Miguel Angel Puente Ajovín es doctorando en economía y editor de Econstuff
Hay una cosa que está clara, esta crisis acabará como empezó. Quizá incluso no sea tan mala noticia, pues dicha afirmación implica que al menos hay un final y que, por lo pronto, estamos llegando. Si bien nada es infinito, hay cosas que dejan huella, así que vamos a tener que estar atentos para que no nos vendan aire con olor a palomitas, algo que endulza el ambiente pero que ni siquiera quita el hambre.
¿A qué me refiero cuando digo que la crisis acabará tal y como empezó? Pues a que los políticos serán, técnicamente honestos y, a la vez, realmente falsos.Todo empezó con Zapatero negando la crisis. Afirmando rocambolescas ideas que rodeaban palabrejas no muy claras como “desaceleración económica”.
Pero realmente Zapatero no mentía. Mientras no entráramos en dos trimestres con crecimiento económico negativo, la palabra crisis económica no era un buen adjetivo técnico con el que describir el problema por el que entrabamos. Obviamente la realidad era distinta, y podía verse venir. El ambiente estaba muy caldeado, los fundamentos económicos se tambaleaban, y la economía internacional venía a decirnos que el problema era para largo. Por último, la dinamita que supuso el pinchazo de la burbuja inmobiliaria que los grandes “expertos” seguían negando aun cuando los cimientos ya habían estallado fue la guinda del pastel.
Como digo, técnicamente entramos en recesión en el tercer trimestre de 2008, tras haber acumulado una caída nimia (cercana al 0%) y una del 0,8%. Las palabras de Zapatero de, por ejemplo, febrero de 2008 eran, por tanto, ciertas, técnicamente.
¿Recuperación económica?
Cuando hablan de recuperación económica, los datos que utilizan son siempre dos, en primer lugar el crecimiento económico, y en segundo el paro.
Sobre el primero se han adelantado, ya que muchos han querido vender la moto en el primer trimestre diciendo que la economía ya estaba cayendo a menor ritmo (lo cual es falso, cayó un 2%, mayor caída que la del 4º trimestre de 2012, de 1,9%). Pero no hay que esperar mucho. En el segundo trimestre probablemente veremos una caída similar (quizás incluso un poco mejor ahora que las exportaciones están volviendo a coger forma) y en el tercero veremos un menor ritmo de decrecimiento, fundamental para que podamos decir que estamos en una recuperación económica.
Recordemos que la recuperación económica no es, en si mismo, crecimiento económico (eso es la fase de expansión, no la de recuperación). Si definimos la recuperación como la reducción en el ritmo de decrecimiento (como así hace, por ejemplo, la OCDE en su reloj del ciclo económico) entonces ya hay varios indicadores que muestran la entrada en terreno de recuperación económica.
Por otro orden de cosas está el paro. Que no solo está cayendo actualmente por motivos estacionales, y no solo está cayendo por una reducción del ritmo de la destrucción de empleo, si no por la caída de la población activa que, como comentaba en otro artículo podría hacer que la tasa de paro no volviera a crecer más (pese a las estimaciones del 28% de algunos organismos internacionales).
En todo esto siempre hay un elemento que creo que merece la pena destacar. En el momento en el que, a través de los datos, podamos predecir una cierta recuperación, será porque los mismos datos ya están atisbando la propia recuperación. Dicho de otro modo, si desde el barco alguien grita que se ve tierra es porque ya estamos llegando (y no cabe decir que se prevé ver tierra en breve).
Los indicadores adelantados (no los que menciona Guindos, como la evolución de la balanza de pagos, sino los indicadores de actividad, producción e incluso empleo), han girado las tornas.
Podemos echar un vistazo tanto a los indicadores del INE (muchas ya muestran esa reducción en el ritmo de decrecimiento) o a los Composite Leading Indicators de la OCDE (que suma indicadores de confianza empresarial, sectores clave, evolución del inventario… aquí tenéis un video dónde lo explican). En resumen, es un indicador que muestra, más o menos con seis o nueve meses de adelanto, la evolución general de la economía.
