiva de las mujeres españolas a la educación y al empleo en las últimas décadas, la redefinición de sus expectativas laborales y personales, el cambio de las estructuras familiares, laborales y de género, han convertido en obsoleto el sistema tradicional de cuidados que se sustenta de forma predominante en las mujeres y en el ámbito familiar.

Las políticas de igualdad de género se han centrado en fomentar el empleo femenino, pero no se han acompañado de la creación de una oferta suficiente de servicios públicos para atender las demandas de cuidados, tanto de infancia como cuidados de larga duración a personas dependientes.

La conciliación laboral-familiar se ha tratado de resolver ofreciendo tiempo a las mujeres, como excedencias y reducciones de jornada para atender a hijos menores, medidas que en gran parte perjudicaban sus expectativas laborales, económicas, profesionales y vitales.

La Ley de Atención a la Dependencia de 2006, por su parte, venía a atender los cuidados de larga duración, pero vio frustrada su trayectoria por las políticas de austeridad expansiva, lo que paralizó su aplicación efectiva, así como los compromisos de cuidado de la infancia y particularmente los de escolarización de 0 a 3 años.

Considerando las proyecciones demográficas para España, la atención a los cuidados de las personas mayores va a requerir enormes esfuerzos. Las mujeres protagonizan la atención a la dependencia, tanto desde el punto de vista de las personas potencialmente destinatarias como en el de la prestación de los servicios. Para atender la demanda creciente y desarrollar el sistema de cuidados de larga duración es imprescindible considerar la perspectiva de género.

Sobre este escenario, la Pandemia Covid 19 ha venido a reforzar la percepción del carácter irremplazable de los cuidados, a la vez que ha empeorado su injusto reparto y han tenido un efecto de refamilización de los cuidados que recae de forma mayoritaria sobre las mujeres. De hecho, el último índice de igualdad de género del EIGE, muestra por primera vez un retroceso desde que comenzó a hacerse en 2013.

La crisis agravada de los cuidados ha de abordarse por dos vías paralelas, complementarias e interconectadas en una perspectiva de mercado de trabajo no discriminatorio y empleos dignos. Por una parte, la potenciación de los servicios públicos de cuidados, con una estrategia integral dirigida tanto a los que necesitan cuidados como a las personas que cuidan. Por otra parte, los servicios públicos de cuidados no serán suficientes para revertir la refamilización sin medidas que faciliten un reparto equitativo entre mujeres y hombres de los cuidados no remunerados que se prestan en el hogar, para lo cual es imprescindible la colaboración de las empresas y las instituciones implementando políticas de equilibrio familia-trabajo.

Previamente, es necesario redefinir el complejo y heterogéneo ámbito de los cuidados, así como sus efectos sobre la desigualdad de género2. Los cuidados, el gran reto para el empleo de las mujeres y la igualdad de género

Los cuidados son todas las actividades de atención que requieren las personas para garantizar el sostenimiento y reproducción de su vida, así como su bienestar físico y emocional y que utilizan recursos materiales e inmateriales y pueden ir acompañados, o no, de una remuneración. La vertiente remunerada de los cuidados incluye el sector educativo y el sector sanitario, los servicios de atención a la dependencia y los empleos de los hogares. Sin embargo, el trabajo de cuidados no remunerado que llevan a cabo fundamentalmente las mujeres es más voluminoso en horas de trabajo, más heterogéneo y mucho más desconocido: los hogares producen cada año 130 horas de trabajo por cada 100 horas trabajadas en el mercado de trabajo.

El desigual reparto por sexos del cuidado no remunerado consolida las brechas laborales de segregación horizontal y de segregación vertical. La conciliación mal repartida se refleja en menores salarios, peores contratos y jornadas, y se convierte en un suelo pegajoso para las mujeres y uno de los factores que ocasiona la brecha salarial de género.

A pesar de su carácter imprescindible para la continuidad de la vida y el funcionamiento de la economía, la feminización de los empleos de cuidados redunda en que no gocen del reconocimiento social ni económico que merecen. Por el contrario, son actividades y ocupaciones con bajos salarios y condiciones precarias de trabajo.

Los cuidados y el desigual reparto del cuidado no remunerado constituyen el principal reto del empleo femenino y de la igualdad de género, que requiere de acciones decididas para su superación.

2- Necesidad de un plan estratégico de desarrollo de los cuidados y para el equilibrio vida-trabajo

El punto de partida ha de ser una aproximación con perspectiva de género tanto a la transición digital como a la transición verde, avanzando en la transición de los cuidados, para conseguir que las dos anteriores no sólo se traduzcan en mayor igualdad de género sino también en menor pobreza para las mujeres en los años venideros.

  • Objetivos:
  • Resolver la falta de tiempo de las mujeres mediante servicios públicos de cuidado que liberen tiempo para ellas.
  • Revalorizar los empleos de cuidados, mejorando su cualificación, dotándolos de habilidades digitales, y, por supuesto, adecuando sus niveles salariales al conocimiento, habilidades y responsabilidades que conllevan, para volver a hacerlas atractivas.
  • Impulsar de manera efectiva que los cuidados no remunerados que se realizan en el hogar se compartan por sexo de forma equilibrada, con medidas legislativas tanto obligatorias como incentivadoras del reparto de tareas, para lo cual es imprescindible la colaboración de las empresas y de las instituciones en las que mujeres y hombres desempeñan su actividad laboral.
    • Medidas:

Los dos primeros objetivos constituyen en realidad la aplicación a nuestro país de la Estrategia Europea de Cuidados presentada por la Comisión Europea en septiembre 2022, que propone:

