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Ante el COVID-19, es necesario un impulso económico y social

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La pandemia provocada por el coronavirus marcará el siglo XXI y pondrá la salud pública como prioridad social. Sin embargo, ante las amenazas globales para la salud y la civilización, todavía no sabemos si la superación de esta crisis abrirá vías a una respuesta a la altura de la especie humana o continuaremos anclados en el marco de los estados nación, que han dado muestras palpables de la insuficiencia de sus mecanismos de coordinación y gobernanza. Nos parece que apostar por un federalismo cooperativo y por una nueva institucionalidad podría fortalecer a la humanidad ante este tipo de amenazas.

De todas maneras, como diría el actor José Sacristán, con palabras del tío Tomás de Chinchón, «lo primero es antes». Y ahora lo primero es la salud y la protección de los más vulnerables, lo que nos permitirá salir juntos de esta amenaza que ya ha costado muchas vidas humanas y ha llevado la tristeza a muchas familias. Hay que estar juntos para hacer lo que corresponde: curar y proteger. Hemos de evitar el colapso del sistema sanitario, que nos cura, y proteger económicamente a las personas y a las empresas para que puedan vivir o, como mínimo, sobrevivir, en este estado de hibernación generalizada de la economía.

El golpetazo dado al sistema sanitario por los recortes del gasto social, aplicado por el neoliberalismo económico en la última crisis económica, ha hecho emerger las debilidades de la sanidad y del sistema de protección de nuestros mayores. Debilidades que están siendo superadas por el esfuerzo y la abnegación de los profesionales de la salud.

Hoy nos corresponde, como sociedad, responder a una crisis de salud pública global. Sobran los reproches, porque hay que salir juntos de esta situación. Llegará el momento de analizar la gestión de la crisis y las razones que nos han traído hasta aquí, pero hoy, ante la situación inédita que vive cada país y el conjunto de los países del mundo, hay que poner todas las energías en la lucha contra la pandemia.

La salida de la crisis, que esperemos llegue más pronto que tarde, nos permitirá recuperar la normalidad económica y social pérdida, siendo conscientes de que a los cambios de paradigma que ya suponían la globalización, la transformación digital y la gestión medioambiental, hay que añadir un nuevo reto: la preservación de la salud global. Nada será como antes en un entorno disruptivo como éste y recuperar la actividad humana plena requerirá un nuevo consenso social, económico y político, que garantice a todos, desde la igualdad de oportunidades, su inclusión social y ciudadana. Las desigualdades extremas nos debilitan a todos.

En el terreno estricto del empleo y de las políticas, en el escenario descrito más arriba, nos preocupan ciertas actitudes reduccionistas que no abordan el problema desde una visión completa y una perspectiva amplia, a causa quizás de particularismos políticos o corporativismos sociales, lo cual dificulta afrontar los retos que tenemos enfrente.

Quienes trabajamos en políticas de empleo asumimos que la política de empleo, tal y como la define el convenio correspondiente de la OIT, se basa en la provisión de herramientas a las personas y las empresas para conseguir tránsitos laborales rápidos entre el desempleo y el nuevo trabajo. El objetivo es dar una solución rápida al paro, para que las personas no caigan en ciclos largos de desempleo y se convierta en paro de larga duración, con el riesgo de padecer exclusión social.

En materia de empleo, por tanto, también se aplica aquello de que «lo primero es antes» y tal como decía Lluis Fina, que fue director del Fondo Social Europeo y un gran experto en economía del trabajo: “… en tiempos de grandes caídas del empleo la búsqueda de trabajo deviene un reto difícil de conseguir para la inmensa mayoría, por lo cual hay que priorizar la protección y en tiempos de recuperación del empleo hay que dar prioridad a la activación, dado que las oportunidades de trabajo son accesibles y para que las prestaciones no tengan un efecto de adormidera.”

En Cataluña, la gestión de la política de empleo está compartida entre la Administración del Estado y la Generalitat; la primera se encarga de regular el sistema y de gestionar la protección, en tanto que la segunda gestiona la activación. La legislación obliga en todos sus ámbitos – internacional, europeo y español – a la vinculación entre la protección y la activación. No caben pues confrontaciones estériles por la discusión de partidas presupuestarias, por contra, hay que defender una política integral eficaz y eficiente, con un tiempo para cada contingencia, con prioridad para la protección cuando el desempleo sea masivo y otra cuando estemos en la fase de recuperación económica que procure oportunidades en igualdad para todos.

En este momento de crisis, con una desocupación generalizada, está claro que es necesario proteger y no tienen ningún sentido las batalles competenciales. No obstante, hay que analizar el impacto en el empleo de esta crisis de salud y ver los posibles escenarios de la recuperación en el tiempo y en las diferentes actividades y profesiones, en el marco de los necesarios consensos con los actores sociales y políticos, a fin de construir estrategias y programas para una salida inclusiva y solidaria, que retorne la competencia y la productividad del sistema económico y laboral.

En este momento, la prioridad del Gobierno del Estado es la protección. Después corresponderá activar la fase de recuperación. Para ello el Gobirno cuenta con un presupuesto prorrogado del que ha de sacar el máximo rendimiento para disponer de los recursos para la protección, que es su responsabilidad competencial. Para la Generalitat, la administración local y los actores sociales el reto es procurar nuevos programas y modelos de gestión eficiente para el momento de la recuperación. No caben viejas disputas. Es necesario construir proyectos consensuados que busquen una alianza fuerte para la recuperación, al tiempo que ganamos la batalla al COVID-19, hasta conseguir la inmunización social completa y acelerarla con una nueva vacuna.

La no asignación temporal de la formación es un árbol en la selva de la pandemia. Lo importante es desbloquear la activación cuando llegue el momento de la recuperación. Hay que mirar el bosque del empleo: equilibrar, proteger y activar en cada momento concreto.

About Francesc Castellana

Presidente de la Fundació Utopia (Baix Llobregat) Membre d’Economistes Davant la Crisi (EFC Cataluña)

1 Comment

  1. José Candela Ochotorena el abril 13, 2020 a las 11:10 am

    Bueno, la especie humana es grupal, como mucho tribal. A partir de ahí se comporta de acuerdo con valores y pautas de una determinada civilización. Empezando porque
    No podemos defender una gestión medioambiental sobre la cual los ciudadanos aún no se les ha dado oportunidad de pronunciarse. Mucho menos una salud global que sólo tiene en cuenta a menos de una cuarta parte de la humanidad, ahora que China con sus problemas de respeto a los derechos individuales se ha incorporado a lo que los europeos llaman humanidad. Cómo considerar bien público la salud global, cuando los que tienen la llave de los medios para conseguirla se cierran en su casa con la caja de las monedas? Si esa es la idea de lo común para los vecinos del inmueble europeo, que no van a despreciar cuando se trate de Bangladés o de la franja de Gaza?

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