Los datos del Markit también dan cifras parecidas, con un índice que sigue por encima de la evolución registrada de la economía (y que por tanto estiman un relanzamiento de nuestra producción). Podemos verlo en el sector servicios:
Contexto Europeo
Si la primera ola de la crisis fue derivada de la burbuja inmobiliaria y la recesión generalizada del contexto internacional (el caso español estaba muy poco preparado con un modelo productivo basado en el ladrillo), la segunda fue potenciada por una Europa que lo hizo todo mal. Centrarse en los déficits no solo no ha acabado potenciando el crecimiento económico, sino que incluso ha potenciado el aumento de los mismos déficits (depresión mediante) y el endeudamiento de los países del sur (Grecia a la cabeza del ejemplo de lo que no hay que hacer, como el FMI ya ha empezado a reconocer).
Si bien en 2012 nuestro gobierno puso una bomba de relojería como fue el aumento del IRPF, el IVA o la caída en la inversión pública y los ajustes pasados de rosca en sanidad y educación, en 2013 parece que la única bomba va a ser la reforma de las pensiones, necesaria según unos, mal acompasada y construida según otros.
Por lo menos ya no oímos a Montoro diciendo que su preocupación es únicamente el déficit, y mientras nos venden la moto de que han reducido el ritmo de endeudamiento y Bruselas nos amplia el objetivo de déficit parece que las cosas no van a ir mucho peor por ese lado (si bien tampoco van a ayudar a la recuperación económica).
Nuestras exportaciones (único motor de crecimiento en el que debemos tener esperanza según algunos analistas que ya dan por perdida la demanda interna) se han estado desinflando estos últimos meses, habiendo registrado ya dos trimestres en negativo. En Italia también están cayendo. Y las de Irlanda tampoco van muy allá. Si los países que necesitan el sector exterior para poder exportar netamente e ir reduciendo su endeudamiento exterior se ven con un problema de este tipo, la única forma de mejorar nuestras balanzas exteriores es por una depresión aun mayor de la demanda interna que reduzca las importaciones. Eso es, de hecho, lo que está ocurriendo.
Por suerte estamos exportando mucho más a los países de fuera de la eurozona, y los indicadores adelantados también muestran una cierta recuperación en Europa que podría atisbarse en el horizonte en los próximos meses.
Entonces, ¿Todo bien?
Bien, esta pequeña introducción me parece necesaria introducirla en el debate para que no nos equivoquemos en la perspectiva macroeconómica que se está cociendo en estos momentos.
En breve los políticos y economistas se lanzarán a decir que ya nos estamos recuperando económicamente y, técnicamente tendrán razón. La misma que tenía Zapatero.
De hecho, sería ciertamente irónico que empezáramos a crecer ahora. Los que estamos en contra de las políticas de austeridad esperamos un decrecimiento por las políticas acometidas (que realmente han estado empeorando el problema y lastrando la recuperación). Los que quieren políticas de austeridad llevan meses diciendo que realmente no se están aplicando (solo hay que ver el aumento del déficit, dicen) y que por tanto así no podemos crecer. Los que piden medidas estructurales para crecer se tienen que conformar con una reforma laboral pobre y con unos objetivos claramente distintos. Pareciera que solo los políticos afines al gobierno esperan el ansiado crecimiento económico.
Si bien quizás hayamos vislumbrado tierra, quizás no sean las indias, sino las américas. Y es que los problemas no se acaban con el crecimiento económico.
En primer lugar, algo que siempre he querido destacar. En 2010 ya crecimos. En 2010 los indicadores adelantados ya mostraron recuperación económica. ¿Qué nos hace pensar que esta vez es diferente? ¿Qué nos hace pensar que no es más que otro pequeño ciclo antes de volver a caer en la senda de la expansión en el decrecimiento? Carecemos de un modelo económico sano (todavía, si bien la construcción cae a marchas forzadas, todavía no se ha cubierto el espacio productivo con nuevos sectores de peso). Nuestro endeudamiento sigue siendo alto (por lo que familias y empresas van a tener que seguir reduciendo su capacidad adquisitiva vía pago de la deuda). El contexto internacional sigue inestable (si bien países como EEUU o Japón, con políticas claramente distintas, están en el lado positivo de esta inestabilidad).
¿Hay realmente mucha diferencia entre decrecer un 0,1% o crecer un 0,1%?
Si, ya sé que en la cifra una tiene un menos delante, pero a efectos prácticos estamos hablando de variables agregadas, donde el efecto precios, amortizaciones o inventario (si bien se tienen en cuenta) hacen que sea necesario matizar las diferencias.