-Un aumento sustancial de la oferta de cuidados de calidad, asequibles y accesibles, que al tiempo mejore las condiciones de trabajo y el equilibrio vida/trabajo de las personas cuidadoras. Ello requiere:

  • Revisar los objetivos de educación y cuidado de la infancia (Barcelona 2002) para ampliarlos y mejorar las posibilidades de participación laboral de las mujeres;
  • Elaborar planes nacionales de cuidados de larga duración, que incluyan incrementar la oferta, profesionalización y calidad de los servicios, la ampliación de su cobertura geográfica e incluir también el apoyo a las personas cuidadoras informales.
  • Un gran esfuerzo de formación y mejora de la cualificación del personal de cuidados, calidad y seguridad de sus condiciones de trabajo, atajando los estereotipos de género respecto a los cuidados.

El tercer objetivo ha de partir de la aplicación completa de la Directiva Europa 2019/1158 sobre Equilibrio Familia Trabajo, que persigue distribuir de manera equitativa los riesgos relacionados con la prestación de cuidados y mejorar la situación de las mujeres en el mercado de trabajo, promoviendo un mejor reparto de las responsabilidades de cuidados con los hombres, por dos vías:

 La primera se centra en los hombres, con el derecho al permiso parental, así como el establecimiento de incentivos para que se acojan también a otros permisos, excedencias y fórmulas laborales flexibles para cuidar.

La segunda, muy innovadora, considerando la perspectiva del ciclo de la vida, reconoce que las personas trabajadoras pueden necesitar conciliar familia y trabajo en cualquier momento de su vida laboral, no solo cuando tienen hijos, sino también cuando tienen familiares enfermos o dependientes, creando nuevos derechos a excedencias y acuerdos de trabajo flexible.

Aunque en España ya tenemos permisos de paternidad iguales e intransferibles, que otros países no tienen, nuestro país incumple otros aspectos de esta Directiva. Por ejemplo, en cuanto al derecho a las excedencias por cuidado de familiares y especialmente los acuerdos de trabajo flexible (reducción de horas de trabajo; horario flexible; acuerdos de trabajo a distancia) está casi todo por hacer, y es importante que se configuren como derechos de la persona trabajadora y no como derechos de la familia, porque probablemente serían las mujeres las que se acogieran a los mismos.

  • Recursos:

Garantizar el acceso en igualdad a servicios básicos, como la sanidad y la educación, implica mejorar la capacidad redistributiva de los Estados y el funcionamiento de los estados de bienestar. Para ello, necesitamos una financiación adecuada, lo que depende de una fiscalidad justa y progresiva. Es necesario concebir el gasto público en cuidados como una inversión que estimula la educación, el empleo, la productividad y también la propia calidad de los cuidados; contribuye a eliminar la pobreza, mejora la protección social y es clave para erradicar la discriminación de las mujeres.

Un primer punto de partida es el PERTE de la economía social y de los cuidados, aprobado el 31-05-2022 y dotado con más de 800 millones de euros para estimular una economía inclusiva centrada en las personas, fortalecer las políticas de igualdad y los servicios avanzados en el ámbito de los cuidados.

Para garantizar, sin embargo, la efectividad de un Plan Estratégico de esta importancia se ha de recurrir, tal como se establece en la Estrategia Europea de Cuidados, a los fondos disponibles para tal fin por parte del Fondo Social Europeo +.

  • Gobernanza:

Para articular adecuadamente el plan estratégico, urge la creación de un organismo intersectorial/interterritorial que se convierta en un espacio vivo de diálogo, intercambio, aprendizaje y coordinación de las políticas de cuidados en España. Su tarea clave es clave garantizar unos mínimos de inversión y un catálogo de prestaciones, de manera que no se produzcan disparidades territoriales en la calidad, profesionalización y cobertura de la atención a la infancia, los cuidados de larga duración o las condiciones de trabajo y remuneración de las personas cuidadoras, incluido el apoyo a quienes cuidan informalmente en los hogares Es asimismo necesario articular políticas de tiempos que vayan más allá de propuestas sobre días u horas máximas de trabajo remunerado.

3- Presidencia española de la UE

España debería abanderar con fuerza y decisión la Estrategia Europea de Cuidados para impulsarla de forma efectiva. El Semestre de la Presidencia española representará, en ese sentido, un período lleno de oportunidades para visibilizar, potenciar y acelerar esta agenda en Europa y en España (además de permitir el posicionamiento del Gobierno español como líder del proceso) y no debería desaprovechar una ocasión que es única e irrepetible para ello.

4- Incorporar a todos los actores interesados

La transición de los cuidados ha de incorporar igualmente a otros actores y dimensiones, destacando el papel de las empresas, sindicatos, medios de comunicación, sector educativo, ciudades, asociaciones, etc. en una transformación estructural tan indispensable como compleja. Un elemento clave es la sensibilización permanente que promueva el cambio cultural para la valorización de los cuidados, con su incorporación como parte del currículum escolar, la adaptación de horarios de los servicios públicos y privados, el estímulo y apoyo a las ciudades que cuidan. Trabajar con las empresas como agentes cruciales de cambio y gestión de la corresponsabilidad. Fortalecer las asociaciones y redes que trabajan en este campo. Reconocer y apoyar las experiencias innovadoras en el ámbito local. Incorporar a influencers y redes sociales a la causa de los cuidados con un enfoque juvenil, etc.

 

About Cecilia Castaño

Cecilia Castaño es catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y Vicepresidenta de Economistas Frente a la Crisis.

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