Análisis de la EPA del segundo trimestre. Malos datos y peores augurios.

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Economistas Frente a la Crisis

La Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al segundo trimestre vuelve a traer malas noticias. En el que es probablemente el mejor trimestre del año para el empleo, la ocupación ha caído en 15.900 personas y el paro ha aumentado en 53.300 respecto del trimestre anterior. Hay que tener en cuenta que en los últimos 25 años el empleo sólo se había reducido en un segundo trimestre en tres ocasiones (1992, 1993 y 2009); el pasado año creció en 151.000 personas. En términos desestacionalizados, la reducción del empleo ha sido de 176.000 personas, y el aumento del paro de 214.900, lo que evidencia en mayor medida lo desfavorable de estos resultados.

El número total de personas en situación de desempleo se eleva a 5.693.100, y la tasa de paro aumenta casi dos décimas, hasta el 24,63%, lo que supone el máximo histórico en ambos casos. Es decir, que prácticamente una de cada cuatro personas que están en edad de trabajar, quieren hacerlo y buscan activamente empleo, no pueden hacerlo.

Más allá de otros indicadores macroeconómicos que ocupan las portadas de los periódicos diariamente desde hace meses, lo cierto es que este es sin duda el desequilibrio más importante de nuestra economía, un lastre para nuestra capacidad de crecimiento y un drama para cientos de miles de familias. Ya hay 1.737.600 hogares con todos sus miembros en paro, cuando al inicio de la crisis eran tan solo medio millón.

Por sectores, en este trimestre el empleo ha caído intensamente en la agricultura (-44.000 ocupados, un 5.7%) y en la industria (-21.000). Ha aumentado en la construcción (en 6.200, un dato positivo, puesto que no sucedía desde hacía dos años exactos) y, sobre todo, en los servicios (42.000). Siendo positivo todo aumento de empleo, cabe matizar que estos meses son siempre buenos para el empleo del sector terciario por motivos estacionales, y que el aumento registrado en esta ocasión ha sido decepcionante, el menor de cualquier segundo trimestre desde hace muchos años. Por ejemplo, ha sido cinco veces inferior al logrado en 2011, o la mitad del de 2010, por citar los más recientes. En el último año se han perdido medio millón de empleos en los servicios, el 56% de la pérdida total.

Porque la caída de la ocupación en el último año es ya de 886.000 personas, de las que 390.200 se han producido en el primer semestre de 2012. El dato es relevante, porque supone el peor registro para un período homogéneo de toda la serie histórica, con la excepción del primer semestre de 2009, que supuso el peor momento de la crisis actual, y en el que se destruyeron 912.000 empleos. El aumento del paro anual ha sido de 859.000 personas, 419.000 de ellas en lo que va de año.

Por tipo de contrato, en el trimestre han aumentado ligeramente los asalariados con contrato indefinido (en 4.400) y se han reducido los que tienen contrato temporal (-18.300). Hay que destacar en este sentido la evolución anual, que desmiente la idea de que la crisis está afectando casi exclusivamente a los contratados temporales, algo que sí fue así en los dos primeros años de crisis pero no desde hace más de un año. En los últimos doce meses el 45% de la pérdida total de empleo ha sido de asalariados con contrato indefinido (399.000 de 855.000 en total).

En términos relativos, se aprecia una clara tendencia negativa tanto para la ocupación como para el desempleo. La destrucción de empleo se está agudizando desde hace un año, coincidiendo prácticamente con la inflexión a la baja de la actividad, y el ritmo de caída es ya del 4,8%.

 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE)

Por su parte, el desempleo también registra ese empeoramiento desde hace un año, y ha crecido desde entonces un 17,8%. La relación entre producción y empleo es, como no puede ser de otro modo, muy estrecha. En este sentido, los datos de empleo y paro de la EPA conocidos hoy son coherentes con el empeoramiento de la actividad que estima el Banco de España para el segundo trimestre del año, y no auguran nada bueno para el resto del año.

 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE)

Con una mayor perspectiva, la evolución de empleo y paro en los últimos años refleja de forma bastante evidente tres fases. Primera, una etapa que alcanza hasta el primer trimestre de 2010 en la que se estaban mejorando los registros de forma bastante rápida; segunda, la que va del segundo trimestre de 2010 al segundo de 2011, en la que se observa una nítida pérdida de impulso de la recuperación apuntada, y que es coincidente con el cambio de las políticas económicas aplicado, en favor de un mayor ajuste de los gastos y reformas que incidieron en una pérdida de poder adquisitivo de las rentas de asalariados, pensionistas y consumidores en general; y tercera, en la que nos encontramos, en la que van de la mano una nueva oleada de recortes que han terminado por hundir la demanda, un estrangulamiento de la financiación de nuestro sistema financiero y de nuestro país y una pérdida de confianza descomunal entre los ciudadanos, y que determina un progresivo y constante empeoramiento de las condiciones de producción y consecuentemente del empleo y del paro.

En suma, los datos de la EPA del segundo trimestre confirman que seguimos en un proceso de empeoramiento progresivo de las cifras de empleo y paro de nuestro país, coincidente con el agravamiento de la recesión y la falta de expectativas en que se encuentra sumida España. En esta situación, las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno, de marcado carácter procíclico (menos gasto y más impuestos generan menos actividad), suponen una medicina equivocada. Por otro lado, como muy dañino cabe valorar el recorte de las prestaciones por desempleo llevado a cabo, en un contexto en el que crece el paro y el número de los hogares en el que todos sus miembros se encuentran en esa situación, y en consecuencia poseen escasos ingresos para llegar a fin de mes.

Si no se aborda de manera inmediata un cambio de las políticas aplicadas, tanto a nivel interno como europeo, para poner mayor énfasis en el crecimiento, y si continúan los recortes en el sistema de protección social y en las rentas de los ciudadanos, el escenario conduce a un aumento de la marginalidad social y la pérdida de expectativas de futuro, que son habitualmente el germen del conflicto social. Una situación muy preocupante.

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