Lo que hay que hacer es tener una gran perspectiva, amplia y larga, de los procesos económicos y de los fundamentos que pueden sustentar la evolución económica.
En segundo lugar, vamos a tener que ocuparnos de problemas que van a durar bastante tiempo: Los parados de larga duración que lo van a tener muy difícil para coger el tren de la recuperación que pueda venir. El empobrecimiento de ciertas familias y la desigualdad que puede estancarse en nuestro países. El modelo de Estado…
El modelo laboral también puede afectar. El número de horas trabajadas, lejos de ralentizar su caída, sigue acelerándose (cae menos el empleo pero cada vez los empleados trabajan menor horas, acercándonos a los minijobs tan anunciados).
Los efectos de esta histéresis (aquello que, derivado del cambio a corto plazo acaba cambiando el largo plazo), terminarán saliendo poco a poco.
En tercer lugar, tenemos los problemas energéticos, alimenticios y climáticos. Con la depresión económica hemos relegado a un segundo plano los problemas del cambio climático, o los derivados del Peak-oil (que algunos sostienen que son realmente una de las bases de la crisis económica actual). Si la expansión económica vuelve a relanzar la demanda de petróleo y con ello vuelven a subir los precios (que ya están bastante altos) podemos volvernos a ver abocados a una tercera recesión derivada de unos problemas en la oferta que, de momento, se mantienen sutilmente latentes (aunque claramente visibles, como el continuo aumento de los costes de extracción, o las burbujas tan dañinas que son el Fraking y derivados).
En cuarto lugar, no debemos olvidar que debemos compaginar a largo plazo el crecimiento económico con la reducción del endeudamiento privado (y público). En el primer trimestre de 2013 veremos seguramente un aumento en el endeudamiento de las familias (siempre suele ocurrir), pero veremos también como va evolucionando la tendencia. Un crecimiento que vuelva a sostenerse en el endeudamiento de una de las patas esenciales de la economía (los hogares) no será muy estable.
En quinto lugar, no podemos olvidarnos de la realidad económica. Toda recuperación que se sustente en el empobrecimiento de las familias o los trabajadores no es ninguna recuperación. En todo caso deberíamos redefinir a qué llamamos recuperación económica. Sin embargo, con la mejora en la productividad vía reducción de salarios, es a donde nos dirigimos.
Conclusión
En definitiva, si bien los datos ya están mostrando una cierta recuperación económica en ciernes, hay que tener mucho cuidado en cómo los interpretamos. La realidad económica va a seguir teniendo problemas cada vez más acuciantes a los que seguimos sin hacer caso. El sistema económico sigue desmoronándose mientras somos incapaces de sentarnos en una mesa a acordar pactos donde vamos a tener que ceder todos, sobre todo por culpa de una Europa que domina todo debate político y toda política económica.
Se avecinan tiempos de citas grandilocuentes y sonrisas vanas.
Se avecinan tiempos donde la recuperación económica nos va a cegar si no atendemos a los problemas de una economía moribunda que tienen toda la pinta de querer estancarse.
Que ustedes se recuperen bien.
Un buen trabajo, que no deja títere con cabeza! Pero olvida las elecciones europeas, donde podemos tener el espejismo (uno mas) de creer que el bipartidismo se empieza a desmoronar, o podemos empezar a cambiarlo… En mi opinión, todo dependerá de si las fuerzas progresistas siguen con su afán recaudador de votos o si comprenden que tienen que movilizar la opinión pública hacia el cambio, es decir hacia otra perspectiva de futuro basada en Europa.
Reblogueó esto en AsturGalicia Noticiasy comentado:
En breve los políticos y economistas se lanzarán a decir que ya nos estamos recuperando económicamente y, técnicamente tendrán razón. La misma que tenía Zapatero.
Saldremos, pero en qué estado. ¿Salir de la crisis significa que el que ganaba 1000 gane 500? De ningún modo, eso es perpetuarse en ella o conformarse con la regresión.
El que considere que retraerse cincuenta años es salir de la crisis es un completo fracasado.
¿Se ve el final del túnel? Pues yo no lo veo, aunque con la aritmética en la mano siempre quede menos tiempo (eso, perdonadme, es una simpleza).
Sería el colmo que siguiera habiendo la misma caída de empleo, simplemente porque cada día queda menos gente empleada y la progresión aritmética, en este caso negativa, no falla.
