José Carlos Díez
Si pinchas aquí podrás acceder al informe trimestral de la economía española. En su resumen ejecutivo de las dos primeras páginas hacen una visión certera de la situación coyuntural de la economía española. El Banco estima que el crecimiento trimestral se estancó 0.0% en el 3tr11. No obstante deja la posibilidad de error ya que el INE revisará las series históricas por metodología aprobada en Eurostat para todos los países europeos. Este economista observador ya anticipó tras el dato de EPA que el dato estaría entre 0.0% y 0.1% por lo que el dato está dentro de lo esperado pero como suele ser habitual el Banco se sitúa en el rango bajo. El Banco usa los mismos modelos de estimación del INE pero son modelos con margen de error y el error nunca ha supuesto una desviación superior a una décima.
La descomposición remarca aún más la tendencia de dualidad que se mantiene desde 2009. Nuestras exportaciones de bienes y turísticas mantienen su dinamismo y confirman que nuestros supuestos problemas de competitividad eran una ilusión óptica provocada por la burbuja inmobiliaria. Pinchada la burbuja ha aflorado las mejoras de competitividad y productividad del resto de sectores, especialmente el industrial y de servicios de exportación que ayudan a explicar el buen comportamiento de nuestras exportaciones.
Pero la demanda interna dobla su caída en el 3tr11 con respecto al trimestre anterior hasta el 3% anualizado. El Banco confirma que tanto el consumo como la inversión privada crecen y mejoran con respecto al 2tr11. Es el consumo y la inversión pública la que explican el desplome de la demanda interna. Por lo tanto, el Banco confirma lo que este economista observador lleva advirtiendo desde la primavera cuando se reavivaron las tensiones financieras. Nos estamos pasando de medicación de austeridad y el enfermo volverá a recaer, pero no sólo en España el problema es generalizado para toda Europa y para la economía mundial.
El 75% de los 2.8 millones de trabajadores públicos prestan servicios en ayuntamientos o comunidades autónomas. Llevan cuatro años de crisis sin apenas recortar gasto y lo hacen todas a la vez, condicionadas por el ciclo político pero en el peor momento del ciclo económico. La reducción de personal reduce en la misma proporción al salario el consumo público que explica el 20% del PIB. Hablar de inversión privada en comunidades y ayuntamientos es un eufemismo ya que lo que me cuenta la gente del sector es que ha frenado en seco. Los que tanto criticaron el Plan E ahora tiene el resultado del no Plan E; recesión.
El problema de la economía española no es de potencial de crecimiento, como demuestran nuestras exportaciones, es de acceso a la financiación internacional. En 2012 vencen 130.000 millones de bonos bancarios, el 13% del PIB. Los bancos están captando 60.000 en nuevos depósitos pero es insuficiente. El porcentaje de esos bonos que se puedan refinanciar determinarán la intensidad de la restricción de crédito el próximo año y por ende el crecimiento, la creación de empleo y la tasa de paro.
La clave es que Europa solucione la crisis griega y el contagio. En clave doméstica el nuevo gobierno tendrá que adaptar la política económica a estas complejas circunstancias. Pero es clave entender la psicología de los inversores con el fin de facilitar la renovación de dichos vencimientos. Si las exportaciones pierden fuelle y la economía entra en recesión, los inversores aumentarán sus dudas sobre nuestra capacidad de pago, aumentará la prima de riesgo, tendremos más dificultades para refinanciar los vencimientos y la restricción de crédito profundizará la recesión.
En estos momentos es necesario que el cirujano mantenga la calma, que acierte con el diagnóstico y sobre todo con el tratamiento. Y en el tratamiento la clave es acertar con la intensidad de medicación ya que la dosis actual está provocando graves contraindicaciones. Es tan sencillo como retrasar un año nuestro compromiso de llegar al 3% de déficit en 2014, en vez de en 2013. De momento de los dos candidatos Rubalcaba ya ha dicho basta pero Rajoy sigue cómo Paco Martínez Soria en Don erre que erre.
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