La Tasa de Paro supera, por primera vez, el 25%

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José Ignacio Pérez Infante  es miembro de Economistas Frente a la Crisis y de la  Asociación Española de Economía del Trabajo.

Cada vez parece más evidente la importancia de la Encuesta de Población Activa (EPA). Es la única estadística relacionada con las situaciones de las personas en el mercado de trabajo que estima a la vez todas esas situaciones (inactividad, actividad, ocupación y paro) y, por lo tanto, es la única que cuantifica la tasa de paro y todo ello siguiendo estrictamente los criterios internacionales de la OIT y Eurostat. Además, a diferencia de las afiliaciones a la Seguridad Social, puede considerar, al menos en parte, el empleo irregular y, a diferencia del paro registrado, puede detectar a los parados que buscan empleo por procedimientos distintos a la inscripción en una oficina pública de empleo.

Pues bien, con la EPA del tercer trimestre de 2012 el número de personas paradas asciende a casi cinco millones ochocientas mil personas (5.778.100), la cifra máxima de la serie de la encuesta iniciada en 1964, y la tasa de paro (en proporción a la población activa) supera, por primera vez, el 25% (25,02%).

En relación con el segundo trimestre de 2007, antes de iniciarse los efectos de la crisis económica en el mercado de trabajo, la tasa de paro crece en 17 puntos y el número de personas en paro en más de cuatro millones (4.018.100), aumento que se corresponde con un descenso del empleo algo superior a tres millones de personas (3.047.000) y a un aumento de la población activa de casi un millón de personas (971.100). Este avance de la población activa contrasta con la evolución procíclica que ha tenido tradicionalmente esta variable en España y se explica en su totalidad por el incremento de la población activa femenina (+1.187.700), puesto que desciende la masculina (-216.500).

El avance de la población activa femenina en una fase como la actual de crisis económica es fruto de la incorporación al mercado de trabajo de mujeres hasta entonces inactivas para compensar la pérdida de ingresos familiares derivada del incremento del paro de otros miembros del hogar.

Si se consideran las variaciones intertrimestrales de los datos del tercer trimestre, el paro crece en 85.000 personas, como consecuencia de que el descenso de 96.900 personas ocupadas se compensa en parte con el descenso de la población activa de 12.000 personas, y la tasa de paro aumenta en el trimestre en cuatro décimas porcentuales (del 24,6% al 25%). Ahora bien, las cifras originales de la EPA están afectadas por factores estacionales que en el tercer trimestre son favorables al mercado de trabajo por coincidir con el momento álgido de la campaña turística.

Si se utilizan los datos desestacionalizados por el Ministerio de Economía y Competitividad, el paro crecería en 195.300, algo menos que en el trimestre precedente (+214.900), pero más del doble que los datos originales, lo que se corresponde con un descenso del empleo de 175.000 personas, muy similar al del trimestre precedente (-176.000), y con un aumento de la población activa de 20.300 personas, inferior al del segundo trimestre (38.900). Por su parte, la tasa de paro se situaría con datos desestacionalizados en el 25,5%, ocho décimas más que en el trimestre previo, cuando con los datos originales el aumento intertrimestral era de cuatro décimas.

La tasa de paro se sitúa con datos desestacionalizados en el 25,5%, ocho décimas más que en el trimestre previo.

En tasas intertrimestrales no anualizadas de los datos desestacionalizados, el paro crecería el 3,4%, el empleo descendería el 1% y la población activa se incrementaría el 0,1%, lo que, en relación con el trimestre precedente, supondría un retroceso de la tasa de aumento del paro de cinco décimas, el mantenimiento de la tasa de descenso del empleo y una disminución de una décima de la tasa de avance de la población activa. Es decir, el menor incremento relativo con los datos desestacionalizados del paro se debe exclusivamente al menor crecimiento de la población activa, ya que el empleo sigue descendiendo a una tasa del 1%.

Volviendo a las cifras originales, el aumento intertrimestral del paro en 85.000 personas se explica, en cuanto a la diferencia por sexo, principalmente por el incremento del paro femenino (+75.500), puesto que el paro masculino aumenta mucho menos (+9.500), y, en lo que respecta a la diferencia por nacionalidades, el incremento del paro se justifica en su totalidad por el avance del paro nativo (+136.000), ya que el paro extranjero desciende en más de 50.000 personas (-51.000).

El mayor incremento del paro femenino que el del masculino es resultado tanto del mayor descenso del empleo de las mujeres que el de los hombres como de una evolución de la población activa muy diferente entre los dos sexos, ligero aumento en las mujeres y descenso un poco mayor en los hombres. Por otra parte, el fuerte retroceso del empleo nacional es debido a la coincidencia de una mayor disminución del empleo que el de los extranjeros y de un incremento relativamente elevado de la población activa nacional, frente al importante reducción de la población activa extranjera, debido a la salida de España de antiguos inmigrantes.

También en relación con el paro destaca en el tercer trimestre la continuidad de la tendencia iniciada a finales de 2008 a aumentar el porcentaje del paro de larga duración (desempleados que llevan buscando empleo, al menos, un año), al situarse en el tercer trimestre en el 52,5%, lo que significa, junto a la tasa de paro del 25%, que más de un 13% de los activos, es decir, algo más de tres millones de personas activas, llevan, por lo menos, un año en paro.

El único sector en el que no desciende el empleo en el trimestre es la industria, al aumentar ligeramente  en +3.700 empleados.