El final del pozo no existe, a menos que lleguemos al 100% de paro y no quede una empresa en pie. Entonces podremos decir que se ha llegado, algo no tan imposible con los actuales gobernantes.
Europa está en regresión, cosa natural debido a que el resto también quiere manduca, y nosotros solo sabemos exportar con cierta comodidad a nuestros socios, por tanto lo tenemos crudo, a no ser que paguemos salarios de chino. Mi ramo, por ejemplo, empieza a ser competitivo con la China. De hecho algunos italianos y franceses que se abastecían en el tercer mundo ya vienen a comprar por precio, pero a costa de qué. Ni te cuento…
Sin crédito no podremos crear empresas que absorban mano de obra. Sin crédito nuestras PIMEs con capacidad nunca exportarán. Sin crédito nuestras empresas no pueden vender a los grandes comercios, que han de comprar al extranjero porque allí les fían. En fin… sin crédito no saldremos de la crisis y sin una moneda alternativa nunca dispondremos de él.
Más claro que el agua.
[…] honestos y, a la vez, realmente falsos. Su exposición, fiel y concisa, pueden leerla aquí, aunque ya les anticipo su […]
Retórica y realidad
Una burbuja inmobiliaria es algo muy peligroso, es una crisis, en especial en un país en donde la construcción de vivienda tenía una gran contribución al PIB. Además el gobierno sabía que no tenía posibilidad de cobrarles a todos los españoles devaluando la moneda porque estaban en la moneda común. Intentar reactivar (con estímulos o con austeridad), sin antes asumir las consecuencias del estallido de la burbuja, me parece peligroso. Los estímulos hubieran funcionado quizá a costa de una inadecuada formación de precios. No digo que hubieran producido inflación, digo que los precios antes de la crisis necesitaban cambiar a niveles más reales. Hablar de indicadores que la gente no entiende es algo inocuo. Para mí y para la gran mayoría de los habitantes de este país (Alemania) el “indicador” relevante es el número de manifestaciones y de participantes en ellas, en las calles de las ciudades españolas. La gente del común piensa que todo se debe al euro. En términos de economía (esa retórica a ratos tan difícil de entender) se podría decir que los países menos exportadores sufrieron una falsa percepción del efecto riqueza. Otros dirían que una apreciación real de la tasa de cambio ya que no es posible una apreciación nominal. Por eso hay muchos que piden salir del euro.
Cuando el producto recupere los niveles parecidos a los que tenía en el tiempo pre burbuja, habrá menos empleados y por lo tanto se dirá que aumentó la “productividad”. Este es otro término de los economistas que el ciudadano de a pié no entiende, ni le interesa. Lo que nota, ese ciudadano de a pié, es que pierde, y lo que pierde no son “privilegios” sino derechos deseables en una democracia. De eso es en verdad de lo que se trata, de defender un sistema político que por cierto no es obvio en todos lados, menos en España. No se puede ser un país industrializado en poco tiempo, menos aún tolerando burbujas en cualquier sector. El proceso de desarrollar tecnologías es lento e implica vocación innovadora. Antes de cantar victoria y decir que se está saliendo de la crisis, miremos indicadores, que aunque no perfectos, podrían dar una idea mejor de la situación. Por ejemplo: población total, consultas al psiquiatra, matriculados en las universidades, variación de la tasa de suicidios y en especial indicadores de desigualdad, empezando con el Gini.
Algunas veces la intervención del Estado debe ser para dejar quebrar a quienes están quebrados. Rescatar lo que no es rescatable garantizando el dinero del rescate con el patrimonio de todos los ciudadanos, en especial de los que menos tienen, no suena ni a economía de mercado ni a democracia. La unión monetaria nació con problemas, ahora se trata de lograr la unión bancaria y veremos cuándo se va a lograr la unión fiscal. Pero no olvidemos que se trata más que de economía, de paz y democracia, basándose en valores culturales comunes que parecen en peligro en estos días en algunos países. El FMI admite haberse equivocado en el valor del multiplicador en Grecia pero habría que mirar la “racionalidad” de quienes trasladaron sus depósitos de ese país a otros donde creen que están más seguros. Esas personas ponen en peligro todo el proyecto europeo.
Muy buen artículo Miguel. Esperamos nos mantengas informados de la evolución de la sociedad en esa entrañable parte de Europa.