Julio Rodríguez López (@JulioRL43) es miembro de Economistas Frente a la Crisis
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó a fines de marzo los resultados de la Contabilidad Regional de España (CNR) de 2013. Las magnitudes económicas territorializadas tienen un interés adicional en la coyuntura política actual de España, bastante afectada por los deseos soberanistas de algunas autonomías y por identitarismos en plena expansión. Los resultados de 2013 ponen de manifiesto que las disparidades territoriales en nivel de desarrollo apenas se han corregido después de treinta años de funcionamiento de las comunidades autónomas.
A fines de los años cincuenta del pasado siglo el entonces Banco de Bilbao publicó las primeras estimaciones de la renta nacional por provincias. En dichas estimaciones aparecían en cabeza las provincias vascas, mientras que al final de la clasificación destacaban algunas provincias andaluzas y extremeñas. Dicha situación relativa se ha mantenido tras casi sesenta años después.
Los resultados de la Contabilidad Regional del INE muestran que persisten las diferencias de nivel de desarrollo entre las Comunidades autónomas
En cuanto a los resultados de 2013, destaca en primer lugar que el Producto Interior Bruto (PIB) de España ascendió en 2013 a unos 1.023 miles de millones de euros. La cuota mayor de dicho total, el 18,8%, correspondió a Cataluña, que ganó tres décimas de participación en el PIB desde 2008, primer año de la crisis. La segunda mayor cuota fue la de la Comunidad de Madrid, el 17,9%, lo que ha supuesto asimismo una décima porcentual más que en 2008. Detrás vienen, a distancia, Andalucía (13,7%) y la Comunidad Valenciana (9,5%), que han perdido peso en la economía española desde dicho año, sobre todo en el caso de la última autonomía citada.
En cuanto al PIB por habitante, que es la magnitud que viene a medir el nivel de desarrollo, dicha magnitud ascendió a 22.279 euros en España en 2013, un 6,6% por debajo del nivel de 2008. La primera autonomía según el nivel alcanzado en 2013 por la magnitud en cuestión, fue el País Vasco, con 29.959 euros por habitante, un 34,5% sobre la media nacional. La segunda posición correspondió a Madrid (29,8% sobre la media), seguida por Navarra (27,3%) y Cataluña (19,7%). Las últimas posiciones entre las 17 autonomías correspondieron a Andalucía, con 16.666 euros por habitante, y a Extremadura, un 25,2% y un 32,6% por debajo de la media de España, respectivamente.
Además del PIB, la CNR estima también la renta bruta disponible de los hogares por habitante. Esta magnitud se obtiene, en términos aproximados, detrayendo del PIB la fiscalidad directa y añadiéndole las prestaciones sociales netas (educación, sanidad y pensiones, sobre todo). El último dato disponible sobre dicha magnitud es el de 2011. En el correspondiente “ranking” de tal magnitud en términos “per cápita”, Navarra adelanta a Madrid y aparece así como la segunda autonomía, tras el País Vasco. El papel de la fiscalidad estatal directa y de las prestaciones sociales beneficia sobre todo a Asturias, Extremadura y Andalucía, pero desempeña un papel negativo en cinco autonomías, destacando la fuerte corrección a la baja que realiza en los casos de Baleares y de Madrid (Ver gráfico 1).
Según la CNR, entre 2008 y 2013 el PIB real de la economía española descendió a un ritmo medio anual del 1,38%, retrocediendo en todas las autonomías. La crisis no dejo de sentirse, pues, en toda España. Las autonomías mejor paradas en dicha evolución fueron Navarra (-0,84%), Madrid (-1%) y Galicia (-1,08%). Las que sufrieron con mayor intensidad la recesión fueron Castilla-La Mancha (-1,81%), Murcia (-1,95%) y Valencia (-2,08%).
El fuerte retroceso de la actividad productiva en las autonomías murciana y valenciana, situadas en el denominado “arco mediterráneo”, con las mayores concentraciones de viviendas de nueva construcción no vendidas, refleja el impacto negativo que en las mismas ha tenido el “pinchazo” de la burbuja inmobiliaria. La región valenciana, que estuvo a la cabeza del desarrollo en España en el pasado, está ahora situada un 12,5% por debajo de la media nacional en cuanto a PIB por habitante. En dicha evolución han influido las políticas territoriales expulsoras de actividades productivas sostenibles que acompañaron al ladrillo, que ha arrasado no solo a la agricultura, sino también ha impulsado el descenso de presencia de la industria.
La composición de la oferta productiva es relevante a la hora de explicar la posición de las autonomías en cuanto a nivel de desarrollo económico. Los “servicios de no mercado” (administraciones públicas y defensa, seguridad social obligatoria, educación y sanidad) pesan más que la media (16,6% del PIB) en las autonomías con menor nivel de desarrollo, caso de Extremadura (26,6%). La industria (15,7% del PIB en España), autentico motor del desarrollo y principal generadora de valor añadido, tiene más presencia en el norte de España, en especial en Navarra (28,3%), Rioja y País Vasco, mientras que su participación resulta reducida en Madrid (10%), Baleares (7,9%) y Canarias (7,8%) (Ver Gráfico 2). La expansión urbana madrileña, fomentada desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, está acabando con los polígonos industriales del pasado, recalificados a suelo residencial sin demasiados escrúpulos por algunos ayuntamientos que ven en el ladrillo la salvación de sus estrecheces de financiación.
Sobre el turismo, actividad referida a diario en los medios de comunicación como la “madre” de la recuperación, las cuentas regionales del INE indican que la cuota de la hostelería en el PIB, fue del 6,8% en España en 2013. Los niveles mayores alcanzados por dicha rama de actividad en 2013 fueron los son los de Baleares (18,2%), Canarias (14,9%) y Andalucía (7,1%). Las estimaciones del INE, realizadas mediante “cuentas satélites”, sitúan la presencia total del turismo en la economía española por debajo del 12%. La citada publicidad sobre la trascendencia de los turistas entrados en la evolución económica llevaría a pensar que en España no existe más actividad productiva que la turística, en especial en los días de la semana santa. El mismo respeto que tiene el turismo como actividad productiva en los medios de comunicación merece el 88% restante de PIB que no es turismo.