En relación con el empleo, y con los datos originales, el único sector en el que no desciende el empleo en el trimestre es la industria, al aumentar ligeramente (+3.700), siendo el más negativo en la evolución del empleo la construcción (-56.100), seguida de los servicios (-32.700), a pesar del relativo buen comportamiento este verano del turismo extranjero, y, por último, de la agricultura (-11.900). Además, si se desestacionalizaran los datos, en los tres sectores no agrarios, industria, construcción y servicios, aumentaría el paro y la situación sería más negativa que con los datos originales. En cualquier caso, la situación es especialmente grave en la construcción, ya que con el descenso del empleo en el tercer trimestre de 2012 la reducción de empleo neto en el sector desde el segundo trimestre de 2007, antes del inicio de la crisis, asciende a más de un millón setecientas mil personas (-1.733.400), el 57,5% del retroceso total del empleo desde ese trimestre, lo que es significativo de la importancia de la burbuja inmobiliaria en la crisis actual, que ha provocado un descenso del peso relativo del empleo de la construcción en el empleo total desde el 14,3% al 6,8% en poco más de cinco años.

Por situación profesional, en el tercer trimestre de 2012 la destrucción del empleo se concentró en los asalariados (-164.100), disminución que incluso es superior si se desestacionalizan los datos (-231.700). El descenso del empleo asalariado contrasta con el aumento en el trimestre del empleo no asalariado en 67.200 personas. Este aumento del empleo no asalariado lo ha considerado el Gobierno como un factor muy relevante y positivo, representativo de la creciente importancia de los emprendedores, al asimilar los dos conceptos, no asalariados y emprendedores, algo que no parece muy coherente en una situación de crisis en la que no es infrecuente que trabajadores despedidos de sus empresas sigan trabajando para las antiguas empresas como autónomos corriendo a su cargo la cotización social y cuando ante la imposibilidad de encontrar un trabajo como asalariado muchos trabajadores están dispuestos a realizar cualquier trabajo por cuenta propia. Además, este aumento del empleo no asalariado de la EPA no coincide con la evolución descendente en el tercer trimestre de los trabajadores del régimen de autónomos en la Seguridad Social (23.900 menos entre junio y septiembre), lo que, en todo caso, puede estar significando un aumento del empleo irregular de este tipo de trabajadores.

Dentro de los asalariados descienden en el trimestre los contratados indefinidamente (-179.400), mientras que aumenta ligeramente el empleo temporal (+15.300), indicativo de que la crisis del empleo ya no se concentra en el empleo asalariado temporal, como ocurría sobre todo al principio de la crisis. De hecho, mientras que desde el segundo trimestre de 2007 hasta el cuatro trimestre de 2010, los asalariados temporales disminuyeron en más de un millón y medio (-543.600), en contraste con el aumento de los asalariados indefinidos (+78.400), a partir del primer trimestre de 2011 el empleo indefinido descendió en más de setecientas mil (-702.500), casi el doble que la disminución del empleo temporal en ese período (-378.500).

La evolución más negativa del empleo de los asalariados indefinidos que la del empleo de los asalariados temporales provoca que la tasa de temporalidad (porcentaje de asalariados con contrato temporal) se sitúe en el 24% en el tercer trimestre de 2012, tres décimas más que en el trimestre precedente, pero dos puntos menos que un año antes y 7,8 puntos menos que antes del inicio de la crisis, lo que es reflejo del importante descenso de esa tasa durante el actual proceso de crisis económica, motivado no por la mejora de la calidad del empleo sino por la repercusión, sobre todo al principio, del retroceso de la actividad económica en el empleo temporal.

El empleo de los asalariados del sector público disminuye en el tercer trimestre en 49.400 personas. lgo que no es una novedad, como ha pretendido presentar el Gobierno ese descenso, sino que se viene produciendo continuamente desde el cuarto trimestre de 2011.

Por último, el empleo de los asalariados del sector público disminuye en el tercer trimestre en 49.400 personas, algo que no es una novedad, como ha pretendido presentar el Gobierno ese descenso, sino que se viene produciendo continuamente desde el cuarto trimestre de 2011, como efecto de la intensa política de ajuste del gasto público seguida desde mayo de 2010, lo que ha provocado que comparando el tercer trimestre de 2012 con el tercero de 2011 el empleo del sector público haya descendido en 228.900 personas. En cualquier caso, dentro del descenso del empleo del sector público destaca el de las administraciones públicas, puesto que el empleo de las empresas públicas ha aumentado ligeramente en el trimestre y prácticamente se ha mantenido en relación con un año antes.

Por otra parte, la comparación del retroceso del empleo asalariado del sector público se debe realizar con el empleo de los asalariados del sector público y no con el total del empleo privado (incluyendo los no asalariados), como ha hecho el Gobierno. Con esa comparación el retroceso del empleo de los asalariados del sector privado es muy superior, tanto en la variación intertrimestral (-114.700) como en la variación interanual (-717.400), hecho que contrasta con las declaraciones de un miembro del Gobierno de que “los últimos datos del mercado laboral sugieren que en el sector privado el ajuste del empleo prácticamente ha concluido”. De todos modos, lo que parece evidente es, por un lado, que la reforma no ha corregido la situación negativa del mercado de trabajo sino que la ha agravado y, por otro lado, que la política de intensa austeridad del sector público ha dado al traste con el papel que históricamente ha venido jugando el sector público de compensador, al menos parcial, en las situaciones de crisis económica de la destrucción del empleo privado.

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